JUAN GOYTISOLO: LA NOVELA COMO CONCEPTO DE PROTESTA








 Aquel verano sobre la hierba fresca, junto a la orilla del río reposaba un ejemplar de Señas De Identidad, de Goytisolo, Juan, para ser exactos, pues 3 hermanos se dedican con más o menos fortuna a esto de la letras, literatura, prosa, poesía.
 Por la curiosidad de gato que atesoras en tu ser, entonces adolescente con algún espolón, apenas 18/19 años, sostuviste el ejemplar en tus manos, como pesándolo, hasta que el dueño, uno de la pandilla que con los bajabais a retozar un rato a la orilla del río y a refugiaros del duro estío mesetario, comentó que no le gustaba la novela. Eso te dio pie para armonizar en tu cerebro que sería un libro que leerías en cuanto pudieras comprar un ejemplar. Texto que no apareció como de lectura obligatoria en tú último curso de bachillerato, como si fue con Tiempo De Silencio de Luis Martín Santos.
 Y así, algún año después fuiste conociendo y leyendo, claro, la obra de Goytisolo, una disección, en ocasiones atroz, de la mitad del siglo XX en España.Tuviste suerte, el ejemplar en cuestión tiene párrafos en francés, traducidos a lápiz por una novia que tuviste en aquella época, olvidado tu escaso francés de bachiller, ahora torpedeado por el inglés. Y ayuda, aunque no incomoda no leer esas partes en el idioma galo.
 Antes Juan Goytisolo había publicado varias novelas, inéditas en España por su disección de la realidad, apañada como se podía por el resurgir del turismo, las ventas de coches, una cierta alimentación correcta...Y desde Juegos De Manos - 1954, Duelo En El Paraíso - 1955, Fiestas - 1957... Goytisolo asume las funciones informativas y también críticas que la institución estatal a través de sus medios prohibía, así pues, su literatura, su obra, se ve menguada en cuanto a lectores, si acaso a curiosos, y casi todos fuera de la España contemporánea. Esa urgente labor de edificación que otros compañeros intentaban, con escaso éxito, sea Luis Martín Santos.,García Hortelano, Ana María Matute...al menos servía para dejar constancia, o al menos, otra perspectiva distinta a la que el "Régimen" deseaba encañonar ese realismo objetivo, se iba por la prosa de mostrar testimonio.



Me importa tener un cerebro poderoso en amplitudes de visión y en potencia perforante.



 Abierta la puerta de la libertad a esa lucha constante que es ser libre o parecerlo, la muerte de Franco insta a que las editoriales lancen, publiquen libros extraviados durante 35 años, y entre ellos aparecerá Señas De Identidad , publicada en su momento en Méjico. Buen momento para aquellas mentes que a comienzos de la década de los 80, nos metíamos ideas, y machacados Cela, Delibes, Ferlosio, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite... nos aferrábamos a lo nuevo y prohibido. Todavía tocado por Tiempo De Silencio, el enlace con Goytisolo, no se hizo esperar.




 Qué triste el retorno al colegio - a las aulas austeras y cloroformizados pasillos; qué frío, qué estéril su universo de arrepentimiento y pecado, plegaria y pupitre, estudio y oraciones: estaciones borrosas, siempre iguales - el rencor se acumulkaba gota a gota en tu pecho - hasta el ingreso emancipador en la universidad.



SEÑAS DE IDENTIDAD .- 1966.- 

 Habías vuelto a España después de 10 años de espera consumidos en planes, proyectos, ensueños, especulaciones, utopías, y Diablo Cojuelo desde el descubridero de los miradores, atalayabas tu ciudad natal, cansado, enfermo, sin fuerzas... El deceso de un antiguo profesor, Ayuso, hace que Älvaro regrese de París, ciudad en la que se encuentra cómodamente instalado, con más años de permanencia en Francia que en España y con más costumbres francesas que españolas, y además amancebado con una hija de una notaria personalidad exiliada.
 Señas De Identidad ya no trata de un hombre o grupo de ellos, sino de toda una sociedad y una época, marcada a fuego, pero que conmemora los 25 años de paz y prosperidad, aquellos yugos y flechas que todos vimos de pequeños en las entradas de los pueblos, y de esa España contemporánea con sus opresiones y miserias, sus dramáticos conflictos y contradicciones, esperanzas, frustraciones... pero está el sol, la energía vítamínica del personal, el turismo, las playas, el flamenco. Y Goytisolo se halla en la dicotomía de reconocer los avances a través de los ojos de Älvaro,  Dolores, Antonio... la sonrisa eterna de los pescadores del sur con sus rostros endurecidos por la brega y del astro luz.



Otras violencias, otras muertes habían desaparecido sin dejar rastro, y la vida somnolienta y perezosa de la tribu proseguía, insaciable, su curso.


 La calidad literaria está fuera de toda duda, la crítica es dura y muy por encima de la media, no es extraño que la novela no se publique en España hasta el final de la década de los 70. Goytisolo no se arredra, manda casi todo al carajo, empezando por él mismo, se da cuenta de que se encuentra con sus paisanos en un reino de Taifas, petrificada e inmóvil en el moroso transcurrir de los siglos, el turismo masivo estaba a punto de llegar con lo que la economía nacional y el ventanal al exterior suponía, mientras se desarrollaban Planes de Desarrollo por tecnócratas curtidos en zonas poco agraciadas. Señas De Identidad constata que también necesitamos hombres de raza y de empresa, emprendedores y capacitados que hagan brotar el dinero, se maneje bien y fructifique, a lo mejor no importa si se es comunista o anarquista o lo que se le antoje, quizás eso de igual en el fondo, lo importante es que no pierda.
 Eso sí, en la España de mediados de los 60 no cabía  ninguna duda es que la policía funcionaba perfectamente. Cinco siglos de vigilancia, inquisición y censura habían configurado la estructura moral de este organismo único, considerado incluso por enemigos y detractores, como faro y modelo de múltiples instituciones.
 Diseccionado el país a ojos de un extraño, parte y juez, caprichoso, sutil en ocasiones y cerril en otras, tal vez lo mejor sea proseguir en un decrépito barrio burgués silencioso y sombrío. Un inmueble gris de una calle gris obra de un arquitecto gris, de inspiración fúnebre. Una escalera venida a menos con viejos candelabros de cristal, una alfombra raída, vidrieras de colores, canapés de peluche. Una puerta maciza con una placa ilegible, una ciudad: París, una año: 1954; tu primer encuentro con Dolores. Seguir allí, observar a España de lejos mientras todavía hacemos planes, planes, planes....



Estólido y tenaz preparaba usted un documental...



Buscando respuestas, quizás no hay.-  La prosa de Goytisolo seguirá en la senda iniciada en Señas De Identidad, de hecho acabará formando una trilogía en los años posteriores con Reivindicación Del Conde Don Julián y Juan Sin Tierra. Una prosa combativa, en cierto modo estéril, poco entendida en el interior de España, más bien para eruditos, o simplemente mentes pensantes más allá de lo obvio.

 No es fácil ni digerible, al lector le cuesta un esfuerzo su estructura, su realismo mezcla de cinismo y humor soterrado, opiniones pesimistas que le llevan a que su obra esté sin publicar en España hasta la muerte de Franco, así de simple. Pero una vez colocado en el listón de salida, las muchas preguntas y dudas que asaltan a sus novelas acaban por convertir al lector en alguien más despierto, con dudas sobre la realidad tangible que ve, observa, padece y degluta a diario.
 Su enfoque sobre el país postguerra civil lo avanza hasta mediados del siglo XX, cuando el Régimen ya lleva 25 años y ahí, indudablemente signos de bienestar. También Goytisolo optó de manera personal por el autoexilio, donde vive en París donde pasó gran parte de las décadas de los 50/60; pero su prisma se ve ampliado por las estancias en Estados Unidos, donde desde 1969 - 1973 ejerce de profesor de literatura en diversas universidades, mientras, como siempre, atalaya desde su perspectiva eficaz, la vida de España y quien en ella habita, en ocasiones sumergiéndose entre la gente local, aunque lo que escriba, por ahora, no verá la luz en su país.





 Solitario otra vez, a menos de embosques por uno de los sombríos corredores y abrirte paso por entre la cortesana milagrera multitud.




REIVINDICACIÓN DEL CONDE DON JULIÁN.- 1970.- 

 Don Julián como centro del rechazo liberador de esos mitos tan obsesivos que hemos ido produciendo a lo largo de varias centurias sobre Iberia.
 Espíritu patriótico inalterable, devoción por cualquier filosofo de barra de bar, aunque sea en el espléndido Chicote en la cosmopolita Gran Vía madrileña de finales de los 60, donde Séneca diserta de fútbol, toros, El Cid Campeador, Manolete... todos descendemos de la Meseta más agría y áspera, todos somos pata negra, revelación de la espontaneidad hispana como de la brava sencillez de sus protagonistas.
 No importa como nos vaya por el fúnebre y estólido páramo, Don Julián, como sus secuaces galoparán, cauteloso, sagaz, pero galopa coreado por las voces de la multitud agarbanzada, ¿qué importa la inteligencia?  Que inventen ellos, quienes quieran que sean, alejemonos de la peligrosa novedad mientras la sierpe hambrienta se prepare para el ataque.
 Goytisolo saca de esa línea guadianesca todo un tratado de historia contemporánea de España, ciñe como enganche al Cid, Séneca, Platero, Manolete... elevados al pedestal cubierto de las togas, los convierte en museo viviente y andante de las gentes, coronados por esbeltos laureles y los deja en el subconsciente colectivo del españolismo, y de esa línea guadianesca que nos envuelve a todos desde la soterrada lucha de Numancia y Sagunto, nos traslada a la epopeya del Alcázar de Toledo para restaurar la continuidad celtibérica, visigótica y várdulo,
 No hace falta recordar que podemos ser lo que fuimos, si es no lo somos. Tenemos 100 lanzas combatiendo en Flandes, 1000 siervos en las faldas de Los Andes, somos capaces de pasar a horca o cuchillo, calderas o pendón con tal de poner orden y jerarquía..




Todos los críticos sinceros lo dicen: tu universo actual es monótono: los personajes son excéntricos, escasamente representativos: las situaciones que describes, inverosímiles y desorbitadas: créeme majo, tienes que cambiar.



Cerrando una trilogía.- Quizás no estaba en la mente de Juan Goytisolo realizar un tríptico prosístico cuando publicó en Méjico Señas De Identidad, pero pese a que sus textos estaban prohibidos en España, no desistió en el empeño, aunque con matices.
 Las variantes pueden achacarse a un cierto desaliento en la carpetovetónica España profunda, y aunque ahora aleja el prisma de su país natal, y antes lo cerciora con dosis amplias de rechazos liberadores de esos mitos que tan obsesionados nos han tenido en el entorno ibérico, será con Juan Sin Tierra  una búsqueda de cierta liberación, aunque para ello tenga que alejarse hasta los confines familiares de una burguesía amaestradora, dueños de latifundios de caña de azúcar en la brillante y sensual Cuba, una utopía liberadora sin duda, llena de sarcasmo.
  A estas alturas de la obra de Goytisolo no cabía ninguna duda sobre su amplitud imaginativa y su intensiva estilística, y más cuando se le puede comparar con sus coetáneos, pero su divulgación es escasa y más con el atenuante de su exilio forzado por decisión propia. Con convicciones políticas claras, pero nunca militante de nada salvo de sí mismo, su amor por las letras hispánicas le mantiene siempre alerta y con cierta devoción, como preguntándose de dónde podría salir tanto genio de tan estéril paisaje.
 Puede que la misma saliese de esos viajes que hizo entre los años 50/60 por los paisajes almerienses, algunos cámara de fotos en mano y filmando entornos con su amigo, el director cinematográfico  Vicente Aranda. Ello le cambió la piel literaria, pero también era un viaje interior a su sexualidad y a adquirir conciencia social y política. Aquellos campos de Níjar con el viento marinero soplando sobre los caseríos encalados y blancos, la arena fronteriza sobrevolando el paisaje lleno del polvo de la tierra, mudaron la piel del escritor y le abrieron el camino hacia Marruecos, la semilla ya estaba echada, era cuestión de esperar a que madurase.



 Míralos bien: sus rostros te resultarán conocidos: el mayoral los ha congregado frente a la morada del amo y el repique de la campana convoca a lo míseros rezagados del cañaveral a un visión privilegiada,...


JUAN SIN TIERRA.- 1975.-
 Ya no existe patria ni pasado personal, como si se quisiese borrar todo, eliminar en términos informáticos, una carpeta que ya no se usa, no se reconoce en ella todo el contenido que un día habitó, dio fe de nuestra exigua existencia.
 Una trilogía cerrada con Juan Sin Tierra, posiblemente la más barroca de las 3, la más complicada de seguir, aunque tenga un inicio, por decir algo de las andanzas del burgués bisabuelo Agustín en su hacienda palaciega en la isla de Cuba, parte del patrimonio arranca de ahí, el los Goytisolo.
 Purga personal, patrimonial, patriótica, si se me permite éste último término. Un tipo que deambula por el mundo, sin especificar a qué se dedica, un alter ego del propio autor que a veces es un árabe, ahora con ínfulas de descubrir lo que el Magreb tiene de pasado inmediato en nuestra historia, así, a lo largo de varios siglos.

 Lentamente te has despojado de los hábitos y principios que en tu niñez te enseñaron: no cabías en ellos...




 Y así, caminas de un extremo al otro el ámbito del Islam, desde Estambul a Fez, del país nubio al Sahara, mudando camaleonicamente de piel gracias al oficioso, contemplativo llavín de unos pronombres personales, intentando dejar atrás que eres heredero de unos explotadores de esclavos africanos llevados a Cuba; sin encontrar un rumbo propio en esta España caótica, carpetovetónica y cerrada. Búsqueda inalterable por fronteras, vagar errante por el mundo árabe donde tampoco la política es un crisol de libertad.
 Dar de bruces con los corsés atávicos de mitos, leyendas, convertidos en religiones tan austeras como el régimen político que las sostiene, apenas echamos un vistazo a esa España  que no se nos va de la cabeza como una mosca traidora veraniega, nos extendemos desde la Edad Media y podemos llegar hasta donde la novela abarca, 1973; humillaciones, vidas tetricas sostenidas por un dios único y puro, decrepito, que nos arruina el día a día manifestándose cruel, arbitrario, y sin embargo Goytisolo traza desde unas realidades poliédricas España, ya desde todos los ángulos a los que le son propios abarcar con tal de caer en el desencanto más absoluto, absurdo.



 La lucidez es la herida más cercana al sol (René Char) (Coto Vedado)



La apertura.- El deceso de Franco permite, entre otras muchas cosas, el inicio de publicación de textos literarios de varios autores que por diversas razones, algunas muy obvias, no podían acaecer en tierras ibéricas. Juan Goytisolo que hasta entonces tenía los más granado de su literatura publicado en Méjico, ve como aflora en este instante denominado, de la transición política española, a mediados de la década de los 70, su obra expuesta al dominio público.
 Con más tranquilidad y cierta curiosidad, se pueden defender textos difíciles, que no muy asequibles, como el comienzo de su obra, sean Campos De Níjar - 1959 o La Chanca - 1962. La obra de Goytisolo nunca ha sido muy bien comprendida, quizás, porque el autor, ya de carácter reservado, adusto, introvertido, viajero impenitente, nunca a acabado de ser de ningún rincón ni mundano ni literario, ni frecuentador de cafés, tertulias ni géneros parecidos, a fin de cuantas su vida es trasladada a sus obras tal y como él concibe su existencia errante; un castellano en Cataluña, afrancesado en España, español en tierras galas, nesrani en Marruecos... jamás reivindicado por nadie de ninguna categoría, género, agrupación, etc. 
 Tampoco parece importarle mucho, y desde luego este periodo aperturista en la tierra que le vio nacer, carece de estímulos e importancia creativa e intelectual para Goytisolo. Sus siguientes obras, Makbara - 1980, construida sobre 2 discursos paralelos de 2 personajes, salvado el protocolo de que sigue escribiendo en castellano y no en árabe, como afirmó en en final de Juan Sin Tierra.. Insiste persistente con el grito de un disidente, lo que siempre ha sido, con su obra fronteriza del que siempre tiene la capacidad de voyeur intacta y huye de su grey
 Es importante entender bien esto en la obra de Goytisolo, se puede disfrutar de lo ambiguo y transversal por dificultoso que sea, sin necesidad de estar con unos o con otros.



Los caminos que llevan a lo que somos son guadaniescos e imprevisibles



COTO VEDADO.-1985.- 
 Si Goytisolo había realizado una introspección aguda sobre la historia cercana y lejana de España, en Coto Vedado limpia la conciencia y da esplendor con una mirada crítica hacia el país que le vió nacer y, sobre todo, hacía sí mismo, cosa inusual a todas luces en nuestra literatura, ese paisaje interior desnudo, cruel, sarcástico, en ocasiones benevolente con las circunstancias, en otras no, siempre siendo o intentándolo transversal.
 No escatima la cáscara amarga, ya desde los comienzos con su linaje, ese mito familiar escrupulosamente tallado por su padre, pero esfumado de su memoria, la de Juan, cuando la cruda realidad de pillaje y desmán revestidos de esa piedad tan católica e hipócrita se llevaba a cabo con total de calmar conciencias propias y ajenas. Una culpa de la que el propio Goytisolo hace gala, incluso a lo largo de los años venideros con esa conciencia judeo cristiana que a todos nos inculcaron desde el patio del colegio y que no deja de perseguirte aún que pasen varios lustros sobre tu piel.


La literatura como una defensa contra las ofensas de la vida.



 Colegio, universidad, tonos grises de una Barcelona oscura, como todo el país. La búsqueda incesante de la libertad individual y el aislamiento serán la recompensa del creador inmerso en una cultura múltiple. La escritura como escape, con la losa cruel de aceptar desde colegiales la versión oficial de todo lo acontecido en España, incluso el deceso de la progenitora en un bombardeo en Barcelona; las nuevas amistades, la ambigüedad sexual, el trastorno emocional de encontrarse en Madrid lejos de ojos inquisidores familiares, adquiriendo los poderes de un taumaturgo, a la sombra de unas creencias en el sotadasmo embadurnadas de noches de alcohol y sexo con amigos de vivencias semejantes, una vez descubierto que la religión cumplía una función úitil y moderadora, la de mantener a las clases bajas en su lugar con la promesa mirífica de una recompensa futura.
 Coto Vedado intenta una reconciliación con todo, lo más difícil, consigo mismo, aún con la dificultad del continúo afán de representar, robar la luz, jugar al personaje importante de la que hace gala la tribu literaria española, salvo excepciones muy atípicas, sea Rafael Sánchez Ferlosio, por ejemplo,; siempre custodiada por la farándula de collares, empuñaduras, bastones, barbar de viejos lobos de mar, gorras capitanas...

Nada aglutina mejor a las agrupaciones humanas que su oposición a los demás.



 Coto Vedado recoge los momentos de introspección personal de un país anestesiado, de una burguesía catalana subordinada al Régimen; unos muchachos entre los que se encuentra Goytisolo que se siente apátrida  moral y espacial en esa sociedad de la década de los 50, y los muchos inconvenientes para publicar Duelo En El Paraíso o Fin De Fiesta.
 Un primer viaje a París parece abrir las puertas a la esperanza. Un encuentro con la editorial Gallimard donde conoce a Monique Lange, escritora y en aquel entonces secretaria del catálogo francés. Un segundo viaje que enlaza con Jean Genet y otros personajes de la literatura francesa como Marguerite Duras. Pero Goytisolo traza también el inconveniente de tener que realizar un periodo militar entre 1955/56 como último obstáculo para sentirse todo lo libre que pueda ser y emigrar, ya de manera efectiva, a París.



Como advertí después de uno de mis primeros ejercicios de lucidez, los intelectuales que no estamos formados de una pieza sino de rasgos y pulsiones diversas, combatimos por un mundo que tal vez será inhabitable para nosotros-


Inquieto.-  A medida que su obra avanza, o se publica, su narrativa cosmopolita se desenvuelve en diversos frentes y campos. Ya no sólo ocupa en la década de los 60 su mente España, de la que pese a todo, tiene una visión rica y extensa, bastante más amplia que la anestesiada por el régimen franquista durante 35 años y sus posteriores tentáculos.
 Se adentra aún más en el sur, en esas raíces árabes y judías que van penetrando en su narrativa, cuentos, ensayos.
 Cuba ocupará otro largo rato de su tiempo físico, pero desde la atalaya que le brinda su asesoramiento literario en la editorial gala de Gallimard. Sus ojos y su pluma se extiende universal al dar clases en Estados Unidos, penetrar en la complejidad de calles sinuosas y laberintos políticos del Magreb, la independencia de Argelia, las diversas revistas literarias que intenta poner en marcha con la marca de escritores hispanoamericanos, a veces tareas baladíes que le restan facultades y energías para su propia creación, pero que curiosamente, le sirven de acicate todas esas experiencias para futuras obras o ensayos.
 ¡ Vaya una cosa por la otra!
 También. ya entrada la década de los 70, un cierto desengaño de lo que ve a su alrededor, incluso vive el Mayo del 68, la desafectación de una revolución que se queda en miras estrechas: la cubana; las cortapisas del socialismo en los païses en la órbita de la URSS.
 Su vara de medir es estricta para consigo mismo y sus coetáneos, alejado de la parafernalia literaria, no sólo española a la que nunca se sintió ligado por ningún extremo, ni a la francesa, pese a codearse con las lumbreras del momento; su obra es ácida y dura, ensimismado en grandes silencios a lo largo de que su existencia se hacía longeva, poco activismo, quizás harto y cansado de no llegar a nada después de décadas de lucha, con las letras, con el lenguaje, el único país que Goytisolo sí reconoce como propio.
 Todavía en París cuando publica su siguiente novela, poco a poco sus pasos y no sólo físicos, sino mentales se irían acercando hacia Marruecos, Marrakech será destino final de fonda y mente. 



Pero es difícil vivir y conservar siempre la calma


EN LOS REINOS DE TAIFA.- 1986.- 
 No es la continuación de Coto Vedado, pero casi.
Goytisolo hará tabla rasa sobre lo que ha sido su vida hasta ahora, mental, familiar, física, literaria, combatiente en la izquierda... las muchas dudas que le asaltan a cada instante, sobre todo los acontecimientos que se suceden en Europa, en esa metamorfosis continua que es la década de los 60; las variantes sociales, esa España siempre mirada en la distancia y de reojo con sus cambios instrumentales.
 Puede que desde una atalaya privilegiada, todavía instalado en París, pero moviéndose mucho como corresponsal, simple ciudadano, esa lucidez que le permite advertir que los intelectuales, como el resto de ,los mortales, no son sólo una pieza, sino varias, esos rasgos y pulsiones diversas que le lleven a cambiar un mundo en el, paradojas, tampoco serían habitables para seres como él.
 En Los Reinos De Taifa, Goytisolo divide el texto en 7 capítulos, y allí con el inicio del que abre el libro: El Ladrón De Energías, descubre que la lucha de ideas se transforma en un proceso de intenciones mezquino cuyo objetivo se cifraba en la destrucción o satanización del adversario. Como viendo claramente que a partir de cierta edad, el individuo aprende a despojarse de lo que es secundario o accidental, para circunscribirse a aquellas zonas de experiencias que le proporcionan mayor placer y emoción.
 Las Chinelas De Empédocles no los muestran al escritor en París, como ojeador de nuevos talentos y libros de la editorial Gallimard, aunque todavía no tiene claro vivir de la pluma, es más, desea ganarse la vida por otros derroteros para así después poder desarrollar su escritura, la literatura transformada en vicio, una forma incurable de adicción.



Una cosa es lo que se piensa, otra la que se dice y otra aún lo que se escribe y es publicado.


 Capítulo al margen tiene el poeta Juan Genet con que el Goytisolo comparte alegrías, poemas y exiguas rentas de su talento, como una acotación muy especial a su relación con Cuba, desencanto progresivo de la revolución castrista a medida que ésta se llena de tabúes, donde analizar es insinuar, describir calumniar, criticar combatir y así... la negación a admitir la realidad de las nuevas persecuciones que se daban en la isla, el sufrimiento físico y moral de las víctimas, como si fueran necesarias para seguir persiguiendo el sueño de la utopía. Más agridulce se vuelve el apartado de Monique, su pareja durante décadas y un recorrido por la Rue Poissonnière donde la pareja habitó largo tiempo. Con un desnudo absoluto de sus sentimientos, sabe ahora que un hombre es capaz de llegar a los peores engaños o extremos por simple cobardía.
 La Máquina Del Tiempo nos traslada a la URSS, diversos viajes a la vasta nación bajo el yugo comunista que no le deja entusiasmo, pero vaya, tampoco horror. estancias inactivas, cordial y en ocasiones simpática. Todo para constatar de 1ª mano, los atisbos y calas en la sociedad del futuro le dejan un saludable escepticismo tocante a la programación estatal, las revoluciones son relativas y la lucha final se aleja indefinidamente conforme creemos acercarnos a ella. El socialismo  existente no acaba ni mucho menos con la explotación ni opresión, acaso la transforma y a veces la acentúa.Goytisolo nos deja una envidiable reflexión: la de preferir equivocarme por mi cuenta a tener razón por consigna.
 Tánger cierra el libro, cuando el horizonte del escritor se halla en tierras marroquíes. Vive su bisexualidad sin tapujos mientras la memoria no puede fijar el flujo del tiempo ni abarcar la infinita dimensión del espacio, poco a poco se instala el silencio, y en él mantendrá una pura y estéril ilusión de verdad.




El tiempo era un jinete ciego que nadie podía descabalgar. Arrasaba a su paso cuanto parecía duradero, transformaba el paisaje, reducía los sueños a cenizas.



 De verdad, un Juan sin tierra.-
  Esquivo y receloso, siempre puso campo y hasta mares de por medio, no se sabe si de su país de origen, España, su patria chica sea Cataluña o Barcelona, su clase social; sus andares cortos y precisos, su mirada torva, el querer estar sin que se le pudiese ver, llegando a la conclusión de que un jinete ciego arrasaría todo:historia, pasado, presente y aniquilaría cualquier atisbo de futuro.
 Ya lo explicó en sus muchos libros, ensayos, era un exiliado de sí mismo, incluso cuando decidió emigrar al sur y en Marrakech instalarse, aunque desde allí viajó incansablemente a esa parte de Europa que se rompía a pedazos cuando la antigua Yugoslavia se lió a tortas, todavía fue capaz de vivir la atrocidad del nacionalismo mezclado con la pólvora que supone la religión, divisiones absurdas que se siguen llevando vidas sin haberlas exprimido en su totalidad. ¿Y total para qué?
 Susan Sontag fue su compañera de viaje en Sarajevo a alumbrar bibliotecas quemadas. Pero se encontraba mejor en la Plaza de Marrakech tomando café y observando a los demás con sus pipas de narguile, sus tazas de té, el vuelo de las palomas, huyendo de sí mismo mientras masticaba, rumiaba, intelectualizaba una nueva obra, si aún tenía sentido semejante desaguisado, entre desarrapados con camisas por fuera de los pantalones, piernas arqueadas, silencios profundos, o conversaciones triples; hasta que un día aceptó un premio, el más importante de su carrera literaria, esa España a la que dejó atrás pero siempre conservaba en su mente, le conceden el Cervantes 2014.
Y se lo pensaría el recoger semejante galardón, pero su situación "familiar", con algunos muchachos a su cargo, en forma de tutor en la casa en la que vivía, para su futuro de formación, le hizo creer, a estas alturas de su vida, de que la decisión mejor sería aceptar dicho galardón, y seguiría en la plaza de la ciudad marroquí, dónde tomaría el café en silencio con sus contertulios: silenciosos unos, parlanchines los otros, no sabiendo todavía que al margen del galardón español tan importante en lo académico como en lo económico, le salvaría los últimos restos de su exiliada vida,
 No llegó a ver que en Madrid, junto al Reina Sofía, se le puso una plaza con su nombre en 2018.
  

TELÓN DE BOCA.- 2003.-
Es su última gran obra, y persistente en el personaje que él mismo es dueño de su particular visión del mundo, no se encierra en pretensiones ya expresadas por su prosa, sino que arriesga hasta el final.
 Rigor y los mismos principios que le llevaron a escribir, siguen rigiendo en Telón De Boca, dividido en 5 capítulos, libres en su narrativa entre la biografía y las telas de araña que circunscriben su prosa en forma de ensueños, mezcla de realidades tangibles y verdades etéreas, Goytisolo muestra su maestría.
 Teóricamente un viudo rememora su existencia y echa de menos a su mujer, amada, compañera... una mujer ausente y un demiurgo que se desdobla en varias personalidades, todos en uno y cada cual diferente.


 No hay grandes diferencias entre tú y yo. Aunque fuiste engendrado por una gotica de esperma y a mí me fabricaron a golpe de especulación y concilio, lo 2 tenemos lo primordial en común: la inexistencia.


 Economía de medios, eficaz, en apenas 99 páginas desarrolla todo un mundo telúrico y mágico, pero en ocasiones concreto, como la aproximación al desierto de piedra ocre, a la sobrecogedora y abrupta disposición del paisaje donde se alza un sol bermejo, que realza el perfil hermoso de las montañas donde alguien a decidido acabar son su frágil existencia rodeado del polvo del que vino, solo, en silencio, rodeado de la naturaleza y con una botella de agua, ya extinguido el líquido del que era portadora.
 Solo, con lo puesto, avizoró el llano pedregoso, sin adelfas ni arbustos, el reino absoluto de lo inorgánico; soledad compartida de Goytisolo cuando llegaba al atardecer a la plaza de Marraquech, y allí sentado en una silla junto a la mesa con su café, departía, o no, con otros contertulios que contemplan el paisaje urbano y pedestre y el sol caía en el horizonte.
 Telón de Boca cierra una extraordinaria obra prosística que exige un tremendo esfuerzo al lector para saborear todo su contenido en su justa medida.



BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA





 SEÑAS DE IDENTIDAD .- 1966

REIVINDICACIÓN DEL CONDE DON
JULIÁN.- 1970

JUAN SIN TIERRA.- 1975










COTO VEDADO.- 1985                                       

REINO DE TAIFAS .- 1986                             

TELÓN DE BOCA .- 2003





Juan Goytisolo : 5 de Enero de 1931 - Barcelona (España) - 4 de Junio de 2017 - Marrakech (Marruecos)



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