JAVIER MARÍAS : LA PLUMA ANGLOSAJONA, EL PORTE BRITÁNICO Y LOS ZAPATOS ITALIANOS.-

   




 Siempre me es difícil inmiscuirme en la obra de un autor porque eso requiere tiempo y espacio, es como volver a recodar porqué de este escriba tienes tantos libros, qué te ha llevado a “perder” horas de tu existencia en su obra.
 Por lo general una novela te dura varios días con lo cual tienes que reubicar un periodo de tu vida para sostener en tus manos el texto, que lo comprendas, te guste y desees seguir adelante unas líneas más para ver en qué acaba todo el embrollo en el que te has sumido por voluntad propia.
 Hay libros y autores sencillos de leer, los hay más complicados, y no sólo la trama que desarrollen, sino en sí mismos y sus novelas dan fe de ellos. Javier Marías siempre me atrajo, no por su calidez, demasiado frío y académico, me arrastra esa clase innata de la que hace gala como quien lleva unos zapatos italianos a juego con la corbata, un Armani de manera natural combinados con unos complementos exquisitos. Y todo ello se traduce en sus obras.
 Ni he leído todas ni ganas, y siempre me asalta la duda de empezar a comentar una parte importante de su bibliografía cuando se publicaron o cuando las he leído, porque a veces cuando regresas a los textos ya asimilados es como rebobinar otra vez tu vida en ese espacio de tiempo y lugar al que acontecieron; o reescribir aquello que publicaste hace una semana, mes o años, como recalentar la comida que te sobró en la nevera y colocarla en el microondas, pierde sabor, sustancia, te puede sacar de un apuro, pero no es recomendable como dieta diaria.
 Siempre marco lo textos, a modo de mayoral con sus reses, para mí una novela, un texto, tiene vida independiente de en qué manos caiga, pero ni yo soy el mismo lector que leí ayer algo, ni el de pasado mañana. He adquirido experiencia, he olvidado otras cosas, y así hasta el infinito. Por esta vez, a Javier Marías, tal vez el mejor escritor español en la actualidad, pero al mismo tiempo creo que el menos “nacional” de todos ellos, no lleva el sello España por ningún lado. Su literatura es correcta, sus personajes amansados como el buen albañil con sus ladrillos, pero es lo más británico que uno puede leer por aquí.
 Su cara de profesor, las veces que me lo he cruzado por el barrio de Salamanca ( Madrid ), siempre bien compuesto de ropa, sea invierno o verano, las numerosas veces que lo he visto en televisión y en prensa, sus artículos, sus conferencias a las que he asistido un par de veces, su elegancia negligente en una mezcla exquisita de inglesa e italiana, su actitud indolente y mordaz, quizás trate de disimular una melancolía de fondo que se le nota en la mirada.
 Volveré a ser riguroso en la medida de lo posible y me remitiré a la 1ª novela, y no a la que 1º leí, pero El Siglo – 1983, perdida en medio de su extensa bibliografía.
 Tal vez con reminiscencias familiares a un hecho pasado en su infancia, su padre Julián Marías, fue denunciado en 1939 al término de la Guerra Civil española, y eso le sirve al autor para arrancar y servirnos una novela rara escrita en capítulos alternos de 1ª y 3ª persona , donde un ya anciano juez, Casaldáliga, junto al lago en el que vive, rememora su vida por este lugar llamado Planeta Tierra, en la que hay más de farsa que de otra cosa.
 Si he hecho mención de semejante título, es porque es la novela más “nacional” de Javier Marías de cuantas he leído. Sin referirse a ninguna ciudad en concreto, por ahí salen Madrid, Barcelona y Sevilla sin ser nombradas, sólo Lisboa si lo hace y con capítulo y todo. Sólo recomendable para los más entusiastas, a fin de cuentas recorre una época sombría de nuestro peregrinaje como país y ahonda en abismos que no me interesan.

 TODAS LAS ALMAS .- 1989 .-
 Dos de los tres han muerto desde que me fui de Oxford, y eso me hace pensar, supersticiosamente, que quizá esperaron a que yo llegara y consumiera mi tiempo allí para darme ocasión de conocerlos y para que ahora pueda hablar de ellos.
 Así comienza Todas Las  Almas, con una declaración de principios, marcando el territorio oscuro, plomizo y gris de una ciudad como Oxford, con su fama de buena ciudad, academia de las buenas costumbres, pero tan aburrida como las regatas de cada año. Pero Marías, que en algún momento de su vida estuvo de docente en dicha Universidad británica, como profesor de Literatura española, parece conocer muy bien el percal.
 Y no es baladí esa antítesis simbólica para dicho relato, radicalmente opuesto a Madrid, un lugar septentrional e insular; que no viene a ser otra cosa, deduzco, que un cierto malestar interior que se desencadena a partir de la diferencia y la distancia. El narrador toma una cierta distancia con el entorno más inmediato, quizás porque aunque admire muchas cosas de dicha Universidad, no olvida en ningún momento que él es un intruso, un exiliado y no sólo intelectual. A fin de cuentas nadie puede dar cuenta de él, nadie sabe ni por fotos de su infancia y adolescencia, sus raíces se encuentran en plena meseta ibérica, no en las frías calles de la ciudad británica, eso va transformando su mente en un desvarío de la mente.
 Y por la novela circulan personajes que viven en otro tiempo y dimensión. El viejo portero Will, Clare Bayes que habla de sus amantes ocasionales y luego los olvida, Cromer-Blake, que escribe un diario esperando la inminencia de la muerte; vamos, de lo más divertido debía de ser la vida de dicho profesor llegado de Madrid y la estática Oxford.
 Hay más personajes en la novela, con sus aspectos y sus hábitos invariablemente anticuados, y todos parecen existir y vivir para imaginar y contar.
 Como contrapunto a la novela existe una versión cinematográfica de la misma, donde Javier Marías echa pestes sobre la misma : las iras se centraron en El último Viaje De Robert Rylands, una cinta que sus responsables vendieron como una versión cinematográfica de Todas Las Almas ; el escritor mantuvo una agria polémica con Elías y Gracia Querejeta, productor y realizadora del largometraje, argumentaba que la película tergiversaba en cierta medida la trama de su novela. El asunto terminó en el Tribunal Supremo. Todo muy heavy. En cualquier caso, yo que he leído la novela y visto el film, están muy bien ambas, con un ambiente tan británico que casi da asco; otra cuestión son sus diferencias que me la traen al pario, la verdad.
 A partir de aquí empezaremos a tener muy en cuenta cada publicación de Javier Marías, después de leer Todas Las Almas, con su particular estilo y exploración de los personajes, tenía presente cada publicación, por esa curiosidad innata de saber si el transcurrir de los años nos hacen más sabios, expertos en no caer y pisar charcos, y si uno puede seguir caminando por las aceras con los martinelis sin pisar cagarrutas de perros por muy esquilmados de hormigas y garrapatas que estén, incluyendo el paseo por el barrio de Salamanca ( Madrid ).


 Ves, la propia vida no depende de los propios hechos,
De lo que uno hace, sino de lo que de uno se sabe,
De lo que se sabe que ha hecho.


  La siguiente novela purga un pasado y eso nos lleva inexorablemente a una nostalgia del futuro. Me gustan las narraciones que arrancan fuerte, con un hecho inexorable, como un tajo en la cara o un tiro en el corazón, porque una vez te han atrapado las primeras líneas la gracia está en que te seduzcan el resto de las páginas; el tamaño y el talento, lo pone quien lo ejecuta, y Marías en Corazón Tan Blanco lo lleva a cabo con esa prosa tan elegante y efectiva a la que me he acostumbrado.

 CORAZÓN TAN BLANCO .- 1992 .- 
 Una mujer recién casada y que acaba de regresar de su viaje de bodas, entra en el cuarto de baño. Se coloca  enfrente del espejo, se abre la blusa, se quita el sostén y se busca la punta del corazón con la pistola que le ha arrebatado a su padre,  el cual se encuentra en esos momentos con diversos familiares en el comedor de la casa. Pasa lo que intuimos en los primeros párrafos de la narración, la mujer se pega un tiro, inexorable, imposible de fallar sobre sí misma y acaba con su existencia; han transcurrido 5 minutos desde que se levantó de la mesa de los comensales y ejecutó su propia penitencia. Ahora el asunto está en averiguar el porqué de tal acontecimiento, si se pudo evitar. Ese drama asoma de nuevo cuando un recién casado ve desde el balcón de un hotel de La Habana,  como una mujer desconocida le confunde con otro hombre.


 Para no seguir ocupando su propio lugar y ocupar el de otra persona, el mundo entero se mueve a menudo sólo para dejar ocupar su lugar y usurpar el del otro, sólo por eso, para olvidarse de sí mismo y enterrar el que ha sido, todos nos cansamos indeciblemente de ser el que somos y el que hemos sido.


 A partir de ese momento, negros presentimientos se convierten en el detonador de una delicada trama construida a base de secretos y medias palabras que atrapan al lector en una narrativa exquisita y eficaz, todas las sutiles mentiras van conformando unos extraños vínculos que unas veces unen, y otras separan.

  
 Las parejas se cuentan todo lo de los otros, no lo propio a menos que crean que les pertenece a ambos.


  La joven que se pega un tiro al comienzo, Teresa Aguilera, es la tía carnal del joven que años después observa la escena de una desconocida desde el balcón de La Habana en su viaje de novios, él apenas sabe nada de su pariente, pues su madre, hermana pequeña de aquella no le cuenta nada y su infancia y adolescencia carece de datos tan fundamentales en su biografía particular sobre dicho hecho. Y si el susodicho tiene interés en conocer ese pasado ha sido porque justamente a causa de su matrimonio empieza a tener toda suerte de presentimientos de desastre, pese al cariño que le profesa a su prometida Luisa.
 Entre novela y novela de Javier Marías pasan varios años hasta que me instalo en una nueva lectura de alguna de sus obras, pero hay constantes vitales en su narrativa que no cambian; da igual en el orden en que has asimilado sus textos, desarrolla el escritor sus argumentos, sus constantes temáticas, el narrador que monologa y piensa mientras cuenta, su manera de referirse a otros libros y a otras frases extraídas de ellos, ya está aquí. Y del pasado que se hace presente, y de lo que sabemos y no sabemos. Y de las ventajas e inconvenientes de callar, de saber, de escuchar.  Todo eso ya se encuentra en Corazón Tan Blanco, pero persiste en toda temática de sus narraciones.
 Pasará un largo tiempo hasta que de nuevo me enfrente a otra obra suya, algo que me vuelve a involucrar con su manera de exquisitez en su narración, Mañana En La Batalla Piensa En Mí, y de nuevo el título de esta novela como la anterior Corazón Tan Blanco, procede de Shakespeare, si bien jamás se dice a las claras y pertenece a una cortina colocada a propósito por Marías.  Probablemente es la obra que lo coloca en el escaparate nacional y se internacionalizan sus obras, recibe varios premios ( que es lo que menos me interesa de este asunto ) y a asumir un reconocimiento crítico y de lectores. Y como siempre ocurre, unos se alegrarán y otros no, pertenezco al primer grupo por voluntad propia, mientras que las horas que me tire leyéndolo me interese lo que cuente, cómo lo desarrolle y hasta como lo culmine, aunque esto último llevaría a varias preguntas que cada lector, en la intimidad, deberá plantearse.


Mañana en la batalla piensa en mí, y caiga tu espada sin filo: desespera y muere.


 MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ .- 1994.- 
 Víctor Francés se ha divorciado recientemente, y mira tú por donde, acude a una cena en casa de Marta Téllez, que le invita aprovechando de paso que el marido de ella se encuentra de viaje en Londres y es madre de un niño de 2 años.
 Hasta ahí nada anormal, 2 adultos que deciden pasar una velada con unas copas y viandas digeribles, y que incluso después de la cena la cosa se pone íntima y acogedora y ambos pasan al dormitorio, donde Marta empieza a encontrarse mal hasta que agoniza y muere. 


 Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda.


Como viene siendo habitual en las novela de Javier Marías, comienzos impactantes que te desamparan un poco, como si el viento soplase tan fuerte que te deja con media verónica mirando al tendido del infinito e intentando que lo que acabas de leer se te atragantara, no dando crédito a que esa realidad tan palpable se puede dar en alguna ocasión, si las circunstancias se dan, a ti mismo. ¿ Y qué harías ?
 Las decisiones de Víctor de ahora en adelante y todo el desarrollo posterior de los acontecimientos, hacen del libro una inquietante e interesante descripción de una historia de mala suerte... Las fotografías, los mensajes del contestador, la habitación del niño o el vino que hace un momento tomaban alegremente, todo tan presente pero tan desconocido para él.
 Gran parte de lo que es la narrativa de Javier Marías en sus obras posteriores se encuentra en Mañana En La Batalla Piensa En Mí, todo ese monólogo interior que predomina por encima de diálogos y descripciones.  La apelación constante a otros textos, en este caso shakesperianos, a citas dichas por personajes de otras épocas, de otras circunstancias, de literaturas diferentes, que, sin embargo, arrojan luz sobre lo que se nos cuenta en el presente de la ficción, desarrollan ese universo tan rico en matices.
 Siempre he sostenido de la riqueza literaria y distinta del autor madrileño con cuanto se publica y escribe en la actualidad. Sus obras son intemporales, leídas algunas hace mucho tiempo, mantienen como los buenos caldos, la calidad superior a cuando te sumergiste en ellas por 1ª vez. Un hecho casi tribal, pero que se desarrolla a comienzos de los 90, sin móviles ni tanta tecnología punta como parece que ahora existe para ayudarnos a vivir mejor, son cosas que ocurren, que van ocurriendo con una lógica interna que los personajes desconocen, pero que te atrapan como si de una novela de misterio se tratase. Pero importa el cómo se cuenta y el porqué de las cosas, porque el final ya lo conocemos.
 Las circunstancias, el azar, él no podía suceder, no tocaba…


 Una indigestión de marisco, un cigarrillo encendido al entrar en el sueño que prende las sábanas, o aún peor, la lana de una manta; un resbalón en la ducha – la nuca – y el pestillo echado del cuarto de baño, …


 Vivimos a golpe de posibilidades y en ocasiones nos alcanzan y nos llevan por delante. La manera de contar de Javier Marías es siempre la misma: detiene los acontecimientos, como si pudiese suspender el mundo y sus circunstancias por unos segundos, minutos, horas o días tal vez; por supuesto con argumentos muy sólidos, argamasa el edificio con un sinfín de palabras que solidifican su inmueble para poder resistir los vientos huracanados de las circunstancias de la vida y al menos, tener un sitio donde guarecerse hasta que escampe.


A uno suelen parecerle mejor las personas por separado,
Cada uno por su cuenta, sin adherencias conyugales ni familiares.


  Tardé varios años en regresar a Javier Marías, un autor que siempre hay que tener ahí, como de reojo, para ver qué publica, más allá de su pertenencia ideológica o mediática en diversos frentes, que esa es otra cuestión, discutible, pero que no me atañe aquí. No fue hasta entrado el siglo XXI, en el que uno se extinguirá y quedaran pequeños rastros de ti a través de los que te sobrevivan más por línea consanguínea que otra cosa. Entrado el estío del 2006 me puse manos a la obra con Tu Rostro Mañana que acabará siendo una trilogía, entonces para mí desconocida, luego se convierte en la pieza angular de la narrativa del escriba madrileño.





 Desde luego es esta parte de la narrativa de Javier Marías la que no hay que perderse de leer bajo ningún concepto ni excusa, aquí encontramos la crema de su obra. La narración es un elenco de hilos que salen de la madeja, una conversación con uno mismo o con otro interlocutor, que van derivando hacia varios temas.


Uno tiene que estar dispuesto a ir más lejos de lo necesario,
Aunque luego no vaya, o decida frenarse llegado el momento,
O no haga falta que vaya.


 TÚ ROSTRO MAÑANA : 1 .- FIEBRE Y LANZA .- 2002 .-
 Ni siquiera queda claro desde el comienzo si al protagonista hay que llamarlo Jaime o Jacobo; el caso es que es Deza y que una vez más Marías nos devuelve a Oxford, debe de querer bien ese espacio de su tiempo en dicha ciudad, sino no hay explicación razonable. El caso es que el individuo en cuestión donde años atrás había sido docente y para que engañarnos, olvidarse y alejarse de su mujer.
 Pero lo curioso de todo es que Deza posee un don o tal vez como luego iremos descubriendo a través de las páginas, mejor sería llamarlo maldición, ¿ y qué es eso ? Pues es el de conocer lo que la gente que se le cruza en su destino, que hará en un futuro inmediato, algo así cómo serán sus rostros mañana, quien nos traicionará o será fiel.
 Deza es un profesor en Oxford solitario que nos regalará su intimidad a cambio de confidencialidad, irá despojándose de su vida familiar más inmediata y comenzará una disertación sobre diversos temas con sus colegas británicos.



Aunque la garza vuela muy alto, el halcón la mata.


  
 No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado La Tierra o cruzado el mundo… así empieza Tú Rostro Mañana para irnos sumergiendo en un avatar de intrigas, la novela acaba derivando hacia el espionaje, por meter las narices o simplemente por la curiosidad intelectual que todos tenemos o deberíamos de explotar más, en acontecimientos de la II Guerra Mundial, hacia un grupo secreto británico, el M16, que todavía funciona bajo capas y prismas diferentes. En esa encrucijada de seguir o quizás sea demasiado tarde, Deza se encuentra inmiscuido en los dos tomos que forma parte la obra: 1 – Fiebre – 2 – Lanza.



Los individuos llevan sus probabilidades en el interior de sus venas.



TÚ ROSTRO MAÑANA .- 2.- BAILE Y SUEÑO .- 2004.-
 Sigue el personaje central de Deza, que ahora sabemos a ciencia cierta que es un ser solitario, sin amigos y apenas conocido, que vive una especie de standby con su pareja de la que no se sabe si está divorciado, separado… que sigue viviendo en un país extranjero, que sus relaciones más cercanas siempre son con seres mayores en edad que él, que aparentemente es traductor pero en realidad tiene una misión que desarrollar, es espía camuflado, faltaría más.
 Con una prosa, elegante, rica y compleja, Marías, a través de Deza, nos adentra en abismos personales a crear situaciones imaginarias de la vida cotidiana que nos dan miedo, angustia, a plantearnos serias dudas. El narrador posee un lenguaje rico, exquisito en los detalles, en las descripciones tanto de personas como de cosas y situaciones, en una palabra : el placer de leer, de aprender, y en eso, creo, radica parte de la prosa excelsa de Javier Marías.



No hay trabajo malo mientras no haya otro mejor.



 Ya que uno había leído los dos primeros tomos, a continuación y a comienzos de 2008, un mes después de Baile y Sueño, me embullo de nuevo en las peripecias, soliloquios y demás pesquisas de Deza, en la parte más monumental de la obra de Javier Marías, quizás así sea lo mejor para no perder el hilo y retomar las situaciones pintorescas en ocasiones, averiguar esos rostros de quienes nos rodean y también el nuestro propio.


TÚ ROSTRO MAÑANA – 3 .- VENENO, SOMBRA Y ADIÓS .- 2007 .-
 Uno no lo desea, pero prefiere siempre que muera el que está a su lado,… Cierta aseveración con la que empieza el texto de Marías y en la que estoy plenamente de acuerdo, para qué enredar con lo políticamente correcto.
 Con 700 páginas y dividido en 3 partes como su título indica, el peregrinaje de Deza nos adentra en Londres, Madrid y Oxford, intentando averiguar en esas capas de paz occidental que la traición, la violencia, late con tanta o más fuerza que en otras partes del planeta que las creemos más guerrilleras, y es que el veneno que se inocula cada días puede dar paso a auténticas catástrofes.


Pero uno nunca tiene la absoluta seguridad de nada,
De casi nada relativo a los otros, y puede que ni a uno mismo.


 Como siempre y viene siendo habitual en Javier Marías, el texto arranca pausado, con largas descripciones de situaciones e interioridades, pero alrededor de las páginas 150 en adelante va creándose una tensión soterrada. Por supuesto y como no podía ser de otra manera, en este 3º volumen, no deja ningún cabo suelto, siendo de un alto nivel narrativo todo lo expuesto.
 Hay algunas acotaciones que quisiera exponer de la novela. Una clara evolución de los recursos estilísticos del escritor y las citas a las que es tan recurrente, sobre todo en las 2 anteriores entregas, aquí se integran en la narración y la hacen progresar, tal vez es una peculiar cuestión de madurez, aunque por lo leído de Javier Marías, al menos desde su 2ª   obra que cayó en mis manos, Todas Las Almas, siempre me pareció excelso en su dominio del lenguaje, los espacios, los tiempos, los soliloquios… aunque he de reconocer que en Veneno, Sombra y Adiós se supera.  Las consideraciones sobre la violencia que formaban el meollo de Baile y Sueño se amplían aquí de forma inquietante para el lector, que no puede evitar verse reflejado en las andanzas y pensamientos de Deza.



De que nos servirían las leyes, sino las incumpliera nadie.



 Toda esta trilogía tiene un alcance universal, no circunscrito a un país en concreto y situación particular, más aún este 3º volumen, en las novelas se trata de contar una historia, y todo lo que pueda enriquecerla será bienvenido, y le dará más cuerpo; incluso quedan resueltos episodios pasados que parecían ya ajenos a la memoria del escritor y olvidados en el lector, pero que aquí terminan por esclarecerse y explicarse; detalles, minucias, cositas, que engrandecen la literatura de Marías.
  Apuntar la cantidad de personajes secundarios que aparecen en Veneno, Sombra y Adiós, añadidos a los fijos, a los que nos habíamos acostumbrado a sus manías, paranoias, etc;  y en cuanto a Deza, el autor le ha dejado un futuro abierto y a algunos personajes, que no han sido eliminados de la mundanidad, pueden seguir viviendo.
 No me extraña que después de este trabajo monumental, Javier Marías decidiera dejar de escribir, incluso se apuntó la posibilidad no desmentida por él mismo, de dejar de publicar, al menos para los que le leemos, sólo fue momentáneamente , aunque aclaro que tardé 6 años en acercarme a lo último que he leído de él, Los Enamoramientos, y como es habitual, exquisito.


 Al mundo se viene para correrse una juerga,
 y el que no lo entienda así, se ha equivocado de sitio.



 Escritor y lector nos tomamos un largo espacio después de la trilogía, sobre todo los dos últimos volúmenes leídos a comienzos del 2008. Entre medias varios premios para Javier Marías, artículos, ensayos y traducciones diversas diversifican también el trabajo del creador madrileño. Pasados ese tiempo es menester acercarme a Los Enamoramientos. Si bien es verdad que me lo pensé varias veces antes de comprar la novela, así, de entrada, el título como que no, lo que leí como de pasada con el texto en las manos en esos grandes almacenes, donde me encanta perder el tiempo mientras el hormigueo de homínidos deambula de acá para allá, pues así así, pero debí de fiarme de mi intuición y acierto, una vez más, alguna de las escasas virtudes que creo tener y aún conservar.

 LOS ENAMORAMIENTOS .- 2011.- 
 Algunas cuestiones así de entrada. Novela media en cuanto a tamaño, 400 páginas desarrolladas en 4 capítulos o fases bien diferenciadas; narrado por una mujer, lo cual siempre me atrae que cuando el escriba es masculino se adentre en el mundo femenino y viceversa, y claro, no sea una frivolidad. Con la prosa profunda y cautivadora de siempre, María Dolz, reflexiona sobre el enamoramiento, a veces de manera positiva por lo que ello conlleva para poder justificar casi todo; pero el anverso también nos indica desmanes y ciertas ruindades.


 A ninguno debe de ofendernos que alguien se conforme
con nosotros, a falta de quien fue mejor.


  María Dolz desayuna cada mañana en una cafetería de Príncipe de Vergara, sola, antes de disponerse a ir a la editorial donde trabaja. Cada día observa, discreta, pero certeramente, a una pareja de casi su misma edad que hace lo propio también a tal hora del día. Nada anormal, hasta que un día no aparecen y María Dolz descubre, atónita por la prensa, que el marido de la otra mujer ha sido vilmente asesinado por un gorrilla, esos personajes anónimos y algo andrajosos que se sitúan en los aparcamientos para que dejes tu automóvil donde te indican y dejar propina. En la enajenación mental de dicho individuo se carga al personaje que María Dolz observaba feliz cada mañana con su mujer.
 A partir de aquí nada vuelve a ser igual para nuestra narradora. Investiga más y llega a acercarse a la casa de la mujer, ahora viuda, que además es casi vecina suya. Allí encontrará a un amigo de la pareja de la que poco después acabará intimando con él. Pero no todo está tan claro, a fin de cuentas descubrirá más adelante por una conversación indiscreta entre este su enamorado y un amigo de él, que el gorrilla estaba pagado y seducido por una cuestión personal, para que acabase asesinando a Miguel Desvern, el marido de su casi vecina Luisa. Y todo se enreda, claro, nada es lo que parece de tan sencillo y ahí está el matiz de Javier Marías, siempre tan puntilloso con todo: detalles, lenguaje, psicología de los personajes, justificaciones de lo  que hacemos o dejamos de hacer, que a veces es tan peligroso como lo 1º.


 El enamoramiento es insignificante, su espera en cambio es sustancial.


  El querido, aunque cabría decir mejor, el rollete de María Dolz, Díaz-Varela, siempre ha estado enamorado de la mujer de su amigo Miguel Desvern, Luisa, y en su fuero interno desea ocupar el sitio que ha quedado vacante, aunque claro está, debe de tomarse su tiempo.
 Entre medias de la narración, se cuenta un episodio de una novela de Balzac que Marías coloca ahí para que el lector saque conclusiones con los muertos que no son tales, y un buen día, en mala  hora, sino resucitan porque es imposible, no acabaron muertos como se deseaba y su ubicación en el mundo una vez dado por desaparecidos es más inconveniente que otra cosa si hicieran acto de presencia de nuevo.
 En toda relación desigual y sin  nombre ni reconocimiento explícito, alguien tiende a llevar la iniciativa, a llamar y a proponer encontrarse… así comienza el III capítulo de la novela, donde María Dolz quiere respuestas a sus muchas dudas, sin tener muy claro si está o no enamorada de Diaz-Varela o es un pasatiempo ahora que descubre varias verdades. Pero Javier Marías a veces juega con la ambigüedad y sobre todo con la curiosidad del ser humano, aún a sabiendas que engañados podemos vivir mejor, queremos encontrar la realidad o lo más cercano a ella.


 Qué fácil es introducirle la duda a cualquiera.


 La IV parte nos sacará de ciertas incertidumbres resueltas por el autor, aunque cada lector puede sacar sus propias conclusiones, no es un final abierto a diversas interpretaciones, cada uno consigue lo que deseaba desde el comienzo aún a riesgo de ser descubierto o desenmascarado, pues varios personajes intervienen y cualquiera puede echar por tierra lo que creíamos conseguido y atado.



 La distancia entre lo que puede ocurrir y lo que ocurre efectivamente es tan gigantesca que lo primero se acaba olvidando, incluso si estuvo en un tris de pasar.


BERTA ISLA.- 2017.- 
 A veces los enamoramientos tempraneros, aquellos que se producen en los albores de los picores primarios, más por una buena subida de endorfinas llenas de deseo y culminación del mismo, nos emparentan con cualquier otro mamífero, acaban por llenar un espacio en el tiempo y en la vida de algún ser humano que durará por el resto de nuestra existencia en este Planeta.
 Berta Isla es una muchacha normal y corriente que va al instituto y en 5º de bachillerato conoce y se enamora de Tomás Nevison, y esa decisión de emparejarse con dicho muchacho también de su curso, les lleva a vidas paralelas para los restos.
 Estamos en la España donde Franco parece que se muere, mediados de la década de los 70, y ocurren cosas complicadas, como siempre por otra parte, pero la situación política es de incertidumbre.
  En ocasiones un gran susto pasado y un gran cansancio presente bajan la guardia de las personas, mientras Berta Isla inicia sus estudios universitarios en Madrid, Tomás Nevison está en Oxford, domina bien el inglés y acaba por ser reclutado por los servicios secretos británicos, tras una trampa que parece casual al comienzo y definitiva en el final del texto.


Si algo hay que caracteriza y une a la mayoría de la humanidad, es que a todos nos influye el universo sin que nosotros podamos influir en él lo más mínimo, o apenas.


 Con un lenguaje claro y conciso, Marías nos introduce casi en una novela de aventuras muy bien trazada, con el estirado mundo británico de la Universidad, a través de las entretelas en las que se mete Tomás Nevison, en principio por una decisión tomada por él; y la vida más cotidiana de Berta Isla, una vez que se han casado y con el tiempo tienen 2 hijos, a los cuales el padre apenas tiene relación, pues ésta es caprichosa, teniendo él que ausentarse por motivos de trabajo varias semanas, en ocasiones meses hasta que acaba desapareciendo 12 años.


 La costumbre obra milagros y confiere rango de necesidad a lo antojadizo y superfluo.


 Las páginas del texto se estiran en varios capítulos con los pensamientos y desarrollo de la vida de ambos: Berta Isla y Tomás Nevison, por separado, a cada cual le da Marías su espacio, lo cual me parece un acierto pues el lector sabe en cada momento lo que pasa por la cabeza de ambos personajes de igual peso narrativo. así legamos a saber que el joven es un desterrado del universo mientras la mujer no deja de estar perpleja por la vida que lleva, solitaria por otra parte pese a tener a sus 2 hijos y su trabajo. Se fraguan en las edades tempranas las mayores persistencias, mientras Tomás Nevison sostiene que él era como el aire, es lo que soy, como el aire muerto.

 Sí, todos acabamos contando algo más de lo que debemos. probablemente a una sola persona y una sola vez.


TOMÁS NEVINSON.- 2021.- 

 Estaba cantado que Berta Isla siguiese su curso, y esa no es otra que el nuevo texto en forma de larga reflexión de qué se debe de hacer como mal menor. El problema radica en que debes de ser tú el ejecutor para tener una conciencia inquieta el resto de tus días... y noches, a fin de evitar desgracias mayores, algo así como el fin justifica los medios. Y a eso se encandilan las 700 páginas de la novela de Javier Marías.
 

 Sabía que todo existe para todos siempre, que nada de deja atrás enteramente. El pasado es un intruso imposible de mantener a raya.


 Tomás Nevinson vive tranquilo en Madrid, en la calle Lepanto al lado de donde Berta hace su vida con sus hijos comunes, en la calle Pavía. Trabaja de mero gestor en la embajada británica entre la nube de sus recuerdos, hasta que el pasado llega en forma de persona con Tupra, el hombre que le metió en los servicios secretos ingleses del M15 o 16, según el día y como convenga. Transita Tomás Nevinson en la nada, en las calles madrileñas que le traen recuerdos, suspiros, alegrías... una vida lejana en el tiempo y en su mente .

 Pero la duda persiste casi siempre más en la gente inteligente. Será requerido de nuevo, esta vez su misión será en el norte español, Ruán será su destino, y allí, deberá en esa ciudad medieval de rasgos vascos donde deberá, más bien intentar, descubrir a una antigua militante del IRA, pero con conexiones con ETA. El asunto se desarrolla a finales de la década de los 90, y Marías nos trae en el texto a hechos consumados: masacres sin concesiones como la casa cuartel de Zaragoza, el Hipercor de Barcelona, el deceso violento de Blanco...


  La velocidad del olvido se incrementa cada año que pasa.


 Tomás Nevinson será por un semestre profesor de inglés en un instituto de Ruán mientras intenta desenmascarar, descubrir, cual de las 3 mujeres que sigue: Inéz Marzán, Celia Bayo o María Viana, es la antigua colaboradora del IRA, y Tomás Nevinson, ahora Miguel Centurión, deberá aniquilar a la que que cree que es la asesina.
 No todo es tan sencillo, aunque el lector avispado reparará que Magdalen O´Dea, la antigua activista ahora durmiente, se dejan suficientes rastros, la duda perdurará no obstante, pues se trata de matar a alguien, sin más, y sin menos, según se mire y evitar daños mayores.
 Marías deja un excelente texto, que aunque largo, se hace ameno. La mayor virtud, a mi entender, está en las largas reflexiones de Tomás Nevinson, ahí radica su fuerza y la contemplación de un mundo que tenemos al lado cada día,  que deseamos que funcione, pero que las sentinas del sistema nos la quite el pocero de turno. El tema se complica cuando debemos de ser nosotros mismos quienes bajemos al túnel y adecentemos los canales para que el transcurrir de la existencia permanezca... al menos como la conocíamos hasta ayer.











  



BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA.-



 TODAS LAS ALMAS .- 1989.-

 CORAZÓN TAN BLANCO .- 1992.-

 MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ.- 1994.-

 TÚ ROSTRO MAÑANA : 1.- FIEBRE Y LANZA.- 2002.-

 TÚ ROSTRO MAÑANA : 2 .- BAILE Y SUEÑO .- 2004.-

 TÚ ROSTRO MAÑANA : 3 .- VENENO, SOBRE Y ADIÓS .- 2007

 LOS ENAMORAMIENTOS .- 2011.-

BERTA ISLA.- 2017.-

TOMÁS NEVINSON.- 2021.































Javier Marías: 20 de Septiembre de 1951 .- Madrid ( España ) .- 11 de Septiembre de 2022 .- Madrid.-

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