SABINO MÉNDEZ : DEL VERSO AJUSTADO A LA PROSA DIÁFANA
Memoria. Todos tenemos derecho a esperar que nuestros
mejores deseos coincidan, por una vez, con la realidad.
Tú chica puedes vivir
Una vida de hogar,
Búscate un marido con miedo a volar.
No hables de futuro,
es una ilusión
Cuando el r&r conquistó mi corazón
Algunas consideraciones.- Sí, es cierto, durante varios años el nombre de Sabino Méndez viene asociado a una guitarra eléctrica en un combo, ya mitológico, dentro del escueto panorama musical español: Los Trogloditas, y para los más puristas, un excelente compositor de momentos inolvidables para una generación, la mía, casi rayando en lo exacto por su precisión cirujana a la hora de extraer de la cotidianidad y sobre todo, de los sueños de cada cual, algo etéreo.
Cómo no enternecerse cada vez que uno vuelve a escuchar Cadillac Solitario, Pegate A Mí, María, Quiero Un Camión, El Ritmo Del Garage... versos escuetos envueltos en guitarras eléctricas y voces enrabietadas que cantaban a un momento, instantes fugaces de nuestras vidas que nos veíamos reflejados, como si nuestros rostros pálidos se viesen en un espejo. Luego la maduración, el exceso de hormonas compositivas se pasa, sin perder frescor, a una maduración mejor llevada sin perder un ápice de la gallardía emprendida, por ahí Sabino Méndez deja un rastro de joyas interesantes, vaya una pequeña muestra: Carne Para Linda., Rock Suave, La Mafia Del Baile...
Aún era ese muchacho altivo con tupé, cazadora de cuero, chaleco a juego y camisa blanca, muñequeras y mirada altiva. Saboreaba los honores de estar, posiblemente, en la mejor máquina de rock and roll de la década de los 80, cuando el rock nacional estaba en auge, y por qué no afirmarlo, hasta las instituciones se hicieron eco de tan semejante acontecimiento, aunque siempre intentando llevar todas las sardinas a su ascua, claro, pero la juventud, y la no tanta, era al menos , condescendiente con el rock hecho en España y Sabino Méndez. junto a Santiago Auserón ( Radio Futura), de largo, los mejores compositores de instantáneas inmediatas de un mundo que cogías o te soltaba, y de imágenes más envolventes y sugerentes, entre la poesía urbana más inmediata y la sugestión de los versos de Baudelaire.
Tendríamos unos años más encima de los escenarios a Sabino Méndez, ese guitarra eléctrica del combo de Los Trogloditas, en la década de los 80, y siempre pensé que ahí había un escritor de prosa más extensa si el tiempo y las circunstancias de la vida te dejaba y si tu eras capaz de desarrollar todo ese talento literario que Méndez llevaba dentro. Pero este hombre no me dejaba de dejar obras maestras sobre apenas 3 minutos de canción, parecía inagotable, un saco sin fondo: Todo El Mundo Ama A Isabel, El Rompeolas, Besos Robados, Ya No Puedo Bailar, La Mataré...muchos de esos versos hechos canciones para corear por la multitud en ese aquelarre colectivo que es un concierto, de los cuales permanecen en el subconsciente colectivo pasados algunos años, lustros, hasta décadas. Incorrectos muchos dentro del mundo pueril y estéril que nos hemos dado en los tiempos actuales, pero que ahí están para remordimientos de una época, una actitud, una forma de entender no sólo el rock and roll, la vida misma.
Pero la vida sigue, y tras vivir a pleno pulmón , y vena, todo hay que decirlo, tanto esplendor, luces de neón y el glamour patrio de escenarios y alharacas variadas de eso que se entiende por éxito, dinero, flashes, mujeres, drogas... aquello acabó con un resbalón a orillas del Mediterráneo y de ahora en adelante, lo que verían los ojos de Méndez sería el luminoso de los hospitales o el destierro más absoluto. Entre uno y otro, término medio, se salva la vida, se agrieta la piel, se sobrevive a la siguiente década gracias a los recursos de los textos en las canciones del grupo Trogloditas y las muchas composiciones compartidas; se lucha con la heroína como forma de reinventarse y sale un excelente escritor, una prosa osada, y nada mejor que empezar una carrera literaria buena desde la propia piel, desde el corazón y las vísceras que conoces de 1ª mano porque forman parte de tu ser, llevan tantos años contigo como tú mismo con ellos.
CORRE, ROCKER .- 2000 .-
Pocas veces se dan en el rock que alguien con
tiempo y dedicación posea también virtudes literarias dignas de mención, de lo
cual me congratulo teniendo en cuenta que muchos de nosotros nos vemos
reflejados en los textos y poses de algunos grupos durante alguna época de
nuestra exigua existencia. Y me alegro que alguien de esta parte de la
frontera, llámese España haya conseguido aunar dichos conceptos: rock y
literatura.
Sabino Méndez que durante una década, la de
los fervientes y calurosos ochenta mantuvo el tipo al frente de una señora
banda de rock and roll como Loquillo y Los Trogloditas, una auténtica
apisonadora en directo como pude comprobar varias veces, era también el “alma
mater" del grupo; parte de sus excelentes letras partieron de la cabeza de
dicho guitarrista y aún hoy alguna década después están en el subconsciente
colectivo. Baste reseñar algunas a modo de muestras para algún despistado : El
Ritmo del Garaje, Quiero un Camión, Pégate A Mí, María, Cadillac Solitario… y
esto sólo era al comienzo…
Así pues, "Corre, Rocker ," es un ajuste de
cuentas con la gloriosa década de los 80 llena de excesos pero vertiendo vida
por todos los lados. Y lo hace con un texto desgarbado no exento de momentos de
despelote pero también llenos de una autocrítica que es digna de mención.
El libro dividido en 14 capítulos con un
prólogo y un epílogo, ambos sin desperdicio, cuenta la hazaña de como unos
chicos de la Barcelona más proletaria llegaron aunar fuerzas y convertir sus
sueños de adolescentes en una banda de R&R dejándose la cabeza y algo más
en el empeño, y que aun así mil veces vivida la misma historia, merecería la
pena volver a intentarlo.
Corre, Rocker , es la crónica personal de Sabino
Méndez en los Trogloditas pero es también una radiografía de la España de los
80 abierta en canal a la modernidad, y es muy importante reseñar que lo escribe
alguien “ desde dentro “; siempre acostumbrados a que sea el gánster o el ex
convicto el que cuente la historia, no el policía o la víctima… y lo hace con
una gran agudeza, desnudándose de los muchos tópicos que caen en esto del Rock,
lo cual le da aún mucho más mérito.
Escuchad las terribles noticias.
Cada uno de nosotros seres humanos, sufre esa enfermedad. Yo soy otro para los
demás y, a medida que el tiempo pasa, también soy otro para mí mismo. Este
relato se está convirtiendo en la pericia de la construcción de una
subjetividad. Yo soy yo y una multitud de otros yoes. Muchos de ellos habitan
en mí y otros habitan en la memoria que conservo de mí mismo. Los más, viven en
los cuerpos y en el tiempo de aquellos que me fue dado conocer. Me ocupa ahora
la personalidad que me habitó desplazándose en moto bajo las palmeras que
bordeaban el mar. Investiguemos ese otro yo.
También le sirve de catarsis personal la
escritura de este libro de obligada
lectura para todos aquellos que aman eso que se llama rock and roll. Texto publicado en 2000 cuando el autor dejó la heroína y se dedicó a
otra de sus facetas, la de escritor sin abandonar por ello las numerosas letras
de canciones que siguió elaborando.
Independientemente de las crónicas subjetivas
del relato, las experiencias musicales (se hace un amplio retrato de los discos
grabados por él y numerosas referencias a conciertos en esta década), las más
personales dejando desnudo el relato muchas veces, sus amigos yonquis; al margen de esto, la prosa empleada es muy
cuidada y de excelentes recursos léxicos y estilísticos que nos hacen vivir
desde dentro la historia.
Sabino se ha convertido con este libro en un
viejo rockero y en un joven escritor, así, de una tacada.
El contacto con la vida deteriora.
La profundidad del ser.- La literatura como salvación, la continuación de algo que no parece ocasional, Méndez posee ideas esenciales para la vida cotidiana. Y en su siguiente obra, Hotel Tierra - 2006, observa el mundo que le toca vivir con cierta nostalgia en algunos pasajes del pasado, atravesar el tiempo recogiendo experiencias propias y ajenas y anotando, en forma de dietario, las diversas vivencias, y no ahorra en escrúpulos, lo hace desde la 1ª persona.
No hay canción, no existe fábula, sólo viva vivida y exprimida, y mucha observación
Méndez nos acoge en sus páginas 2 décadas y media, y la comporte con nosotros en forma de estancias.
Mentir es una manera de poner en marcha el cerebro.
Ha sabido Méndez reintegrase, y parte del caudal literario que nos deja, con un testimonio social, cultural, del papel predominante del personaje en cuestión que es él mismo dentro del espacio temporal de un país, España, cuando menos, curioso.
Visto y escuchado a Méndez, años ha, cuando empuñaba una guitarra eléctrica sobre un escenario, decidió coger el bolígrafo para retratar su tiempo y espacio, y al igual que otros músicos de los que tenga noción y libro leído, sea Elliot Murphy con Frío Y Eléctrico - 1982, intenta trascender la anécdota, muchas veces con humor, una clara habilidad.
Existen muchos más, pero carecen de profundidad en su mayoría, perdidos en curiosidades y ocurrencias, pero las excepciones pueden hallarse, sea en Ray Loriga y su Héroes - 1993. Afortunadamente con el paso de los años, algunos compañeros de profesión, coetáneos de Méndez, nos deleitarán con su prosa exquisita un tiempo después, colocando el listón muy alto.
Visto y escuchado a Méndez, años ha, cuando empuñaba una guitarra eléctrica sobre un escenario, decidió coger el bolígrafo para retratar su tiempo y espacio, y al igual que otros músicos de los que tenga noción y libro leído, sea Elliot Murphy con Frío Y Eléctrico - 1982, intenta trascender la anécdota, muchas veces con humor, una clara habilidad.
Existen muchos más, pero carecen de profundidad en su mayoría, perdidos en curiosidades y ocurrencias, pero las excepciones pueden hallarse, sea en Ray Loriga y su Héroes - 1993. Afortunadamente con el paso de los años, algunos compañeros de profesión, coetáneos de Méndez, nos deleitarán con su prosa exquisita un tiempo después, colocando el listón muy alto.
Fui arrojado a este mundo como antropoide macho, pobre, distraído y emocional.
HOTEL TIERRA – 2006
Dejado
atrás a José María Sanz y a los Trogloditas con todo el pastón que se generaba
pero que la vida en la carretera le estaba llevando por delante, Sabino se
dedica a desintoxicarse de sustancias varias, a vivir y a escribir, aparcando
las guitarras y los polvitos varios de la risa.
A finales de los 80 aún en la banda, Méndez se
matricula en Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona y entre giras,
diversiones varias, etc.; de lo que hace acopio en su primer libro " Corre, Rocker," pasa a convertirse en un escritor serio y creíble.
Hotel
Tierra. Parece igual que el anterior, pero no lo es. Un tipo con apenas 18 años
se dedica a recopilar lo que es su viva en forma de dietario y todavía no es
consciente de que esos garabatos un día se registrará en un libro, en este
estupendo Hotel Tierra.
Calles mojadas, luces de neón, punk
asilvestrados, dibujos en cuadernos que rellenan páginas en blanco, mosqueos
familiares por no saber qué hacer con tú vida, variopintos paisajes urbanista
con desengaños amorosos de por medio, y sobre todo la dicotomía de dos grandes
ciudades que se asomaban en el horizonte del futuro guitarrista: una la
Barcelona conocida, la ecléctica rodeada de mar y de influencias extranjeras muy próxima a Francia y a
ciertas vanguardias; otra, el Madrid mesetario y aguerrido en apariencia más
cerrado pero que ya germinaba la tan traída y llevada movida, en la cual los Trogloditas venidos del Mediterráneo
formarían parte de este aquelarre lúdico y vital que transformó al país y a la
ciudad.
Y repito, parece Corre, Rocker, ( 2000 – Ediciones Espasa) pero es eso… parece
porque si en aquel destacamos la fuerza inmediata, la visceralidad, en Hotel Tierra ( 2006 – Anagrama ) tenemos
un escritor no sólo en ciernes, sino un narrador incorporado a radiografiar las
ruinas de la modernidad, la crítica a todas las banderas; y con ese objetivo a
veces ingenuo, otras cínico, repasa las memorias en una especia de
autobiografía que se extienden desde 1980 al 2006 para ir adquiriendo y
asimilando progresivamente estructuras
narrativas que proceden de otros géneros literarios.
Méndez incorpora un léxico y una estructura gramatical
muy correctas y además más reflexivo, acomoda el material a la memoria. A lo largo del texto hay un obsesión muy
concreta: la escritura, hacerlo y explicarlo muy bien, y en eso creo que Méndez
acierta pues lo hace ameno e interesante amén de explicarnos las correrías
diurnas y nocturnas de un personaje, él mismo, para encontrarse poco a poco
como un ser humano desnortado pero intentando en un momento determinado de su
vida coger una dirección que le fuese más apropiada a su existencia becerril y
asilvestrada de las primeras décadas de su existencia.
Dividido en cinco capítulos, hace un apartado
para cada una de las cosas que más le ocupan su vida : llamese música (
1981 – 1985 ) Rock And Roll : dar forma
al ruido. – Barcelona. Jueves, 12 de Marzo de 1981; la fama( 1985 –
1989 ), Cuando acabamos nuestro trabajo las únicas
personas con las que podemos confraternizar porque están despiertas son, o bien
los que se dedican a hacer respetar las leyes, o bien aquellos que las
quebrantan. - León. Jueves, 25 de Abril de 1985; por la
escritura ( 1992 -1995 ), Yo estaba
condenado a la soledad porque era como un espejo y a nadie le gusta verse
reflejado. Sitges. Sábado,16 de Enero de 1993; por el campo ( 1996 –
2001 ), Decidle entonces a alguien que la
verdad y la realidad no existen.
Madrid, Domingo 5 de Agosto de 2001; o por la política ( 2001 –
2005), Quemar de una vez tantas banderas
y tanto ridículo gobierno folclórico. Sitges, Viernes, 7 de Marzo de 2003.
Con este objetivo el narrador cínico e ingenuo a la vez, repasa
sus memorias haciendo que la autobiografía vaya adquiriendo y asimilando
progresivamente estructuras narrativas que proceden de otros géneros literarios.
Es un libro más reposado que el anterior,
excelente desde mi punto de vista tanto literaria como existencialmente, de un
“ animal “ que tras una grave enfermedad que estuvo más para allá que para acá,
consiguió devenir sus escarceos mentales en dos buenas obras.
Quizás soñó con el Cadillac Rosa y con ir a
L.A., para fortuna se quedó entre nosotros escribiendo y publicando de lo
cual me congratulo pues pocos
especímenes surgidos del rock han dado tanto talento a canciones en castellano
y a la literatura patria viniendo de semejante campo.
El cambio de siglo da sosiego.- Alejado de hábitos perniciosos, quizás la retirada durante largo tiempo en el campo, en el que dio espacio para de estudiar filología y publicar las obras comentadas, pero sin perder de vista ciertos rasgos de la composición que aún quedan entre los dedos de sus pulgares para crear otras canciones, aunque sigan cantándolas otros, o más bien, José María Sanz - Loquillo.
Alguna, esporádica vez, Méndez todavía se cuelga la guitarra eléctrica y acompaña en directo al kilométrico chico del Clot en un par de canciones, por aquello de que a ambos les complace y también les entretiene y les viene bien, se retroalimentan, aunque ya no se necesitan.
Méndez compone canciones, algunas de ellas acaban en el disco de Loquillo, Balmoral - 2008, una la que da título al disco con Sanz a medias, y ya en solitario, Sol.
Sabino Méndez insiste en su empeño de escribir, saldadas los restos en Corre Rocker y un cuarto de siglo en Hotel Tierra, sólo espero hallar un escritor con longevidad, y ese se encontrará, aunque con matices, en Literatura Universal - 2017, su siguiente novela. Y encontramos un libro distante, generacional, lleno de paranoía, un texto audaz para letraheridos narrado con cierto cariño y condescendencia con sus coetáneos, con pose, de alguien que lee mucho para después poder comprender algo de lo que ha vivido y ve.
Méndez ya está acurrucado sobre el ordenador más tiempo que sobre las 6 cuerdas, porque la literatura tiene un horizonte mucho más amplio, si Springsteen y los Drive-By Truckers escriben la gran canción americana, a lo mejor Sabino pretende dejarnos una heridas abiertas en la meseta, regadas con la calidez del Mediterráneo.
LITERATURA UNIVERSAL.- 2017.-
Conviene estar prevenido, si hemos leído atentamente Hotel Tierra, el muestrario caleidoscópico que encierra el nuevo trabajo sobre un material sensible como es la memoria, aquella que creemos que hemos sabido leer lo que encierra sobre nuestros momentos en esta cosa que llamamos vida.
Literatura Universal es una buena novela en sí misma, pero menor en comparación con las 2 anteriores. Si Corre Rocker es visceral, llamativa y creativa la siguiente; en esta Méndez aúna sus 2 mundos, el literario y el que proviene su imagen, la música.
El inicio es prometedor, incluso juega con los palos de la ficción, un viaje de iniciación en una Barcelona postfranquista con los restos del arrastre de la década de los 70 cuando éramos jóvenes y creíamos cambiar algo, ser originales, únicos, eso de la vida por delante, quizás demasiado... Ironía fina en un colegio de curas donde algunos privilegiados de la clase burguesa catalana estudian, o parece, y por allí se cuela Simón, o sea, el alter ego de Méndez, y junto a Cárdenas y Paco parece que forman un todo, pero no es así.
Reflejo de los estertores de una dictadura, viajes iniciáticos a Ibiza y Formentera en esa edad donde discos, deseos carnales, lecturas, películas y drogas claro, porque hay que experimentar, son la base de la convivencia. Alargar esa época de la vida de un homínido normal antes de que el sistema te absorbe y tu pareja te exija más... así hasta querer crear un club de lectura donde cada miembro exponga sus ideas, su obra... va un trecho.
No encuentra Méndez el tono adecuado en Literatura Universal escondido en un chaval que hace música pero para no ser él mismo del todo, evoluciona en un Madrid de 1982 mucho más pobre y extravagante de lo que las fotos posteriores mostrarán, ahora refugiado en un buscavidas sin el amparo de sus amigos catalanes Cárdenas y Paco Valls; mendigando una existencia que no acaba de ubicarse hasta llegar a disc jockey profesional, ese éxito de los que hacen bailar a las masas a través del trabajo creativo de otros. Y caer una y otra vez. Ahí halla la baja calidad de los tejidos, el brillo deslucido del dinero, todo todavía compensado, porque hay mucha vida por delante cuando uno anda en la veintena. Alegría por cambiar de colores a los días grises y calentar a las noches frías.
CORRE ROCKER.- 2000
HOTEL TIERRA.- 2006
LITERATURA UNIVERSAL .- 2017
La vida es corta y el saber largo.
El cambio de siglo da sosiego.- Alejado de hábitos perniciosos, quizás la retirada durante largo tiempo en el campo, en el que dio espacio para de estudiar filología y publicar las obras comentadas, pero sin perder de vista ciertos rasgos de la composición que aún quedan entre los dedos de sus pulgares para crear otras canciones, aunque sigan cantándolas otros, o más bien, José María Sanz - Loquillo.
Alguna, esporádica vez, Méndez todavía se cuelga la guitarra eléctrica y acompaña en directo al kilométrico chico del Clot en un par de canciones, por aquello de que a ambos les complace y también les entretiene y les viene bien, se retroalimentan, aunque ya no se necesitan.
Méndez compone canciones, algunas de ellas acaban en el disco de Loquillo, Balmoral - 2008, una la que da título al disco con Sanz a medias, y ya en solitario, Sol.
Sabino Méndez insiste en su empeño de escribir, saldadas los restos en Corre Rocker y un cuarto de siglo en Hotel Tierra, sólo espero hallar un escritor con longevidad, y ese se encontrará, aunque con matices, en Literatura Universal - 2017, su siguiente novela. Y encontramos un libro distante, generacional, lleno de paranoía, un texto audaz para letraheridos narrado con cierto cariño y condescendencia con sus coetáneos, con pose, de alguien que lee mucho para después poder comprender algo de lo que ha vivido y ve.
Méndez ya está acurrucado sobre el ordenador más tiempo que sobre las 6 cuerdas, porque la literatura tiene un horizonte mucho más amplio, si Springsteen y los Drive-By Truckers escriben la gran canción americana, a lo mejor Sabino pretende dejarnos una heridas abiertas en la meseta, regadas con la calidez del Mediterráneo.
Un día de por entonces me di cuenta de que los escritores de mi generación eran probablemente los primeros que había escuchado tantas canciones durante su vida como libros habían leído.
LITERATURA UNIVERSAL.- 2017.-
Conviene estar prevenido, si hemos leído atentamente Hotel Tierra, el muestrario caleidoscópico que encierra el nuevo trabajo sobre un material sensible como es la memoria, aquella que creemos que hemos sabido leer lo que encierra sobre nuestros momentos en esta cosa que llamamos vida.
Literatura Universal es una buena novela en sí misma, pero menor en comparación con las 2 anteriores. Si Corre Rocker es visceral, llamativa y creativa la siguiente; en esta Méndez aúna sus 2 mundos, el literario y el que proviene su imagen, la música.
El inicio es prometedor, incluso juega con los palos de la ficción, un viaje de iniciación en una Barcelona postfranquista con los restos del arrastre de la década de los 70 cuando éramos jóvenes y creíamos cambiar algo, ser originales, únicos, eso de la vida por delante, quizás demasiado... Ironía fina en un colegio de curas donde algunos privilegiados de la clase burguesa catalana estudian, o parece, y por allí se cuela Simón, o sea, el alter ego de Méndez, y junto a Cárdenas y Paco parece que forman un todo, pero no es así.
Reflejo de los estertores de una dictadura, viajes iniciáticos a Ibiza y Formentera en esa edad donde discos, deseos carnales, lecturas, películas y drogas claro, porque hay que experimentar, son la base de la convivencia. Alargar esa época de la vida de un homínido normal antes de que el sistema te absorbe y tu pareja te exija más... así hasta querer crear un club de lectura donde cada miembro exponga sus ideas, su obra... va un trecho.
No encuentra Méndez el tono adecuado en Literatura Universal escondido en un chaval que hace música pero para no ser él mismo del todo, evoluciona en un Madrid de 1982 mucho más pobre y extravagante de lo que las fotos posteriores mostrarán, ahora refugiado en un buscavidas sin el amparo de sus amigos catalanes Cárdenas y Paco Valls; mendigando una existencia que no acaba de ubicarse hasta llegar a disc jockey profesional, ese éxito de los que hacen bailar a las masas a través del trabajo creativo de otros. Y caer una y otra vez. Ahí halla la baja calidad de los tejidos, el brillo deslucido del dinero, todo todavía compensado, porque hay mucha vida por delante cuando uno anda en la veintena. Alegría por cambiar de colores a los días grises y calentar a las noches frías.
Un extraño sentimiento de no tener nada que decir, a pesar de que sintiera que tenía mucho que enseñar.
Pero llega un momento en que debes abandonar el ritmo de la música americana que te ha acompañado en la 2ª década de tú vida e intentar en la medida de lo posible no aburguesarse del todo en el siglo XXI, disfrazar Literatura Universal de una autobiografía y colocar 500 citas en el texto, no exentas de rabia, de personajes letraheridos porque el futuro no era lo esperado, ni siquiera se hizo lo suficiente para cambiar salvo vivir todo lo bien que se pueda. Y por encima de todo, Méndez lee, muestra una amplia galería literaria mientras observa que una de las cosas que más secretos revela sobre la vida de las personas es saber de dónde obtienen su dinero, qué hacen con él. Intenta Sabino camuflarse como el guepardo en la hierba para salir lanzado hacia su presa, porque como protagonista y narrador en Literatura Universal, está escasamente cautivador y torpe en la expresión.
Hasta que llega el sosiego, divorcios incluidos y personas desaparecidas por adicciones múltiples y catástrofes personales, uno no puede ser sublime ininterrumpidamente como decía Baudelaire, y habrá que dejar la fiesta cuando todavía se está fresco de mente y el cuerpo sostiene el andamiaje, vivir en un presupuesto ajustado y contado, pero con una grandiosa libertad de contemplación, sin grandes gastos ni obligaciones, con la disposición del tiempo a su entera disposición, ese es el gran logro de Literatura Universal
.
Formé al lado de los que habían perdido casi todas las batallas, pero quizás se habían ganado a sí mismos.
BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA
CORRE ROCKER.- 2000
HOTEL TIERRA.- 2006
LITERATURA UNIVERSAL .- 2017
Sabino Méndez, Barcelona 1961.-
Con tu permiso, Mario, me gustaría invitar a tus lectores a leer la entrevista que hice a Sabino cuando publicó 'Corre, rocker':
ResponderEliminarhttp://despuesdelhipopotamo.com/2012/10/16/corre-rocker-una-conversacion-con-sabino-mendez/
Un cordial saludo