SAM SHEPARD : UN GENIO POLIFACÉTICO
De las fanfarronadas surgieron un montón de héroes de los primeros tiempos americanos.
Sin más.- Hay gente que te cae bien, así, en tu caso concreto y desde muy pequeño, generalmente el personal " no te cae"; técnica que uno perfecciona con el paso de las décadas sobre tu piel. Apenas un 10% hueles que pueden ser de tu pelaje felino, no precisamente enemigos y sin llegar a ser aliados, al menos no sufrirás sus zarpas sobre tus frágiles tejidos. eso ocurre en la vida cotidiana, quiere decir que el resto, cerca del 90% no cae, deambula en la nada más absoluta y como una especie de chip desaparece de tu cerebro.
Shepard está en el grupo de los elegidos. Un tipo polifacético, más conocido de actor, pero que siempre te ha parecido persona muy introvertida, profunda, muy al margen de los avatares de héroe americano al uso. Ni siquiera funcionaba como macho con efectos de testosterona ampliada; nada más lejos de su intención al saber que Shepard había escrito el guión de una joya como París, Texas; a la postre dirigida por otro genio como Wim Wenders.
Actor en numerosos films también se colocó detrás de la cámara para dirigir Norte Lejano y Lengua Silenciosa. Dentro del elenco de eclecticismo que le caracterizaba, llegó a escribir más de 40 obras de teatro con las que llegó a ganar, en 1979, el premio Pulitzer, con El Niño Enterrado, y por si esto no bastara para echarle un vistazo más a su obra, así, en general, formó parte en los 70 de un grupo con aires folkies y ramalazos roqueros, donde tocaba la batería, The Holy Modal Rounders.
Nada mal para un actor de cierto rango, que busca aristas en la vida, araña las entrañas y observa qué puede encontrar, a lo mejor tierra que ensuciarse los dedos, rosas en el estiércol, luz en el desierto, carreteras solitarias, hoteles despersonalizados, seres perdidos... y poder plasmarlos en textos, en esa América más cercana, alejada del celuloide familiar de palomitas y cine de sobremesa.
Porque al margen de todo lo anterior expuesto, Sam Shepard me interesa su literatura, que es breve y concisa, pero muy buena. Un tipo que es capaz de meterse en una caravana de genios locos a mediados de los 70, con una troupe de artistas donde Bob Dylan es el chamán de bata blanca que dirige el elenco, merece cuando menos no sólo echarle un vistazo, sino leerle.
Una banda que visualmente parece exactamente lo que es: un conjunto, cada miembro tiene pinta de que se podría organizar otra banda completa en torno a él.
ROLLING THUNDER - CON BOB DYLAN EN LA CARRETERA .- 1975.-
Un tipo negro con pinta de demente está comprando empalmes de tubería y le pregunto si sabe dónde puedo encontrar botas de lluvia en Plymouth. Conoce un sitio y dice que me llevara en coche hasta allí, si no está cerrado ya. Le espero y le pregunto a una de la chicas de la caja si va a ir esta noche al concierto.
- ¿ Qué concierto?
- El de esta noche, aquí en el pueblo. Bob Dylan, Joan Baez, ya sabes, toda esa gente.
- No, no voy a ir. No conseguí entradas. Además, ni siquiera sé quién es esa gente.
A Sam Shepard le contratan inicialmente para trabajar como escritor con el fin de poder realizar luego una película sobre el tour que llevarán a cabo la Rolling Thunder Revue, debía transcurrir sobre pequeñas poblaciones de Nueva Inglaterra durante el invierno de 1975, también para dar poderío y conocimiento sobre el encarcelamiento, al parecer injusto, del boxeador de pesos medios Rubin Carter, recaudar fondos y realizar un nuevo juicio. Al frente del combo: Bob Dylan, Joan Baez, Joni Mitchell... pero también personajes curiosos como Allen Ginsberg o Muhammad Ali. Entre medias de todo el folklore: Sam Shepard, que acaba siendo uno más de ellos durante las semanas que dura el tour
Las cámaras graban lo que pueden y cuando pueden, van y vienen por los pasillos, se suben a mesas, escrutan rostros, pasajes, momentos... pero es difícil captar la esencia y sobre todo, el felino y escurridizo Dylan, que se creó a sí mismo como personaje y de algún modo ajeno a la religión en la que se crió. Otro trovador vagabundo, Sam Shepard, capta instantáneas, siempre al borde de un precipicio volcánico.
No es simplemente otra gira de conciertos, sino más bien una peregrinación. Se buscan a sí mismos en todo momento; la Rolling Thunder Band anda buscando algo, tratando de que el andamio no se caiga, tenga conexiones, encontrar mojones a lo largo del camino, a veces autopistas americanas, en el noroeste, casi en la frontera con Canadá, por donde desarrollan el periplo.
Es notable, en un aparente caos, la falta de esfuerzo con lo que hace todo Bob Dylan, está en mitad de todo, convirtiendo toda esta locura en algo aparentemente coherente, y sólo con su presencia.
También encontramos reflexiones de Shepard, su país, su entorno, su cultura, los muchos mitos creados de la nada, otros seres de carne y hueso magnificados por cuentos y películas, personajes como Jesse James, Búfalo Bill, Billy El Niño... que arrebataron vidas, haciendas, casas y defenestraron en algunos casos a sus seres primigenios que habitaban esas praderas. Pero así es el ser humano: violento. Crearon una dicotomía curiosa entre el impávido intelectual de la Costa Este y los misterios abiertos de la del Oeste. A los primeros les intrigaban aquellos tipos, le producían curiosidad, los segundos estaban deseosos de suministrar a esos hechos históricos, un toque de fantasía.
Siempre hay un espacio emocional que necesita llenarse.
No hay manera de programar el rodaje del día. Todo está a merced de la energía ocasional, las ideas vuelan para un lado y otro, no hay plan, reuniones, charlas sobre cómo filmar cada plano, y mientras Shepard a lo suyo. Toma notas. Ya ha llegado a la conclusión de que la simple movilidad es la que trae el impulso de la gran aventura.
Dylan no deja de tener sus fanáticos, de que parte de su heroísmo trasciende del mero fenómeno de moda, y cuando apenas se dan cuenta, todo da un giro enorme, ha llegado la multitud, el cierre final de esta fiesta, todo es diferente, el ambiente, el aire... Nueva York es el campo de pruebas definitivo del proyecto, es ahí dónde hay que estar si quieres que alguien se entere, el mundo en general, y el Madison Square Garden en particular.
La Rolling Thunder te atrapa, te degüella con su música, su maquinaria. Aquello es un éxito, Rubin Carter sale bajo fianza y parece que tendrá un juicio un poco más justo, Shepard estrena una nueva obra de teatro, mientras sigue soñando con su rancho de caballos de 8 hectáreas donde todavía queda mucho trabajo por hacer.
Huyendo.- Shepard casi siempre estaba escapándose, sobre todo de él mismo, como queriendo deshacer la tela de araña que acaba de formar y no sabía cómo hallar un agujero por el que evaporarse.
No es nada extraño que su siguiente libro publicado sea Crónicas De Motel - 1982, relatos sueltos de estancias cortas o largas en diversas habitaciones de hoteles de carretera. Huyendo, siempre intentando encontrarse.
Desde el comienzo fue así, inquieto e inconformista. Sus textos están ahí para quien quiera leerlos y disfrutarlos. La angustia y la soledad como asas a las que agarrarse. Y en la época de estudiante, un referente: Samuel Beckett. Pese a empezar Agricultura, el teatro le capturó, quizás porque deseaba personificar personajes, su realidad no le gustaba.
Plantado en Nueva York a comienzos de los 60 se buscaba la vida en diversos trabajos mientras compagina las obras teatrales, allí deja de ser un anónimo mientras conoce a mucha gente. Pese a su temprano matrimonio siendo un veinteañero, con O La Jones, conoce a Patti Smith con quien escribiría Cowboy Mouth.
La década de los 60 le lleva a escribir mucho teatro, pero se trasladará a Inglaterra durante los años 70, con su familia para regresar en 1974 a San Francisco ( USA ). Ya tiene una treintena de obras teatrales escritas y muchas estrenadas.
Su vida dará un vuelvo cuando conoce a Jessica Lange. tendrán 2 hijos pese a que jamás se casarán. Después de publicar su primer libro, las carreteras, la soledad, el montón de historias rotas e inconexas, sale Crónica De Motel. Quizás necesite personajes insustanciales, un poco perdidos, anónimos, dado el éxito de su anterior libro sobre Dylan y la Rolling Thunder, a lo mejor desea y añora menos truenos y más silencios.
La Rolling Thunder te atrapa, te degüella con su música, su maquinaria. Aquello es un éxito, Rubin Carter sale bajo fianza y parece que tendrá un juicio un poco más justo, Shepard estrena una nueva obra de teatro, mientras sigue soñando con su rancho de caballos de 8 hectáreas donde todavía queda mucho trabajo por hacer.
¿ Hay algún pensamiento que sea mi aliado?
Huyendo.- Shepard casi siempre estaba escapándose, sobre todo de él mismo, como queriendo deshacer la tela de araña que acaba de formar y no sabía cómo hallar un agujero por el que evaporarse.
No es nada extraño que su siguiente libro publicado sea Crónicas De Motel - 1982, relatos sueltos de estancias cortas o largas en diversas habitaciones de hoteles de carretera. Huyendo, siempre intentando encontrarse.
Desde el comienzo fue así, inquieto e inconformista. Sus textos están ahí para quien quiera leerlos y disfrutarlos. La angustia y la soledad como asas a las que agarrarse. Y en la época de estudiante, un referente: Samuel Beckett. Pese a empezar Agricultura, el teatro le capturó, quizás porque deseaba personificar personajes, su realidad no le gustaba.
Plantado en Nueva York a comienzos de los 60 se buscaba la vida en diversos trabajos mientras compagina las obras teatrales, allí deja de ser un anónimo mientras conoce a mucha gente. Pese a su temprano matrimonio siendo un veinteañero, con O La Jones, conoce a Patti Smith con quien escribiría Cowboy Mouth.
La década de los 60 le lleva a escribir mucho teatro, pero se trasladará a Inglaterra durante los años 70, con su familia para regresar en 1974 a San Francisco ( USA ). Ya tiene una treintena de obras teatrales escritas y muchas estrenadas.
Su vida dará un vuelvo cuando conoce a Jessica Lange. tendrán 2 hijos pese a que jamás se casarán. Después de publicar su primer libro, las carreteras, la soledad, el montón de historias rotas e inconexas, sale Crónica De Motel. Quizás necesite personajes insustanciales, un poco perdidos, anónimos, dado el éxito de su anterior libro sobre Dylan y la Rolling Thunder, a lo mejor desea y añora menos truenos y más silencios.
¿ Es un gallo o una mujer que grita a lo lejos?
¿Está negro el cielo o a punto de ponerse azul oscuro?
CRÓNICAS DE MOTEL .- 1982.-
Ir de una costa a otra americana, entre 1980/81 aunque a veces se cuele algún retazo de años anteriores en forma de recuerdos, sueños, paranoías, ¡que también !
Los moteles son un marco perfecto para colocar unas cuantas ideas en la cabeza, en la red de autopistas, como si fuesen las antiguas paradas y fondas del relevo de postas y un nudo de comunicaciones entre individuos que se observan a distancia, como midiéndose. Esos moteles no dejan de ser espacios abiertos a la aventura, al escondite, una especie de monumentos a la velocidad, a una circulación permanente y sobre todo a un movimiento continuo en las vidas de quienes ocupan de manera circunstancial y ocasional sus habitaciones.
¿ Qué es lo que pretendo entender ? Una colección de sentidos
Shepard a veces recurre a artilugios que ha vivido, observado, o simplemente le han ocurrido a él. Intercambiarse a la puerta de un ascensor de Hotel a las 4 de la madrugada con el doble de la estrella femenina de cualquier película en la que interviene. Las puertas del elevador se abren, una entra, el otro sale, un poco para allá la mujer, con 6 valium mezclados con vino blanco. Aquel día acabó el rodaje, la fémina para celebrarlo, no podía parar ahora, a fin de cuentas se quedaba en ese pueblo de las últimas tomas, donde había nacido y no existía futuro, como en las anchas carreteras donde a veces para para observar la vida a su alrededor.
Seres que se aman en la habitación de al lado, se dicen cariño, contratan adivinas que les mienten, enmarcan fotos de niños a los que mandaron lejos cuando se hicieron adultos, una especie de hijos; tutean a los camareros mientras bailan R&B con las orquestas.
Seres que se aman en la habitación de al lado, se dicen cariño, contratan adivinas que les mienten, enmarcan fotos de niños a los que mandaron lejos cuando se hicieron adultos, una especie de hijos; tutean a los camareros mientras bailan R&B con las orquestas.
Shepard juega a ser frívolo o profundo. Según, relatos cortos y concisos, puede y pasa de mirar cuantas narices ha visto operadas, igual que caras, dientes con fundas o tetas remozadas; a ser diáfano con la que parece ser su madre cuando sufre un tumor cerebral, justo ahora hacía un año que habían ido al pantano en bicicleta que se se encuentra junto a la autopista, y ella se quedó sola en casa y al regresar se cruzan con la ambulancia que la transporta el Hospital.
La vida misma. Así escribe Shepard.
También merecen la pena una hojeada a otros textos.- No sólo de carreteras solitarias, parajes sombríos y seres perdedores, aunque esto es muy discutible. Shepard junta una buena colección de páginas en relatos que se juntan en libros como Cruzando El Paraíso - 1997, 40 textos donde encontramos cuentos breves, diálogos curiosos, entretelas de la infancia y hasta cortes de films en Méjico, una especie de rodajas de un diario de una película. A veces narra cosas que sucedieron, otras las fábula.
En un país como Estados Unidos que siempre está tomado al asalto por escritores tipo-factoría, sean Ken Follet o Tom Clancy, por citar 2 ejemplos, hallar a Shepard en su actividad literaria le convierte en un ser poliédríco.
El Gran Sueño Del Paraíso - 2002 nos deja 18 relatos certeros en ese paisaje fronterizo que es América, desde luego ya estamos acostumbrados a su prosa si se ha seguido su obra anterior. Siempre buscando adónde ir, quizás huir definitivamente.
En un país como Estados Unidos que siempre está tomado al asalto por escritores tipo-factoría, sean Ken Follet o Tom Clancy, por citar 2 ejemplos, hallar a Shepard en su actividad literaria le convierte en un ser poliédríco.
El Gran Sueño Del Paraíso - 2002 nos deja 18 relatos certeros en ese paisaje fronterizo que es América, desde luego ya estamos acostumbrados a su prosa si se ha seguido su obra anterior. Siempre buscando adónde ir, quizás huir definitivamente.
Lacónica ironía, audaz, nunca tira por lo fácil, detallista, claro en sus diálogos, curioso en cada texto, como un águila que sobrevuela las montañas rocosas en busca de su presa, Shepard en cualquiera de estos 2 textos nos deja un reguero de buena literatura, cada cuento parece una epifanía punzante.
Ya hubo otros autores que tenían sus dudas sobre el sueño americano, anteriores a Shepard; sean Raymond Carver o Chandler.
En El Gran Sueño Americano encontramos relatos que son minúsculos, como si viésemos a través de una lupa pequeñas partes de un insecto. La honestidad y el orgullo mal entendido en el anciano que deserta de su caravana donde habita con otro ser igual que él, en la antología que da título a este libro; o la inquietud de Los Gatos De Betty.
La oscura reflexión de una sociedad que se llama avanzada y que de paso permite tener un arma a cualquiera, esa fascinación que tienen los americanos medio por la cuestión de disparar amparándose en la hipotética amenaza, en Una Pregunta Injusta.
Vendrán hasta el mostrador, dejarán sus montones de mierda, sacarán una Magnum 357 y la meterán en mi redonda boca.
El enigma de una mujer solitaria que trabaja en una gasolinera en el turno de noche y pasa miedo, sobre todo cuando 2 tipos aparecen y al margen de llenar el depósito de su coche, entran en la tienda merodeando en los mostradores diversos artículos y golosinas, en Los Intereses De La Compañía. ¿Merece la pena la vida expuesta así?
Seco, directo y preciso.
Si en Crónicas De Motel hallamos a un Shepard disperso en cuanto a sus anotaciones, acá y allá, impregnados de realidad pero no exentos de imaginación y tormentos, estos 2 libros de relatos, se dejan leer con la fluidez que proporciona una técnica narrativa donde la artificiosidad es anulada en beneficio de la honestidad, aún sabiendo Shepard que no es Chejov ni García Márquez y consciente de sus limitaciones, es capaz de desentrañar los vericuetos del alma humana y su pensamiento, sí es que éste existe de verdad.
Los caminos en la literatura del americano son polvorientos.
YO POR DENTRO.- 2017.-
Nos llega el final, páginas, detalles, paranoías, eslabones perdidos y hallados cuerpos y mentes que parecen estar en un estado etéreo. Es momento de recapitular, de echar la vista atrás, no mucho en algunos casos, porque los recuerdos se agolpan a la puerta del porche, en el hilillo de polvo del cristal del coche, en las manos que han amado, amasado cuerpos y sueños, unos más reales que otros.
Ya hubo otros autores que tenían sus dudas sobre el sueño americano, anteriores a Shepard; sean Raymond Carver o Chandler.
En El Gran Sueño Americano encontramos relatos que son minúsculos, como si viésemos a través de una lupa pequeñas partes de un insecto. La honestidad y el orgullo mal entendido en el anciano que deserta de su caravana donde habita con otro ser igual que él, en la antología que da título a este libro; o la inquietud de Los Gatos De Betty.
La oscura reflexión de una sociedad que se llama avanzada y que de paso permite tener un arma a cualquiera, esa fascinación que tienen los americanos medio por la cuestión de disparar amparándose en la hipotética amenaza, en Una Pregunta Injusta.
Vendrán hasta el mostrador, dejarán sus montones de mierda, sacarán una Magnum 357 y la meterán en mi redonda boca.
El enigma de una mujer solitaria que trabaja en una gasolinera en el turno de noche y pasa miedo, sobre todo cuando 2 tipos aparecen y al margen de llenar el depósito de su coche, entran en la tienda merodeando en los mostradores diversos artículos y golosinas, en Los Intereses De La Compañía. ¿Merece la pena la vida expuesta así?
Seco, directo y preciso.
Si en Crónicas De Motel hallamos a un Shepard disperso en cuanto a sus anotaciones, acá y allá, impregnados de realidad pero no exentos de imaginación y tormentos, estos 2 libros de relatos, se dejan leer con la fluidez que proporciona una técnica narrativa donde la artificiosidad es anulada en beneficio de la honestidad, aún sabiendo Shepard que no es Chejov ni García Márquez y consciente de sus limitaciones, es capaz de desentrañar los vericuetos del alma humana y su pensamiento, sí es que éste existe de verdad.
Los caminos en la literatura del americano son polvorientos.
Sam ha sido actor durante casi toda su vida adulta, lo que que faculta para una especie de viaje que no necesita pasaporte, solo un camión, un guión y sus perros rastreando la nostalgia.
YO POR DENTRO.- 2017.-
Nos llega el final, páginas, detalles, paranoías, eslabones perdidos y hallados cuerpos y mentes que parecen estar en un estado etéreo. Es momento de recapitular, de echar la vista atrás, no mucho en algunos casos, porque los recuerdos se agolpan a la puerta del porche, en el hilillo de polvo del cristal del coche, en las manos que han amado, amasado cuerpos y sueños, unos más reales que otros.
Escuchando la voz descubrió la esencia.
Sólo el prólogo de Patti Smith, ya vale el libro, y mira que encontrar algo así en un texto, ya tiene mérito. Ella lo describe muy bien: Pensé en una fotografía de nosotros dos en Nueva York, pasando por delante de un fotomatón de la calle Veintitrés, hará unos cuarenta años.
El manuscrito es una brújula oscura, con sus sueños, una determinación concisa de lo que significó su padre en su vida, su pareja más estable, las mujeres de ida y vuelta, una mosca cojonera en Felicity, una efeba casi ninfómana que se despacha al padre de Shepard y a él mismo en un baile de máscaras dónde cuesta saber y creer la verdad de la intuición, la vanidad y el deseo del fracaso más estrepitoso, algo de vergüenza ajena y propia se desarrolla a través de las páginas de Yo Por Dentro, de lo mejor que nos deja Sam Shepard.
¿ Nacer no significaba que te asignaban un destino?
Ahora estás viajando. Tú futuro está congelado. Rápidamente te ves arrojado desde el desconocido espacio en blanco al nítido mundo. Shepard siempre fronterizo, capaz de recorrer los 110 kilómetros de vuelta por el desierto con la que ha sido su compañera durante 3 décadas y llegar a su casa, al monte, con las largas rectas. los silencios prolongados, olvidos, el viento que sopla levemente, las contraventanas de metal que chocan con estrépito contra el marco de madera de la ventana.
No pensar en nada cuando se encuentra solo, ni en un sentido ni en otro, sin remordimientos. El cielo rebosaba de livianas nubes blancas, detrás de ellas el cielo era un polvo azul.
BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA
ROLLING THUNDER: Con Bob
Dylan en la carretera.- 1975
CRÓNICAS DE MOTEL.- 1982
CRUZANDO EL PARAÍSO.- 1997
EL GRAN SUEÑO DEL PARAÍSO.-2002
YO POR DENTRO.- 2017
Sam Shepard: 5 de Noviembre de 1943 .- Fort Sheridan.- (Illinois) USA.- 27 de Julio de 2017.- Midway ( Kentucky ) USA--
Comentarios
Publicar un comentario