ROBERT CRAY : LA ELEGANCIA ACARICIA LA STRATOSCATER
Hacía calor aquella noche de
estío, era lo propio. Torsos acogidos por camisetas y pocas camisas y polos en
ellos; en ellas más variedad como se espera siempre, pero predominan los shorts
ajustados, pantalones cortos y zapatillas deportivas o sandalias de marca. Sí,
porque hay “ gente guapa “, algunos dan el aspecto de recién salidos de la
ducha y con un vaso de plástico en una mano lleno de cerveza y algún pitillo
que con cada calada asciende una humareda al cielo de la ciudad, deambulaban o hacían corrillos.
Poco a poco vamos pasando
por taquilla, recoges folletos, programas. Todo el mes de julio está repleto de
conciertos. Esta noche el compromiso es con el blues, pero la elegancia
personalizada va a hacer acto de presencia en unos minutos. Nada de un negro
que ha sufrido en sus carnes la recogida del algodón o el destierro urbano en
una gran fábrica de montaje automovilístico, no, nada de eso.
Ni la banda que va a
ascender al escenario, ni los que esperamos ávidos su aparición en las tablas, picamos
en una mina ni estamos 8 horas encima de
un andamio martilleando las paredes. No, se huele a un cierto perfume caro, a desodorante,a peluquería: peinado y marcado; no apunto tampoco a que esto sea lo
más parecido al edén, pero vaya … se aproxima.
Robert Cray, ese bluesman
negro, elegante, limpio, lo parece y además lo es, el músico que siempre quiso
ser blanco y parecerse a Eric Claptón, y éste siempre deseó ser negro y tener el
dinero y el prestigio que atesora. Si los dos se cambiasen el uno por el otro, tal
vez tuviesen sosiego sus almas. Aunque intuyo que ninguna duerme mal por las
noches ni tiene escasez de comida.
El Conde Duque presenta una
muy buena entrada de aficionados al blues que deseamos escuchar a Cray con su
banda, Es 20 de julio, 1997, hace calor cuando encima de las tablas aparece
Robert rodeado de Karl Sevaried al bajo,Kevin Hayes a la batería y un organista
para rellenar esos huecos que quedan en todo show para ayudar al jefe: Jim Pugh.
En este momento Robert Cray
es el abanderado del nuevo blues, el mesías de los 80 de un género que tiene
sacudidas, de vez en cuando un rostro pálido le da por versionar a los clásicos
y los pone al día, o sale un chico de Tejas y lo coloca todo patas arriba,
Stevie Ray Vaughan, por ejemplo. Pero no, este es negro, hace soul con la
sutileza de un blues acaramelado y es el ahora, en esta década el abanderado,
el primigenio jinete que encabeza el ranking, con suavidad, elegancia,
añadiendo ternura y clase encima de un
escenario y estilo sobre las cuerdas de su stratocaster.
El concierto en sí, pues un
dechado de virtudes. Lo pirateé, o grabe en un pequeña grabadora con sonido
limpio, disfrutable y es la primera vez que vi tocar a Robert Cray. Me dio lo
que esperaba, clase, una voz normalita y un buen manejo de las 6 cuerdas, sin pasarse,
pero es que él, es así.
Una década y media antes de
tenerlo delante de mis narices tocando, escuché a un músico novel, con cara de
buena persona ( sí, porque a mí como a Fellini, los rostros me dicen mucho
),que no había tenido tiempo de sufrir en sus propia piel las desventuras que
siempre ha arrastrado el mejor blues. Cray no teme en absoluto combinar sus raíces
blues con sedosos apuntes de soul.Hace el blues de los 80, el actual y los
textos se asemejan a lo que es su vida, su cotidianidad, sus circunstancias y
eso le da para llevar el mensaje lo más lejos posible en buenas giras por parte
del planeta que habitamos.
Los que procedemos de una
cierta generación, aquellos chicos pálidos y pueblerinos, todos lo éramos
cuando el general Franco falleció, a mí me pilló siendo un imberbe, que nos
criamos creyendo en un mundo mejor, en aquellos vinilos de chicos blanquitos como
la leche que hacían blues, Cream, Mayall, Fleetwood Mac, Ten Years After... al
menos en mi persona, mis ojitos se empezaron a fijar en los créditos de los
discos, en los autores, y ¡oh sorpresa! Que pocas cosas estaban creadas por
los chicos pálidos. Esperé, y tomé conciencia de que a esta parte del Atlántico
alguna vez vinieran los auténticos y genuinos para poder constatar in situ, como el tapón del algodón que no engaña y ver si de verdad se podía sacar
brillo de verdad. O bien, cruzar el charco para escucharlos, ya sabemos lo de
la montaña si no viene... Cuando por fin los vientos de cambio regresaron al país
del cruce de culturas que es España y aparecieron los bluesman de verdad, no
todos, algunos corrimos a sus brazos para que con sus guitarras nos sacudieran
en el rostro, con sus lenguas nos acariciaran y el gran BB King, Buddy Guy, Johnny
Copeland... y un largo etc: inundaran nuestros oídos. Cray pertenece a este 2º
lugar, un chico bien educado y que va para gran maestro.
Todo proceso evolutivo lleva
su tiempo y muchos de los que estábamos enfrente de Robert y su banda veníamos
de recorrer el mismo camino, a veces por senderos diferentes pero el final es
el mismo, queríamos su bendición para asegurarnos definitivamente que nos
queríamos perder en el infierno más caluroso de sus voces, sus stratocasters,
sus ritmos, sus movimientos de caderas. Sin la existencia del blues
jamás habría existido el rock and roll ¿ y qué hubiese sido de nosotros ? Tal
vez como hipótesis el haber nacido en el medievo, o contemporáneamente en el
Serengueti criando cabras con una lanza y un escudo de madera como protección, tener tu cabaña
y preñar a la mujer cada verano para tener un nuevo retoño en la primavera, así
hasta que la zarpa de un guepardo te desgarra el alma en vez de una guitarra
eléctrica por haber tenido ¿ la suerte ? De nacer blanco y en esta parte del
mundo.
Robert Cray no asimila el
blues en un grado puro, lo maravilloso de él, a mi entender, es que ha roto la
barrera de lo híbrido y poder colocarse en las mismas listas británicas junto al indie, el pop, el rock duro... y como si no quisiera la cosa,
pasaba por allí, y como al leopardo lo fotografiaron de noche y sin darse
cuenta. ¡Anda !
Sí, porque ahora en 1997, B.B-King llena palacios y salas de
más 2000 personas, como Hooker, Guy, Waters. ¿ Y por qué está aquí este tipo ?
Robert Cray tiene la noche que le veo 42 años, ha publicado varios discos en
compañías de 2ª fila, no ha tenido ni tiempo de sufrir algunas de las desgracias que también canta, aunque en sus repertorio no predominan los problemas del alma,
más bien del amor carnal y terrenal.
Cuanto más lo veo ahí encima tocando, me asalta una duda creo que razonable: ¿siente el blues o lo interpreta? Ehi, a estas alturas yo ya he visto bastantes
de su nivel purificarse encima de las
tablas, ardido en sus guitarras y meterme en sus entrañas.
Difícil colocarle una
etiqueta a Cray, su técnica procedente del blues, la voz, la mayoría de los
arreglos y buena parte de las
composiciones son las de alguien que ha vivido de cerca todas las variantes del
soul desde mediados de los 60.¿ Qué es; soul de raíces o blues renovado ? Para
mi música de calidad, un problema para los puristas y que lo tiene complicado
para complacerles, al menos en disco, en directo su corrección de las notas, su
saber estar, su elegancia, superan a muchos de su generación y predecesores, no
necesita moverse mucho ni gesticular ni
hacer “ posturitas y caritas “ con la guitarra, todo sentido común, ortodoxia,
en una palabra: clase.
Viéndolo ahí encima del
escenario no dejo de pensar que Robert Cray lleva en esto mucho tiempo, que a
mediados de los 70 ya funcionaba como RCB, se movía por la costa norte del
Pacífico, que su ídolo era Albert
Collins cuando un mestizo tocaba en una banda de gitanos y un británico de
melenas lacias le colocaban grafitis en los murales londinenses de que era
dios; él ya curraba entonces con su escasa elegancia y timidez, pero tocaba que era lo
que deseaba. Quizás ese porte a lo Sydney Portier se lo diera el ser hijo de
militar, cambió el fusil por la métrica de la guitarra eléctrica y que sus
gustos eclécticos quizás vienen de tanto cambio de ciudad como sufrió su padre
con los traslados, ya saben, un poquito de aquí, otro de allá.
Cuando yo lo vi a Cray en
julio de 1997, ya estaba plenamente consolidado en el maistrem más absoluto,
introducido en todos los círculos de blues y festivales pero sin menospreciar
aparecer en cualquier otro evento; él por sí mismo con su banda recorría
Estados Unidos y la vieja Europa con la aureola todavía de guitarrista joven.
Su mayor mérito para mi radica en que ha llevado o mejor se ha servido del
blues como correa transmisora para hacer rentable la maquinaria comercial de
algo que en sí mismo, no lo es. Es decir, ha hecho rentable el producto a
vender, y tiene mérito.
Lo intentó en 1978, se le
presenta la oportunidad de grabar un Lp, pero la edición en una compañía
pequeña, Tomato Records, publicado con retraso y encima se va a pique, con lo que
el disco desapareció rápido de las estanterías. Durante los 6 años siguientes
Cray sigue trabajando pero no es hasta 1984 que con aires remozado, nueva
banda, graba en la modesta Hightone y sale Bad
Influencie. Por esas cosas raras que pasan en la vida, mira tú por donde, el
álbum se consolida sobre todo en Gran Bretaña y sube la cotización del artista.
En estos momentos la Robert Cray Band utiliza el blues como base para camuflar
una serie de canciones de cierta belleza.
Va siendo hora de repasar
una obra discográfica amplia, pero muy escasa en cuanto a calidad, empieza muy
bien para ir perdiendo fuelle a medida que pasa el tiempo. ¿ Les suena ?
Para los curiosos o
seguidores el disco editado anteriormente se llama Who´s Been Talking, durante este tiempo consiguió actuaciones de
segundo orden en el circuito de blues de USA y desde luego el disco no le ayudó
a proseguir por otros senderos más beneficiosos.
BAD INFLUENCE .- 1984 .-
Tal vez el mejor trabajo de la banda y
además de la crítica favorable de los especialistas contó con un auge
importante del público bluessero que veía en Cray a un nuevo guitarrista que
pudiera aportar nueva sangre a un género centenario. El disco contiene el tema
que titula el álbum, una canción ya de por sí brillante, que se convirtió en
clásica pronto y pasó a las estanterías de estándar del blues en la década de
los 80. Eso sí, tanto Blad Influencie
como Phone Booth vienen enmascaradas en influencias de R&B y soul; es el
tercer tema donde nos suelta un pedazo
de blues: The Grinder.
Descubrimos en este Lp
influencia sureña, una muy buena voz y sobre todo, una guitarra sutil y
brillante, precisa en el momento justo, sin pasarse, como la mayonesa, en su
punto.
Got To Make A Come Back ( Eddie Floyd ) con vientos desgarradores
recoge las influencias del soul de la Atlantic y de Stax. So Many Women, So Little Time con carácter la rítmica y la
percusión; en Where Do I Go From Here serán el bajo,
batería y teclados los que tomen protagonismo. Los solos de Cray ardientes para
reflejar las historias nocturnas que su garganta canta; para cerrar con No Big Deal con unos preciosos arreglos
de guitarra y voz.
El trío que compone su banda
como base: Cray – Cousins – Olson es la mejor formación con que contará Robert
a lo largo de carrera para poder transcribir ese sonido tan particular a su
música. Su mejor disco y un Lp imprecindible.
El éxito alcanzado en
Inglaterra como ya escribí les abre nuevas puertas que se ven reflejadas en su
siguiente trabajo en el otoño de 1985 añadiendo la incorporación del teclista
Peter Boe, aunque todavía sin conseguir salir el acotado circuito de blues.
FALSE ACCUSSATIONS .- 1985 .-
La cosecha recogida en Bad Influencia se vio ante el reconocimiento de tener que seguir
con el listón alto en su siguiente trabajo, y éste disco mantiene el nivel que
duda cabe. En este año recala por 1ª vez en España en una gira, existe uja
cierta anormalidad en el mundo del blues por querer escuchar el nuevo álbum
antes de su edición. No defrauda, es un gran trabajo, el resultado es un buen
puñado de canciones y la plasmación de tener ente nosotros a otros gran
guitarrista de una música tan especial y minoritaria, en apenas los dos últimos
años ha conseguido alcanzar la fama en los festivales de blues y desea aprovechar
la oportunidad y sacarle el máximo provecho.
En este disco encontramos
más sofisticación, menos sonido directo y crudo que en el anterior, por ejemplo
en Playin In The Dirt o Sonny, canciones lentas: She´s Gone, con algo más de ritmo : S.O.F.T, o puro lirismo soul : I´ve Slipped Her Mind.
Un disco agradable de
escuchar, de llevarse a los oídos, irradia la espontaneidad del sonido de Cray,
la pureza de su sencillez, sutil, sedoso, demuestra las posibilidades de
progreso de un estilo sin tener que andar repitiendo esquemas.
Semanas después de
publicarse False Accussations
aparecerá un trabajo de Robert Cray junto a dos monstruos, dos maestros que aún
le sacan algunas cabezas en esto del blues, nada menos de que Albert Collins y
Johnny Copeland, éste trio firma el formidable : Showdown - 1985 .Un salto
brutal de guitarras en toda regla con armónicas y voces con herrumbre en la
garganta, solo basta acercarse para escuchar canciones como T-Bone Shuffle, Bring Your Fine Self Home o Black
Jack.
Examinemos el disco en cuestión pues será importante para Cray,
también para Collins y Copeland, pero estos ya estaban instalados en el
circuito de blues de festivales internacionales y con carreras muy asentadas. A
nuestro chico le valió un excelente contrato con Mercury Records amén de
recoger un Grammy.
Y mira que es raro que un
álbum con reuniones no sea una plasta absoluta de agrupación de estrellones para
nada, como los invitados en un disco, contaditos con los dedos de la mano qué
aporten algo de sustancia, creatividad al invitador de turno, más para dar lustre
y arrastrar al nuevo trabajo a algún seguidor del invitado. No es el caso de Showdown ; el peso específico lo levaran
Collins en Brig Your Fine Self Home, en
T-Bone Suffle o en Lion´s Den . Copeland matiza como nunca en Black Cat Bone y proporciona siempre una
ortodoxia bluessy sin la cual el disco, obviamente, no sería lo que es. Las
sutilezas y el nervio de Robert Cray las encontramos en She´s Into Something y Blackjack,
su apabullante imaginación, son quizás los primeros responsables de que este Lp
pueda dejarse oír docenas de veces, sorprendiendo y emocionando a cada escucha.
Decir que es un álbum muy bueno, es quedarse muy cortito.
Evidentemente Cray que
comenzó trabajando en la banda de Collins estaba más que feliz por poder grabar
junto a uno de sus maestros y principal ídolo como ha confesado en más de una
ocasión. Con él adquirió la mayoría de edad con las giras por todo el noroeste
del Pacífico y la costa de California.
Trabajos como los reseñados
ayudaron a tener un poquito más de presencia del blues en una década en la que desgraciadamente pocas figuras nuevas aparecían que renovasen o agitasen el
cotarro, y lo que más me llama la atención que es un negro el que con su propia
banda al frente, hace de tal palo una característica de vida, aunque con gotas
de soul pero en los primeros trabajos se lo curra muy bien, devolviéndonos la
esperanza hacia un terreno abonado al abandono discográfico y mediático.
STRONG PERSUADER .- 1986 .-
La culminación del éxito de calidad y comercialidad, bajo la producción de
Denni Walker se marca un estupendo disco con esa mezcla de inspiración del
blues que Cray maneja también con las gotas de soul y ahora de rock. La canción
The Sominkh Gun alcanzaría en número 13 en el Bilboard de un Top de 200 y llegó
al millón de copias más 6 premios de la Blues Music Awards llegando a conseguir
en los dos años posteriores a su publicación el Disco de Platino, y daría a
Robert un nuevo Grammy. Como pueden leer, suficiente para que cualquier buen
aficionado a la música y en particular al blues saliese despavorido. ¡ No se
asusten !A veces un ángel, negro esta vez y para variar, se cruza en nuestras vidas y nos concede algún deseo a cambio de seguir perdidos en el camino de las
tinieblas, sólo para pasar el rato y seguir adelante, aunque nunca he sabido
para qué.
Para que este Lp llegase a
estas cuotas hay que matizar 3 cuestiones: la madurez de los músicos, la
inteligencia de la producción y los 10 temas en él contenidos amenizados por
igual entre lo sublime y lo comercial. Gracias a esta mescolanza el álbum entró
de lleno en el mercado del pop por la astucia de sus creadores y Robert Cray
copó durante algunos meses los elogios
de los críticos de blues y aquellos que ya comprábamos sus discos nada más ser
publicados.
Smoking Sun, Nothin´But A Woman y More Than I Cant Strand fueron
puntos de inflexión en la carrera del grupo, difíciles de superar con un listón
muy alto. Son varios trabajos rayando lo perfecto. Este disco le dio a conocer
definitivamente a Cray al margen del circuito no sólo de blues norteamericano,
sino a nivel mundial y a partir de aquí su
carrera sufre un cambio sustancial.
En estos momentos Robert es
junto a la aparición del vendaval que supuso la llegada del blues-rock del
tejano Stevie Ray Vaughan, el éxito de ambos y sus constantes giras ayudaron a
dar un impulso enorme a la reactivación del blues de la década de los 80; durante
esta época Cray se involucraría en media docena de giras por Europa creando un
fuerte vínculo sobre todo con Inglaterra, teloneando en un momento dado a Eric
Claptón y llegando a grabar con la leyenda: John Lee Hooker.
A partir de aquí espacia un poquito
sus grabaciones debido a los muchos compromisos de las giras que la banda
tiene. En 1988, dos años después del magnífico Strong Persuader , el cuarteto formado por Cray-Cousins-Olson Boe lanza
Don´t Be Afraid Of The Dark – 1988 , una mezcla de soul-blues efectivo con
varias canciones de tempo medio muy bien interpretadas y cuidando los detalles
que llegan a la perfección. Cray canta con precaución y da más cancha a los
arreglos instrumentales que a su querida Stratoscaster, lo cual resta ambición al
álbum aunque claro, gana en efectividad. No aportó nada al bagaje de la banda
pero sí muchos dólares.
También observando las
cuotas alcanzadas por Cray en estos momentos, se rebusca lo que fue su 1º disco
y la Charly inglesa adquiere las cintas de dicho Lp, poco después consigue
reeditar el sonido crudo de Who´s Been
Talkin´- 1978, con menos arreglos
y sofisticación, es decir, más ir al grano.
Antes de proseguir con parte de su obra, apareció en el mercado The Score – 1986 en la serie de Charly Blues vol. 16 que no es otra cosa
que el primer disco de Cray con la producción de Dennis Walker y Bruce Bromberg
recogido en los Studios Eldorado de Los Ángeles ( California ) de 1978; en total
son 10 temas con dos bandas diferentes.
THE SCORE .- 1986
.-
Sonido crudo sin tanto edulcorar, el primer tema una versión de Willie Dixon
: Too Many Cooks con inclusión de
vientos. Las adaptaciones son la mayoría de las canciones pero en el siguiente
ya se nota la personalidad de Robert Cray con el punteo tan característico de
su stratocaster, The Score ( D. Amy )
es todo un blues en toda su dimensión, como el siguiente con toques de armónica
a cargo de Curtis Salgado y la sutileza en la voz y la eléctrica de Cray, la
canción es The Welfare (Turns Its Back On
You ) (S,Thompson, L.Wearner ). Es el 4º tema donde hallamos el primer
atisbo en la composición de Robert : Thast´s
What I´ll Do , un muy buen R&B a la altura de cualquier gran maestro
consagrado. La delicadeza y el sutil terciopelo reaparecen de nuevo en I´d Rather Be A Wino ( D.Amy – R. Cray
). No se anda con chiquitas, nos vamos a un monstruo de la composición: Chester
Burnett, donde se marca la adaptación de un blues con mayúsculas, Who´s Been Talkin´que originariamente
daba título al Lp, marcado por un buen corte de
guitarra eléctrica y la armónica de Curtis. Las dos siguientes canciones
son también versiones : Sleeping In The
Ground ( Sam Meyers ) y I´m Gonna
Forget About You ( O.V.Wright ) ésta un R&B con predominio de vientos
tocando el soul como sólo Cray sabe aderezar en medio del sonido bluessy. Los
dos últimos temas llevan la firma de Robert: Nice As A Fool Can Be, la voz parece llevar la iniciativa en una
canción lenta con los añadidos de esa peculiaridad de soul que tanto le gusta
aliñar a varias de sus composiciones para finalizar con If You´re Thinkin´Waht I´m Thinkin´ un blues en toda regla.
En apenas 36 minutos
encierra la clave de lo que será posteriormente toda su carrera. Muy buen
debut, es ágil y fresco, penetrante, en ocasiones turbulento. El lp contiene
excelentes canciones, la voz de Cray aunque con cierto recato ya destaca sin
ser potente pero con desconocida y atrayente brillantez.
Sus dos siguientes discos, Dont´Be Afraid Of The Dark y Midnight Stroll son más productos pop
para consumo, sin carecer de la calidad que atesora el grupo, pero son más de
canciones sueltas que de álbumes compactos, pero sin aspirar en realidad a ser
un puñado de temas simplemente bien elaborados e interpretados, sin más. De todas
maneras, Robert Cray sigue siendo un enorme músico y un excelente guitarrista
que hasta aquí sólo publicó obras muy buenas.
La portada de Midnight Stroll es realmente bonita y cargada de expresividad. La calidad de dicho producto es envidiable.
Desaparecen del grupo Peter Boe y Dave Olson y se incorpora un 2º guitarra. La
música y la inspiración desaparecen en parte y el álbum es repetitivo, sin
mucha fuerza, algo abúlico. Curiosamente, ha superado en ventas a todos sus
predecesores y Robert Cray se convierte en una estrella, su AOR blues desespera
en parte a sus seguidores y decepciona en la misma línea a los entendidos en música
negra, le acomoda a su recetario musical, eso sí, le
despeja con una repercusión comercial impensable hace unos años pero le
desplaza del trono de los mejores, que no de los más vendedores.
En 1993 realiza otro pedazo
de Lp que le devuelve a la calidad sin más independientemente de las listas y
de las ventas.
Desde este blog se trata de meter el bisturí a fondo en la obra
de ciertos intérpretes con una buena calidad, pose, solera, y es lógico que a
lo largo de los años de una dilatada carrera se produzcan altibajos en la creación,
ya sabemos lo que escribió Baudelaire: ser
sublime sin interrupción es del todo imposible. De ahí que tras unos
trabajos dubitativos y repetitivos no exentos de gotas de exuberancia, nos
halláramos con un Robert Cray a piñón fijo en la composición y la creación de
buenos discos, pero algunos abúlicos, sino claramente aburridos y sin garra ni
fuerza.
Shame + A Sin rompe la tónica y nos presenta a una gran banda
arropando al guitarrista americano. Ya desde el comienzo nos arrastra con un
R&B interesante, 1040 Blues, cuenta
en la armónica con Albert Collins para abrir boca. De hecho la banda de Cray es
la misma que 4 años después escucho en
el Conde Duque presentado lo que en aquel momento era su último álbum. En el Lp
a parte de las colaboraciones puntuales de Collins, están una sección de vientos
con Edwart Manion saxo tenor y barítono y Mark Pender a la trompeta.
Medios tiempos y calidad
encontramos en el 2º corte: Some Pain,
Some Shame, eficacia con vientos y un piano de Pugh certero y discreto en I Shiver, amén de la stratocaster
caliente y vibrante por parte de Cray. En You´re
Gonna Need Me, un blues en toda regla, encontramos la chillona eléctrica
del maestro Collins echando una manita a Robert, descubriendo enseñanzas
perdidas.
Canciones tranquilas con
dominio de la voz sobre la guitarra eléctrica; Don´t Break This Ring , Leave
Well Enouhg Alone ,Passing By y Up
And Down.
La fuerza y el mejor tema llega
con Stay Go ,voz preciosa de soul y
guitarra caliente y picante. De cerca le puede seguir este I´m Just Lucky That Way , con precisión de vientos, piano juguetón
y un buen trabajo de Cray ,ahora sí, en la guitarra, sacando esa calidad y
técnica que atesora y que parece tanto costarle sacar a relucir más a menudo.
Algunos, entre los que me incluyo, se lo agradeceríamos. Well I Lied es un R&B trotón y vacilón, fácil para el directo y
exquisito de escuchar con los vientos a todo trapo, con Robert sabio en las 6
cuerdas.
Nada más que aportar a una
carrera longeva en el tiempo pero escasa en cuanto a trabajos de calidad. Como
Eric Claptón creo que ha dado ya lo mejor de sí mismo, eso sí, mientras exista
vida hay esperanza, faltaría mnás, pero mucho me temo, que uno sin la
colaboración del maestro JJ Cale poco va a hacer digno de su nivel, y Cray, sin
Collins que le de un tirón de orejas ya, tampoco va a sorprendernos.
En directo lo he visto 3
veces: frialdad y calidad a partes iguales.
Ha publicado 9 discos más,
algunos pueden llevarse al plato del equipo de música: Live From Across The Pond –
2006 , This Time – 2009, o Nothin But Love – 2012. Pero vaya, muy
lejos del enorme talento que se le suponía en los trabajos reseñados. Aunque
siempre hay que guardar un as en la manga.
Robert Cray nació el 1 de
Agosto de 1953, Columbus – Giorgia , Estados Unidos.-
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