PEDRO JUAN GUTIÉRREZ: REALISMO SUCIO SOBRE EL CARIBE








 La cosa no es vivir, sino saber vivir.

  ¡ Ay amigo!, qué pasa cuando El Caribe no es la imagen que se nos presenta a menudo: sol, playas, excelentes culos, daikiris, tumbonas, El Malecón, La Habana...
 Uno descubre autores por diversas formas, en ocasiones en una noche dominical la 2 de TVE programa una película basada en una novela de un escritor cubano, Juan Pedro Gutiérrez, nada novedoso. De hecho, director y autor están presentes en la presentación del film y ahí se añaden diversos flecos de la obra literaria del caribeño.
 Manos a la obra. La película, El Rey De La Habana me entusiasma por su lado sucio, salvaje, arrastre de personas, situaciones, ciudad, país en clara decadencia, y no sólo económica. La "revolución" queda muy alejada para los lugareños en su inmensa mayoría. Pasan calamidades de hambre, sus calles están llenas de mendigos y sucias, demasiados edificios abandonados y en fase de caerse de un momento a otro. Como a todos los pobres, la satisfacción les dura poco, existen huracanes envenenados sobre la isla caribeña que la hacen casi desaparecer del mapa y ser tragada por el Océano Atlántico y sin embargo... sobreviven.
 Los libros de Pedro Juan Gutiérrez encierran el amor por la vida al instante, no existe nada más que hoy, aquí y ahora, el pasado ya no está y el futuro, si es que hay alguno, todavía no ha llegado
 Conocedor de sus convecinos y paisanos, Pedro Juan Gutiérrez es sabedor del secreto del viejo ron y de la caña de azúcar. No en vano ha sido vendedor de helados y periódicos para sacarse unos pesos de chiquito. Pero sus inquietudes, digamos intelectuales, le han llevado a entretener sus sueños de realidad a pie de calle, de Malecón... y ha pasado por determinados aspectos de la producción de Cuba, desde cortador de caña de azúcar a obrero agrícola, hasta que a comienzos de la década de los 70 va para periodista y entra a trabajar en la radio, lo cual le permite conocer a variados personajes y situaciones. 
 No todo lo que puede ver, lo describe, no está permitido publicar determinadas cuestiones que el "régimen" no da el beneplácito, pero si eso se novela, el asunto puede camuflarse mucho mejor, porque puede que a golpe de sexo duro y sin artificios, tragos de ron, quizás algo de música, la cosa puede mejorar y escribir lo que de verdad Pedro Juan Gutiérrez lleva décadas viendo y puliendo sobre páginas que un día terminaron por convertirse en maravillosas novelas.
 Asistiremos a un elenco de cuentos en su 1ª obra, donde éste cubano descreído viene de un largo camino que le deja casi extasiado de la realidad, de ahí su refugio en los cortos, esas historias directas, que quizás, sí le lleven a algún destino.
 Curiosamente algunas cosas no están publicadas en Cuba, pero inicia un periodo conocido como Ciclo Centro Habana.

Y si pasan 35 años martillando eso el cerebro, después que estás aislado te crees el mejor y te empobreces mucho, porque pierdes algo hermoso de la vida, que es disfrutar la diversidad.



TRILOGÍA SUCIA DE LA HABANA.- 1998.-
 Es la manera de demostrar lo que quiere decir y componer Gutiérrez, deberá refugiarse en el entramado de historias y cuentos cortos para dar a entender diversos estados de ánimo de gran parte de la población cubana.
 Dividido en 3 partes: Anclado En Tierra De Nadie, 22 relatos; Nada Que Hacer, 18 y Sabor A Mí, 20, da inicio al periplo literario liberado de sus diversas funciones laborales en la revista Bohemia.
 Siempre con problemas, pero a base de buenos tragos de ron, sexo, a veces barato y superficial, en ocasiones glorioso, puro en mano y vistas desde la azotea mirando al mar, Gutiérrez amarra las bases de su creación literaria, aquella que le lleva a ser comparado con Henry Miller o Charles Bukowski, puede, pero en el lado visceral de las columnas que sostienen a duras penas todo el organigrama cubano.

 De Anclado En Tierra De Nadie destacaría algunos relatos: El Recuerdo De La Ternura, Yo Claustrofóbico, Maricón Y Suicida, Grandes Seres Espirituales.  
 Algún personaje, como Supermán, que trabajaba en el club Shangai de La Habana, ahora es un viejo en silla de ruedas de 83 años, entonces un joven vigoroso en la década de los 50, "un fenómeno de la Naturaleza", que aparecerá de manera fugaz en la novela Nuestro GG En La Habana - 2004, tiene su protagonismo en un relato, Aplastado Por La Mierda.



 Ella era una mulata increíblemente linda, con una falda blanca y un culo duro y amplio, bien colocado. Una mulata así desordena el paisaje.


 Nada Que Hacer nos muestra al autor deambulando, y sobre todo, trapicheando con lo que puede, mientras sobrevive asomado a la azotea de su casa, de un edificio de 12 plantas en el Malecón.
 Desde allí observa los parámetros de la vida, de una Cuba en plena crisis de identidad, pongamos que hablo de La Habana, supongamos que estamos en 1994/95. Escasez de todo, hasta de ideas, y sin embargo el personal sigue alegre, aunque acelere alguna depresión, al acecho del turista, del cielo, en ocasiones lo que necesitas es muy poco: sexo, ron y una mujer que te hable tonterías. Nada inteligente, pero efectivo, sirve como una rueda de recambio, hasta llegar a destino. El problema de la narración de Nada Que Hacer, es que no hay parada final sino es con el finiquito terrenal.



En más de 20 años de periodismo jamás pude escribir respetando a los lectores.




 Sabor A Mí cierra esta colección de relatos. Cambia un poco el sistema, a fin de cuentas Gutiérrez desarrolla una serie de estancias o compartimentos de lo que ha sido su existencia hasta ahora.
 Sucesos que acontecieron en algún instante de su azarosa vida, alguno hace referencia a unos años de cárcel, comienza Con Basilio En La Misma Celda, para descubrir que su compañero de compartimento está ahí por robar caballos y que tiene una madre que se llama Dinorah, en El Palenque, pero lo mejor es que el escritor fue amante de la susodicha.
 Consigue estragos duros, Dale Una Puñalá, Acere; Insoportable La Noche. Se coloca en situación del ser introspectivo en Salvación Y Perdición; Yo, El Más Infiel. Los ritmos más incautos aparecen en la brujería y el maleficio, Los Hierros Del Muerto, y el continuo trapicheo por sobrevivir va de página en página, pero profundiza en Los Caníbales o La Capitana.



 En Centro Habana la gente vive del aire. Nadie tiene dólares y el personal se acostumbró a vivir con agua de azúcar, ron y tabaco, y mucho tambor.


 Gutiérrez no deja títere con cabeza, demuestra ser un espíritu libre, no sólo de las letras hispanoamericanas, sino mundial, poco o nada le importan los convencionalismos. Dan Fante puede ser otro atropellado como Gutiérrez, aunque uno en el lado americano, que siempre tiene alguna salida más, y el otro, simplemente, sobrevive, como los personajes a los que describe, desmenuza, ama, odia, "templa", caza y es cazado, y el asunto prosigue un día más.



 El edificio está en la esquina de Malecón y Campanario. La erosión del viento, el salitre, el tiempo y la desidia lo han destruido.


 Será la carta de presentación Trilogía Sucia De La Habana, convertido en cirujano experto que disecciona las entrañas del pueblo cubano desde el lado más humilde, aquel del que tiene que tirar como sea y con lo que tenga, su trapicheo literario es tan cercano como las barras de los bares americanos a los que Bukowski nos aficionó.
 El anhelo de un mundo mejor se resuelve en los frijoles con arroz de dieta diaria y unos tragos de ron combinados con un tabaco, puro, y el salitre de los edificios que miran al mar, esperando que la noche traiga un nuevo día, aunque sólo sea para vivirlo como sea.



 El pobre en un país pobre sólo puede esperar a que el tiempo pase y le llegue su hora.


 EL REY DE LA HABANA.- 1999 .-
 La vida, ¡ay la vida! Un hecho casi insólito es el gran arranque de ese novela escrita a ritmo trepidante, porque la existencia va rápido, menos cuando contemplas el mar desde el Malecón u otra orilla, y miras al Océano vertiendo sus olas estériles contra las rocas, fumando un puro y con una botella de ron.
 Pedro Juan Gutiérrez nos sumerge en una Habana en plena crisis de las balseras, en la década de los 90, cuando el personal, hastiado de tanta propaganda inútil se echa, literalmente, al mar como puede y desea huir de tanta cháchara, huracán envenenado, discurso eufemístico.¿Qué tiene qué perder? La vida, ¡qué vida!.
 Reynaldo y su hermano Nelson, de apenas 9 y 10 años, contemplan desde la azotea de su casa a la vecina, jovencita de ropa ligera, y que tiende unos pequeños slips y una toalla, mientras los jóvenes se masturban escondidos en un gallinero. Hasta que la muchacha se da cuenta y empieza una algarabía que lleva a ambas madres, la de los muchachos y a la de la chica a una discusión que acaba con la madre de los efebos masculinos abofeteada por Nelson; ésta cae de espaldas en el gallinero y un pedazo de cabilla de acero le penetra en el cerebro acabando con su vida. Mientras, la abuela de los chicos permanece callada y sentada en la azotea, es casi centenaria y sufre un infarto que la mata al instante. El chico cuando ha asimilado lo que hace, se lanza al vacío de la calle muriendo al estrellarse su cuerpo en el asfalto. Reynaldo entre tanto, queda petrificado hasta que llegan los guardias.
 Recogido en un centro de menores pasará casi 3 años, hasta que huye y empieza a deambular por las calles de la capital que le ha visto nacer. Pedro Juan Gutiérrez comienza un somero espectro de la sociedad cubana, un realismo sucio sin aderezos: directo, donde aparecerán gentes que difícilmente uno pueda ver de turista.
 Así en la vida de Reynaldo, siempre sucio y buscándose la vida, aparecerá Magdalena, una vendedora de cucuruchos de maní, con la que vivirá un tormento sexual, sensual, de borracheras, suciedad, amor intenso y desenfreno que les llevará por los callejones más oscuros.


  Esos eran sus entretenimientos favoritos: nada que hacer, remolonear, dar vueltas, dejar que el tiempo pase, y tener hambre.


  El edificio abandonado en el que viven, describe la crisis cubana de abastecimiento cuando la teta de la URSS se secó para la isla caribeña, aspecto que Gutiérrez aprovecha para una crítica clara del régimen castrista por donde gente sin ilusión y sin un centavo, siempre al borde de la muerte, sobrevive en medio del caos administrativo. Y no importa nada más que hoy, mientras exista "un bollo" que penetrar, cigarros y ron en esta fauna apocalíptica, llena de sexo sin ambages, a fin de cuentas triunfa la vida por encima de cualquier otro aspecto pecuniario, social, político o económico.



 Nunca tenía necesidad de pensar, de tomar decisiones, de proyectarse hacía acá o hacía allá.



 Años duros, ¿ y cuándo no ?  Pedro Juan Gutiérrez invierte tiempo y mucha pasión en su literatura, como en los demás oficios a los que dedica su tiempo. Como por ejemplo a pintar mientras observa el mundo desde su azotea en un 8º piso de Centro Habana, en ocasiones baja a sentarse en el muro del Malecón mientras éste se salpica de las olas que trae el Océano movido por el frío del noreste; y mientras tanto Cuba vive en el final de la década del siglo XX arrastrada en la vorágine de la revolución social y económica que nunca acaba de llegar a todos, sólo a unos poquitos, y mientras tanto Gutiérrez se gana unos pesitos con sus cuadros y trabaja la literatura que no puede publicar en su país.
 Pasado el tiempo sale Trilogía Sucia De La Habana y es traducida a varios idiomas. Eso le dará pie para ensayar sobre el folio en blanco su vida, una introspección auténtica y visceral, porque escribe tal y como vive, de modo agotador y parir novelas como El Rey De La Habana o Animal Tropical mientras a su alrededor su mundo, su país "se va al carajo". 



 





Yo le comentaba que se vive por etapas. Nada es perdurable. Si uno tiene esa conciencia, disfruta mucho más cada momento.



ANIMAL TROPICAL.- 2000.- 
 Los boleros suenan al fondo mientras La Habana arruinada, mojadita, soporta viento y salitre, porque la verdad es que se ama a una ciudad si alguna vez se ha sido feliz en ella y has sufrido. La vida, no más.
 Gutiérrez no busca subterfugios en Animal Tropical, en esta ocasión no valora el intento de escribir con descripción lo que en El Rey De La Habana le llamaba la atención desde la observancia de su azotea a un chico y su familia que les convertiría en personajes de su obra, en esta oportunidad no se anda con rodeos, simplemente divide el texto en 3 partes, pero con 2 personajes, al margen de él mismo, protagonista; Gloria, su vecina en La Habana, y Agneta, descubridora de su obra en Suecia.



 Compré un poco de ron y me senté plácidamente en mi azotea, frente al mar. Un tabaco, un ron y el mar.



 En esa filosofía encierra la vida Gutiérrez. Pero le da un giro, a ver si es capaz de mantener el ritmo narrativo cuando acaba unos meses por llegar a Estocolmo y mantener, mantenerse a costa de Agneta, la oficinista brillante y eficaz, sobria, fría, contundente, ordenada en su apartamento limpio, pulcro, bien decorado mientras escucha música clásica y de vez en cuando coge una emisora de radio donde escucha a Lou Reed o boleros, observa un paisaje idílico de bosques y silencio. Y pese a todo, echa de menos el bullicio, la suciedad, el arrastre diario de la vida en La  Habana. De la perfección y el cielo al infierno y el día a día, quizás porque a Gutiérrez lo que más le gusta es luchar los pesitos día a día, mientras el sexo, el ron y el mar contemplan la existencia exigua de su personajes.



 Lo que vas a encontrar ya está dentro de tí. No tienes nada que buscar.



 En ese contraste de la vida, Gutiérrez nos lleva en esta novela por los 2 mundos que conoce, el caos y el perfeccionismo, Cuba y Suecia, ¡que contraste! Lo que pudo ser y lo que es, sufrimiento en forma de pasión y frialdad en el pragmatismo más feroz. Pero no echamos a faltar sexo, alcohol y alguna que otra droga, estimulantes que a veces entorpecen la relación con la educada, fina y elegante Agneta, nada que ver con la primitiva y salvaje de Gloria.
 Gutiérrez a la altura de los grandes en estas cuestiones, sean Henry Miller o Dan  Fante, por aquello del sexo explícito y sin tapujos, como debe ser por otra parte, forma parte de nuestra vida cotidiana, nos deja una obra dura, divertida, ecléctica de 2 mundos paralelos y sin embargo tan diferentes, ambos están en el mismo Planeta.



 Ohh, ¿ aquí? Nooo.
 Sí, aquí mismo. Si fueras cubana, aquí mismo te arrodillas a mamar como una ternera.


  Gutiérrez siente el desarraigo en un mundo tan perfecto y silencioso, él que se encuentra en la cincuentena, y cómo antes se preguntaba cuando hablaba con Agneta cómo sería su vida en Suecia; ahora echa de menos a Gloria, la vecina de abajo de su apartamento, con 30 primaveras y la, en ocasiones, aséptica cuarentona de la sueca, una dicotomía que en ocasiones lo vuelve un poco loco.



 Él llevaba 35 años detrás de la barra de los bares, y conocía al pájaro por la cagá.



 Dedicado a la literatura.-  Y de paso pinta, cuadros que vende de vez en cuando para ir tirando. 
 Un hecho, siempre hay un acontecimiento que puede volar las estructuras de nuestras frágiles vidas como una vez publicado por Anagrama, con buen éxito, La Trilogía Sucia De La Habana, fue despedido poco después de la revista Bohemia, tras 26 años ejerciendo de periodista, lo cual le deja el claro replanteamiento de dedicarse de lleno a escribir, aunque la inmensa mayoría de su obra no está disponible de manera sencilla en Cuba, donde es un auténtico desconocido, al margen de los canales habituales del régimen.
 Es ahí, en el periodo que va desde finales de los 90 y 2004 donde publica libros de poesía y una novela policíaca, mientras va gestando en su cabeza una especie de obras sobre su barrio, donde evoluciona su existencia. Cercano a personajes que describe en su novelas que se pueden denominar Centro Habana, barrio de la capital cubana, es donde coloca su prosa.
 Se mantiene gracias a la publicación de sus obras en el extranjero, gran parte de ella en Europa, traducido a países como Alemania, Francia, Portugal, Grecia... En cualquier caso Gutiérrez parece analizar la historia reciente de Cuba desde otro prisma. Con su siguiente novela: Nuestro GG En La Habana, se adentrará en el periodo pre revolucionario a la entrada de Castro en el poder. Es un cambio estilístico inteligente, audaz, donde los personajes se mueven entre la osadía del juego, de la vida fruto del azar, donde la isla se ve como un tablero de ajedrez de las grandes potencias por hacerse cargo del dinero en forma de casinos, prostitución, y como no... situación logística.
 Bien, ya tenemos un retrato severo de La Habana misteriosa y de personajes marginales, como en todas partes si se escarba, en unos sitios más y en otros un poquito menos, pero siempre sale la mala baba si se la busca.
 Pese al éxito internacional, sólo 3 obras están publicadas en Cuba. Tenemos la suerte de tenerle entre nosotros. Sólo con el paso del tiempo y un cierto relax institucional, su poesía y parte de su prosa, escalonadamente, aparecerá de manera tímida en las librerías cubanas.
 Gutiérrez también tiene una obra en poesía, pero no es el estudio de este artículo. Señalar 2 libros de relatos: El Insaciable Hombre Araña - 2002 y Carne De Perro - 2003, prosigue su peculiar estilo, aunque fragmentados, pueden leerse casi como una novela; el estilo directo es marca de la casa.




En Cuba nada es exacto. Ahí radica el encanto.




NUESTRO GG EN LA HABANA.- 2004.- 
 Un malentendido derivará en una excelente novela, de espionaje al estilo caribeño, entre sol aplastante y lluvias torrenciales sobre la capital cubana.
 Un tipo, George Greene, llega a la Habana procedente de Liverpool con el único interés de pasar unos días de asueto. Pero en el hotel en el que se hospeda, el Inglaterra, el conserje al tomarle el nombre lo confunde con el del escritor británico Graham Greene, y le da unos libros para que se los firme; el tipo, deja su rúbrica en los ejemplares por aquello del estúpido prurito narcisista que todos llevamos dentro.
 Lo que parece un hecho aislado y anecdótico, le sirve a Pedro Juan Gutiérrez para desarrollar toda una trama de espionajes sobre la época de mediados de los 50 del pasado siglo, cuando Fulgencio Batista experimentaba con llevar a Cuba como la nueva Las Vegas, llena de casinos, con la mafia americana rampando a sus anchas y con sus dólares, los juegos de azar, las grandes orquestas en los clubs nocturnos, la prostitución sofisticada...
 En este país de 1955, el británico viajero aprovechará sus estancia en la capital para recorrer algún prostíbulo y echar alguna cana al aire. Allí conocerá a Superman ( Caridad ), un especie de semental, y en un cuarto oscuro hallan un cadáver escondido detrás de unas cajas, desencadenante de gran parte de la historia. Al ser detenidos, George Green es confundido con el novelista paisano suyo.
 En la hipótesis bien construida por Gutiérrez, Graham Greene, el escritor, se encuentra en la isla de Capri, en Italia y a 6 horas de diferencia horaria de La Habana, disfrutando de su estancia en solitario, cuando es llamado por su editor para decirle que ha saltado a la prensa la noticia de que se encuentra detenido en el país caribeño, que no se mueva de Capri, a poder ser que desaparezca por un tiempo;  eso aumentará las ventas considerablemente de su obra.
 Claro que Gutiérrez no deja al Green escritor ahí, tras un largo recorrido de 36 horas de avión y varias escalas, llega  La Habana y en su camino se cruzará el FBI, el Habash y la KGB.
 Cuba antes de la pre revolución, lo que era y no llegó a cuajar... por ahora.



Siempre creí que era posible vivir con orden y equilibrio y mesura. Todos me metían en la cabeza: escuela, padres, Iglesia, prensa, Patria, orden y libertad.



EL NIDO DE LA SERPIENTE.- 2006.- 

 Darle sentido, si es que eso es posible alguna vez, es difícil, no imposible, y menos cuando se cuentan 15 años y uno haraganea en torno a la nada. Sólo se hace preguntas, en su mayor parte sin respuestas, mientras un chaval adolescente trabaja o parece, en algo semejante a repartidor de helados, el negocio de su padre, mientras en su interior acontece una tormenta interior.
 Estamos en la década de los 60, donde en la isla caribeña hay demasiadas restricciones y no sólo de índole material, y al chico, le pilla el plena expansión de la curiosidad. Como todo se nacionaliza, el puesto de trabajo del padre decrece, no es rentable y el muchacho se encuentra deambulando en una decaída Matanzas, antigua Atenas aristocrática de la burguesía caribeña.



 Era mal visto tener brújulas, hablar inglés y escuchar a The Beatles.



 La novela en cuestión disecciona unos años en que el autor, Gutiérrez, va desde los 15 a los 21 años, mientras explora el mundo exterior que le rodea, pero sobre todo, introspecciona lo que va gestandose dentro. Depresivo, suicida, furioso, loco, incuba el nido de la serpiente.
 Su vida se amplía con los 3 años de servicio obligatorio en Camagüey, sus escapadas, sus amoríos, sus tragos de ron a golpe de cortar caña de azúcar, y sobre todo, en una década, los 60, donde todo cambia, quiere respirar, pero se da cuenta de que comienza a ser adulto, que lo convierte en cuidadoso y sensato, y eso, tiene el peligro de que eres absorbido por el sistema.


El oficio de escritor va a ser difícil porque tendré que nadar siempre solo y a contracorriente.



FABIÁN Y EL CAOS.- 2015 .-

 Como telón de fondo la revolución de 1959. Pero todo se inicia en una corrala de la Puerta de Toledo, en Madrid. En un piso interior, de 2 habitaciones, sin luz, pequeño y mal ventilado, nace Lucía, la madre de Fabián, uno de los 2 personajes protagonistas de la novela.
 Pasados unos años, la muchacha contrae matrimonio con un dependiente, Felipe, de una tienda de mantelería en la calle Toledo.
 Diversas circunstancias le llevarán a Matanzas, Cuba, para iniciar una nueva vida y amasar una gran fortuna, que se la llevara "Mandrake El Mago", como si fuese un trilero cambia de moneda en agosto de 1961, momento exacto en que todos los cubanos dejaron de ser clase, ni alta, ni media ni baja, todos pasaron a ser pobres de verdad.
 Fabíán es débil, susceptible, tímido y estudiante de piano desde corta edad, además de homosexual, un castigo añadido en cualquier dictadura. Pedro Juan es sensible, docto con los puños, cinéfilo empedernido y lector, de origen humilde, se juntan en la misma clase de Fabián, pero no llegan a ser nunca amigos.
 La revolución triunfa, el bloqueo americano se activa, la isla de Cuba se convierte en escenario de un tablero de ajedrez internacional entre USA/URSS; la gente es mero polvo sustituible. Cerraron lo billares, casinos, hipódromos, se impone la Ley Seca. Y pese a todo este telón de fondo, ¡hay que vivir!, donde casi todo corría el peligro de ser una desviación ideológica.



 Me interesaba mucho llegar a ser nada.


 Pese a que con diversos altibajos la amistad entre Fabián y Pedro Juan prosiga a intervalos, se cruzaran definitivamente en una fábrica de enlatado de carne, donde el "régimen " manda a los que no sabe qué hacer con ellos.
 Gutiérrez se sirve de dicho centro para contrarrestar la dicotomía de un Fabián efebo, de imagen griega, renacido en el trópico. Las escapadas a la playa de Varadero, olvidada del gran turismo, serán su castigo. También Pedro Juan sufre, en una molestia continua de la gente, del sistema que sostiene el andamiaje social, político, familiar. Y cuando ya han conseguido esto, te meten el miedo en el cuerpo y te conviertes en víctima, ya han pulsado el botón, el asunto se convierte simplemente en sobrevivir, no todos lo consiguen.



BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA




TRILOGÍA SUCIA DE LA HABANA.- 1998

EL REY DE LA HABANA.- 1999

ANIMAL TROPICAL - 2000






NUESTRO GG EN LA HABANA.- 2004

EL NIDO DE LA SERPIENTE.- 2006

FAIBÁN Y EL CAOS.- 2015







Libros de relatos: 

EL INSACIABLE HOMBRE ARAÑA: 2002
CARNE DE PERRO: 2003





Sólo unos pocos elegidos pueden vivir fuera del redil.



Pedro Juan Gutiérrez, 27 de Enero de 1950 - Matanzas (Cuba ).-



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