LEÑO PA SIEMPRE.-
Porque el costo de una
cosa es la cantidad de vida que hay que dar a cambio de ella.
M saca con tranquilidad de un bolsillo de la
camisa vaquera una cajetilla de Marlboro, como si fuese un tesoro, que lo es,
por su precio y calidad; el pitillo lo sacude en la punta varias veces contra el
cartoncito. Apoyado en el alféizar de la ventana que da a un patio de manzana, allí
donde observa con calma las nubes escasas de esa mañana otoñal. Está contento por varias
razones, acaba de matricularse en Periodismo, 9 asignaturas + opcional, a fin
de cuentas piensa M mientras extrae con energía la primera calada a su cigarro,
como en el bachiller recién terminado hace un par de meses. Eso y que tiene un
tocadiscos, arcaico, pero suena. Y a sus primeros discos le va añadiendo
gotitas de música. Poco a poco el estante de madera se va llenando de vinilos.
Sus muchas colaboraciones con distintas revistas underground, sus motivaciones
personales, su eventual sueño de algún día votar en unas elecciones democráticas
y libres. M sueña, escucha rock como una forma de vivir y sobrellevar su existencia diaria y está atento a los muchos grupos, que en castellano, cantan y escriben sus canciones; España es un
hervidero de todo, una caldera de combustión… es el otoño de 1978. Ha escuchado a un grupo en un recopilatorio, unos tal Leño, y aquello está muy bien: desgarro en sus textos y libre albedrío en su estructura musical, muy básica, pero esa rudeza les hace atractivos a los oídos de M.
Criado en las escuchas del Born To Run de Springsteen, del Stupidity
de Dr. Feelgood, del Bad Company de
B.C o del Exile On Main St de los
Stones, aquello de Leño sonaba muy bien. Entregado poco a poco al denominado rock urbano, aplicado a un sonido y unas letras con Madrid como epicentro,
tiene varios padres y no sólo uno. Grupos como Asfalto, Ñu, Cucharada, Topo, Mermelada,
Bloque, Tarántula, Tequila, Moris..., aportan cada cual su granito a uno de los
movimientos musicales más ricos de este país entre finales de la dictadura y
los años ochenta. Un abanico de bandas y músicos que no ha tenido nunca el
reconocimiento debido, muy al contrario de la exagerada sublimación de la
movida madrileña, que era su hermana musical en versión pop.
Fuera lo que fuera aquello, a M le gustaba, así empezó poco a poco a degustar los discos de Chapa Records donde varios grupos españoles eran capaces de sacar sonidos parecidos a los que él escuchaba en sus tiernos oídos de adolescente de bandas y solistas americanos y británicos. La piel le iba cambiando, como España, en plena vena pre democrática, en busca de los antecedentes de la movida madrileña. Hubo, apenas un lustro antes, una marea de grupos de rock que anteponían el estilo y las letras a las poses y sonidos limpios. A M le gustaron los Leño, y desde el comienzo vio o intuyó algo en ellos diferente al resto. Ni mejor ni peor, distinto. A fin de cuentas sobre el sello Chapa y su director y dj, Mariscal Romero, se aglutinó una gran plataforma sobre la que giró parte del rock en castellano en el final de la década de los 70 y buena parte de los 80; reunir a un grupo de gente que hablaba de los problemas del barrio, de sus calles, de sus amigos, de sus novias y del anhelo de libertad, como un buche de aire fresco que llegase a tus pulmones.
Fuera lo que fuera aquello, a M le gustaba, así empezó poco a poco a degustar los discos de Chapa Records donde varios grupos españoles eran capaces de sacar sonidos parecidos a los que él escuchaba en sus tiernos oídos de adolescente de bandas y solistas americanos y británicos. La piel le iba cambiando, como España, en plena vena pre democrática, en busca de los antecedentes de la movida madrileña. Hubo, apenas un lustro antes, una marea de grupos de rock que anteponían el estilo y las letras a las poses y sonidos limpios. A M le gustaron los Leño, y desde el comienzo vio o intuyó algo en ellos diferente al resto. Ni mejor ni peor, distinto. A fin de cuentas sobre el sello Chapa y su director y dj, Mariscal Romero, se aglutinó una gran plataforma sobre la que giró parte del rock en castellano en el final de la década de los 70 y buena parte de los 80; reunir a un grupo de gente que hablaba de los problemas del barrio, de sus calles, de sus amigos, de sus novias y del anhelo de libertad, como un buche de aire fresco que llegase a tus pulmones.
El Tren
Sonido urbano.- “ Tras mi servicio militar, José Carlos había hecho y deshecho en Ñu a su antojo. Hasta entonces hacíamos las cosas entre los dos. Incluso llegó un momento en que decía que mis temas no los cantaba, que eran unos leños. Yo ya vivía con Esther, en Carabanchel. Me casé en 1977, dos años después de la mili, el viaje de novios fue una gala que teníamos en Sevilla al día siguiente. Ñu empezábamos a funcionar, dejábamos atrás las verbenas y nos centramos en componer, teníamos un single y veíamos que estábamos en el camino. Comía del curro de mi mujer, que trabajaba en una oficina. Yo, cuando podía, trabajaba haciendo botas de vino, debajo de mi casa. El dinero se iba en local de ensayo, cuerdas o la entrada para un amplificador. Trabajaba con un horno, colocando moldes en forma de bota, como si fueran condones, me dejaba las manos. El trabajo me daba cuartelillo, pagaban por horas, lo empecé con los Fresa, seguí con Ñu y estuve allí hasta los primeros tiempos de Leño. ( Rosendo Mercado ).
Para venir a Madrid desde Tarragona
acompañamos a un cantante americano, Paul Sebastián. Apareció por allí y nos
convertimos en su banda… éramos menos que novatos. El tipo nos decía que en el
escenario nos teníamos que menear como los monos. Se llamaba Paul Sebastián
& Ophans Of The Night. Se instaló en una masía abandonada y allí
ensayábamos. Hicimos una gira por hoteles de la zona. A aquellos se unieron
otros bolitos en Madrid, en la base aérea.
Ya en Madrid llegamos a los locales de Papi. Una mujer nos preparó de
comer y nos dijo que ahí teníamos un cuartito donde echarnos. Aquello fue muy
grande ¡con lo mal que nos habían puesto la situación en Madrid! Allí
estábamos, con un lugar para caer muertos. El americano se instaló allí, con
sus abrigos de pieles espectaculares y su equipo de música. Un buen día
desapareció, regresó a USA. Ya lo habíamos dejado con él. ( Ramiro Penas )
Personajes salidos de cualquier novela de Pío
Baroja a comienzos del siglo XX. Mendigos del asfalto con la cabeza llena de
ilusiones, ganas de montar un grupo de rock en España, esa efervescencia que
tenía este país a mediados de los 70, esperando el manantial de agua de la
libertad como las lluvias de mayo en el Masai Mara o el Serengueti. Guitarras,
baterías, cuerdas, instrumentos; horas de ensayo, aprecio mutuo, ideas
compartidas, a veces el plato vacío y el estómago resacoso. El Papi su sitio de
reunión, de pensamientos, y una casa en la calle Ferrocarril donde un tal Tony
vivía con su novia y sería el primer bajista del nuevo grupo.
El núcleo duro de Leño iba en camino de producirse,
aunque todo giraba en torno a Rosendo, ex guitarrista de Fresa y de Ñu, banda
ésta última que abandonó en la Nochevieja de 1977, esperando que Ramiro Penas
acabase su servicio militar e incorporarle a su nuevo proyecto. El batería de Coz
estaba por la labor. Si sus diversas empresas anteriores habían sido como un rodaje
hasta llegar donde realmente querían, que era a hacer un sólido grupo de rock
cantando en castellano a aquello que conocían de sobra: la calle, donde pasaban
el mayor rato o ensayando y escribiendo sobre sus problemas, ansias,
ambiciones. No era muy difícil, bastaba echar un vistazo a las Avenidas del
Futuro para darse cuenta de que algo grande se estaba cociendo y la olla a
punto de estallar.
Todos juntos, a veces mezclados, el Madrid
rockero de mediados de la década de los 70 era un batiburrillo de ideas en
ocasiones descontroladas, donde todos se intercambiaban hasta las novias con tal
de sobrevivir en un futuro lleno de ilusión, pero tan incierto como las fauces
de un lobo cuando se cierran en tus narices. Todos se conocían, con lo cual no
es extraño que antes de que El Tren empezase a caminar por las vías, unos y
otros estuviesen en varios proyectos a la vez. Incluso, ingenuos, pensaban que
podrían vivir de esto que se llama música, no perdón, rock, en castellano, alejados de los parámetros del inglés.
Algunos lo consiguieron, la mayoría acabaron en los estómagos de los
cocodrilos al cruzar el río en forma de ejecutivos agresivos, contratos
abusivos y una ingenuidad bestial.
Este Madrid
Enero
de 1978: nace Leño. . M ya llevaba medio curso de Ciencias de la
Información, su camino de futuro periodista iba viento en popa mientras
colaboraba en diversos fanzines de la época. ¡Había tanto que descubrir! El
rock formaba parte de su vida desde que tenía uso de razón, como darle una
patada a un balón de fútbol o subirse a la bicicleta que le regalaron de crío y
que de tanto extirar el sillín y el manillar, aquello no daba más de sí. Incluso
se atrevió a ir a la Facultad con dicho vehículo de transporte. No era inusual
en aquellos tiempos, no todo el mundo podía costearse el autobús diario. El
metro llegó más tarde. Era la España y el Madrid de finales de los 70.
El Oportunista
Leño se formó y se consolidó a través de
muchas horas de ensayo en Faico, una especie de antiguo taller en la zona de
Embajadores. Allí estaba todo cristo de cualquier condición y talento, el caso
era entrenar las manos con los distintos instrumentos para crear, algunos de
ellos, el denominado sonido de rock
callejero. En eso, el trío que nos divierte y entretiene en estas páginas,
acabaron por ser uno de los grandes maestros.
Rosendo Mercado se lo toma más que en serio. No sólo es el
guitarrista y vocal, sino que escribe las letras, a la postre en su mayoría
himnos generacionales durante décadas. Él, como los demás miembros y el resto
del personal que acabamos por comprar y escuchar sus discos, no éramos
conscientes de tanta repercusión posterior.
Ese rock urbano y callejero que se veía en la
actitud, la imagen y las letras, se vería plastificado en forma de reuniones de
varias bandas, cada una con algún tema, bajo el sello Chapa Records, donde se
recogían algunas canciones. Leño acabó por fin grabando, pero antes, apenas unas
semanas después de formarse como trío y algunos ensayos, nos los encontramos
teloneando a Asfalto en una discoteca en Morata de Tajuña, luego en el Palace
de Madrid y Murcia. Poco a poco se van haciendo un nombre y el 21 de enero de
1978 entran a grabar 2 temas que formaran parte del Rock del Manzanares – Viva El
Rollo –vol -2. Sus canciones son Este Madrid
y Aprendiendo A Escuchar. Junto a ellos Cucharada, Unión Pacific, el
propio Mariscal Romero, Asfalto y Arexes II.
Como aquello tenía recorrido, Leño como tal
lanza en mayo su single con las 2 canciones mencionadas. Tener un sencillo en
aquellos días era todo un éxito, ponerlo a la venta ya era estar en el camino
de un sonido crudo, duro, callejero, con letras que todos podíamos sentir y
beber a cada momento. Toledo y su provincia acogía el circuito rockero por
excelencia de los grupos. En su mayoría de procedencia madrileña, para exponer
sus trabajos, darse a conocer. Parece mentira el poco glamour que podría
despertar semejante situación así en un principio, pero es que el rock en castellano
siempre ha sido una tortuga patas arriba y una pequeña cucaracha con la concha
contra el suelo y la cabeza mirando al cielo. Ahora sé y lo sé muy bien, que sólo a ti a y mí nos gusta el rock and
roll.
Fuese o no con clase o sin ella, el rock en español caminó
por la meseta y sus atribuladas autoridades consideraban que era menester ampliar
miras, dejar atrás una sociedad arcaica, y si no, lo promotores de discotecas de
pueblos se encargaban de que una parte de la juventud, escuchase rock. Lo cual
nos lleva que lo más a mano que tienen para dicha demanda popular es a contratar
a grupos españoles, y los más cercanos son los de Madrid. Leño entra en esa
categoría, lo cual le viene muy bien para foguearse y escribir los temas que
luego presentarían ante público, digamos, que entusiasta.
Todo esto nos lleva a crear iniciativas. Parece
mentira, pero en aquella época, (todo por descubrir) había más movimientos
callejeros, urbanos, vecinales, etc; que en la denominada y plácida democracia
posterior. Como si un líquido amniótico nos hubiese inundado de por vida. En
septiembre de 1978 se puso en marcha en la Plaza de Vista Alegre en Madrid, el Festival Rocktiembre, el 22 para ser
exactos, y con un número considerable de grupos: Coz, Cucharada. Mad, Teddy
Bautista, Topo y Leño, se montó un gran concierto con vistas a hacer una
película-documental sobre dicho evento, que acabó por llamarse de un modo poco
original: Nos Va La Marcha.¡Toma ya!
Una mayoría de personal intenta colarse. Cosa
normal en España. Somos así. En aquella época, cualquiera que la haya vivido y
M estuvo por allí en varias ocasiones, era lo normal. Dentro se metía mucho
ruido en una noche otoñal, con lo cual el ambiente era sano, tranquilo, de
fiesta, de pasarlo bien, y sí, pletórico de marcha.
Como anécdota, contar que en dicho Festival un
numeroso grupo de gente había cortado las cadenas de protección y cogido unas
escaleras a varios empleados de la Telefónica, con las cuales accedieron al
recinto saltando los muros y accediendo a la Plaza de Toros de Vista Alegre.
¡Ya digo, era lo más normal del mundo!
Mientras tanto Rosendo Mercado tiene un montón
de canciones compuestas y están locos por firmar el primer contrato discográfico
que les dé la oportunidad de grabar su disco en solitario. Ramiro Penas
colabora con Burning en su álbum El Final
De La Década – 1979, su batería se puede escuchar en 4 temas: Mueve Tus
Caderas, Bajo Los Focos, Puedes Sentirlo y Lo Que El Tiempo No Borró. Estamos
en enero de 1979, Leño cuenta con un buen equipo de sonido y luces, Rosendo
toca con un mono rosa, lo cual no deja de tener su aquel y la banda se mete en
el estudio. Por fin graban su disco.-
El Oportunista
Metidos en
el estudio Kirios de Madrid, entre diciembre de 1978 y enero de 1979, se
fraguan 7 temas para la eternidad. Con unas 70 horas de grabación, a la
producción de Teddy Bautista, que también mete teclados y armónica y Luis
Calleja como técnico de sonido, por no faltar no falta ni siquiera las letras y
un comic, idea de Ramiro Penas. Un bajista, Chiqui Mariscal, que se va cuando
aún no han terminado el disco y entra Tony Urbano. Con una portada que tira
para atrás, fea, mal hecha, de cartón y medidas horrendas, eso es el rock de
finales de la década de los 70 en España. Realizado a golpe de ilusión,
tenacidad, horas de ensayo, les sale un rock callejero, urbano, lleno de ironía
en los textos y contundencia en la música. Grabado a palo seco, sin artilugios
innecesarios. Directo al corazón y a la cabeza. O entra o no, pero no te dejará
indiferente.
Temas largos, algunos superan los 10 minutos, Castigo, otros se quedan en 8, La Nana, la mayoría supera los 4 y sólo Se Acabó es convencional en cuanto a su
duración, 2:37. Si entendemos el rock desde un punto de vista reivindicativo, a
contracorriente, que vale para algo más que dar saltos de tigre y hasta lúcido
se puede decir, este Leño – 1979, es
un buen ejemplo de todo lo dicho. La angustia ratonera es que nada ha cambiado
en el panorama nacional después de 4 décadas. Mejores luces, equipos de
sonidos, técnicos expertos, desde luego, pero el callejeo que inspira este
álbum, la inocencia de Castigo, la
dureza de la guitarra eléctrica, el combo en formación de trío en largos
desarrollos. Nada que ver con el encaje de single y entrar en las emisoras, ni
convencionales ni las más dadas al rock.
Las letras dicen más de lo que a simple vista
parece. De una futilidad de niño de bachiller, se esconden en sus rendijas
muchos vericuetos por el que las lagartijas se asoman y capturan insectos. Desde la dureza de Este Madrid, los muchos matices que reserva El Tren o la denuncia cerril del no ceder de El Oportunista al desarrollo instrumental de La Nana, empleando otro tono en su desarrollo y dejando patente que
sus muchas horas de ensayo servían para colocarnos otra cosa, otra versión. Por
ser originales dentro de su estrechez de miras rockeras, hasta nos cuelan otro
instrumental: Se Acabó. Lo dicho, Lp
para la historia.
Insisto
Del Buho a Tablada 25 .- Con un
disco en la calle, propio de ellos mismos, como grupo en solitario, Leño empezó
a ser pinchado en emisoras de todo corte, pero en especial las dedicadas al
rock. Paco Pérez Brian emitía desde finales de 1977 en la calle Diego de León-
47, en Madrid, por la noche, a eso de las 23.OO hasta las
O2.OO y por allí pasaba todo el que tenía algo que ofrecer.
Para Leño, como
para otros grupos, ser radiados de manera continua y a nivel nacional, les dio la entrada para
incorporarse a una estela enorme de festivales, donde entraban con varias
bandas. Cada cual con su equipo, sus luces, su”rollo”. También ayuda que en
mayo de 1979 se estrena el film Nos Va La
Marcha y el grupo coloca 3 temas de su primer disco. La entrada de Tony
Urbano le da otro aire al bajo, más melodioso, técnico. El cambio de abandonar
el antiguo taller donde ensayaban en Embajadores por otro de más nivel en el
barrio de Tetuán, en la calle Tablada 25, ayudó a pulir su sonido asilvestrado
en algo más nivelado, a trabajar en canciones de 3 minutos, asequibles a
emisoras “normales”. Rosendo debió de afanarse bastante en el formato de reducir
las canciones, sobre todo en la instrumentación. Más directos, vamos. Cosa que
encima del escenario no suponía ningún problema. Otra cuestión de índole
importante es el cambio de management, dejan atrás a Gálvez por Olimac, entre
otros llevan los asuntos de Cucharada, Topo y Miguel Ríos. Es subir de
categoría.
Para tomar copas y
pasarlo bien, existía un garito en la calle Sta. Mª de la Cabeza, el Zappa,
donde sólo se colocaba rock con billares y cervezas. Pasaban más tiempo ahí que
en sus casas, entre otras cosas porque tanto Tony como Ramiro vivían con sus
respectivas parejas, encima del garito.
Entre concierto y
concierto, sacaban para ir tirando. La entrada de Urbano, un bajista armonioso
y dulce, le ayuda a componer a Rosendo, aunque siempre fue éste quien tomaba el
lápiz y el papel, los otros 2 seguían, más vagos y pendencieros, en la línea
del Carpen Diem, por si acaso. Van tejiendo lo que sería Mas Madera, su 2º disco.
Cuando eso sucede
M se haya en el ejército español, de hecho escucha en las emisoras radiofónicas parte de lo que
es el álbum en cuestión, y la sorpresa que se lleva es mayúscula. No sólo las
canciones son más cortas, como si estuviesen invadidos por el sonido new-wae de
The Police y grupos semejantes, la música le suena diferente. Él, que había
dejado apartado sus estudios de Ciencias de la Información por un tiempo, acabó
2º y en el trimestre antes de entrar a filas estuvo de oyente en la
Complutense, más que nada para no perder el hilo. Tardaría casi otros 2 años en
regresar a las aulas, cuando Leño languidecía, justo en el momento de máximo
esplendor del trío. ¡Que curioso !
Si nos ponemos en
el contexto social de lo que era la España de 1980, da pavor recordarlo. 95
asesinatos en un solo año, uno cada tres días, y 200 atentados. Este periodo fue
el más sangriento de la larga carrera hacia la muerte del terrorismo etarra.
Fue una ofensiva en toda regla contra la entonces joven democracia española –
en 1977 se había aprobado la ley de Amnistía, un año después vino la
Constitución y en 1979 salía adelante el Estatuto vasco -. Estar como se hallaba
M en el ejército español es esos momentos, le supuso una toma de contacto con
una realidad que desconocía. No, él no corrió nunca ni delante de los grises ni
detrás, fue lo suficientemente astuto de conocer desde niño lo que un palo de
nogal es capaz de hacer cuando cae en tus espaldas, no necesitaba nada más que
rock, algo de literatura y algún film para alimentar su cerebro. A su salida,
previo golpe de estado en febrero de 1981, regresó a su casa con algunos discos
comprados a las orillas del Mediterráneo donde pasó su cautiverio, entre ellos
llevaba el Más Madera, deseoso de
escucharlo en su plato y encender un pitillo de Marlboro sentado en el alféizar de su ventana y
observando el patio de manzana de su casa.
Pasado el susto,
llegado la primavera, acudió al último trimestre del curso de periodismo en calidad de
oyente, para saber qué se iba a encontrar unos meses más tarde, cuando en octubre
comenzase su 3º de Ciencias de la Información.
Leño tenía un logo y todo, ahora la cosa iba entre modernos afiliados a la movida madrileña en sus albores y los rockeros de siempre, tirando hacia sonidos más crudos. M, observaba, leía, pensaba y escuchaba… y luego, claro, sacaba sus propias conclusiones.
Leño tenía un logo y todo, ahora la cosa iba entre modernos afiliados a la movida madrileña en sus albores y los rockeros de siempre, tirando hacia sonidos más crudos. M, observaba, leía, pensaba y escuchaba… y luego, claro, sacaba sus propias conclusiones.
En esa primavera
reluciente pudo ver por 1ª vez a Leño en directo, en la sala Carolina, el día 27
de Marzo de 1981, justo serviría esas sesiones para grabar lo que sería su nuevo álbum en
directo. Al lado de donde ensayaban, en la calle Tablada, pues dicho antro se
haya en la calle Bravo Murillo 202, al lado del metro Estrecho, donde años a,
mira tú por donde, M acabaría instalándose de manera definitiva.
Sí Señor, Sí Señor
MÁS
MADERA .-Julio de 1980.-
Fieles
a su denominación de origen, Leño, se
despega de artilugios y sobreexcitación en largas cabalgadas para centrarse en
su definición más lingüística, aquella que asevera que es un trozo de árbol
después de cortado y limpio de ramas. Aunque siguiese bajo la producción de
Teddy Bautista y sus teclados, nos dejan
un buen puñado de canciones para sobrevivir a varias décadas. Como siempre
letras directas, en ocasiones cortantes, duras, leños pelados de subterfugios.
Temas de una duración estándar en los 3 minutos de media y textos en apariencia
simple, pero como siempre he dicho, esconden muchos recovecos en las aristas.
Aunque los 9 temas
vienen firmados por el trío, en cuanto a las letras todas son de Rosendo,
aunque la música no digo que sobre todo Tony Urbano diese harmonía y cadencia.
Buenos temas: Insisto, Sin Solución, Como
Debe De Ser, Cucarachas; cambios de
ritmos en ¿Dónde Está La Salvación?, rocanrol
sencillos: Sí Señor, Sí Señor.
Trabajo limpio, nada que ver con la rudeza del 1º, indudablemente menor que
éste, pero muy buen disco.
Como Debe De Ser
Colegios mayores, matinales, plazas de toros y una chica
de road manager.- Lanzados a la carretera con su nuevo
proyecto, no faltaron varios conciertos realizados por la mañana. En aquellos
años primeros de los 80, no era nada raro tocar en las Universidades, en la
discoteca M&M, o Sala Argentina, o en Coslada, o Vicálvaro o colegios mayores a las 12 del
mediodía y acabar hora y media después.
Leño solía abrir
con Insisto, Sí Señor, Sí Señor; La Noche
De Que Te hablé, Apágalas, todo
del Más Madera para caldear el
ambiente; hacia la mitad se lanzaban con los 10 minutos largos de Castigo, y solía seguirles El Tren. Como entre unas cosas y otras
en septiembre de 1980 María Parsons comienza a viajar con ellos, ella se
encargaba de toda la contratación de Miguel Ríos hasta la fecha, acabó casi en
exclusiva con Leño. No era nada despreciable en esa época encontrarse a una
mujer al frente de una banda que sobre todo solucionaba problemas de logística, teniendo en cuenta la escasa infraestructura que existía en España a la hora de
programar música de calidad en directo, no digamos rock en concreto.
En el otoño de
1980 el grupo logra colocar La Noche De
Que Te Hablé entre los 20 primeros singles más vendidos en el país, nada
desaprovechable en una banda de nulidad radiable, desde luego. La carencia de
presupuesto hacía que el grupo viajaba de una gala a otra en un Seat 131,
conducido a ratos por cada componente del trío más María Parsons. Poco glamour
desde luego, pero todo se encaminaba a lo que sería el 1º directo de Leño.
Pasado el susto gordo del frustrado golpe de Estado en España en febrero de
1981, se prepararan para dar rienda suelta a lo que consideran un concierto de
rock, no todo salió como se las prometían, pero se colocaron 3 noches en la
sala Carolina de Madrid para grabar con la ayuda de Teddy Bautista o Luz
Casal, y además incluyendo saxo y coros.
Maneras De Vivir
EN DIRECTO .- Junio de 1981 .-
Grabado durante 3 noches
consecutivas en la sala Carolinas (Madrid), con Rosendo luciendo una camiseta
de The Clash, fotos de María Fernanda de Andrés en el Lp; Leño se presenta ante
la afición sobre un público que abarrotaba el recinto. Lleno de humo, con un
rock contundente el grupo ha sabido mantener a unos principios que les están
dando muy buenos finales. Sin renunciar a su música reivindicativa, dura.
Rosendo a estas alturas es tal vez el único icono nacional del que presumir
como guitarrista, y esa fidelidad a sus inicios les ha ganado un buen puñado de
fieles para la causa.
Como todo disco de directo que se precie, debe de tener
algo más que las consabidas canciones aunque con arreglos de metales y coros.
Bien, Leño lo cumple y además añade, de ahí que me pare a analizar el Lp en
cuestión. De los 9 temas incluye 2 de su primer trabajo: El Oportunista y El Tren; 3 temas del Más Madera:¡Sí Señor, Si Señor!, Cucarachas y La Noche De Que Te Hablé;
y
cuatro temas no incluidos en sus dos anteriores discos : Todo Es Más Sencillo,
Mientras Tanto, Entre Las Cejas y Maneras De Vivir.
Respondiendo a su
nombre, le dan un toque macizo pero con los suficientes matices para no
cargarse cada canción. El single de promoción resultó ser todo un acierto: Maneras de Vivir/Todo Es Más Sencillo,
obtuvo un acogedor recibimiento y acabó por ser un clásico, ambas aún hoy en
día ( 2014), Rosendo Mercado, en su carrera en solitario no deja de tocar
siempre en sus directos. Aunque llegase a disco de oro, jamás lo recibieron,
escamoteados por su discográfica hasta el tuétano. Otros grupos de su generación
se lo llevaban en forma de mejores directos, muchas más ventas y reventando
pabellones. Ellos, a lo suyo. A currar, a trabajar horas en los ensayos de su
local de la calle Tablada y hacerse un número considerablew de conciertos,
superan los 60 en esta época. El Directo
los sitúa en toda la península Ibérica y parte de las islas como tour-81.
Entre Las Cejas
El Tour de 1981, la vida continua en el Zappa y con los ojos puestos en Londres.- Nunca estuvieron a gusto con las etiquetas, para nada eran heavy metal ¡horror!; ni siquiera con el denominado rock urbano. Las letras de Leño hablan claramente de las calles en las que vivían con sus mujeres, amigos, sus hábitos, sus creencias si es que tenían algunas, los avatares cotidianos. Hay que tener cuestiones muy claras de dónde estaba España a comienzos de la década de los 80. Rosendo era la esencia de Madrid, un tío de barrio que hacía botas de vino para llegar a fin de mes, tocaba la guitarra, llevaba el pelo largo y la policía le paraba continuamente. Eso era Madrid. Y él escribí sobre eso, sin medias tintas. Por eso afirmo con rotundidad, que las dichosas letras, esos textos de sus canciones llenos de ironía y hasta de lucidez de barrio, no eran tan simples como podrían aparecer en un principio.
Muchas de esas historias que narraban venían o
procedían del sitio de reunión habitual. Allí donde iban a tomarse unas
cervezas, bailar, estar con los colegas, poner discos, cualquiera podría
colocar uno en el plato y hablar sobre él. Me refiero al Zappa, su sitio de reunión habitual.
Comía con ellos en Tablada, al salir de la oficina, casi a diario. Me pasaba al local y volvíamos juntos a casa, haciendo parada en el Zappa. Venía la policía y lo precintaba, así cada semana, nosotros nos juntamos en la puerta y nos bebíamos las cervezas, dentro o fuera. Íbamos juntos a los conciertos de otra gente como los Ramones o grupos de Madrid. ( María Parsons)
Tampoco les fue nada mal tras la publicación del En Directo, su caché se elevó entre las 300.000 – 350000 ptas de las de entonces por cada concierto, una media de 60 en el año natural; el cambio de compañía de management a Limac, que coincide con el Rock And Ríos, de Miguel, y sus representantes, donde también estaban otros de su cuerda tipo Topo, Radio Futura o Luz Casal. Pese a los muchos esfuerzos y ganancias, no les quedaba mucho a cada uno de los componentes del grupo una vez liquidados todos los pagos; pero les colocó en el camino de 2 hechos importantes en mi opinión: conocer a Carlos Narea que les produciría en Londres su mejor disco, Corre, Corre; y la gira mastodóntica de Rock De Una Noche De Verano, donde por fin iban a vivir el sueño de todo rockero de barrio. Tocar con un equipo alucinante, tener todo programado, desde ruedas de prensa a hoteles, comidas, horarios y sólo pensar en tocar hora y media y darlo todo. Dos meses y medio con una treintena de conciertos en las mejores condiciones posibles, llenando estadios de fútbol en la gira hasta entonces más exitosa en las tierras ibéricas.
Corre, Corre.
Grabando
en Air Studios y conociendo a Rory Gallagher .- Sin entrar en detalles
aburridos como que a la llegada al aeropuerto a Tony Urbano lo detienen por
llevar en la maleta una cajita con 30 gramos de polen y quedar detenido, luego
lo soltaron claro, grabaron lo que ya llevaban muy ensayado del local, varios
temas que conformarían el disco en cuestión; la grabación fue rápida, no era
muy complicado: bajo, guitarra y batería. Lo único que se doblaban eran las
guitarras al margen de las voces. Si se hacía una buena base acaso se
improvisaba un solo. Carlos Narea les dirigía correctamente y les daba cuerda
para dejarles libres… La música la tenían, el asunto como siempre era que
Rosendo tenía que hacer las letras, muchas de ellas por la noche y a toda prisa
pues al día siguiente debían de volver al estudio. Entraban por la mañana,
acaban sobre las 20.00 horas, cenaban, casi no salían, no tenían dinero para
caminar por el Londres nocturno; sólo Narea les hacia de guía de vez en cuando, no sabían inglés ninguno de los 3. Una noche el productor les llevó a
cenar a un indio y otra a un paquistaní. Para unos tipos como ellos, los Leño
que jamás habían visto este asunto, era genial, pero de verdad, no frase hecha
y hueca.
Los Air Studios están situados en un 7ª planta
de un gran edificio, el grupo mezclaba en el 5, donde daba la casualidad que
Rory Gallagher andaba embarcado en su nuevo Lp. Carlos Narea lo conocía a él y
a su banda porque había coincidido en el Dieter Dierks, en Colonia (Alemania),un lugar donde también se podía comer y dormir y el productor del trío madrileño
convivió con ellos durante varios días. Hizo de cicerone y Rosendo por fin conoció a su ídolo, su
guitarrista favorito en persona. Le pudo preguntar por su vieja Sgtratoscaster, aquella que sale en tantos discos del genio irlandés.
La futura portada del disco Corre, Corre, está inspirada en la de
los Stones, de su disco Sticky Fingers, ¡ y sí, también intentaron lo
de la cremallera, pero se les iba de presupuesto! Se quedó con la idea de Manolo Cuevas, la foto
la hicieron sobre una chapa metálica de verdad, la cuestión al parecer era
hacer hincapié en el rollo de la calle: fotos hechas en un portal, con tonos
grises y oscuros de barrio. Leño tenía cuerpo, un regimiento de seguidores y la
basca más rudimentaria estaba con ellos.
M pudo escuchar al grupo un viernes 30 de
Abril de 1982 en el Pabellón Polideportivo del Real Madrid, antes de que
sacasen el último Lp y de que la primavera le encerrase casi 2 meses en casa estudiando
y haciendo exámenes. Allí presentaron parte de lo que ya habían grabado en
Londres del Corre, Corre. Con lleno
absoluto, dieron un concierto enérgico, rockanrolero, salieron a matar y nos
derrotaron a todos, a comienzos de la década de los 80 en Madrid existía un
ambiente de rock poderoso, del de verdad, sin poses ni pantomimas. Leño
aprovechó ese tirón, y sin ser jamás los que más vendieron, si acabaron por
mantenerse más tiempo en el subconsciente colectivo de varias generaciones.
Es un disco
con muy buen repertorio, todas las canciones tiran entre lo bueno y excelso,
incluso consiguieron que varias de ellas sonaran en las radios y sacaron varios
singles. El paso era grande y más comparado con lo que el trío grabó de En Directo; su coherencia les resultó
por fin rentable y eran respetados por varias hornadas incluso de gente “moderna”.
Su honradez y fidelidad quedan claros con este Lp.
Ya desde el inicio, el Corre, Corre dejan claro que todo el trabajo va a ser muy rockanrolero.
Con canciones escuetas, dentro de las normas convencionales de unos 3 minutos.
Elaboran un poquito más en Sorprendente,
letra ingeniosa y cambios de ritmo. No Se
Vende El Rock And Roll posee la mala baba que les caracterizaba, sin
desfallecer y entregados a la causa de ser un grupo de rock hasta sus últimas
consecuencias. Hasta son capaces de hacerla pegadiza. La sorpresa, y muy grata
por cierto, viene del blues que es La
Fina. Con suavidad, como acariciando la piel, Rosendo recita y recorre las
escalas de su eléctrica con toda la sutilidad de que son capaces. De lo más
sobresaliente del disco.
Todo lo que sigue en la cara B no desmerece en
nada a lo anteriormente escuchado. Que
Tire La Toalla, por lo que entiendo de políticos y cierta clase de empresarios
no salen muy bien parados en el texto; el riff está francamente bien. Entre Las Cejas queda como otro icono,
pasados los años sigue siendo una buena canción, y es que hablar de la libertad
individual siempre da sus réditos. Otro buen rockanrolito : No Lo Entiendo para rematar la faena con
otro extraordinario tema convertido en un himno: ¡Qué desilusión!
El binomio espectacular .- Parte de la leyenda de Leño tal vez se
fraguase en este periodo. Con apenas 4 discos en el mercado, buenos directos y
hasta canciones sonando en las emisoras radiofónicas, alcanzan un lugar que perseguían
y ahora parece que llegan. Eso se traducía en más conciertos y un cierto punto
de atención en medios como la televisión y prensa especializada, aunque el trío
siguiese viviendo como antes, sin ninguna presunción de estrellato.
Durante los 2 años de 1982/83 viven el lleno
en el Pabellón Polideportivo del Real Madrid para la presentación del Corre, Corre; la reacción de la gente era de que habían crecido
como grupo, certeros en sus shows, además, prácticamente todo lo invertían en equipo.
Llegó incluso a ser número 1 en los 4º principales ¿ ? , Que Tire La Toalla, uno de los singles de su último trabajo, logró semejante
hazaña entrando en casas y oídos muy ajenos a su rock callejero y urbano. A
fin de cuentas pienso que Leño iba –y va –, dirigido a un personal que se
identificaba con el mensaje de denuncia en cada soplo de una voz arrastrada
por el polvo de la historia.
Todo el transcurrir de los buenos conciertos y
vibraciones que el grupo transmitía en directo no pasaron desapercibidos, el
propio Manolo Sánchez entonces manager de Leño en la oficina de Limac, le
comunicaron el hacer un largo tour con Miguel Ríos, el cual estaba involucrado
en un macro concierto por España, y había pensado en el trío amén de compartir
cartel con una bisoña como Luz Casal, en esos momentos. La misma María Parsons
debió de contribuir como enlace necesario, el asunto es que 1983 los haya en
medio del mayor espectáculo rockero que este país veía y con bandas nacionales
llenando estadios de fútbol.
El Rock
De Una Noche De Verano la organizó Miguel Ríos con su abogado Miguel Pérez
Solís, desde ahí se creó toda la producción y Leño aceptó el reto. No en vano,
el granadino había versionado Maneras De
Vivir en su doble en directo Rock&Ríos
– 1982. Además Carlos Narea habitual colaborador del rockero había
producido el último disco del trío, todo navegaba para el estrellato final y
masivo de un grupo de rock en condiciones en España. Y todo a mi entender sin
letras sosas ni macarras, y mucho menos “vacías”…
El Rock
De Una Noche De Verano arranca el 30 – 06 – 1983 en Zaragoza y finaliza dos
meses y medio después en Madrid con llenos en todos los sitios. La grandeza de
Leño, la de Rosendo principalmente, era saber, por un lado, vivir en su tiempo
y en su época, y por otro, haber sabido ser punto de referencia y enganche de
toda una generación que se reflejaba en ellos, una capacidad más allá de donde
uno nació.
Curiosamente su mejor directo en plástico se
vería reflejado en Vivo – 1983- 2006, álbum
póstumo que hace justicia a cómo sonaba el grupo en realidad. Son un puñado de
canciones que pusieron banda sonora a una época crucial en la historia del
país. La súbita desaparición del grupo cuando estaba en la cresta de la ola
añadió una pátina mitológica a los recuerdos que dejaron tras de sí. Un par de
meses antes de aquel adiós, el 6 de septiembre de 1983, la banda actuó ante
150.000 espectadores en los jardines de Montjuïc de Barcelona, dentro del
espectáculo.
El
final.- Al
acabar la gira tuvieron que realizar unos cuantos conciertos más, en las mismas
condiciones underground que antes de dicho evento, probablemente estaban
firmadas antes de toda esta historia, pero era como volver al comienzo. Lo peor
era que nadie tenía las fuerzas necesarias para seguir tirando del carro,
aquello como grupo se acaba aunque estuviesen en la cima. No existían nuevas
letras ni partes instrumentales para nuevas canciones, un cierto hastío y vaguedad
se apodera de ellos . Reciben al término de la mastodóntica gira un millón de ptas.
para cada, así, limpias de polvo y paja, nada mal, el primer apaño en
condiciones desde que comenzaron.
M los vio una vez más en Granada, un 9 de Julio
de 1983 dentro del Rock De Una Noche De Verano y tenía tanta ilusión de verlos
a ellos como al granadino. Ninguno les defraudó, ajeno a que no era consciente
de observarlos y deleitarlos por última vez. La vida, esa especie de manantial que definió John Lennon tan brillantemente, venía a decir que era aquello
que transcurre mientras tú haces tus planes. Rara vez coinciden ambas
cuestiones.
Leño comenzó su deambular como grupo en 1978 y
acabó en 1983, si ellos grabaron 4 discos + uno posterior, M empezó su Ciencias
de la Información el mismo año y lo acabó un mes antes de la disolución del
trío. Coincidencias, sin duda, pero que a uno le apetece recordar con una
sonrisa en la cara.
Así lo recuerdo, así lo viví y así lo expongo.
Así lo recuerdo, así lo viví y así lo expongo.
Leño dio lo que tenía que dar. Seguir
habría sido redundar.
( Rosendo ).
DISCOGRAFIA
SELECCIONADA
LEÑO .- 1979
MÁS MADERA .- 1980
EN DIRECTO .- 1981
CORRE, CORRE .- 1982
VIVO 83 .- 2006
MÁS MADERA .- 1980
EN DIRECTO .- 1981
CORRE, CORRE .- 1982
VIVO 83 .- 2006
BIBLIOGRAFIA
Maneras de vivir, Leño y el rock
urbano.- 2013.- Biografia
oral de Kike Babas y Kike Turrón.
Rosendo
Mercado , 23 de Febrero de 1954- Madrid (España).- Guitarra, voz.
Ramiro Penas
– Tarragona 1955 (España).- Bateria.
José Antonio
Urbano Gornals (Tarragona, 1956) – Reus (Tarragona 27 de agosto de 2014)- España.- Bajo.-
Hostias los Leño, no
veas si mola el Rosendo y tal.
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