LA VERDADERA HISTORIA DE LOS ROLLING STONES ( Stanley Booth)






 El autor, Booth, nace en el mismo sito que Gram Parsons, músico que influiría en el sonido de los Stones a finales de la década de los 60. Lo que iba a ser un encargo rutinario, es decir, cubrir el juicio por tenencia ilícita de drogas de Jones/Jagger/Richards, se convierte en una obsesión para el escriba y acaba conviviendo con el combo británico, casi es uno más del elenco de adláteres que por allí pulula en la fauna de esa sabana que alrededor de los Stones se concreta en managers, fotógrafos, secretarias; etc.
 La novedad viene porque Stanley Booth lo escribe al momento, pero lo publica 15 años después de esa vorágine “stoniana” y lo hace, o lo intenta, al modo de escritores que admira: Jack Kerouac, Nobokov… y sobre todo busca en los textos la referencias de sus idolatrados Raymond Chandler y en los ecos de Dashiell Hammett, convirtiendo a la cohorte de los Stones en una especie de detectives callejeros de Philip Marlowe. Todo para describir en el libro el peso de la historia social que flota en el ambiente de cada concierto relatado, quizás exagerado, pero Booth intenta ser un sabueso a la manera del detective de Chandler, colocado detrás del escenario donde uno de los amplificadores de Keith Richards seguía a los Rolling Stones mientras sonaban las notas de Gimme Shelter o Street Fighting Man.



Cuando dos personas se miran, la primera en apartar la mirada es quien domina la situación.


 Stanley Booth había ido a Inglaterra en septiembre de 1968 para asistir al juicio contra Brian Jones, Mick Jagger y Keith Richards sobre posesión de estupefacientes, pero se quedó prendado del triángulo que formaban estos músicos, sólo vislumbraba sus miradas, él quería ahondar qué había de verdad en el asunto. Hasta que desea escribir un libro sobre la banda y mientras pide a su editor que le deje por allí, vive con el grupo donde la cohorte de gente que habita cerca de ellos es tan interesante como los propios Stones, como Georgina Bergman, una mujer que emerge de las profundidades de la casa con tanto recoveco, en aquel momento la secretaria del grupo, que le eclipsa la mirada, una joven angloamericana de unos 25 años, pelo rizado negro erizado, como si una descarga hubiese electrizado sus cabellos. Y mientras eso sucede Brian Jones, el arquitecto de los Stones, el líder natural abandona el combo y desaparecerá en las profundidades de su piscina un mes más tarde. Total, que con tantas cosas que suceden, cómo para no quedarse allí y ver de 1ª mano qué sucede, desde dentro. Eso es La Verdadera Historia De Los Rolling Stones de Stanley Booth.


Si el loco persiste en su historia, se hará sabio.


  Mick Jagger y Keith Richards, le firman al autor del libro la carta para que su editor le autorice a dejarle por allí, como uno más del grupo, y tener contacto directo con todos, a hablar y convivir con ellos mientras acaba consiguiendo el resto de las rubricas de Charlie Watts, Bill Wyman, el nuevo: Mick Taylor.
 Poco a poco va tejiendo la historia de los Stones desde sus inicios, donde el embrión de Brian Jones une a todas las piezas separadas, cada cual por su lado. La argamasa la coloca Ian Stewart, Stu, pianista de la futura banda y artífice de que el cemento vaya cuajando en forma de canciones, sucias, R&B, a colarse en las actuaciones de Alexis Korner en el Marquee Club On Thursday Nights, a vivir de forma casi comunal, tanto Jagger como Jones alquilan junto a otros 2 estudiantes nórdicos algo parecido a una casa, donde ensayan en la cocina mientras uno va a la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres y el otro rubio, va de trabajo en trabajo.
 Stanley Booth va tejiendo el hilo de la araña despacio, retrotrae a hazañas pasadas, de los tiempos en los que eran una mierda callejera que no merecía la pena ni apartarla de la acera. Conversaciones privadas con cada miembro de los Stones para dejarnos una bonita historia de sobrevivientes y futuros músicos.


¿Puedo colarme en vuestra casa?. Es para no tener que volver a la mía.


 El invierno de 1962 fue duro – cuenta Keith -. De sujetarse con celo el bajo de los pantalones y taparse con cinta adhesiva los enganchones.
 Cuando por fin conseguimos que un club nos admitiese, cuanta Bill Wyman, llegamos y montamos los amplificadores. Llevábamos con nosotros tres taburetes de metal robados, nos pusimos Mick delante y Charlie detrás; y Brian, Keith y yo sentados en el medio; y empezamos a tocar como si estuviéramos ensayando. Cada uno de nosotros tenía una cerveza al lado del taburete y, cuando terminamos el primer tema, nos las habíamos bebido y encendido un canuto. Los clientes no daban crédito. Dejaron de bailar, se acercaron al escenario y nos miraban fijamente. No sabían a qué atenerse. El encargado dijo: " Muy bien, recoged vuestras cosas y salid de aquí en cinco minutos u os echaré encima a mis muchachos".
 Stanley Booth asiste en primera persona a los ensayos de la gira de presentación de Let It Bleed. por la casa donde están instalados habita un gran número de personas, pero en el local de Los Ángeles donde ensayan, se toman en serio las tomas de Street Fighting Man, Jumpin´Jack Flash, Bad Boy, Carol, Monkey Man... por allí estaba Gram Parsons, que esa misma noche tocaba con los Flyng Burritos Bros en el Golden Bear, un club que se encontraba en Hugtington Beach, en la autopista del sur.
 A lo largo de más de 500 páginas y dividido en 3 capítulos, el autor irá adelante y atrás en la historia de los Stones, los primeros Lps: Rolling Stones – 1964, Rolling Stones 2 – 1965… Eps: Five By Five – 1964, Got Live If You Want It – 1965… La discografía de la banda es diferente en estos años en edición americana o británica ( resto de Europa). Asistiremos a la giras inglesas, los programas de televisión, al encuentro del público estadounidense en 1964, a los tours por los países escandinavos, etc. Siempre de manera amena y directa, de 1ª mano y en muchas ocasiones con una sonrisa por los traviesos chicos.
 Me senté con Kathy y Mary, dos rubias de la ciudad, que habían hecho de conductoras de los coches de los Rolling Stones durante los últimos días. Se autodenominaban The Dymanic Duo: “Llevábamos a los Stones por ahí y hacemos bulto en los tiempos muertos.”
 Stanley Booth en ocasiones deja poco lugar a la imaginación, pues él estaba allí para corroborar cuanto hecho sucedía.
 Parte del encanto de los Stones residía en que vivían en un ambiente de peligro; era un riesgo acercarse a ellos. En el siguiente local donde actuaron, el Palace Ballrroom de Douglas, en la isa Isla de Man, el único perro policía estuvo en el escenario para protegerlos de las 700 adolescentes, pero el perro se alteró por la música y el griterío, y se lo llevaron, gruñendo al público y a los Stones.





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