DE QUÉ VA EL ROCK MACARRA - DIEGO A. MANRIQUE
El Rock Macarra - Diego A. Manrique.
Ediciones de “La Piqueta”. Madrid, 1977
De título contundente, cosa que no creo ni por
asomo que ahora Diego A. Manrique pudiera mantenerlo, pero es que estamos en
los umbrales de unas elecciones legislativas, las primeras en muchos lustros y
era menester ser claro desde el comienzo de qué va la sociedad española, el rrollo actual de una juventud asfixiada
en el gris, una editorial pequeña y ratonera exhibe varios libros con el fin de
clarificar el horizonte.
¿Pero de verdad existe rock en España? ¿Se
puede hacer algo? Al menos es lo que nuestro cronista televisivo y radiofónico,
vía Pop-Grama y Radio 3, intenta desglosar en un pequeño libro de apenas 75
páginas. Desde la etimología del punk, ya lo decía Shakespeare, la palabreja
equivalía a ramera, buscona, fulana… incluso algún siglo después no le iba
mejor el término, en la prisiones era alguien débil, homosexual, hasta recaer
en los albores de mediados de la década de los 70 en el siglo XX, de miserable para
arriba. Señalemos que a mediados de los 60 en USA, un movimiento rockero se
bautiza como punk-rock, sonido sucio y poderoso, pero que no parece que mejore
su fama.
Es un libro construido por una sucesión de
capítulos y artículos sin perder la unidad básica del tema, de lectura sencilla
pero que desgrana las catacumbas de Nueva York, Londres y Madrid en un intento,
válido desde mi punto de vista, de saber de qué va el rock macarra este. Si por
ello entendemos a los defenestrados Flamin´Groovies,
mal asentados en el movimiento hippie de los 60 en el San Francisco de los Grateful Dead y sus largas cabalgadas,
de temas de veinte minutos y así, ellos que en tres te despachaban una canción.
Al margen de la escena universitaria que por allí pululaba. El rock contundente
era otra cosa, y en estas páginas del libro se desglosan algunas cuestiones. Ya
que estamos en los USA, convendría recalcar los salvajes de Detroit, infinidad
de grupos “killer” como Mitch Ryder &
The Detroit Wheels, The Stooges, Bob Seger o MC 5; a fin
de cuentas se trata de rock & roll frenético y de plasmar en plásticos la
impresión que daban en sus actuaciones.
Sin abandonar el territorio americano conviene
leer con atención la proliferación de las flores del mal que tienen su origen a
comienzos de la década de los 70 en Nueva York, donde se ha cultivado la
estética de la marginación urbana, de la ambigüedad sexual, drogas fuertes y
violencia. Nadie mejor para encarnar dicha estimación en personajes de carne y
hueso, ya sea Andy Warhol, la personificación musical en la sempiterna Velvet Undergroung muy superados por Lou Reed y la caricatura de ese rollo
decadente en los maravillosos New York
Dolls.
Rechazar todo tipo de belleza, desfasada según
los punks. Si en Inglaterra unos primigenios The Who llevaron la batuta, siguieron niños avezados en los 70 como
Sex Pistols con un ave muy por
delante de todos, el tal Malcom McLaren. Luego entrarían muchos otros por el
hueco abierto: Eddie & The Hot Rods,
The Damned, The Clash – los mejores, sin duda, con más miras telescópicas que
sus vecinos-, a un lado y otro del Atlántico aquello se extendió, la pléyade de
bandas y solistas es larga, al final del texto se hace una enumeración de los
que Diego A. Manrique considera imprescindibles, con sus formaciones originales
y algunos vinilos dignos de tener en cuenta.
También aparecen los sobacos de Madrid desde Los Salvajes en los 60 a los actuales Ramoncín y Burning, sin olvidar que por Cataluña existían especies a
extinguir, un tal Oriol Tramvia
sobrevivía a base de hacer discos duros y otros pasajeros. A fin de cuentas, el autor trata de ponernos
al día con un rock conciso, duro y directo, muy alejado de los que se podía
escuchar en las radios normales. También el paisaje nocturno y urbano cambiaba,
o eso parecía, a mediados de la década de los 70 donde parecía que todo era
posible.
Efectivamente, Mario. El título fue un error y un horror, un intento de traducir "punk". La editorial, sin embargo, tenía cierto nivel: era la rama digamos anarquista de la madrileña Libreria Fuentetaja.
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