HUNTER S. THOMPSON: TE HAS DE EXPLICAR A TÍ MISMO
Sin grandes manías, tú no eras problemático de pequeño, tampoco un poco después y más tarde del después seguías igual. Pero hiciste caso a algún consejo paterno, aquello de que lee, que la vida es corta y la sabiduría mucha.
Eso sí, eras raro desde joven si se entiende la rareza como aquello de no seguir las normas establecidas, redil de rebaño, ponías en duda todo y te cuestionabas la totalidad de las anormalidades que se cometían a tu alrededor a cada instante, sean colegios, institutos o universidades, cuestión que fue en aumento a medida que pasaban los años y en terrenos laborales encontró el surrealismo tan típico de España.
Como luz que te atrae a la farola, una especie de mariposa ciega, devoras libros y autores de una tacada. Si a Charles Bukowski le añadimos unas gotitas de vodka, darse unas vueltas con William Burroughs que puede que te lleva a los Fante, John padre y el incorregible del hijo Dan; estás a escasos unos metros de zambullirte por fin en el onanismo macarra, zombie y escupir al método de la locura de Hunter S. Thompson. Ahora tienes claro que el sueño americano sólo existe en algunos seres, escasos, diletantes dentro del sistema que te puede expulsar en cualquier momento.
Thompson pertenece al género único de que con él se rompió el molde.
Para entendernos, el escritor era tan interesante como su obra, más bien está por encima de ella, y eso le diferencia y adquiere una distancia de varios cuerpos del resto de sus contemporáneos.
Escribe por accidente, quizás por aquello de que tiene que sobrevivir, un tipo que sólo quiere llegar a cumplir 27 años e irse; y sólo cuando las circunstancias le sobrepasan, que sabe que supera esa barrera casi mítica en el rock, se pone a trabajar y a esperar su primer hijo. Él, que con la excusa de no laborar, ahorrar o ser famoso, no se molestó en nada más que el día a día, y a trazos, que a veces se empalma con las noches y esto se convierte en un maratón de sobrevivir. Así pues, Thompson tiene que explicarse a sí mismo, y claro, escribe.
Pero antes de que este tipo llegase a la conclusión de que la única manera de escribir honestamente de algo es formando parte de ello, tomó de su propia medicina, Hunter Stockton Thompson no dejaba de ser un golfete sureño de Louisville hijo de una agente de seguros que fallece cuando él apenas tiene 15 años, y de una madre inclinada demasiado a la bebida. Un hecho será decisivo en su devenir diario, adolescente juntado con otros individuos de su especie es acusado de robar en una gasolinera. Parte de sus compinches salen libres porque tienen " padrinos", Thompson no, y debe elegir entre una larga temporada en previsión preventiva para menores y una estancia cautelar en el ejército, todavía a una edad donde se está formando como persona y sacando conclusiones de en qué mundo le toca vivir.
Ahí está el germen de su literatura, empieza a escribir en las fuerzas armadas, una especie de periodista free-lance y cuando sale del yugo militar, no deja de ser un mozalbete buscavidas en el Greenwich Village neoyorquino huyendo del "perverso sur americano ", un artificiero que se apunta a cualquier cosa que le mete unos dólares en el bolsillo para sobrevivir.
Con Kerouac en la cabeza y artículos variados en periódicos, con los años algunos textos serán recogidos en libros, La Gran Caza Del Tiburón - 1975, se apunta a viajar por Sudámerica y a realizar fotos, todo de manera precaria, como sea, Perú, Brasil, Ecuador... el Tribune de Chicago y el National Observer posee artículos de Thompson. También conoce a Sandra Dawn, a la postre su esposa. Cuando se da cuenta está en los albores de la década de los 60. Y lo que apenas iba a ser un reportaje que aparece en el periódico The Nation, se convertirá en libro, el 1º publicado por él.
¿ Qué es preferible, vivir una vida larga y tranquila pero aburrida, o perseguir tus sueños a tumba abierta aun al posible precio de dejar la piel en el empeño?
LOS ÁNGELES DEL INFIERNO ( UNA TERRIBLE Y EXTRAÑA SAGA) 1966.-
Hacía mediados de la década de los 60 existía un grupo de periodistas, reporteros, almas en pena; etc; que se jugaban la vida y no precisamente en los campos vietnamitas. Les deba por entregarse como "cantos rodantes " a causas perdidas o no, pero lo contaban todo desde dentro. Hunter S. Thompson era uno de ellos, poseía el coraje de inmiscuirse en el fondo de sociedades cerradas y muy ajenas a quien no fuera o creyesen que era de su camada.
Lo que iba para artículo se convirtió en libro, una road movie en toda su extensión sobre el papel escrito. Su editor creía a finales de 1965 que ahí había una novela, ensayo o vete tú a saber qué realmente.
Aparecería a comienzos del año siguiente y de esa inmersión profunda nacería una nueva forma de periodismo, " gonzo " se llamó, porque el hundimiento en el sexo libre, las drogas como desayuno y una violencia como forma de existencia, así, por qué no. Y Todo surge en plena génesis psicodélica en San Francisco, muy a contracorriente de lo que se podía suponer ahondar en la corriente dominante.
Thompson se zambulle 18 meses nada menos que dentro de la banda de Los Ángeles Del Infierno, motoristas salvajes que siembran el caos en las autopistas americanas y dejan como las langostas, un erial a su paso, sean personas, cosas, conceptos. Y no es cuestión menor que un escriba joven, sea aceptado por semejante grupo y escriba sobre ello. Peleas, sí, locales que dejan maltrechos también, pero momentos gloriosos y pasarlo como si no hubiese un mañana, también.
Y todo en un país que se cree muy libre, pero que la derecha los tacha de antiamericanos y la tímida izquierda de chavales traviesos llenos de energía desbordante y mal encauzada con los valores tradicionales americanos.
Poco a poco Thompson descubre entre tragos de cerveza y demás sustancias no tan benévolas que esta sólo está enamorada de la velocidad y de la libertad que eso les da. No tienen nada de ideales, son capaces de moles a palos a manifestantes que están en contra de la guerra del Vietnam, revivían el viejo y salvaje oeste en esta oportunidad a montura de cilindros en sus grandes motos, dejando aparcados los caballos.
Su lectura es combustión instantánea, no profundiza ni falta que le hace, bastante tiene Thompson con salir vivo de cada pasaje de cuestiones lisérgicas varias y de las múltiples peleas, con plasmarlo sobre el papel en forma de diario tenía suficiente. Pero mira tú por donde a algún miembro destacado de Los Ángeles Del Infierno no le gustó mucho lo que llevaba plasmado en sus cuadernos, pues ese viaje al profundo sentido americano acabó mal para el reportero infiltrado, con una soberana paliza que le dejó tirado en un parador en Santa Rosa. De hecho el capítulo final lo realizan miembros de la banda de motoristas. ¡Así está el tema, el libro en cuestión!
No acabarían ahí los problemas para Thompson, aunque menores comparados con los vividos en 1ª persona. El texto no acaba de agradar al lector progre, más dado a sus líneas, porque considera que aquello es demasiado salvaje, pero es que es real. Pero tampoco a los motoristas, que no salen muy bien parados y ya sabemos cómo acabó el escritor con ellos. Vivo, pero maltrecho.
Lo de menos era lo que viene después, el libro poco a poco toma dimensión de obra maestra y de culto. Pepito grillo de periodismo americano, este anarquista de las letras y en la forma de cómo entender y vivir la vida, son minucias, a fin de cuentas se trata de fundamentalismo contracultural.
La amenaza.- Thompson no sería traducido al castellano hasta finales de la década de los 70, cuando aquí se tuvieron que abrir las compuertas de la libertad y libros, discos y films diversos vieron la luz sin cortapisas, se supone que entrabamos en un periodo democrático y de cierta amalgama de derechos defenestrados durante casi 4 décadas.
El impacto de Hunter S. Thompson no se hizo esperar, y enseguida se le alineo con On The Road de Kerouac, Las Flores Del Mal de Baudelaire. La literatura del norteamericano se asemejaba mucho más al tiroteo final, pese a estar en la veintena de años, de Grupo Salvaje de Sam Peckinpah. Sus textos son un hongo ominoso portador de sustancias lisérgicas que te harán volar a través de sus líneas.
Thompson y una serie de personajes eran " la amenaza", aunque ésta estuviese dada desde una máquina de escribir, pero lo interesante es lo que se podía desarrollar con ella. Drogadicto de fármacos prohibidos, escandalosamente pasados en acciones, hechos, palabras... su vida transcurre montando números de locos hasta el límite de todo, a ver cuánto dura la cuerda y cerciorarse de lo que tarda en romperse. Esa es la cuestión de vida que logra en su siguiente novela o ensayo.
Pero antes de que apareciese Miedo Y Asco En Las Vegas que lo colocó en la órbita contracultural, más allá del gueto cerrado de unos pocos interesados en salir de lo convencional, Thompson estaba cansado pese a estar en la veintena, de las correarías con los moteros; habrán 2 acciones que marquen territorio.
Asistente a una boda en Aspen de uno de los amigos que le quedaban, un tal Bill Norton, el asunto es que el lugar le gustó tanto que decide presentarse a sheriff ¿ ?.El sitio en cuestión es una vieja estación de esquí que va tomando impulso en los últimos años, entre otras cuestiones porque hippies más o menos pudientes, se van instalando en el lugar, dando algo de colorido a un espacio más bien conservador en sus ideas. Como Thompson convence a un abogado loco por las motos, donde había sido profesional en carreras, uno quiere ser alcalde y el otro ya he comentado, jefe del orden. La cuestión se salda por apenas 6 votos en las elecciones celebradas de un total de 1200. Pierden, pero casi ganan.
Lo que de verdad importa es el artículo que Thompson nos regala diseccionando las entrañas de la campaña. Ahora es una amenaza andante, todo el mundo desea hacerse una foto con él, tocarle, las mujeres se le acercan y coloca en serio peligro el matrimonio que sigue ostentando con Sandra Dawn. Entretanto desea correrse una juerga y oxigenarse un poco, y vaya si lo consigue, logra el 2º asalto contracultural que es su siguiente obra publicada.
Al mismo tiempo, compartía la oscura sospecha de que la vida que llevábamos era una causa perdida, que éramos todos actores y que no hacíamos sino engañarnos a nosotros mismos en una odisea sin sentido.
MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS.- 1971.-
¿ Qué hacíamos nosotros allí ? ¿ Qué sentido tenía aquel viaje ? ¿ Tenía yo de verdad un descapotable rojo allí afuera en la calle ? ¿ Estaba vagando por aquellas escaleras automáticas del Mint Hotel en una especie de frenesí drogado, o había ido realmente allí a Las Vegas a trabajar en un reportaje ?
Thompson, bajo el alter ego de Raoul Duke, entra con todo un arsenal de sustancias químicas y va como un caballero por la vida, secundado de un escudero, su abogado, Óscar Zeta Acosta, otro "colgado" lisérgico que lejos de ayudarle todavía le ahonda más en el pozo histérico y drogota que ya de por sí lleva encima Thompson sin necesidad de ayuda externa.
Una revista deportiva neoyorkina le contrata, es un decir, para cubrir una carrera de coches, la Mint 400 en Las Vegas; pero el dúo se encuentra en Barstow, cerca del desierto y alejados del sitio en donde se supone deben de estar y les esperan unas reservas de hotel, pero las drogas empiezan a hacer efecto, y con esa subida permanente se hayan camino de Las Vegas.
Son unos tipos correctos cuando no están "pasados", un arsenal andante de sustancias nocivas, su cuerpo admite onza de adrenocromo, estramonio, adecromo, mescalina, seconal, heroína, meprobamato...
En Las Vegas no hay piedad para un delincuente drogado. Este lugar es como el Ejército: prevalece la moral del tiburón, la de devorar a los heridos.
Ni que decir que equivocar realidad con la voluntad de lo que tu cerebro te dicta bajo estupefacientes choca seriamente para desarrollar cualquier actividad, sea periodística o no, y te lleva a enfrentamientos con camareras, crupiers de casinos, policía... una semana en Las Vegas es como entrar de pronto en un túnel del tiempo, es una regresión a finales de los cincuenta. Lo cual resulta perfectamente comprensible cuando ves a la gente que viene aquí.
Parece que se acabó la velocidad que alimentó a los 60.
Pese a todo Thompson y su abogado siguen adelante y narran o se inventan lo que desean con tal de que los cheques de la revista lleguen al hotel, y seguir, habrá que cambiar el lúgubre Thunderbird que ya daba mucho el cante por un Cadillac blanco cuando son requeridos, ironías de la vida, para cubrir la Conferencia sobre Narcóticos y Drogas, ya que se encuentran en Las Vegas donde se celebra semejante "curso"; un lugar infestado de policías, jueces, fiscales, pero claro, ¿ qué mejor sitio para 2 drogodependientes , quien les va a buscar precisamente ahí ?
Miedo Y Asco En Las Vegas, en plena época de Richard Nixon, donde Estados Unidos navega hacia hacia una mierda cruel y peligrosa, pero lo suficientemente benevolente para seguir manteniendo durante siglos a pilares como La Iglesia Católica, la ética militar, esa fe ciega en la autoridad más sabía y superior, sean El Papa, El General o el Primer Ministro de turno, y así sucesivamente hasta... Dios
Y una manera de encontrar El Sueño Americano era recluirse en una habitación donde un yonqui normal y temeroso del Altísimo se atiborraba de pruebas de consumo excesivo de estupefacientes, demasiado salvaje, agresivo. Podía acumularse allí todos los tipos de droga conocidos por el hombre civilizado desde el año 1544 d. C.
Bastante más que una road movie alucinógena, de artículo a libro de larga distancia, este Miedo Y Asco En Las Vegas.
Nada le haría cambiar.- El adrenalínico libro le supone pingües beneficios, sus días de estupor etílicos se veían recompensados sobre las páginas del papel en blanco que acaban en novelas o ensayos, daba igual los hunos motorizados donde se encuentran más cosas que peleas, describe el clima enrarecido en los tiempos de Lyndon B. Johnson, antesala de la llegada de Richard Nixon, el nacimiento de Los Panteras Negras y el bombardeo de Camboya ordenada por el nuevo Presidente americano.
Miedo Y Asco En Las Vegas es un soplo nuevo y fresco en el panorama literario norteamericano, donde lo de menos eran las carreras de coches para lo que Thompson, en teoría, fue contratado a describir y detallar; falsificar pases de prensa, beber, tomar estupefacientes, vivir... era más importante.
Nace el fenómeno Gonzo, reediciones de sus libros y artículos varios, siempre con sus códigos, la trama siempre acaba estrujada hasta acabar siendo un torrente demencial de hechos, una inverosímil odisea interior de un drogadicto con clase, un borracho ilustrado y magistral que calentaba las neuronas a base de ron y sustancias nocivas para el cuerpo, pero que a él le dotaban de la energía canalizadora hacia la creación literaria.
Colaborador habitual de la revista Rolling Stone durante la campaña electoral presidencial de 1972, aparecerá Miedo y Odio: En El Camino De La Campaña - 1972, venenoso, con sus adiciones y demás correcciones posteriores. Durante gran parte de los años posteriores, Thompson sigue publicando pero artículos, muchos de ellos recogidos en diversos volúmenes publicados con el tiempo, sean La Gran Caza Del Tiburón - 1979, una parte de ellos sacados de magazines como Rolling Stone, Playboy, New York Times... Seres como Richard Nixon, variedades, curiosidades, crónicas políticas, su periplo sudamericano... se desparraman por las páginas hasta su siguiente intento literario, esta vez con 12 dibujos del británico Ralph Steadman.
THE CURSE OF LONO.- 1983.-
Como si se volviese a repetir la historia, pero con tintes diferentes. Este es un texto ampliado en sus dibujos a cargo de Ralph Steadman. La jugada se asemeja a algo que ya conocemos. Ahora es Hawai en vez de Las Vegas, y también es una revista deportiva el que envía a Thompson a dicho lugar a cubrir la maratón. Pierde la gracia de su antecesor, se disfruta sin duda, pero las escenas se hallan algo inconexas, no deja de ser un reflejo de distintas reflexiones, epístolas... eso sí, en el genuino arte gonzoniano del escritor americano.
El texto mantiene cierta calidad literaria, pero es complejo, las diversas crónicas periodísticas acaban convirtiéndose en un atropello inclasificable de ficción, reportaje, realidad alucinógena y de un surrealismo latente.
Brillante por momentos, deja lagunas con las incoherencias a las que se ve sometido. Las ilustraciones de Steadman le dan una dimensión curiosa al texto, tienen vida propia.
La excentricidad vende a tenor de que es un libro de culto muy difícil de adquirir en la actualidad. No dejan de ser unas vacaciones pagadas a Thompson en dicha isla por la revista Running. Decir que Lono es un viejo dios hawaiano. Desde luego tiene su curiosidad intacta y las líneas maestras del norteamericano.
La gestación del mismo es compleja, también en parte por el proceso personal que vive Thompson aquejado del proceso de divorcio al que se enfrenta y cierta obsesión con el asesinato de John Lennon acaecido en 1980 en el edificio Dakota de Nueva York, quizás de ahí el título del dios hawaiano, asesinado por nativos cuando se quedó demasiado tiempo en la isla. Al parecer hay que moverse, algo que Thompson sabe bien, no sea que te pille la parca.
Y heme allí, una cara nueva en aquella casa de locos, un pervertido aún por clasificar, con camisa de cuello con botones y corbata estampada, ya no era joven pero no exento de peligros, un hombre, por así decir, en el límite de las cosas.
El histrión adormece.- Pero mantiene algún ojo avizor. Sus zarpazos se centran más en las conferencias muy bien pagadas que se le ofrecen durante la década de los 80. Con un producción literaria recreada en diversos medios y magazines, a la postre convertidas en libros, reunión interesante de varios textos que recogen artículos variados, principalmente en la revista Rolling Stone, los denominados papeles gonzo gozarán de cierto prestigio y credibilidad editorial.
Pero ahora vive instalado cerca de Aspen, donde intentó ser sheriff y a punto estuvo de conseguirlo. Su rancho o finca es su centro de operaciones hasta que el circuito universitario le saca a dar conferencias, bien regadas de ron por supuesto, mientras algunos de sus textos son llevados al cine con cierta desidia por parte del autor. Sólo debe de ver dólares en semejantes atropellos.
La producción sería igual en los 90. Libros con artículos variados que mantenían el nivel y el mito del caballero desgarrador de la sociedad bienpensante americana.
Pero rebuscando, un día se encuentra con una novela escrita a finales de la década de los 50 y que tardaría en ver la luz, previa varias correcciones. Con apenas 22 años Thompson dio forma a El Diario Del Ron, el único texto que se tenga constancia de ser lineal si entendemos esto como un argumento bien estructurado y en forma de novela. Porque siempre te has de explicar a tí mismo.
Estaba harto de huir, harto de no tener buenas cartas.
EL DIARIO DEL RON.-. 1998.-
Es la única novela como tal de este "destroyer" literario que es Thompson.
Originariamente está escrita a finales de la década de los 50, y su desarrollo sigue las estructuras novelísticas convencionales, centrada en la isla de Puerto Rico, siempre deseando ser el 51 estado americano, pero que no deja de ser lo que otra vez fue Cuba hasta la llegada de Los Castro, el patio trasero de Estados Unidos donde formar sus casinos, negocios turbios o claros, mafias; etc.
Un treintañero Paul Kemp se encuentra en su apartamento de Nueva York en Perry Street, sin mucho que hacer hasta que le sale la oportunidad de cambiar completamente de aires y largarse a trabajar a la isla de Puerto Rico, en un periódico local.
Por mucho que deseara con vehemencia todas aquellas cosas por las cuales se necesita dinero, había una especie de corriente diabólica que me empujaba en otra dirección.
Como es habitual todo se complica en una redacción del diario, llena de vagos, borrachos, buscavidas... en un Puerto Rico que es un páramo cultural donde la plantilla del Daily News se encuentra lleno de deudas para salir cada día a los kioscos, donde existían más trotamundos que periodistas, chusma malhumorada que vivía erráticamente y a salto de mata, donde sólo valía el hoy y el mañana era una quimera.
Paul Kemp pasa más rato en el Patio Trasero de Al, un lugar agradable para beber, sobre todo por las mañanas, cuando aún el sol no llegaba a quemar, y la bruma salina llegada del Océano ponía el aire fresco y saludable, manteniendo el espíritu libre.
Si existía una cierta perspectiva de futuro en el personaje protagonista, alter ego de Thompson, de encauzar su vida, muy pronto se ve abocado a su verdadero yo. Paul Kemp, periodista borracho, rémora y traidor. Que trabaja de mediodía hasta el alba, pero cierra los lunes.
Mi carácter se estaba agriando. Mi sentido del humor me estaba abandonando. Era hora de dejar las calles.
Las veladas pasan consumiendo ron, escribiendo algo de vez en cuando, alguna fiesta de cierto fuste, una vida anárquica que a nada conduce, unos amores atropellados, casi por circunstancias ajenas, en la desdichada y alocada Yemon, siempre desconcertada y sorprendida de quedar desnuda en medio de baile en los carnavales, con aquella mata de vello púbico castaño sobre la piel inmaculada blanca y el cabello rubio cayéndole a ambos lados de los hombros, sin saber qué hacía allí salvo pasarselo bien.
Paul Kemp que abandonó hacia unos meses el Greenwich Village neoyorkino, todavía joven, bebedor de ron y periodista trotamundos, al cabo de unos meses de jolgorio puertorriqueño, decide abandonar la isla con sus escasas pertenencias terrenales y regresar a Nueva York, entre medias... la vida.
Aunque detestaba hacer apología de la drogas, era difícil que no hablase de ellas de manera cotidiana y normalizada en su existencia, que cada cual corra con sus riesgos y aunque le volviese paranoico, tomaba ácido a menudo, asociado a esos dioses del inframundo, aun con la paranoia constante de perder el control y acabar en el fondo del pozo. No lo hizo, pero sí encontró la solución definitiva, aquella que no deja dudas, un buen disparo certero en su cabeza acabó consigo mismo, quizás porque ya sabía que no tenía nada que decir, que explicar, de ahí sus conferencias en las universidades, hasta que llegó a la conclusión, de que ahora sí, era capaz de explicarse a sí mismo, y como otros genios, Hemingway, Burroughs... decidió llegar antes al finiquito antes de que se lo trajeran en una muda nueva.
Hunter Stockton Thompson: 18 de Julio de 1937 - Louisville - Estados Unidos - 20 de febrero de 2005.- Woody Creek - Estados Unidos.
Eso sí, eras raro desde joven si se entiende la rareza como aquello de no seguir las normas establecidas, redil de rebaño, ponías en duda todo y te cuestionabas la totalidad de las anormalidades que se cometían a tu alrededor a cada instante, sean colegios, institutos o universidades, cuestión que fue en aumento a medida que pasaban los años y en terrenos laborales encontró el surrealismo tan típico de España.
Como luz que te atrae a la farola, una especie de mariposa ciega, devoras libros y autores de una tacada. Si a Charles Bukowski le añadimos unas gotitas de vodka, darse unas vueltas con William Burroughs que puede que te lleva a los Fante, John padre y el incorregible del hijo Dan; estás a escasos unos metros de zambullirte por fin en el onanismo macarra, zombie y escupir al método de la locura de Hunter S. Thompson. Ahora tienes claro que el sueño americano sólo existe en algunos seres, escasos, diletantes dentro del sistema que te puede expulsar en cualquier momento.
Thompson pertenece al género único de que con él se rompió el molde.
Para entendernos, el escritor era tan interesante como su obra, más bien está por encima de ella, y eso le diferencia y adquiere una distancia de varios cuerpos del resto de sus contemporáneos.
Escribe por accidente, quizás por aquello de que tiene que sobrevivir, un tipo que sólo quiere llegar a cumplir 27 años e irse; y sólo cuando las circunstancias le sobrepasan, que sabe que supera esa barrera casi mítica en el rock, se pone a trabajar y a esperar su primer hijo. Él, que con la excusa de no laborar, ahorrar o ser famoso, no se molestó en nada más que el día a día, y a trazos, que a veces se empalma con las noches y esto se convierte en un maratón de sobrevivir. Así pues, Thompson tiene que explicarse a sí mismo, y claro, escribe.
Pero antes de que este tipo llegase a la conclusión de que la única manera de escribir honestamente de algo es formando parte de ello, tomó de su propia medicina, Hunter Stockton Thompson no dejaba de ser un golfete sureño de Louisville hijo de una agente de seguros que fallece cuando él apenas tiene 15 años, y de una madre inclinada demasiado a la bebida. Un hecho será decisivo en su devenir diario, adolescente juntado con otros individuos de su especie es acusado de robar en una gasolinera. Parte de sus compinches salen libres porque tienen " padrinos", Thompson no, y debe elegir entre una larga temporada en previsión preventiva para menores y una estancia cautelar en el ejército, todavía a una edad donde se está formando como persona y sacando conclusiones de en qué mundo le toca vivir.
Ahí está el germen de su literatura, empieza a escribir en las fuerzas armadas, una especie de periodista free-lance y cuando sale del yugo militar, no deja de ser un mozalbete buscavidas en el Greenwich Village neoyorquino huyendo del "perverso sur americano ", un artificiero que se apunta a cualquier cosa que le mete unos dólares en el bolsillo para sobrevivir.
Con Kerouac en la cabeza y artículos variados en periódicos, con los años algunos textos serán recogidos en libros, La Gran Caza Del Tiburón - 1975, se apunta a viajar por Sudámerica y a realizar fotos, todo de manera precaria, como sea, Perú, Brasil, Ecuador... el Tribune de Chicago y el National Observer posee artículos de Thompson. También conoce a Sandra Dawn, a la postre su esposa. Cuando se da cuenta está en los albores de la década de los 60. Y lo que apenas iba a ser un reportaje que aparece en el periódico The Nation, se convertirá en libro, el 1º publicado por él.
¿ Qué es preferible, vivir una vida larga y tranquila pero aburrida, o perseguir tus sueños a tumba abierta aun al posible precio de dejar la piel en el empeño?
LOS ÁNGELES DEL INFIERNO ( UNA TERRIBLE Y EXTRAÑA SAGA) 1966.-
Hacía mediados de la década de los 60 existía un grupo de periodistas, reporteros, almas en pena; etc; que se jugaban la vida y no precisamente en los campos vietnamitas. Les deba por entregarse como "cantos rodantes " a causas perdidas o no, pero lo contaban todo desde dentro. Hunter S. Thompson era uno de ellos, poseía el coraje de inmiscuirse en el fondo de sociedades cerradas y muy ajenas a quien no fuera o creyesen que era de su camada.
Lo que iba para artículo se convirtió en libro, una road movie en toda su extensión sobre el papel escrito. Su editor creía a finales de 1965 que ahí había una novela, ensayo o vete tú a saber qué realmente.
Aparecería a comienzos del año siguiente y de esa inmersión profunda nacería una nueva forma de periodismo, " gonzo " se llamó, porque el hundimiento en el sexo libre, las drogas como desayuno y una violencia como forma de existencia, así, por qué no. Y Todo surge en plena génesis psicodélica en San Francisco, muy a contracorriente de lo que se podía suponer ahondar en la corriente dominante.
Thompson se zambulle 18 meses nada menos que dentro de la banda de Los Ángeles Del Infierno, motoristas salvajes que siembran el caos en las autopistas americanas y dejan como las langostas, un erial a su paso, sean personas, cosas, conceptos. Y no es cuestión menor que un escriba joven, sea aceptado por semejante grupo y escriba sobre ello. Peleas, sí, locales que dejan maltrechos también, pero momentos gloriosos y pasarlo como si no hubiese un mañana, también.
Y todo en un país que se cree muy libre, pero que la derecha los tacha de antiamericanos y la tímida izquierda de chavales traviesos llenos de energía desbordante y mal encauzada con los valores tradicionales americanos.
Poco a poco Thompson descubre entre tragos de cerveza y demás sustancias no tan benévolas que esta sólo está enamorada de la velocidad y de la libertad que eso les da. No tienen nada de ideales, son capaces de moles a palos a manifestantes que están en contra de la guerra del Vietnam, revivían el viejo y salvaje oeste en esta oportunidad a montura de cilindros en sus grandes motos, dejando aparcados los caballos.
Su lectura es combustión instantánea, no profundiza ni falta que le hace, bastante tiene Thompson con salir vivo de cada pasaje de cuestiones lisérgicas varias y de las múltiples peleas, con plasmarlo sobre el papel en forma de diario tenía suficiente. Pero mira tú por donde a algún miembro destacado de Los Ángeles Del Infierno no le gustó mucho lo que llevaba plasmado en sus cuadernos, pues ese viaje al profundo sentido americano acabó mal para el reportero infiltrado, con una soberana paliza que le dejó tirado en un parador en Santa Rosa. De hecho el capítulo final lo realizan miembros de la banda de motoristas. ¡Así está el tema, el libro en cuestión!
No acabarían ahí los problemas para Thompson, aunque menores comparados con los vividos en 1ª persona. El texto no acaba de agradar al lector progre, más dado a sus líneas, porque considera que aquello es demasiado salvaje, pero es que es real. Pero tampoco a los motoristas, que no salen muy bien parados y ya sabemos cómo acabó el escritor con ellos. Vivo, pero maltrecho.
Lo de menos era lo que viene después, el libro poco a poco toma dimensión de obra maestra y de culto. Pepito grillo de periodismo americano, este anarquista de las letras y en la forma de cómo entender y vivir la vida, son minucias, a fin de cuentas se trata de fundamentalismo contracultural.
Todo el mundo enrollado quiere conocerlo.
La amenaza.- Thompson no sería traducido al castellano hasta finales de la década de los 70, cuando aquí se tuvieron que abrir las compuertas de la libertad y libros, discos y films diversos vieron la luz sin cortapisas, se supone que entrabamos en un periodo democrático y de cierta amalgama de derechos defenestrados durante casi 4 décadas.
El impacto de Hunter S. Thompson no se hizo esperar, y enseguida se le alineo con On The Road de Kerouac, Las Flores Del Mal de Baudelaire. La literatura del norteamericano se asemejaba mucho más al tiroteo final, pese a estar en la veintena de años, de Grupo Salvaje de Sam Peckinpah. Sus textos son un hongo ominoso portador de sustancias lisérgicas que te harán volar a través de sus líneas.
Thompson y una serie de personajes eran " la amenaza", aunque ésta estuviese dada desde una máquina de escribir, pero lo interesante es lo que se podía desarrollar con ella. Drogadicto de fármacos prohibidos, escandalosamente pasados en acciones, hechos, palabras... su vida transcurre montando números de locos hasta el límite de todo, a ver cuánto dura la cuerda y cerciorarse de lo que tarda en romperse. Esa es la cuestión de vida que logra en su siguiente novela o ensayo.
Pero antes de que apareciese Miedo Y Asco En Las Vegas que lo colocó en la órbita contracultural, más allá del gueto cerrado de unos pocos interesados en salir de lo convencional, Thompson estaba cansado pese a estar en la veintena, de las correarías con los moteros; habrán 2 acciones que marquen territorio.
Asistente a una boda en Aspen de uno de los amigos que le quedaban, un tal Bill Norton, el asunto es que el lugar le gustó tanto que decide presentarse a sheriff ¿ ?.El sitio en cuestión es una vieja estación de esquí que va tomando impulso en los últimos años, entre otras cuestiones porque hippies más o menos pudientes, se van instalando en el lugar, dando algo de colorido a un espacio más bien conservador en sus ideas. Como Thompson convence a un abogado loco por las motos, donde había sido profesional en carreras, uno quiere ser alcalde y el otro ya he comentado, jefe del orden. La cuestión se salda por apenas 6 votos en las elecciones celebradas de un total de 1200. Pierden, pero casi ganan.
Lo que de verdad importa es el artículo que Thompson nos regala diseccionando las entrañas de la campaña. Ahora es una amenaza andante, todo el mundo desea hacerse una foto con él, tocarle, las mujeres se le acercan y coloca en serio peligro el matrimonio que sigue ostentando con Sandra Dawn. Entretanto desea correrse una juerga y oxigenarse un poco, y vaya si lo consigue, logra el 2º asalto contracultural que es su siguiente obra publicada.
Al mismo tiempo, compartía la oscura sospecha de que la vida que llevábamos era una causa perdida, que éramos todos actores y que no hacíamos sino engañarnos a nosotros mismos en una odisea sin sentido.
MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS.- 1971.-
¿ Qué hacíamos nosotros allí ? ¿ Qué sentido tenía aquel viaje ? ¿ Tenía yo de verdad un descapotable rojo allí afuera en la calle ? ¿ Estaba vagando por aquellas escaleras automáticas del Mint Hotel en una especie de frenesí drogado, o había ido realmente allí a Las Vegas a trabajar en un reportaje ?
Thompson, bajo el alter ego de Raoul Duke, entra con todo un arsenal de sustancias químicas y va como un caballero por la vida, secundado de un escudero, su abogado, Óscar Zeta Acosta, otro "colgado" lisérgico que lejos de ayudarle todavía le ahonda más en el pozo histérico y drogota que ya de por sí lleva encima Thompson sin necesidad de ayuda externa.
Una revista deportiva neoyorkina le contrata, es un decir, para cubrir una carrera de coches, la Mint 400 en Las Vegas; pero el dúo se encuentra en Barstow, cerca del desierto y alejados del sitio en donde se supone deben de estar y les esperan unas reservas de hotel, pero las drogas empiezan a hacer efecto, y con esa subida permanente se hayan camino de Las Vegas.
Son unos tipos correctos cuando no están "pasados", un arsenal andante de sustancias nocivas, su cuerpo admite onza de adrenocromo, estramonio, adecromo, mescalina, seconal, heroína, meprobamato...
En Las Vegas no hay piedad para un delincuente drogado. Este lugar es como el Ejército: prevalece la moral del tiburón, la de devorar a los heridos.
Ni que decir que equivocar realidad con la voluntad de lo que tu cerebro te dicta bajo estupefacientes choca seriamente para desarrollar cualquier actividad, sea periodística o no, y te lleva a enfrentamientos con camareras, crupiers de casinos, policía... una semana en Las Vegas es como entrar de pronto en un túnel del tiempo, es una regresión a finales de los cincuenta. Lo cual resulta perfectamente comprensible cuando ves a la gente que viene aquí.
Parece que se acabó la velocidad que alimentó a los 60.
Pese a todo Thompson y su abogado siguen adelante y narran o se inventan lo que desean con tal de que los cheques de la revista lleguen al hotel, y seguir, habrá que cambiar el lúgubre Thunderbird que ya daba mucho el cante por un Cadillac blanco cuando son requeridos, ironías de la vida, para cubrir la Conferencia sobre Narcóticos y Drogas, ya que se encuentran en Las Vegas donde se celebra semejante "curso"; un lugar infestado de policías, jueces, fiscales, pero claro, ¿ qué mejor sitio para 2 drogodependientes , quien les va a buscar precisamente ahí ?
Miedo Y Asco En Las Vegas, en plena época de Richard Nixon, donde Estados Unidos navega hacia hacia una mierda cruel y peligrosa, pero lo suficientemente benevolente para seguir manteniendo durante siglos a pilares como La Iglesia Católica, la ética militar, esa fe ciega en la autoridad más sabía y superior, sean El Papa, El General o el Primer Ministro de turno, y así sucesivamente hasta... Dios
Y una manera de encontrar El Sueño Americano era recluirse en una habitación donde un yonqui normal y temeroso del Altísimo se atiborraba de pruebas de consumo excesivo de estupefacientes, demasiado salvaje, agresivo. Podía acumularse allí todos los tipos de droga conocidos por el hombre civilizado desde el año 1544 d. C.
Bastante más que una road movie alucinógena, de artículo a libro de larga distancia, este Miedo Y Asco En Las Vegas.
No me sentía orgulloso de lo que había aprendido, pero jamás dudé de que merecía la pena saberlo.
Nada le haría cambiar.- El adrenalínico libro le supone pingües beneficios, sus días de estupor etílicos se veían recompensados sobre las páginas del papel en blanco que acaban en novelas o ensayos, daba igual los hunos motorizados donde se encuentran más cosas que peleas, describe el clima enrarecido en los tiempos de Lyndon B. Johnson, antesala de la llegada de Richard Nixon, el nacimiento de Los Panteras Negras y el bombardeo de Camboya ordenada por el nuevo Presidente americano.
Miedo Y Asco En Las Vegas es un soplo nuevo y fresco en el panorama literario norteamericano, donde lo de menos eran las carreras de coches para lo que Thompson, en teoría, fue contratado a describir y detallar; falsificar pases de prensa, beber, tomar estupefacientes, vivir... era más importante.
Nace el fenómeno Gonzo, reediciones de sus libros y artículos varios, siempre con sus códigos, la trama siempre acaba estrujada hasta acabar siendo un torrente demencial de hechos, una inverosímil odisea interior de un drogadicto con clase, un borracho ilustrado y magistral que calentaba las neuronas a base de ron y sustancias nocivas para el cuerpo, pero que a él le dotaban de la energía canalizadora hacia la creación literaria.
Colaborador habitual de la revista Rolling Stone durante la campaña electoral presidencial de 1972, aparecerá Miedo y Odio: En El Camino De La Campaña - 1972, venenoso, con sus adiciones y demás correcciones posteriores. Durante gran parte de los años posteriores, Thompson sigue publicando pero artículos, muchos de ellos recogidos en diversos volúmenes publicados con el tiempo, sean La Gran Caza Del Tiburón - 1979, una parte de ellos sacados de magazines como Rolling Stone, Playboy, New York Times... Seres como Richard Nixon, variedades, curiosidades, crónicas políticas, su periplo sudamericano... se desparraman por las páginas hasta su siguiente intento literario, esta vez con 12 dibujos del británico Ralph Steadman.
Empezaba a ser un poco mayor para hacerme enemigos poderosos.
THE CURSE OF LONO.- 1983.-
Como si se volviese a repetir la historia, pero con tintes diferentes. Este es un texto ampliado en sus dibujos a cargo de Ralph Steadman. La jugada se asemeja a algo que ya conocemos. Ahora es Hawai en vez de Las Vegas, y también es una revista deportiva el que envía a Thompson a dicho lugar a cubrir la maratón. Pierde la gracia de su antecesor, se disfruta sin duda, pero las escenas se hallan algo inconexas, no deja de ser un reflejo de distintas reflexiones, epístolas... eso sí, en el genuino arte gonzoniano del escritor americano.
El texto mantiene cierta calidad literaria, pero es complejo, las diversas crónicas periodísticas acaban convirtiéndose en un atropello inclasificable de ficción, reportaje, realidad alucinógena y de un surrealismo latente.
Brillante por momentos, deja lagunas con las incoherencias a las que se ve sometido. Las ilustraciones de Steadman le dan una dimensión curiosa al texto, tienen vida propia.
La excentricidad vende a tenor de que es un libro de culto muy difícil de adquirir en la actualidad. No dejan de ser unas vacaciones pagadas a Thompson en dicha isla por la revista Running. Decir que Lono es un viejo dios hawaiano. Desde luego tiene su curiosidad intacta y las líneas maestras del norteamericano.
La gestación del mismo es compleja, también en parte por el proceso personal que vive Thompson aquejado del proceso de divorcio al que se enfrenta y cierta obsesión con el asesinato de John Lennon acaecido en 1980 en el edificio Dakota de Nueva York, quizás de ahí el título del dios hawaiano, asesinado por nativos cuando se quedó demasiado tiempo en la isla. Al parecer hay que moverse, algo que Thompson sabe bien, no sea que te pille la parca.
Y heme allí, una cara nueva en aquella casa de locos, un pervertido aún por clasificar, con camisa de cuello con botones y corbata estampada, ya no era joven pero no exento de peligros, un hombre, por así decir, en el límite de las cosas.
El histrión adormece.- Pero mantiene algún ojo avizor. Sus zarpazos se centran más en las conferencias muy bien pagadas que se le ofrecen durante la década de los 80. Con un producción literaria recreada en diversos medios y magazines, a la postre convertidas en libros, reunión interesante de varios textos que recogen artículos variados, principalmente en la revista Rolling Stone, los denominados papeles gonzo gozarán de cierto prestigio y credibilidad editorial.
Pero ahora vive instalado cerca de Aspen, donde intentó ser sheriff y a punto estuvo de conseguirlo. Su rancho o finca es su centro de operaciones hasta que el circuito universitario le saca a dar conferencias, bien regadas de ron por supuesto, mientras algunos de sus textos son llevados al cine con cierta desidia por parte del autor. Sólo debe de ver dólares en semejantes atropellos.
La producción sería igual en los 90. Libros con artículos variados que mantenían el nivel y el mito del caballero desgarrador de la sociedad bienpensante americana.
Pero rebuscando, un día se encuentra con una novela escrita a finales de la década de los 50 y que tardaría en ver la luz, previa varias correcciones. Con apenas 22 años Thompson dio forma a El Diario Del Ron, el único texto que se tenga constancia de ser lineal si entendemos esto como un argumento bien estructurado y en forma de novela. Porque siempre te has de explicar a tí mismo.
Estaba harto de huir, harto de no tener buenas cartas.
EL DIARIO DEL RON.-. 1998.-
Es la única novela como tal de este "destroyer" literario que es Thompson.
Originariamente está escrita a finales de la década de los 50, y su desarrollo sigue las estructuras novelísticas convencionales, centrada en la isla de Puerto Rico, siempre deseando ser el 51 estado americano, pero que no deja de ser lo que otra vez fue Cuba hasta la llegada de Los Castro, el patio trasero de Estados Unidos donde formar sus casinos, negocios turbios o claros, mafias; etc.
Un treintañero Paul Kemp se encuentra en su apartamento de Nueva York en Perry Street, sin mucho que hacer hasta que le sale la oportunidad de cambiar completamente de aires y largarse a trabajar a la isla de Puerto Rico, en un periódico local.
Por mucho que deseara con vehemencia todas aquellas cosas por las cuales se necesita dinero, había una especie de corriente diabólica que me empujaba en otra dirección.
Como es habitual todo se complica en una redacción del diario, llena de vagos, borrachos, buscavidas... en un Puerto Rico que es un páramo cultural donde la plantilla del Daily News se encuentra lleno de deudas para salir cada día a los kioscos, donde existían más trotamundos que periodistas, chusma malhumorada que vivía erráticamente y a salto de mata, donde sólo valía el hoy y el mañana era una quimera.
Paul Kemp pasa más rato en el Patio Trasero de Al, un lugar agradable para beber, sobre todo por las mañanas, cuando aún el sol no llegaba a quemar, y la bruma salina llegada del Océano ponía el aire fresco y saludable, manteniendo el espíritu libre.
Si existía una cierta perspectiva de futuro en el personaje protagonista, alter ego de Thompson, de encauzar su vida, muy pronto se ve abocado a su verdadero yo. Paul Kemp, periodista borracho, rémora y traidor. Que trabaja de mediodía hasta el alba, pero cierra los lunes.
Mi carácter se estaba agriando. Mi sentido del humor me estaba abandonando. Era hora de dejar las calles.
Las veladas pasan consumiendo ron, escribiendo algo de vez en cuando, alguna fiesta de cierto fuste, una vida anárquica que a nada conduce, unos amores atropellados, casi por circunstancias ajenas, en la desdichada y alocada Yemon, siempre desconcertada y sorprendida de quedar desnuda en medio de baile en los carnavales, con aquella mata de vello púbico castaño sobre la piel inmaculada blanca y el cabello rubio cayéndole a ambos lados de los hombros, sin saber qué hacía allí salvo pasarselo bien.
Paul Kemp que abandonó hacia unos meses el Greenwich Village neoyorkino, todavía joven, bebedor de ron y periodista trotamundos, al cabo de unos meses de jolgorio puertorriqueño, decide abandonar la isla con sus escasas pertenencias terrenales y regresar a Nueva York, entre medias... la vida.
Sonidos de la noche de San Juan, sonidos que iban de un lado a otro de la ciudad a través de las capas de aire húmedo.
Irreverente.- Una vitamina andante, un ser contradictorio, donde llegó un punto que no se sabía de la realidad la media, surrealista en su vida, fronterizo constantemente consigo mismo, que jamás se vio como reportero, de ahí lo de "gonzo", vívelo tú mismo y lo luego me cuentas.
Aunque detestaba hacer apología de la drogas, era difícil que no hablase de ellas de manera cotidiana y normalizada en su existencia, que cada cual corra con sus riesgos y aunque le volviese paranoico, tomaba ácido a menudo, asociado a esos dioses del inframundo, aun con la paranoia constante de perder el control y acabar en el fondo del pozo. No lo hizo, pero sí encontró la solución definitiva, aquella que no deja dudas, un buen disparo certero en su cabeza acabó consigo mismo, quizás porque ya sabía que no tenía nada que decir, que explicar, de ahí sus conferencias en las universidades, hasta que llegó a la conclusión, de que ahora sí, era capaz de explicarse a sí mismo, y como otros genios, Hemingway, Burroughs... decidió llegar antes al finiquito antes de que se lo trajeran en una muda nueva.
BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA
Y TERRIBLE SAGA) 1966
MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS .- 1971
THE CURSE OF LONO .- 1983
EL DIARIO DEL RON .- 1998
Hunter Stockton Thompson: 18 de Julio de 1937 - Louisville - Estados Unidos - 20 de febrero de 2005.- Woody Creek - Estados Unidos.
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