DIOS TE MANDÓ AL PELOTÓN DE LOS TORPES.- Primera Parte ( Capítulos I a VI )
I
Iba a ser el verano de tú vida. Iba a ser...
Pero la existencia te daba una patada en el
culo que te sacó de la vía en la que transitabas, tanto que te dejó en otro
rail y mirando en dirección opuesta.
¡Vaya vaya…! Bajabais al río, allí, lejos de
ojos entrometidos, donde en el chiringuito veraniego al menos se pasaba un rato
agradable a la vera del agua. Sonaban Eagles
y su Hotel California, Rumours de Fleetwood Mac, Night Movies de Bob Seger
& The Silver Bullet Band, Foot Loose & Fancy Free de Rod Stewart,
Desire de Bob Dylan… a veces caían los Lps enteros; otras singles: Clapton y su
Cocaine, Héroes de Bowie, We Are The Champions de Queen, It´s A Heartache de Bonnie
Tailor… También dependía de quien estuviese pinchando, existía (y existe) una
pista de baile, y cuando aquello acogía a bastante personal, empezaban a caer
los temas melosos de los solistas italianos y el inefable Richard Claydermand. ¡Créanme, todavía el guirigay podía empeorar!
Tú no estirabas mucho la noche. Tenías tus motivos. El/la que menos, tenía definido el futuro inmediato, saldado el bachiller se seguía adelante o se finiquitaba, cuestión de curiosidad o vagancia. Tú pendías del hilo de una araña, habías mandado los documentos que te exigían para cursos de estudios superiores al gestor familiar para la tramitación de una beca. Apenas te alcanzó para reservar plaza en Ciencias de la Información, la media te alcanzaba para lo que deseabas; el deceso de tu progenitor en plenos exámenes finales y las pruebas de selectividad, colmaron tu dopamina.
Los días se acortaban, las noches se
anticipaban. Una mañana el cartero trajo documentos certificados. Los remitiste
al instante, hablaste con el gestor. Tenías una beca, sí, pero se haría
efectiva por abril ¿…? Ahora había que plantarse en Madrid.
Te abriste una cuenta en la Caja Postal, o
sea, Correos. Tus tíos tenían un piso (y tienen) en Donoso Cortés, donde te
acogieron de prestado por todo el curso hasta “poner al día tus deudas”. Mira,
al menos tenías casa y comida, no era poco.
Fuiste a parar al cuarto de tu primo Miguel
Ángel, que trabajaba en el Banco Pastor; el resto se componía de Mari Carmen,
que estaba colocada en El Corte Inglés, la pequeña, Mónica, iba a sus clases en el colegio concertado de España Santa Eulalia ;
Miguel padre a su finca, en Collado Villalba, sólo Carmen, la matriarca, andaba
más por casa. Más o menos aquello de lunes a jueves era una familia normal,
aunque tus primos hacían su vida. El fin de semana casi siempre estabas solo,
los padres y la pequeña subían a su casa de la Sierra.
Tú bajabas en la bici de Mari Carmen a la
Facultad. Era de chica, claro, de color rosa, sin barra central y con una cesta
delantera sujeta al manillar. ¡La mar de práctica, la verdad! Te servía, vaya,
en unos 10 minutos estabas, pero aquella primera mañana ya casi otoñal te
viniste abajo, casi sin darte cuenta te vino todo de golpe y te echaste a un
lateral entre Moncloa y el Arco de la Victoria. Lloraste como el niño que
creías que no eras, como el adolescente que cambiaba de piel… incluso algunos
peatones se te acercaron creyendo que te habías caído. Debiste de salir del
paso cómo pudiste, te quitaste del rostro mocos y lágrimas y echaste toda la
bilis que tu cuerpo almacenó durante los últimos 3 meses.
Iba a ser el verano de tu vida.
II
Y entonces
apareció el primer “ángel" en tú vida.
A ti te ponía de
los nervios no ver bien lo escrito en la pizarra, entre los reflejos de las
ventanas y los fluorescentes, se te escapaban cosas en el encerado; así pues
decidiste colocarte lo más cerca posible de donde un guiñol parlante
gesticulaba y en ocasiones escribía algo en esas piedras que parecían un campo
de fútbol. Acabaste situándote en la primera fila, donde observabas y apuntabas
hasta la respiración del profesor de turno. Toda la vida escondiéndote y querer
estar en la última fila y ahora en cabeza del pelotón.
Apuntabas,
preguntabas, gesticulabas. Por constancia, perseverancia, acabaste codo con
codo con María. Pelo corto rubio, chaqueta color cereza, daba igual la época
del año, que también como tú apuntaba todo. El roce hizo el cariño, la amistad…
y se convirtió en tú “ángel”. De madre médica traumatóloga que ejercía en La
Paz y padre que a las ocho de la mañana asaltaba las ondas radiofónicas con una
voz reconocible, la mayor de tres hermanos, existían dos varones y más pequeños,
ponía todo el empeño en sacar aquello adelante y tomarse el asunto en serio.
Tú le colocaste el nombre de Blondie, por un cierto deje a Deborah Harry; sabía más de música que tú, te daba mil vueltas, estaba más que puesta con todo la new wave y el incipiente punk. ¡Vaya, vaya! Hicisteis buenas migas que se dice y algún pitillo compartido y café entre risas os echasteis. Pulcra al pasar los apuntes hasta el punto que los mecanografiaba, así de paso se le quedaba más el tema; era lo que tenía Periodismo: estudia y no pierdas clases, salvo que seas un fantasma, que había muchos.
Alguna vez te
encontrabas metido en el plástico de la cajetilla de tabaco un billete de 100
ptas, 200…te lo dejaba de manera discreta tu primo Miguel Ángel o su padre. No
sabías si era una indirecta o iba al mentón. Como todavía eras un mamífero
asustado después de 2 meses de ir a la Facultad, decidiste ampliar horizontes y aparecer por Aurrera. Tú
no sabías hacer nada, pero dentro de esa nada existía algo. Acabaste haciéndote
amigo de un chaval que pinchaba en un garito, incluso alguna vez te dejó subir
a la cabina. Algunas semanas después y tomado el pulso al asunto, estabas pinchando en un pub al lado;
existían cerca de una treintena en el escalectrix, allí estuviste viernes y
sábados hasta que llegaron las navidades y te fuiste a casa. ¡ El que se va a
Sevilla… pierde su silla ! Lo advertiste, pero no hubo manera de volver. Pero
necesitabas dinero.
La informalidad
era una norma por estos lares. Bueno, cuando regresaste a Madrid apenas pasada
la nochevieja, te pasaste con María la noche de Reyes buscándote la vida por
los garitos de Aurrera, hasta que Senén, el tipo que llevaba Tensión, te hizo
una prueba. No tenía a nadie. Te tuvo hasta las 2 de la mañana en la cabina y
te dijo que fueras al día siguiente. Era
un jueves, estuviste 2 años.
III
Tú a lo tuyo. Y
eso hacías. ¿Y en qué consistía el asunto? En asistir a clase, no perderte
ninguna, y ya que la economía estaba tan
escasa, al menos te refugiabas en el pub Tensión como método de vida, dirías.
No sólo te pagaban cada sábado a la noche al cierre, sino que te lo tomabas muy
en serio y además la bebida te salía gratis, algún que otro Martini caía a lo
largo de la noche. La jornada noctívaga duraba de 20.00 a 04.00, fines de
semana y fiestas de guardar, pues si había algún puente o acueducto, todos los
garitos se abrían y a ti te tocaba trabajar.
Tardaste algunas
semanas en colocar la cabina a tu gusto y el reguero de Lps dispersos. Tú
predecesor manejaba un centenar aproximadamente, y los tenía colocados en una
estantería. Tú necesitabas un orden, y te tuviste que pasar un jueves cuando
sabías que Senén abría para apenas una veintena de clientes, y poco a poco y
con paciencia, los ordenaste de la A/Z, en las cubetas. Habría unos 400
vinilos, sin orden ni concierto, los adaptaste a tu gusto. Luego, todo era más
fácil a la hora de pinchar. Durante meses las escasas adquisiciones las
compraba Senén, y no se complicaba mucho, teniendo claro la línea de rock que
se escuchaba en Tensión, iba al Corte Inglés y se hacía con un puñadito de Lps.
Desconoces porqué criterio se guiaba. En el puente de mayo, ya tuvo confianza
en ti y una noche sabatina a la hora de cobrar, te extendió un comunista (billete de 2000 ptas.) para
que compraras tus los discos. Ni que decir tiene que te pasaste una tarde
entera en los sótanos de la Gran Vía, un espacio que siempre te recordaba al
diseño gráfico del grupo Hignosis que
recrearon en la portada del verano de 1979 de In Through The Out Door de
Led Zeppelin. Hablas de Discoplay.
Aquí aquel sitio te parecía sacado de un cuadro de Edward Hopper, concretamente
Nighthawks, sobre todo cualquier día
por la mañana, donde merodeaba menos gente y te resultaba muy curioso.
La media de
cualquier Lp nuevo rondaba las 500 ptas. No te estiraste mucho, compraste 2
vinillos de Dr. Feelgood: Down By The
Jetty y Malpractice, ambos publicados en 1975. Empezabas a darle tú toque
personal al asunto. La jugada no te salió nada mal, la clientela no sólo no
disminuía, sino que aumentaba incluso los viernes y realmente, empezaste a
cogerle gusto al asunto sin que la noche te tragara, no perdías de vista los
estudios y el domingo era el día elegido para llevar vida monacal y pasar los
apuntes a limpio.
IV
En los pasillos de la
Facultad había más vida e intrigantes que en un hormiguero. Parecía una
conspiración continua. De vez en cuando te acercabas al tablón de anuncios para
ver qué se cocía porque en ocasiones podría interesarte algo.
Como los
acontecimientos en España eran múltiples y poliédrica las distintas verdades,
intentabas en lo posible aislarte y tampoco te quedaba tanto tiempo. El
presidente Suárez tenía problemas con su gobierno y andaba en remodelaciones,
mientras (una manera como otra cualquiera de protegernos y poder entrar de
verdad en los órganos de dirección de Europa), se nos exigía la entrada en la
OTAN. La contestación callejera iba en aumento y a tu alrededor existía
demasiada demagogia y pulsaciones alteradas. Rara era la semana que alguien no
apareciera en tus narices con un papel para firmar, de lo que fuera, parecía
que construíamos el mundo cada mañana. ¡Querías ser invisible! Y no para ver lo
que hacen los demás, sino para que no te escrutasen.
Mientras tanto la vida transcurría. La primavera trajo los restos mortales de Largo Caballero a España y la unión PSP/PSOE. Hay que decir que Tierno Galván tenía gran predicamento entre las huestes que frecuentabas, pero tú debías de sacar adelante todas las asignaturas en la primera convocatoria para que automáticamente la beca se hiciese efectiva el curso siguiente, incluso tenías un baremo que especificaba según que nota media, podría aumentarse.
De entre todo el material, introducción a la Economía Actual te llamó la atención desde el principio y la favorita Expresión Oral y Escrita para medios de comunicación, que al año posterior también se ampliaba. Pese a todo, existían cosas que te llamaban la atención, o compañeros. Por allí andaba Roberto Oltra “ Teto “que ese verano del 77 entró de batería en Burning y que meses después buscaba gente entre los de clase para hacer de figurantes en el film de Colomo Qué Hace Una Chica Como Tú En Un Sitio Como Este. Allí fuisteis unos cuantos a hablar con la productora Alicia Mora, pero vaya, ya tenían suficiente personal. Al margen de ver a Carmen Maura y los miembros del grupo, gente diversa y que luego fue alguien en esto del cine. Pedro, antes de ser Almodóvar, sale como figurante en las primeras filas de un concierto del grupo; más o menos pasábamos el asunto y así el trago de los exámenes finales se hizo más llevadero. Sin darte cuenta, el estío estaba a la vuelta de la esquina y ahora finiquitado el primer año, eras un mamífero menos asustado, pero sí muy agotado.
V
Dejaste algunas
cosas claras para que no hubiese equívocos. En casa de tus familiares afirmaste
que acudirías a mediados de septiembre, seguirías en contacto durante el
verano, ahora con cierto criterio, no te planteaste un piso compartido y un
colegio mayor estaba fuera de tu alcance crematístico. Como parecía que no
estorbabas, ahí iba la cosa … Otro tanto en el pub Tensión, que te salvó casi
la vida, al margen de las cuestiones económicas, te lo pasabas bien entre
discos, en la marabunta noctívaga de Aurrera, y como los meses veraniegos en
Madrid están amortizados, quedaste con Senén en el regreso a tu puesto de
disjokey.
Descansabas como
un lagarto al sol, parecías un cocodrilo al borde del río Mara en el Serengueti
tanzano, pero no esperabas ñus, sólo cogías aire en los pulmones y el mejor
alimento para el cerebro te lo daba el estar en tu casa, tú madre y tú hermana
tenían mucho que ver.
VI
Al margen del curso, no eras
inmune a los muchos acontecimientos que se cernían al lado tuyo, algunos tan
cercanos como rara era la mañana que no estuvieras inundado de pasquines
políticos, asamblearios, reuniones. Todo parecía que cogía un vértigo que en
ocasiones mareaba. Debías de tener mucha energía aunque solías pasar
desapercibido, pero eras un número y por lo tanto un potencial homínido que
“captar” para los intereses variados de un lado y del opuesto.
Tú tenías las
ideas muy claras. Tanto que jamás volviste en tu escasa existencia hasta
entonces, de tener tantas certezas que luego el transcurrir de los años te la
dejaron sólo en una: que eres efímero.
Te seguía protegiendo María, ese ángel que siempre sobrevivió a diversos
avatares en los 2 primeros años en clase: sus métodos de trabajo te
influenciaron, además de obtener resultados que era de lo que se trataba. No en
vano, se supone que hacíais lo que os gustaba y para lo que os preparabais con
cierto entusiasmo.
La vuelta a la
Facultad, la finalización de la Constitución de 1978 y su posterior ratificación
vía referéndum en diciembre, vivíamos bajo una capa de ensoñación democrática y
la esperanzas de un futuro más colorido, pero todo lleno de trampas. A nadie se
le escapaba que el gobierno de Suárez pendía de unos hilos muy finos con un
ejército e iglesia siempre acechantes a los cambios, que no les beneficiaban.
Unos porque perdían poder estructural y certero, los otros porque puede que
empezasen a no poder vender su producto etéreo con tanta normalidad. Aun así te
pilló de vacaciones cuando Suárez disolvió las Cortes en Navidad y convocó
nuevas elecciones para marzo del 1979. Existía en el ambiente una euforia
democrática y cierta veneración por el recién estrenado texto constitucional.
Además, para no parar y querer ponernos al día con nuestros potenciales aliados
occidentales, abril trajo las elecciones a los ayuntamientos y las autonomías,
que todo estaba muy por desarrollar.
En alguna
oportunidad subiste a la finca de Miguel en Collado Villalba. Durante décadas
había sido banderillero profesional, donde se labró unas condiciones óptimas
para el día de su retirada. También su cuerpo daba señales inequívocas de su
paso taurino. Varias cornadas jalonaban parte de su abdomen, pero hizo dinero,
y ahora mantenía su propia ganadería mientras la compaginaba como mayoral de
las reses de Samuel Flores. Tus primos si eran adictos a ese mundo, por
convicción. A ti te gustaban los toros en el campo, observarlos, incluso montar
a caballo como hacía Miguel Ángel, era un buen jinete la verdad, bastante ducho
en la monta, porte…En broma o tal vez no, siempre tú tío te apuntó que si los
libros no te iban bien, ahí tenías un sitio.
Te habías
demostrado a ti mismo que eras capaz de sacar adelante los 2 cursos de Ciencias
de la Información, pero el precio que pagaste fue alto. No en vano, carecías de
cierta libertad que tú mismo te impusiste. Salvo alguna excepción, nunca ibas a
las fiestas que María daba en su entorno, fuera de tu ambiente desde luego,
pero oye, te hubiese gustado asistir a los partys que se montaban por Arturo
Soria. También el tener asegurado la beca en el 2º año lejos de darte
tranquilidad, te obsesionó. El precio fue que abandonaste, por el momento. Creó
ciertas tensiones familiares, pero decidiste no renovar ningún nuevo documento
pese a que las notas te daban para seguir, y en cambio dejaste que los
acontecimientos siguieran su curso. A comienzos de 1980, te tocaba hacer los deberes conyugales con la patria (la mili), 14 meses inamovibles en tu
biografía que antes o después debías de llevar a cabo. Decidiste realizarlos cuando
te tocaba, no volviste a la Facultad hasta la primavera de 1981 como oyente en
el último trimestre. Tú incorporación definitiva a los estudios se haría en
octubre de ese año. Decisión tomada… decisión asumida.
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