CHUCK BERRY: EL MAESTRO

Maybellene



Todo es una puñetera casualidad.- Como la vida misma, si ni siquiera hay acuerdo cuando este buen hombre vino al mundo, si apenas tuvo una adolescencia difícil, ¿qué menos siendo negro y en Estados Unidos?. Sí apenas hemos avanzado nada, encima era fanfarrón, orgulloso, lascivo.
 Quizás haya mucha gente qué sepa quien es Chuck Berry, o le suene de algo, o le coloquen una canción y caigan enseguida de que este hombre inventó el rock and roll convirtiéndose en su maestro de ceremonias. Quizás nació en Saint Louis, en el estado de Misuri, hasta es posible que se fijase en la música que se hacía en aquellos tiempos, de big band, jazz y el blues más rastrero de cantina en cantina cantado por negros como él, canciones que hablaban de desdichas, penurias, de esperar el sábado a la noche, quizás…
 Lo que tengo claro es que casi nadie sabe qué discos o cuantos publicó Chuck Berry, los oficiales, no recopilaciones, sesiones, éxitos… Pocos, apenas media docena. Y entre Rockit – 1979 y Chuck – 2017 pasaron 38 años y su leyenda seguía infalible. ¿Por qué? Pues porque dio con las canciones adecuadas a una juventud tierna, llena de buenas intenciones a mediados de la década de los 50 cuando la televisión en b/n y las radios eran importantes en esto de la música. Es decir, existían al margen de entretener, para educar, experimentar, y el rock and roll se coló ahí, también Berry claro. Porque además este hombre componía, se hartó de tener una problemática adolescencia, con arrestos incluidos y 3 años de reformatorio y si la solución era que el sistema te absorbiera del todo contratado para una cadena de montaje en la General Motors, mejor seguir cada fin de semana esculpiendo las cuerdas de una guitarra eléctrica, que poco a poco fue perfeccionando.
 Cuando llega a grabar en 1955 Maybellene, no es ningún crío, tiene 24 años, pero tenía experiencia de la vida: correccional, cadena de montaje, era  ya padre de familia de 2 vástagos, estudiante de cosmética y peluquería en cursos nocturnos…Todo muy bien, pero cuando más disfrutaba era cuando subía a un escenario a tocar con un trío, el Berry Combo, temas de Nat King Cole o Louis Jordan, entre otros.
 ¿Pero qué hace de este hombre que se convierta en un poeta de la América de los 50, el rey de los juke-boxes, Gibson en bandolera con una sonrisa pérfida, escriba canciones para gente 10 años más joven que él, y conecte?
 Su perfección, su fina ironía tras unos poemas simples, sus uniformes que se colocaba cada fin de semana para tocar, su profesionalidad que le hacía salir fuera del anonimato en Saint Louis. Pero siempre tiene que existir la casualidad, buena o mala, Muddy Waters le escucha, tampoco es que fuera dios el grandísimo bluesman, pero le coloca en relación con Chess Records, allí donde el blues es importante y el naciente rock and roll, aún sin definición, es un embrión en vías de subsistir o inmolarse del todo.
 Chess Records está abierta a nuevos sonidos, gentes, movimientos, y no debe de importarle el color de la piel, la pigmentación no es esencial. Prima la música. Así pues Charles Edward Berry se presenta con una cinta en la compañía independiente de Chicago, y hace lo que puede y mejor sabe, a saber, versionar un viejo blues: Wee Wee Hours y otra adaptación de un boogie woogie, pero que en realidad es una canción de country, llamada Ida Red. Un entretenimiento para los músicos de sesión que tiene Chess Records, que tratan de pulir aquello, pero hete aquí que al “jefe”, Leonard Chess le gusta y quiere colocarla a esos nuevos ritmos que bailan los blanquitos, todavía no se sabe si eso es o va a ser el rock and roll.
 Pero tomas y más tomas de Ida Red se acaba convirtiendo en Maybelle, y según consta en mi single, se publica el 21 de mayo de 1955 con Johnnie Johnson al piano, Willie Dixon al bajo, Jerome Green, maracas, Ebby Hardy a la batería y Chuck, claro, a la voz y guitarra. Ya sólo con los 2 primeros y Berry me basta para saber. cual sabueso oyente, que eso tiene que ser bueno y el filete estar bien hecho.



School Day ( Ring Ring Goes The Bell)


Todo tiene un precio.- Maybellene se convertiría en un éxito, pero Leonard Chess se llevó los masters a Nueva York en busca de ayuda, sobre todo radiofónica para dar salida al asunto. Allí el todo poderoso Alan Freed , disjokey profesional, impuso su ley. Se escucharía claro, pero Berry tuvo que claudicar dejando la composición a dúo con Freed. No hay mitología por ninguna clase, ¡sólo son negocios! Lección aprendida que jamás olvidará para los restos Chuck Berry.
 La ventaja es que todos los temas los compone él, lo cual, pasados unos años le dejaran como un becerro de oro, sus grandes composiciones le harán rico, ya sin necesidad de que años más tarde, a comienzos de los 60, varios chicos pálidos británicos adapten sus canciones llevándolas a la inmortalidad y la sabiduría del subconsciente colectivo.
 En septiembre de 1955 saca Thirty Days ( To Come Back Home) y Together (We´all Always Be) y unos meses más tarde, antes de finalizar el año, otras 2 canciones: You Can´t Catch Me y Down Bound Train.
 En todas estas canciones ya escucho con claridad la precisión de las letras de Chuck Berry, hace de la sencillez escuela, es un poeta ávido, sensato y sobre todo, como un cirujano, preciso. En pocas estrofas coloca lo que la juventud quiere escuchar, en escasos minutos que dura cada canción sugiere, pero es que además mantiene la atención del oyente y coloca las palabras precisas en cada momento. Es decir, tiene buenas letras, muy simples desde luego, pero precisas.
 Ni que decir que todas llevan su firma, jamás volvió a conceder excusas, los royalties eran muy jugosos y aquel muchacho delgado que era la estrella, a nivel local, en el Cosmopolitan Club de St. Louis, ahora se abría paso en las emisoras radiofónicas americanas, sus poesías hechas rock and roll tomaban forma.
 Las muchas actuaciones a las que se vio sometido, no le dejaban tener un trabajo fijo, ¡para qué si ya empezaba a ser alguien en esto de la música!. Todo iba encaminado hacia el éxito y las canciones que le sustentaban seguían apareciendo a lo largo de 1956: Drifting Heart, To Much Monkey Business, Brown Eyed Handsome Man en abril, más tarde, en octubre, Havana Moon.
 No podemos analizar la música de Chuck Berry, como muchos de sus coetáneos, en la idea de Lp que predominó en los años siguientes, de hecho cuando saca su primer álbum grande, muchos temas aparecerán en el mismo ya publicados en singles, incluso antes de mayo de 1957, aparecieron canciones como School Day ( Ring Ring Goes The Bell ) o Deep Feeling en enero de dicho año. Muchos de estos Lps se elaboraban con singles aparecidos en distintas sesiones de grabación a lo largo de los meses, en el caso de Berry, en años, pero eso sí, la abrumadora máquina de composición del artista para Chess era incuestionable, lo cual hacía que sus Lps se conviertan en adquisición obligatoria e imprescindibles.


No Money Down



AFTHER SCHOOL SESSION.- Mayo de 1957.-
 Chuck Berry es un tipo listo, mucho afirmaría. En este primer Lp contiene varios de los temas ya escuchados en singles con anterioridad, pero conecta con ese mercado juvenil que espera la salida del viernes del colegio para pasárselo bien.
 Las líneas maestras de su poesía están bien claras desde este álbum: agudeza especial para captar el mundo juvenil, School Day (Ring Ring Goes The Bell), la insensibilidad de los mayores con sus vástagos, Too Much Monkey Business, el papel central del automóvil como nueva forma de expresión personal en la cultura americana, No Money Down.
 After School Session nos lo muestra como lo que es, un excelente músico que bebe de las aguas pantanosas del blues, no en vano está en la nómina de Chess Records, así que pocas bromas. Pero es ecléctico, nos deja perlas instrumentales en este disco: Deep Feeling, Roly Poly (A/K/A Rolli Pollli) Berry Pichin´,donde no solo las cuerdas de la Gibson destacan, sino principalmente el piano de su inseparable Johnnie Johnson; baladas a tiempo completo: Wee Wee Hours, Togehter (We´ell Always Bel ) y Drifting Heart.
 Chuck Berry ya tenía en su zurrón unos cuantos singles que la gente conocía y bailaba, hasta Roll Over Beethoven que lo elevó en lo alto de las listas americanas en 1956. Puede de que no contenga sus mejores hits en el Lp de debut, pero se define el imaginario perfecto en el que se va a desenvolver toda su carrera, ese rock and roll que habla de la cultura palpable para el americano medio, a saber: fin de semana, chicas, diversión, automóviles. Claro que también de camino nos deja R&B trotón: Brow Eyed Handsome Man, y unos cuantos clásicos para oídos audaces, por ejemplo la hermosa Havana Moon o la iconografía western en Down Bound Train.
 Quisiera hacer mención especial a la caratula del Lp. Es de una simpleza aguda, pero el encanto radica de que ahí tiene el portento la abeja, en el aguijón, en esa escasez de recursos, pero que llegaban a donde querían, simplicidad de formas diría. En la década de los 50 era muy normal sacar en las portadas pentagramas, suponía una especie de revolución incluir esos vectores gráficos. La fotografía está tomada en un estudio de televisión tras una actuación de Chuck Berry, eso sí agarrado a su Gibson como si le fuera la vida en ello.


Chuck Berry: Guitarra eléctrica – Voz
Johnnie Johnson: Piano
Willie Dixon: Bajo
Ebby Hardy: Batería



Sweet Little Sixteen


El paso del pato.- A partir de los primeros singles publicados por Chuck Berry durante 1955, el guitarrista de Saint Louis inicia una carrera vertiginosa de tour, casi siempre en una troupe con otros artistas en la misma onda, el primigenio rock and roll y como Berry es como es, quiere ser el mejor, destacar, pero esa corona de máximo exponente la tenía “el rey”, Elvis claro. En su contra juega la pigmentación, tan bien un carácter difícil, una compañía discográfica pequeña, escueta y selecta pero que no puede competir con RCA, y tal vez un manager que le sepa encumbrar más.
 Chuck Berry tiene que esforzarse más, un paso por encima, por las grandes composiciones que ya atesora, creo que anda delante de Little Richard, a la par con el singular Jerry Lee Lewis, otra bola de fuego en directo. Así pues debe de destacar en su guitarra, sus canciones y se inventa su famoso duckwalk, si Elvis tiene sus movimientos de cadera, el hace el pato con su Gibson en bandolera y a veces hasta sonríe.
 No tiene más remedio que ser el más listo, crear himnos imperecederos y echar mano de esa escuela de música que tiene en su cabeza, se mueve entre el rock and roll más primigenio pero como pez escurridizo se deja arañar por el blues y el country. Chess pone medios suficientes para que la fuente no se seque, y en directo es picante y destaca entre los monstruos antes citados, pero sus canciones son muy buenas. 
 Lo que jamás cambiará en Berry es su arrogancia. En los shows de Alan Freed se tomó en serio cada aparición televisiva y eso contribuyó a engallase cada más en sus tours individuales cuando todos los ojos de los asistentes iban para él sólo. También mantuvo una banda excelente, su amigo el pianista Johnnie Johnson y Willie Dixon le dieron cobertura, no sólo en las grabaciones de singles y Lps, en directo cubrían las espaldas mientras Berry podía soltarse con el "paso del pato".



 Sweet Little Sixteen



ONE DOZEN BERRYS.- Marzo de 1958.-
 Absolutamente igual de decisivo que su predecesor, encierra unas cuantas canciones que le elevaran al éxito, algo que seguirá en este lustro de finales de la década de los 50.
 De los 12 cortes que encierra One Dozen Berrys, ya va incluido en su título, la mitad había aparecido en single y la verdad sea dicha, Chess Records echó el resto, pues a su banda habitual, se unen algunas lumbreras interesantes, como el familiar de Muddy Waters, el genial pianista Otis Spann. Para abrir boca nada mejor que Sweet Little Sixteen, grabado a finales de 1957 cuenta con Lafayette Leake en el piano, un rock and roll clásico entre los clásicos de Berry. Sus notas de guitarra son tan características que la convertirán en inmortal.
 Coloca una serie de instrumentales, Chuck Berry se mueve como pez en el agua entre el r&r más genuino y el blues más auténtico, con un genial Johnnie Johnson se marca Blue Feeling, uno en el piano y Berry a las 6 cuerdas, se gustan, se recrean. Rock At The Philharmonic, de nuevo encontramos a Lafayette en el piano, un boogie woogie trotón. Guitar Boogie es otro instrumental en la cara A. No perdemos la costumbre ya bien adquirida, y en la B hayamos In-Go, pieza que navega entre el blues y el boogie suave. Pero la que se lleva la palma es sin duda, Low Feeling, el blues corre por las venas, Johnson, Dixon y Below llevan la Gibson del maestro a las alturas celestiales.
 El Lp encierra curiosidades. Como “el maestro” cantando en español, La Juanda, explora el merengue con bongos y todo, tema fronterizo con dobles sentidos.
 Si estamos atentos, Berry utiliza ritmos ya acoplados a otras canciones, quizás intentando remodelar a Maybellene, corta con el mismo patrón a O Baby Doll.
 Entre medias encontramos al mejor Berry, aquel que es capaz de firmar piezas de una entereza única: Reelin´And Rockin´ y Rock And Roll Music, definición concreta de lo que es esta música que nos atrapó en sus brazos para no dejarnos escapar jamás.
 Chuck Berry demuestra en este Lp lo buen músico que es, oyente de diversas influencias y corrientes nos coloca un blues lento, casi balada, en esa polisemia que es su rock: How You´ve Changed; cierra como si estuviese en una cantina con It Don´t Take But A Few Minutes, donde en un alarde virtuosismo el propio Berry se encarga de tocar guitarra, piano y percusión, amén de colocar la voz, claro.
 En nuevas ediciones de One Dozen Berrys aparecen 2 canciones más que cierran ambas caras, en el caso de Brown Eyed Handsome Man un r&r marca de la casa con los músicos de su banda, grabado en abril de 1956. You Can´t Catch Me, recogido en diciembre de 1955, más de lo mismo, otro tema clásico de Berry donde los haya.


 Rock And Roll Music



Berry y el cine.-  Teniendo en cuenta el apogeo que la música tenía, sobre todo las incipientes muestras juveniles en el rock and roll en concreto, Chuck Berry no fue ajeno a dicho entretenimiento, y sobre todo porque le daba una popularidad y difusión a nivel nacional, que sólo era aplicable a sus actuaciones televisivas.
 A lo largo de 1957 interviene en 2 films con otros compañeros de negocio, a saber: Rock Rock Rock y Mr. Rock And Roll, desde luego en la producción no se rompieron mucho la cabeza para los títulos, pero a veces lo más simple es lo más eficaz. Además, en el caso de Berry, aumentaba sus ingresos, que él siempre fue muy suyo con esto del dinero, ya dejaba entrever la aureola de introvertido en los shows de Alan Freed. Estos emolumentos hicieron también que Berry diversificara sus ganancias  y abriese un club propio en el mismo lugar que le vio nacer, en Saint Louis, llamado Bandstand.
 Siempre sería su refugio, a fin de cuentas durante los años 50 recorrió el país en autobús tocando en cuantas salas de baile existían, a veces 3 sesiones en un día. Para un tipo como Berry, despierto y audaz, eso fue un universo para sus letras y más con la segregación racial existente en Estados Unidos. Tal vez esas caravanas de músicos recorriendo el país de costa a costa, ayudase a apaciguar los ánimos, desde luego, tengo claro que no los empeoraba, ver bailar a blancos con negros en los conciertos debió de hacer pensar a Berry en unas letras, que ya dije hablan de fiesta, fines de semana, coches, chicas…
 Go Johnny Go – 1959 sería otro film en el que tiene cabida Chuck Berry por esta época, lo cual ayudó sobre manera a popularizar a su figura, y por extensión, el primigenio rock and roll.
 Mientras tanto él preparaba nuevas canciones que serían publicadas, quizás en su mejor Lp: Chuck Berry Is On Top – 1959.



Johnny B. Goode



CHUCK BERRY IS ON TOP.- Julio de 1959.-
 Cuando en el verano del 59 Berry publica su 3º Lp, ha sobrepasado con mucho el ghetto de la música racial, ya se mueve en la gran liga con Elvis Presley, Jerry Lee Lewis o el bueno de Buddy Holly, y estamos ante el mejor ejemplo de lo que es rock and roll.
 Vale, nos coloca algunos temas como Maybellene, porque él es así y quería volverla a grabar otra vez. Pero nos deja trallazos para la posterioridad, qué decir de Carol o Johnny B. Goode, de las 10 canciones que consta el álbum, 9  habían sido singles rompedores en su momento de publicación, creo que con esta afirmación está dicho todo.
 La arquitectura en la que basa su música es extraordinaria, básica, sencilla, pero efectiva. Temas cortos y a la yugular del oyente o de su pies para que baile y sintonice con Berry.
 Aquí aquel dicho de los Stones, es sólo rock and roll, pero me gusta… calza como zapato al pie.
 Pero luego aparecen temas inolvidables: Little Queenie, Around And Around… amen de las ya citadas convierten a este Lp: Chuck Berry Is On Top en su mejor disco y contiene en sus acordes y en las letras que le secundan a la música toda la belleza y la poesía de la que Berry es capaz de desarrollar en apenas 2-3 minutos, un mundo propio pero con la descripción exacta de lo que desea expresar.
 Chuck Berry logra perfilar en sus riffs definitivos un elenco supremo de temas, definitivos, pues coloca en el Lp canciones como Roll Over Beethoven o Sweet Little Rock & Roller algunas registradas entre el trienio de 1955 – 58, claro que también nos deja chapurreados de castellano a los que era tan aficionado, Hey Pedro y cierra el kiosko con un instrumental, que ya lo echaba en falta en este Lp: Blues For Hawalians.
  Por si había alguna duda, su rocks quedaron inmortalizados, excelente creador de canciones y copiado hasta la saciedad, desde luego ya sólo con este trabajo nos deja un elenco de temas que serán escuchados para los tiempos… y como siempre en cualquier trabajo de Berry, muchos matices, melódicos, riffs. El rock and roll está compuesto de un nuevo modelo de entender la música, lejos de conflictos sociales, económicos y desde luego alejado de las guerras que su país emprende cada cierto tiempo. Alegría, diversión, y recalco, letras de muy dobles sentidos, más de los que a la 1ª escucha parece, hasta el traqueteo que es un tren en Almost Grown es más de lo que parece.






Carol


Ese carácter.-  Cuando a finales de la década de los 70 yo iba abandonando la adolescencia y entraba en mi 1ª juventud, digámoslo así, me hice con mi primer tocadiscos y era, dentro de mi modestia, un compulsivo comprador de Lps y oyente asiduo de las ondas. También, y para irte formando, dentro de las escasas posibilidades que existían en un lugar pequeño y en un país asustado aún por la dictadura de Paco Franco, llegaban libros a las librerías o revistas especialidades de rock sobre dicho tema.
 Un adalid del periodismo radiofónico y prensa escrita, Diego A. Manrique, publicó mediante la revista Vibraciones, un elocuente y grandioso, pero pequeño en formato, casi de bolsillo, aquellos 2 volúmenes con título eficaz: Historia Del Rock And Roll. La carpeta del 1 con Chuck Berry, la del 2 con Elvis Presley, por algo sería. Me hice con ambos tomos, y profundizaba en la vida y obra de nuestro guitarrista más influyente en esta música, a mi juicio.
 Ya por entonces, en aquellos meses frenéticos de comprar discos, me fui haciendo con los primeros Lps de los Stones en la edición británica, y siempre me he fijado en las caratulas de todo lo que ponía: fotos, producción, estudios… y la autoría de las canciones. En RS I aparece Carol, de Berry, en sucesivos trabajos You Can´t Catch Me y en Out Of Our Heads: Talkin´ ´Bout You; amén de otros autores “clásicos”, pero con Chuck Berry acudían a menudo. Luego, los Stones se hicieron grandes y la dicotomía compositiva Jagger/Richards dejaba poco espacio para el resto.
 Probablemente, estos chicos pálidos de la denominada British Invasion, salvaron la carrera y la vida de Berry con sus adaptaciones a comienzos de la década de los 60. No sólo los Stones, claro, muchos más de ese movimiento y anclados en el R&B.
  Si Berry tenía unas amplias expectativas al comienzo de 1960, serían aniquiladas, en parte por su carácter, por el envoltorio de sus textos y las incursiones en sonidos exóticos, pero también en el tratamiento juvenil de algunas de sus piezas, esas niñas quinceañeras con faldas cortas de tabla, calcetines blancos hasta las rodillas y piernas rollizas, ese afán por ir a más, montó su propio garito, el Chuck Berry´s Club Bandstand en Saint Louis, donde actuaba con frecuencia y traía gentes a trabajar.
 Como en esto de las fechas hay diferencias según qué tecles toques, digamos que en 1959 Berry se trae de México a una chica de origen apache a la que se supone da trabajo en su club, algo así como de guardarropa. Pero la “niña” ronda los 14 años, quizás 15, qué más da, en cualquier caso es menor de edad. La muchacha le acusa a Berry de prostitución, en otros sitios se pone que fue despedida injustamente y de ahí arrancó el lío y aquello acaba en juicio para el intérprete. Acusado de trata de blancas, es declaro culpable por un jurado eminentemente racista. Todo sería invalidado, pero el daño estaba hecho. Se reanudará todo, y 1960 acaba con la condena a Chuck Berry de 2 años y medio en una penitenciaría. De nada sirvió los alegatos del músico de que lo que deseaba de la muchacha era aprender o perfeccionar el castellano, ya hemos comentado que tenia grabados algunas canciones en español. ¡Puede ser cierto!
 No ayuda su forma de ser arrogante, un negro rico en un país duro con los derechos humanos y la pigmentación de algunos de sus ciudadanos. Berry, ahora un compositor de éxito debe de estar entre rejas,  en febrero de 1962 ingresa en el penal de Terre Haute de Indiana, cuando sale en 1964, el mundo ha cambiado, y mucho.
 Para suerte para él, aquellos chicos pálidos británicos, descubren un tesoro en sus canciones, en sus letras, creo que salvan a Chuck Berry, porque se lo merece, hablo sólo de música, no de otras historias, pero su carácter, forjado a fuego de fragua, es irreductible.




Let It Rock


ROCKIN´AT THE HOPS.- Julio de 1960.-
 Con tanto jaleo como tenía Berry en los últimos tiempos, y no precisamente dedicados a la creación, todavía con su guardia de corps presente, o sea, Johnny Johnson y Willie Dixon, rescata unas cuantas grabaciones realizadas en julio de 1959 y recoge otras que hace en abril de 1960 para dejarnos un buen disco, Rockin´At The Hops.
 Puede parecer a la primera escucha que no existan esos singles demoledores de su anterior Lp, pero hay que recordar que Berry se mueve en el blues, no en vano está en una discográfica dedicada al género, y él es un hábil exponente de dicha música. Pese a todo, un reguero de rock and roll recorre los surcos de este álbum: Bye, Bye Johnny, Down The Road A Piece, Confession The Blues, éstas 2 últimas alcanzarían la gloria unos años después en el sempiterno rock de los Stones.
 Luego como suele ser habitual en los trabajos de Berry, cosas exóticas y que se salen de lo que creemos más real, un duduá clásico y toque popero, Too Pooped To Pop, con sección de vientos y coros para arropar la voz del maestro. Luego tenemos juegos para encerrarse en ritmos y suavidad aterciopelada de un instrumental, Mad Lad, con toques de playas hawaianas.
 Hay más en esta línea de rock and roll duduá, Childhood Sweetheart, Broken Arrow, y hasta una balada que nunca puede faltar en un  disco de Berry: Driftin´Blues.
 Y experimenta claro, con el lado más bluesy que posee: Worried Life Blues, de los mejor del álbum. Pero las 2 canciones que destacan después de escuchar el disco unas cuántas veces, esos disparos directos y certeros son: Bye Bye Johnny y Let It Rock.
 Rockin´At The Hops será lo último de Berry en varios años, su entrada en prisión y los problemas derivados de dicha estancia en el hotel pagado con impuestos por sus conciudadanos le dejó tocado, pero no hundido, claro.
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You Never Cant Tell


 El cerrojo se descorre.- Una fina sonrisa se debió de describir en el frágil rostro del preso Charles Edward Anderson Berry la mañana del 18 de octubre de 1963. Seco, con un fino bigotito que recorría su labio superior, orgullo, hierático, presenció cómo en un mostrador le mostraban sus pertenencias y unos agentes se las colocaban en una cajita. Él debió de firmar un papelito y aun resonaban en sus oídos los chirridos de los cerrojos de las celdas. También cuando las puertas de la prisión le dejaron salir.
 No había ningún Cadillac negro, ni rosa, que le esperara en la calle, pero mientras recorría el espacio que otorga libertad y agonía recordaba aún en su cerebro la redada en septiembre de 1958 en su estrenado club. Aquella chica mejicana fue su perdición, ya no era un chaval de reformatorio, ahora tenía una veintena de singles publicados y 4 Lps; tampoco ayudó la prensa, siempre ávida de carnaza, ¡qué mejor que castigar a un negro arrogante, libre y con dinero! ¿Qué se creía?
 20 meses dan para pensar mucho si se tiene la voluntad y las condiciones cognitivas necesarias, por supuesto, y Berry las tenía. Por supuesto que su matrimonio voló, como parte de su patrimonio, y las listas jamás le devolvieron lo que él se creía que se merecía: buenas canciones, letras directas… pero no todo pinta gris, a fin de cuentas esa mañana otoñal tiene a alguien que le recoge de las aceras de la prisión. Vale, no es un Cadillac, tampoco hay que exagerar, pero el asiento es cómodo y la compañía agradable.
 Berry tiene una carpetita donde ha ido acumulando letras para futuras canciones y algunos temas en boca de otros han sido un éxito. Los sosias de The Beach Boys ha adaptado Sweet Little Sixteen y la convirtieron en Surfin´USA; pero los que iban a sacarles de la miseria mediática a Berry serían unos chicos peludos británicos hartos de historias de la II G.M y la depresión en sus calles sucias, grises, en un país tradicional y reservado. Las primeras ediciones de los discos de The Beatles traían Roll Over Beethoven y Rock And Roll Music; por si no fuera bastante, otros, más arrogantes, sucios y arrabaleros adaptaban canciones para convertirlas en R&B callejero, y “el maestro” tuvo mucho que ver, el sendero que regó con Come On o Carol estaban en caras diferentes de los Stones en forma de singles.
 Todo esto se lo iban contando a Berry en dirección a su casa, que todavía tenía, y claro, la cuenta corriente aumentaba, él que era un tipo frío y de negocios, hasta parecía ensancharse en su asiento, los royalties arreglan su situación económica maltrecha tras los diversos juicios y exposición mediática, y el no poder salir a la carretera a promocionar su música.
 Claro que Berry quiere subirse a la ola de la British Invasion, no sólo Beatles y Stones son deudores de su música, también Kinks, Yardbirds… Al igual que su amigo Bo Diddley, compone sus temas y eso a la larga tiene premio. Chess Records no le ha abandonado aunque las cosas no volverán a ser como antes, en parte porque varios compañeros han desaparecido. Little Richard, con más pájaros en la cabeza que su tupé, se disolvió en 1957 y no regresaría hasta 1964; Bo Diddley navegaba con sus canciones por las listas y su “raca- raca”, si acaso Fats Domino con su electrizante piano y el sonido Nueva Orleans mantenía la llama. Jerry Lee Lewis tenía sus días y la camada de blancos rock and roller como Eddie Cochan, ya fallecido en 1959 como Ritchie Valens, o el Hamlet de cuero negro Gene Vicent, no es que fuera un ejemplo al margen de los escenarios.
 Quedaba Elvis, claro, pero este comía al margen, conservaba una voz prodigiosa, era guapo, alto, le componían canciones tan hermosas que lo volvieron tonto, la domesticación de un rebelde que acabó encerrado en una mansión como un niño ególatra.
 Cuando Berry llega a su casa en el otoño de 1963, hace fresco, y ya tiene la determinación de lanzarse en cuanto pueda a la carretera, aunque algunos lo consideren “una vieja gloria”, como si el rock fuese deporte de alta escuela, aquella que dice a partir de la treintena te lo tienes que ganar con cada encuentro. Será canción a canción, mantendrá su genio compositivo y gesto fruncido, pero está dispuesto a seguir.
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 Little Marie



ST. LOUIS TO LIVERPOOL.- Noviembre de 1964.-

 Puede que las cosas hayan cambiado mucho, pero el maestro se marca un soberbio Lp, con 6 temas por cada cara y canciones brillantes, llenas de vida y de rock and roll, sin ninguna duda, ni dicotomías de dónde venía, pese a agradecimientos desde el título, Berry marca territorio.
 Little Marie, Our Little Rendezvous, No Particular Place To Go, no da tregua, no hace prisioneros, excelentes composiciones de Chuck Berry, llenas de alegría, ilusión y su Gibson echando chispas, con viejos compinches que le ayudan a elaborar St. Louis To Liverpool, como los pianistas Johnnie Johnson o Lafayette Leake y más esporádicamente Willie Dixon,  sólo en el 4º tema concede una tregua al oyente y se marca un tempo medio: You Two, pero Berry nos riega los sentidos con la genial Promised Land y cierra con la canción que más amo del maestro, y no sólo porque Tarantino la hiciese llevar a las listas en los 90 con su genial Pulp Fiction, me refiero a la inconmensurable You Never Can Tell, artífice de una banda de ensueño. El piano de Johnson y la imagen de Uma Thurman y John Travolta siempre me viene a la cabeza.
 Chuck Berry con una garra arrasadora compone canciones geniales, si le damos la vuelta al artefacto nos encontramos otro rock and roll marca de la casa, Go Bobby Soxer y concede una tregua al blues, esa fuente inagotable de placer: The Things I Used To Do ( Eddie Jones ), uno de los 2 temas que no firma él, la otra es Merry Christmas Baby ( Moore/Baxter ), balada al canto.
 Como es habitual Berry utiliza la amplia paleta de colores en las que demuestra sus coloridos, aquí los instrumentales son Liverpool Drive y Night Beat. Habitual en los trabajos del genio, por ahora no existen temas de relleno ni de pegote puestos en el disco para rellenar, cerrar con el magnífico Brenda Lee te quita el hipo y te deja un cuerpo nuevo. Rock and roll con mayúsculas. Exquisito disco.




Promised Land



Chicos pálidos salvan a hombre negro.- Antes de que los muchachos británicos se lanzaran a escuchar los discos de Chuck Berry y algunos grupos a grabarlas y darles otro aire a algunas canciones, Chess Records tenía que hacer algo para salvar la estima y parte de los ingresos en la promoción de Berry.
 Mientras estaba entre rejas lanzará en agosto de 1963 Chuck Berry An Stage, Lp en vivo con algunas canciones ya conocidas y curiosidades con tomas alternativas.
 En marzo de 1964 con su buen amigo Bo Diddley graba un mano a mano, titulado Two Great Guitars, se publicará en agosto de dicho año, con varios temas instrumentales, muy curioso.
 Pero no hay que engañarse, cuando Berry sale de la prisión, el mundo ha cambiado mucho. Sigue siendo un hombre reconocible por sus canciones, pero para toda una generación, Berry y compañía son ya viejos rock´n´rolles, especies de figuras anacrónicas. Aquellos chicos/as que bailaban y tarareaban sus temas, esos teenagers se habían convertido en adultos y los nuevos enloquecían con los sonidos de nuevas bandas venidas de Inglaterra, sean The Beatles, Stones, Animals… cabellos largos, patillas kilométricas, pantalones de campana… otra cosa, estilos diferentes de encarar la música, el rock en particular, que cada vez se hacía más grande y extensible, incluso era utilizado por las nuevas hornadas de justicieros sociales en busca del amor, la paz y un mundo más equitativo. Algo inaudito cuando comenzó a caminar en las salas de baile y sus recorridos en las caravanas pertinentes por clubs.
 Poco podía pintar Chuck Berry en este panorama. Pero mira tú que muchos chicos pálidos que formaban esos conjuntos incluían canciones de él, y esa fue en parte su salvación a nivel discográfico. No dejó de engrandecer su carrera y su cuenta corriente. Por mucho que el mundo había cambiado en 1964 y cambiaría, Chuck Berry tenía pedigrí y un montón de buenas canciones que defender encima de un escenario en cualquier parte del mundo que le quisiera contratar para actuar.
 Pero si a lo largo de la década de los 50 mantiene un listón muy alto de publicaciones, la posterior se ve sumida, salvo el Lp St. Louis At Liverpool, en aguas residuales, en cuanto a calidad de nuevos temas y regularidad. Las bayas silvestres que también florecían en los 50 ahora costaban más ver su esplendor 10 años después, y no lo sería porque Berry no sacase discos, a los citados habría que añadir Chuck Berry In Londres Fresh Berry´s, ambos  en 1965.
 No desistirá Berry, incluso los éxitos de sus canciones en gargantas ajenas le producían un cosquilleo, pero sus nuevos temas no alcanzaban el punto de años anteriores, lo cual hizo que abandonara Chess Records en busca de nuevos aires. Mercury le contrata por 50.000 dólares, lo cual le sirve para diversificar sus negocios, en esta oportunidad Berry´s Park, en Wentzville, Missouri. También le sirve para publicar discos discretos: Chuck Berry´s Golden Hits y Chuck Berry en Memphis, ambos en 1967, y una grabación en directo Live at Fillmore Auditorium.
 Yo me quedo con The London Sessions – 1972, curiosamente contiene el único número 1 que Chuck Berry va a tener: My Ding-A-Ling, en dicha canción, penúltima de la cara B. En parte compensaba sus malos años tras el procesamiento carcelario y que debió de dejar una amplia sonrisa en el bigote de Berry, casi más conocido por las adaptaciones de los chicos pálidos que por su garganta negra y su Gibson, ¡intolerable!




Measn Old World



THE LONDON SESSIONS.- Octubre de 1972.-

 Otros ya habían pasado por el asunto de acercarse por Londres en los primeros años de la década de los 70. Howlin´Wolf se dejó acariciar por varios muchachos pálidos para grabar un excelente disco, Clapton, Steve Winwood, Bill Wyman y Charlie Watts le ayudan a dar un paso más a la excelencia del blues del americano; también Muddy Waters sucumbió a las mañanas grises, bien secundado. ¿Por qué no Berry?
 Pero The London Sessions no es un disco más, es un complejo de todas las tonalidades que le gustan al maestro. Rock and roll de magnitud en Let´s Boogie, I Will Not Let You Go. Blues cazurro del que es un genio: Measn Old World, como en toda la discografía de Chuck Berry hay algún instrumental, en esta oportunidad una especie, supongo, de homenaje a la ciudad en la que se encuentra: London Berry Blues, lleno de subidas y bajadas y casi palidece cuando en un momento determinado la banda apenas se escucha, para ascender de nuevo. Berry juega como a él le gusta y el tema le queda muy chulo. Pero se pone serio y calienta motores con I Love You con el que quiere cerrar la cara A.
 Como si hubiese recuperado un prestigio que jamás debió de perder en los 60, parecía que la llegada de las hordas hippies se acordaban del "viejo rock and roller", y que los muchos conciertos que daba en esta recién inaugurada década le dejaba una cara para nostálgicos y se registra en directo. Allí caen 3 temas: Reelin´And Rockin´ que supera los 7 minutos y acentúa el doble sentido de la letra. El ya inevitable Johnny B. Goode y la curiosidad y el único número 1 en single de Berry en toda su carrera: My Ding-A-Ling, una pícara oda a la masturbación, que aquí no la deja coja, más de 11 minutos de gloria.
 The London Sessions es su regreso a Chess Records, dónde sino, y la parte de la cara B está recogida en directo en un festival en Coventry y en gran parte sirvió para colocar a Chuck Berry en la cima, y de paso reeditar toda su obra grabada hasta ahora.
 Evidentemente la gracia del Lp está en la 1ª cara, de ahí la reseña especial.



Let´s Boogie




Rebusca, rebusca que algo encuentras.-  Uno buscaba discos, pero curiosamente de Chuck Berry había muchas antologías y demás curiosidades, pero a lo largo de los 70 el tipo se dedicaba más a dar conciertos que otras cosas.¡Ah, y a llevar sus negocios! que para eso era muy listo.
 Rock It - 1979 sería el último Lp publicado por Berry y el 1º que adquirí en cuanto salió. Apenas algunas referencias en la prensa musical del momento, sea Popular 1 o Vibraciones, me decantaron enseguida por hacerme con semejante artefacto. Con el paso de la décadas ocupa un lugar privilegiado en mi discoteca, pero poco que hacer con añoranzas del nivel de One Dozen Berrys, Chuck Berry Is On Top o St. Louis To Liverpool. 
 Perezoso en cuanto a volver al estudio, más dedicado a sus tours donde a veces tocaba con alguna banda local que le hacia de acompañante, se supone que los chicos en cuestión debían de saber todas y cada una de sus canciones, Berry apenas se molestaba en dar unas indicaciones. Así eran sus directos, a por la pasta, si querías mito: lo pagabas. En 1975 sacará el último disco con Chess Records: Chuck Berry - 75, así de escueto el título, como muchas de sus canciones: directas y a la yugular. Disparo seco, certero, pero sin la magia de antaño.
 El mito no caía, al revés, al margen de la revitalización de su carrera discográfica, si uno busca encuentra al maestro en Hot Wax, película sobre la vida y obra de Alan Freed y donde Berry se interpreta a sí mismo, en pleno auge del punk y new wave, con la música disco triunfando, pero con la base del rock and roll de los 50. No será la última vez que le veamos en la pantalla grande, pero como sus emolumentos eran sustanciosos en la década de los 70, de nuevo la justicia se ceba en Berry. No, ahora no hay líos de faldas ni de menores, ahora el asunto es peliagudo y de mayores. Sus finanzas no están en orden, debe dinero al fisco americano desde 1973, es acusado de evasión de impuestos y en esto los americanos son muy serios, y en 1979 Berry de nuevo es sentenciado, 4 meses de cárcel, para un tipo que ya no es un crío. Todo un encontronazo con la justicia, y los motivos fiscales en Estados Unidos es cosa fina, se persigue con saña e intensidad, el rebelde rockero de nuevo entre rejas, el muchacho negro que cantaba contra las normas impuestas de nuevo caía, pero ahora Berry andaba por los 57 años y pertenece al mundo de los adultos.
 Tiene gracia el asunto, a mí me la hace, con suspense claro, apenas acaba de actuar para el entonces presidente americano Jimmy Carter en la Casa Blanca, claro reconocimiento de que Chuck Berry no es "un piernas" a estas alturas de la vida, y poco después le llega el requerimiento judicial, él que ha sido capaz de dejarnos joyas como Back In the USA o The Promised Land. No es un tipo fácil de tratar y de entender, tal vez esa hostilidad sea una muralla que se autoimpone con sus sentimientos más tiernos. ¡Quedémonos con su música!
 Rebusca que algo queda. En discos andamos escasos del maestro, de hecho apenas hace nada convincente en 2 décadas, un puñadito de discos que me dejan con ganas de más. Pero es lo hay. Dar vueltas y vueltas a los ya conocidos hasta hincarle el diente y la oreja a Rock It.



I Need Your Baby


ROCK IT.- Mayo de 1979.-


 Llega la primavera y con ella el último Lp en vida que verá Chuck Berry con su firma. También es el 3º con discográfica nueva, en esta oportunidad Ático Records, con una portada muy chula, con 12 temas, 5 por cara y algún viejo compinche que todavía, caso del gran Johnnie Johnson, sigue aporreando y dando clases magistrales a su piano.
 Rock It tiene lo que ha acompañado a Berry en toda su vida. Buena música, temas interesantes, y ahora lo sabemos, tardará 38 años en sacar nuevo álbum. Así pues prestemos atención a lo que contiene entre sus surcos. Todos y cada uno los temas lleva la firma de Berry, esperamos un buen disco y lo es. Lleva en sus entrañas añejos rocks con sabor al buen vino elaborado en toneles frescos y desempolvados pasados los años, juega con Move It y Oh What A Thrill, las 2 iniciales, y sobre todo el piano de Johnson, un maestro en esto del boogie-voogie
 La más elaborada, la magnífica balada I Need Your Baby, todavía Berry es capaz de susurrarnos al oído lo mucho que nos quiere, aunque sea dedicado a su chica, por supuesto. También nos coloca otro tema con el mismo nombre que grabó antaño, aquí un tempo medio con pasos de funk, me refiero a Havana Moon, y es que a Berry siempre le han tirado mucho los temas con sabor latino, que ya apareció en su primer Lp: After School Session.
 Prima el rock and roll que también elabora, canciones como If Were, tonadas que inicia con su Gibson escuchadas desde los tiempos de la edad de piedra, pero que no dejan indiferente a nadie, House Lights. I Never Thought, es otro ejemplo de honky tonk con el omnipresente Johnson que le da ese toque tabernario de baile, fiesta, humo... hasta un homenaje a paisajes que le son conocidos en California.
 Pero el tema novedoso en su tratamiento, es Pass Away, toques ondulantes de las cuerdas de su guitarra, Berry susurra, habla, y a ratos parece que canta mientras juega con su Gibson con el que el que cierra el Lp, te deja con ganas de darle la vuelta otra vez. Necesario, sin duda.



Chuck Berry: Guitarra - Voz
Johnnie Johnson: Piano.-
Kenneth Buttrey: Batería
Jim Marsala - Bob Wray: Bajos.-



Move It



 Aquellos soldados del rock and roll.-  Los muchachos imberbes y las chicas universitarias que un día bailabamos en la pista de choque de los coches de ferias, nos habíamos hecho grandes. Recuperábamos discos a base de tesón y de economía frágil, Rock It lo pasee en alguna fiesta, reliquia pertinente en medio de la vorágine que era el final de los 70, con la mezcla de películas que teníamos en la cabeza, libros que apenas entendíamos y el rock como bandera, una imagen y un contexto concreto. Aquello significaba algo, sólo para unos cuantos, tampoco era cuestión de destacar pero sí de marcar territorio.

 Chuck Berry era para mi, junto a Bo Diddley, los grandes reyes. Hacerte con sus discos no era tarea baladí. Los que crecimos en medio de las tonadas de los Stones, Beatles, Kinks, Animals, Zeppelin... nos costó encontrar el camino de regreso. A mí poco, la verdad, las carátulas reflejaban autorías de gente como Berry, Ellas McDaniel... y de ahí aún más para atrás, a las fuentes, ¡que digo! al nacimiento de las corrientes de agua, al blues.
 El sonido de Nueva Orleans me llega a través de Fats Domino, el genuino blues me lo introdujo en vena John Lee Hooker pero me suministraron suero de Sonny Terry y Leadbelly; antes de que los blanquitos de turno me estremecieran con sus contoneos y una voz espectacular, sería Elvis, luego Gene Vincent, Eddie Cochran o saltaría de la hamaca y patearía los baldosines al martilleo constante de Jerry Lee Lewis. Era perfectamente capaz de llevar a los Stones y Led Zeppelin en el regazo con unos cuantos Lps, y en el otro brazo a Chuck Berry y demás fauna sin desentonar. Por eso nunca conviene alejarse mucho de la orilla original, no sea que las aguas te traguen. 
 Atento a cuanto se pudiera publicar de Chuck Berry, me hice con un disco doble: Back In USA- 1973,  publicado por Philips, 22 temas que antes de reunir sus Lps oficiales, no era sencillo hacerse con tantos temas emblemáticos en la carrera del de Missouri, a parte del tema homónimo que da título al álbum, encontramos piezas excelentes como Good Lovin´Woman, Sweet Little Rock And Roller,  Back To Memphis... tampoco faltan aquellos que todos sabemos, pero es muy interesante.
 Muchos cambios podían existir en el mundo, siempre en pleno movimiento, pero la carrera de Chuck Berry seguíó a lo largo de la siguientes décadas, tocando en muchos tours, una vez en solitario y otras en caravanas con otros artistas, hasta protagonizar, bajo el sustento de Keith Richards, el filme Hail! Hail! Rock And Roll - 1988, con banda sonora del mismo título. Y muchas, demasiadas a mi gusto, de recopilaciones durante los 80.
 Pero existen joyas de Chuck Berry que hay que encontrar, una de ellas es Run Around - 1994, publicado por Charly Records y que recoge grabaciones de los años 50 en la vertiente más negra y genuina, el blues. También otras canciones son de épocas anteriores o posteriores, pero el meollo está en el inicio de su carrera y que merece mucho la pena.
 Chuck Berry en la libertad de crear un mundo cercano con sus canciones, pero al mismo tiempo es capaz de construir edificios luminosos dentro de la música y enriquecerla con matices, destellos, y una vez más y van... integro, huraño, narcisista, mal humorado,¡genial!




Bio




RUN AROUND.- Agosto de 1994.-

 Berry se marca 12 temas, 6 de cosecha propia y el resto de grandes maestros, digamos simplemente de la "buena música. Hay de todo, para demostrar los parámetros en los que se desenvuelve éste hombre.
 Abre con un tema de Eddie Jones que en 1954 alcanzó los primeros lugares en las listas de R&B, Things I Used To Do, aunque semejante al original, Berry la ralentiza. Worried Life Blues se acoge a la adaptación del pianista Big Maceo, aunque la guitarra eléctrica es la protagonista, un buen blues. Run Around que da título al Lp es original del maestro, jugando con el cuello de botella sobre su Gibson, y acompañado de Johnson y Dixon, es el 1º tema original que lleva la firma de Berry. Un blues en toda regla, siguiendo sin duda los parámetros del gran Elmore James. Reconocibles en su siguientes canciones también de autoría suya, Childhood Sweetheart, con toques de du-duduá en los coros, lo más significativo que encuentro es que es un tema tan de los 50 que es fácil ubicarlo, esos amores primerizos y el grupo con esforzándose en el doowop,¡ una delicia! Fiel a su trayectoria discográfica para los tiempos, jamás Berry deja algún Lp sin instrumental, aquí y desde luego llevando su firma, nos coloca In-Go. La calidad sigue intacta. La sorpresa se puede encontrar en la que cierra la cara A, Drifting Blues, el piano lleva la batuta pero los arreglos vocales son excelentes, una adaptación que refleja el oído de Berry para captar momentos, instantes fugaces de la existencia.
 La expresividad no desentona, el tema de Walter Brown alcanzó el éxito en 1941, pero Berry la hace rock and roll y la lleva a su orilla, Confessin´The Blues estaría entre lo más granado del disco. Como un cajón de sastre, una balada que el maestro borda con sensibilidad, Sweet Sixteen, original de Ahmet Ertegun, capo de la Atlantic y hasta se cruzó en el camino de glorias como Aretha Franklin o los Zeppelin, con eso está dicho todo. Deep Feelin´,instrumental composición de Chuck Berry, juega con la guitarra con toques sutiles en plan hawaiano, cosa que que sabíamos que podía realizar muy bien.
 Bio, tema que aparecerá en su día en el disco homónimo de 1973, es un blues a conciencia, quizás un homenaje encubierto a Muddy Waters, quizás... El que no se salva de llevarlo como protagonista es el gran Duke Ellington, Lucky So And So, prima la parte vocal donde Berry se esfuerza como si fuese un crooner de la época, desde luego es una canción de medio tempo y luminosa. Cierra con un tema propio, Wee Wee Hours, una apuesta por el blues más tranquilo.
 Chuck Berry nos deja un disco espléndido, la llama para entender el posterior rock and roll debe de beber de las fuentes primigenias, sino se conoce el blues se andará por las tinieblas sin ver nunca claro.



Wee Wee Hours




 Acontecimientos.- Berry siguió dando una media de un centenar de conciertos al año, y eso que las energías se iban gastando y que "el paso del pato" se espaciaba cada vez más, pero estaba en lo suyo. Diversas colecciones de discos con su nombre seguían apareciendo de vez en cuando, incluso chicos pálidos se le acercaban de un tiempo a esta parte como formando parte de su existencia, ahora llenos de arrugas, el gasto de la vida, se entiende, pues se dejaban acariciar por las muestras de genio del maestro, sean Richards , Clapton... 
 Mientras tanto Chuck Berry abría nuevos negocios con el que diversificar sus ahorros e instalarlos para que se reproduzcan, a tenor de lo sabido parece que ahora sin problemas con el fisco como antaño. O era más astuto o estaba mejor asesorado, a lo mejor ambas cosas. Lo cual no le hacía inmune que de vez en cuando se asistiera a alguna redada en su casa y se encontraran videos comprometedores o algunos gramitos de marihuana, cosas sin importancia que un buen equipo de abogados no solucionasen previo acuerdo con la fiscalía pertinente, y es que Berry siempre estuvo muy vivo y era el precio a pagar.
 Tantas veces apareció Berry a tocar en España, que ya me tocaba verlo, no importaba que sus dedos ya no estuviesen ágiles, que su voz no fuese un trueno, nunca lo fue, se defendía, que no corriese y gesticulase como antaño, pero es que con 79 años qué se puede pedir, apenas 1 hora show pero me deleitó, tocó aquello que los 3000 asistentes esperábamos, una soberana lección de rock and roll del mito más grande que ha dado esta música, y sin lugar a dudas su mejor compositor.
 Roll Over Beethoven, School Day, Carol, Sweet Little Sixteen, Memphis Tennessee, Around And Around, Little Queenie, Nadine,Johnnie B. Goode... Hizo lo que pudo y cumplió.
 Cuando en 1979 apareció Rock It, pasados los años considero que es el Lp menos pasable del maestro, inferior al resto, es lo que me da la perspectiva del tiempo, Berry grabó un nuevo disco a comienzos de la década de los 80, casi toda ella, pues las primeras muestras datan de 1981 y las últimas de 1989, pero que jamás se plasmaron en Lp. Aquello se fue dejando y las muestras perecieron en un incendio acaecido en el estudio de grabación de Wentzville, en St. Louis, y el tiempo pasó, hasta que Chuck Berry reúne a la familia carnal, sur nuevo produt hijo y algún nieto para grabar en los meses de 2014 las primeras canciones de lo que será su Lp póstumo, de título homónimo, Chuck.
 Parte de las canciones las iría dando forma en sus muchos conciertos que dio en su club, Blueberry Hill en St. Louis por supuesto, el asunto es que fallecido Berry en 2017, el álbum en cuestión ya estaba listo para salir al mercado, pues se grabó a trocitos durante varios años, hasta que dio con los temas, todos compuestos por él y dedicado, pese a todos los avatares de su existencia, a la mujer que le aguanto, Themetta, y se atreve a darle una vuelta de tuerca a algún tema emblemático en el rock and roll como el Johnnie B. Goode y colocarlo en femenino, Lady B. Goode.
 Si el 1979 me hice con Rock It, no esperé mucho para hacerme con Chuck.


Wonderful Woman


CHUCK .- Mayo de 2017.-
  Como si acabase de salir del estudio ayer por la tarde. Nada de descartes, adaptaciones, ajenas o propias, material nuevo, 10 temas de cosecha suya. Y si lo que Berry grabó entre 1981 y 1989 se quemó en el estudio de Wentzville, este hombre se empeñó en sacar nuevo producto y en 1991 se puso manos a la obra con nuevas canciones que reflejaran su estado actual, la cosa se le fue de las manos, duró casi tanto como pagar una hipoteca, llegamos hasta 2014 dándole vueltas a los nuevos temas, como un escarabajo pelotero.
 Pero el sonido de la Gibson se dispara nada más colocar sobre el receptor Wonderful Woman con el que inicia este Chuck, así de seco, Pero lo remata con Big Boys, tiene ese sentido clásico, el aroma de saber nada más escuchar las primeras estrofas de oir al gran maestro Chuck Berry. ¡Inconfundible!
 Y elabora el álbum casi en familia. Charles Berry, Jr en la guitarra y Charles III, el nieto, en 2 canciones a la eléctrica: Wonderful Woman y Lady B. Goode. Ingrid Berry le echa una mano a las voces y en la armónica. Luego están otros profesionales como Jimmy Marsala en el bajo, Robert Lohr al piano o Keith Robinson a la batería. Esa es la base de este Chuck, gente con la que ha girado a lo largo de las 2 últimas décadas.
 Luego te encuentras maravillas como You Go To My Head, blues de Nueva Orleans; le da un toque al country en la balada Darlin´, con su hija Ingrid; no se olvida de su temática habitual pese a ser un octogenario, aquello de chicas, coches y un buen vino: 3/4 Time ( Enchiladas), canción en directo del gran Tony Joe White, una excepción. Le da una vuelta de tuerca, ahora en femenino, al Johnnie B. Goode en Lady. B. Goode, casi con la misma energía que el primigenio.
 Decae un poquito la cosa en el R&B She Still Loves You, pero una vez más, Berry muestra una elocuencia tremenda en su paleta de colores, aunque perro viejo no muerde así como así cualquier hueso, nos endosa un remake, hay que decirlo, del Havana Moon en el calypso vía siglo XXI que es Jamaica Moon. ¡Trucos de maestro!
 Claro que sienta cátedra en las 2 canciones finales, la "parlada" a toque de blues urbano, Dutchman, me parece una joya, la verdad. Un cambio de ritmo a todo el disco excelente, un regate siniestro a lo Leo Messi. Se despide a modo de blues-rock con Eyes Of Man.
 Berry no trafica con nostalgias decaídas, ni busca redimir viejas glorias, él ya lo es. Saca un nuevo disco sabiendo que es el último que verá, prolonga su talento y hay que darle gracias a los pocos que amamos esta música por su tremendo esfuerzo, cuando Chuck Berry no tiene nada que demostrar, absolutamente nada, y se saca el octogenario, un muy buen disco. Lección del maestro, no hace falta sacar muchos discos, sino buenas canciones, el genio va en el carácter y en el surco de los temas.


Dutchman




Hubiera sido interesante.-  Lo digo porque en el 2015 Fernando Colomo, director de cine, y Burning, el grupo más legendario de España, realizan un film con el objetivo de recrear a la banda en su salsa, sobre el escenario con sus nuevas y viejas canciones, a lo Scorsese con los Stones en la película “Shine A Light", pero llevada a cabo en el Palacio de los Deportes en Madrid y " a la española", con sabor a tortilla de patatas con cebolla y rock and roll de barrio.
 Viene a cuento esto último, porque Cifuentes, líder de Burning, a través de su discográfica y demás contactos, intentaron que Chuck Berry estuviese presente en tal acontecimiento, quizás para tocar 2/3 temas, pero la " talegada " que pedía el maestro se les iba de presupuesto.  Por eso digo, que hubiera sido interesante ver encima de los escenarios a los de La Elipa y al de St. Louis, unos en su mejor formación nunca escuchada, que me perdone Pepe Risi, ya no tienen el halo macarra de antaño, sí mucha clase y talento unido al sabor añejo de la Gibson y la figura del gran Chuck Berry.
 Chuck nos dejó en 2017, produjo su disco póstumo, se enfrentó a sus versos en familia y pocos amigos, con su guitarra cruda y pelada, una voz todavía en forma y edificó una urbanización exquisita, y todo con lo más básico del r&r: guitarra, bajo, batería, algún piano y voz y talento, mucho, ese del que nunca careció para reflejar una generación, y luego otra y otra, haciendo el mismo verso, como si todos fuéramos iguales, pero no somos lo mismo.



DISCOGRAFIA SELECCIONADA








AFTER SCHOOL SESSION .- 1957


ONE DOZEN BERRYS .- 1958


CHUCK BERRY IS ON TOP .- 1959


ROCKIN´ AT THE HOPS .- 1960










ST. LOUIS TO LIVERPOOL.- 1964


THE LONDON SESSION .- 1972


ROCK IT .- 1979


BACK IN THE USA ( Compilación)

.- 1973 .- Doble Lp.

RUN AROUND .- 1994


CHUCK .- 2017




Charles Edward Anderson Berry : 18 de Octubre de 1926.- St. Louis (USA).-18 de Marzo de 2017.- St. Louis (USA).-






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