MATA A TUS ÍDOLOS.- Luc Sante.-



 Innumerables hombres cuyo progreso intelectual y emocional se estancó prácticamente en la adolescencia.


MATA A TUS ÍDOLOS.- 2017.-
  No soy muy dado a recopilaciones, de ningún tipo, es más huyo de ellas. Siempre hay alguna excepción que acaba por romper las reglas, para eso están.
 Luc Sante es un crítico que escribe sobre varias cosas y cuestiones que me interesan, y que creo, puedan también llevar a varias personas a acercarse a sus textos, en esa peculiaridad felina que algunos atesoramos que se llama: curiosidad.
 Sante es un escritor americano, adoptado por él mismo a territorio estadounidense desde Bélgica, país de nacimiento. Ya saben aquello de que uno no elige lugar de natalicio, familia... otra cuestión es después de todo eso.
 Mata A Tus Ídolos recoge una serie de artículos publicados por Sante a lo largo de varios años en diversos medios de comunicación, y lo que aquí expuesto, va dividido en 5 grandes capítulos, y lo hace como un sesudo detective en busca de las causas del crimen, no sólo del autor/a del mismo, intenta averiguar los porqués.
 Nueva York abre la 1ª parte, sus calles, sus gentes. Se habla y se escribe sobre la música, la pintura, la juventud eterna buscada en sus aceras, también sobre drogas, poesía. Su urbe, esa a la que Sante llega y se instala a lo largo de 28 años en distintos edificios, hasta dedica unas páginas en un capítulo a sus vecinos , ese Nueva York que transita de día y de noche, que padece y goza, en la década de los 70 y primeros años de los 80, escenas recreativas, llenas de colorines, pero también de los estragos de las drogas, los yonquis, el acercamiento a mafiosos, hasta la llegada al cenit del poder de algunos personajes singulares;  uno a la alcaldía: Giuliani,, otra a la presidencia estatal: Reagan. Más letales que la peste.
 Aquello cambió, desde un Manhattan que se veía despoblada incluso a la luz del día, al margen de los edificios del Midtown y del distrito financiero, aquello era lugar de ociosos, muertos de hambre, vendedores de todo tipo, incluídos estupefacientes. Todo cambió, creo que para bien, nada tiene que ver el actual Nueva York con las décadas precedentes. Suele pasar en cualquier gran metrópoli. Algo parecido ocurrió en Madrid en la almendra central.



Todo el mundo vivía de algo pero no se sabía muy bien de qué.


 El underground neoyorkino campa por sus anchas. Alquileres curiosos en edificios ruinosos, artistas que conviven con delincuentes buscavidas, el rock como forma de vida, y personajes lustrosos que deslumbran, John Gotti.
 La 2ª parte aborda sus numerosos trabajos, un Sante que estaba predestinado a ganarse la vida en una fábrica textil en Bélgica, pero cambió la industria de sus antepasados por el bolígrafo y la fotografía. Su familia se instaló en Estados Unidos, rompía el molde y de ahí sus múltiples experiencias y lecturas juveniles. Los clubs nocturnos: el Max´s, el Factory, el Mudd Club... Personajes a los que se asoman: Ginsberg, Burroughs, Warhol...


Un cigarrillo es un amigo que ayuda a matar el tiempo, agudiza la memoria y la concentración, canaliza la emoción incipiente, pule las asperezas y borra lo que hay que borrar.

 Desaparece gente, Basquiat, Johnny Thunders, Joey Ramone. La vida nocturna sufrió una metástasis, no los mató la fiesta, aunque la confluencia de placeres y los escarceos con el peligro que componían su atractivo, parezcan sospechosos.
 Una 3ª parte habla sobre música. El punk-rock, el misterio andante de Bob Dylan, The Mekons... de las vigas cuelga una cuerda, la mirada emborronada del rock and roll... el paisaje rural del blues, sus itinerantes patrones y dudosas reputaciones de quienes ejercían de correa transmirosa, o sea, los músicos negros recolectores de las plantaciones sureñas americanas. El blues nacido de manera deliberada a la que un artista dedica su voz y utiliza los materiales a su alcance, luego quizás, alguién, lo electrice y llegue a fuentes diversas.
 La 4ª parte aparecen personajes curiosos, sean Víctor Hugo, y no sólo su faceta literaria, sino pictórica. René Magritte y hasta un comic, influencia de la infancia de Sante: Tintín.
 La fotografía ocupa una gran espacio en este apartado, y el personaje que más me interesa es Robert Mapplethorpe, obra suficientemente ampliada y conocida, aunque sean las portadas de los primeros discos de Patti Smith.
 La 5ª estancia aparece de nuevo Allen Ginsberg, en su momento fueron vecinos. la poesía hace su entrada en el final del texto, y es de los pocos a los que Sante elogia. En las tinieblas se reconoce a Arthur Rimbaud en un adolescente del futuro escritor americano, un artista observador del viejo mundo y la llegada del nuevo milenio.


  


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