ROBERT GORDON: CON LA CARA LAVADA Y RECIÉN PEINADO.-
La
cueva del sur.- Verán, yo nunca lo había visto, pero aquel
domingo de julio acudí junto a mi hermana al Gruta 77, un garito del suroeste
madrileño cuyo nombre hace acopio claro de qué te vas a encontrar, una
auténtica boca de lobo, con escenario estrecho, columnas laterales para
sostener el inmueble donde se haya situado, lavabos década de los 70, grafitis
por doquier, barra enfrente según se entra, mercachesing junto a la puerta de
salida y adherida a ésta la cabina de disjokey, enfrente el escenario en
cuestión.
Cuando llegamos a
eso de las 10, todo estaba repleto, lo cual nos sorprendió porque la actuación
de Robert Gordon estaba anunciada a las 9.30, pero es que era julio y en el
Gruta antes de las 12 nada empieza. Al parecer existían razones contra actuales
que obligaban al organizador y al garito de turno a comenzar en hora. Ya se
encargaría el neoyorkino de desbaratar el asunto. Al parecer después de casi
una hora sin aparecer por el escenario, la gente seguía consumiendo sus
cervezas a buen ritmo, alguien desde el escenario indicó que el señor Gordon y
su banda estaban atrapados en un atasco en la M-30, por entonces levantada en
obras por obra y gracia de nuestro querido alcalde Álvarez del Manzano, o Ruíz
Galladón presidente de la Comunidad, individuo con aires de faraón que
convirtió este territorio en lo que Danny De Vitto dijo, es una ciudad muy
bonita, vendré cuando acaben de encontrar el tesoro. Siempre en obras.
Al parecer Gordon
y Chris Spedding habían realizado su puesta de sonido por la tarde, con
achicharramiento estupendo, pues el sol mesetario pega de lo lindo por esas
fechas, entre trago y trago de vodka, el cantante se llevó una botella para él
solo según nos aseguró una de las muchachas que trabajan en el Gruta. Tocaba
esperar, salir a echarse unos pitillos a la calle, regresar al garito, aunque
se podía todavía fumar dentro antes de la ley antitabaco en recintos cerrados,
a eso de las 11 de la noche Gordon y Spedding acompañados por bajo y batería
hacían acto de presencia en el Gruta, digo hacían, no que empezasen a tocar. Era domingo, mal
día para conciertos en Madrid, si aquello iba
empezar cuando debía de haber terminado, nosotros llegamos casi 2 horas
antes, no digo lo que de verdad pensarían aquellos que de verdad creyeron que
el evento comenzase, como decía la entrada: a las 9.30.
Boppin´The Blues
Directo.-
Reivindicar el rock and roll simple, contundente, a
finales de la década de los 70, en un siglo convulso en todo, no sólo en la
música, tenía cierta gracia, pero también de misil suicida.
¿ De dónde venía
esta criatura? Su estilizado tupé, su
reivindicación del rockabilly, no lo surgió de un día para otro. Antes era un
chaval espigado, hijo de un funcionario del Estado, como otros muchos chicos de
su edad la radio y la televisión debieron de marcarle, ¿Quién no se asombraría
de los primeros movimientos de cadera de Elvis, antes de ser domesticado y
masticado? Algo de eso debió de ocurrir en el pequeño Gordon, también hay que
tener, en su caso voz, cierto porte, sobre todo si uno quiere ser cantante,
cosa que logró en un campamento de verano a comienzos de los 60, su éxito,
ocasional y fruto de la imaginación y del entorno adecuado, fraguó una cierta
esperanza en lograrlo de manera profesional.
Como todos, en esa edad de indefinición que todos tenemos en el largo proceso de crecimiento, esa piel de serpiente que se muda, formar algunos grupos, con más entusiasmo que otra cosa, pero que servía, para saber si esto era de verdad y podía poner lentejas en la mesa. Confidetials y Newports aparecen en su curriculum primitivo, pero no sería hasta su traslado a la capital del mundo, y en el Greenwich Village en particular, que encontraría su espacio creativo, el barrio bohemio neoyorkino. Todo en parte se vería truncado por el servicio militar obligatorio que el muchacho evitó entrando en la Guardia Nacional, entre otras cuestiones, entiendo, porque podría haber sido enviado a Vietnam, estamos a finales de los 60, y por si fuera poco, Gordon, se casa a los 19 años y en poco tiempo es padre de 2 vástagos. Menucias para sobrevivir, poco encanto con el rock and roll que un día soñó, pues su familia abrae una tienda dedicada a la configuración del cuero. Así, más o menos por lo que he podido averiguar pasa el tiempo ese roquero de estampa espigada hasta que en 1975 acontece en divorcio y la llama, nunca apagada de la música, surge de nuevo con nuevos vientos.
Como todos, en esa edad de indefinición que todos tenemos en el largo proceso de crecimiento, esa piel de serpiente que se muda, formar algunos grupos, con más entusiasmo que otra cosa, pero que servía, para saber si esto era de verdad y podía poner lentejas en la mesa. Confidetials y Newports aparecen en su curriculum primitivo, pero no sería hasta su traslado a la capital del mundo, y en el Greenwich Village en particular, que encontraría su espacio creativo, el barrio bohemio neoyorkino. Todo en parte se vería truncado por el servicio militar obligatorio que el muchacho evitó entrando en la Guardia Nacional, entre otras cuestiones, entiendo, porque podría haber sido enviado a Vietnam, estamos a finales de los 60, y por si fuera poco, Gordon, se casa a los 19 años y en poco tiempo es padre de 2 vástagos. Menucias para sobrevivir, poco encanto con el rock and roll que un día soñó, pues su familia abrae una tienda dedicada a la configuración del cuero. Así, más o menos por lo que he podido averiguar pasa el tiempo ese roquero de estampa espigada hasta que en 1975 acontece en divorcio y la llama, nunca apagada de la música, surge de nuevo con nuevos vientos.
Algunas
consideraciones que me temo inevitables para encontrar esa dualidad en Robert
Gordon. Originario de Maryland, fronterizo entre el Norte y Dixieland, y su
posterior asentamiento en Nueva York, crearon una peculiar personalidad
creativa. Y si a mediados de los 70, el punk, la new wave compartían espacio
entre el CBGB y el Max Kansas City, observar de primera mano a Ramones, The Cramps o Blondie, que por
otra parte se hacían sus apartes en el barra de dichos establecimientos entre
otros con el espigado Gordon, que ya tenía un grupo en el que militaba con
entusiasmo con sonido nuevaolero: Tuff Darts.
Patear escenarios
con más pena que gloria, cuando Gordon lo que llevaba dentro era el engranaje
de la Sun y el sonido primigenio del rock and roll, debió de hartarse de ir de
moderno ambulante de un sitio a otro, sin encontrar salida apropiada, y la
puerta estaba abierta con Richard Gottherer, veterano productor, forma The
Wildecats, un nombre sugerente, es el avión de caza americano que luchó en el
Pacífico durante la II Guerra Mundial.
Allí, en el grupo en cuestión, afila voz, se peina tupé, sale al
escenario con la cara lavada y da rienda suelta a lo que quiere cantar.
Por esos
escenarios se encontrará con dos apaches salvajes, los hermanos Wray, y ahí
ahora, y de verdad, empieza la corta, pero intensa carrera de Robert Gordon.
Flyin´Saucers Rock And Roll
ROBERT GORDON & LINK WRAY.- Abril de 1977.-
Directo, vetusto, el
productor Richard Gottehrer saca provecho del talento, la voz y el arrojo de
Gordon, de paso coloca en su sitio al apache de Link Wray, el rey del reverb,
que juega con su guitarra como un dios endiablado, I Sure Mis You es un ejemplo
de balada rock and roll.
De paso se tantea
en todo el disco las diversas posibilidades que puede tener un artefacto de
este calibre en pleno auge del punk y la new wave, como una cuña que abre el
leño, entre medias de los nuevos sonidos y las bandas mastodontes de finales de
la década de los 70. Rock and roll básico, revival de rockbilly, reverdecer los
laureles de tipos fundamentales en este invento, Billy Riley, Eddie Cochram, Carl Perkinks…
Entre los surcos,
maravillas como Swett Surrender, I Sure
Mis You… y trallazos, secos, como rayos que caen en tus espaldas: Red Hot, Bobbpin´The Blues, Flyin´Saucers
Rock And Roll, The Fool. Los 3 últimos temas de cosecha propia,
llevan la firma de Wray y no desmerecen con todo lo anterior que es bueno y lo
siguiente: It´s In The Bottle, Woman
(You´re My Woman) o Is This The Way.
The Way I Walk
Uno nunca encuentra lo que busca, sino lo que la realidad
le entrega.- Me
alegro de haberme criado en la década de los 70, lejos de tanto artificio
digital que acabó dando la razón a Orwell, donde la Policía del Pensamiento ha
acabado por asfixiar la vida de todos nosotros. Todavía se podía uno sorprender
con discos como el de Robert Gordon &
Link Wray – 1977 en medio del maremágnum de modas y movidas varias. El
cine, la música o la literatura marcaron mis pasos de por vida, y hasta hoy.
Habrá cientos de
discos más, películas y cómo no, libros en los que bucear y vivir vidas ajenas
y propias. Gordon se aventuró en un terreno que parecía hecho a la medida de
sus posibilidades, respaldado por el genial guitarrista Link Wray, y viendo lo
bien que salió el disco, hasta la voz de Gordon está impresionante en su
siguiente álbum, con el mismo respaldo de The Wildecats, pero ahora añadiendo
en las partes vocales a The Jordanaires, se marcaran, tal vez, su mejor disco.
Parecía salir del
circuito del CBGB, su talento y su enorme voz traspasaban las orillas del rio
Hudson, sólo hacía falta sacar un Lp estupendo para ponerlo definitivamente en
órbita. Apenas unos meses después de su 1º Lp, sale al comienzo de 1978: Fresh Fish Special.
Fire
FRESH FISH SPECIAL.- Enero de 1978.-
La guitarra incendiaria de
Wray abre con el reverb característico, el tema original de Jack Scott, los
coros a cargo de los legendarios The Jordanaires, sonido vintage, Elvis, pero
en la voz de Gordon, la genial The Way I
Walk dotada de un toque macarra sutil, sencillo, directo.
Nada decae en este
disco, Red Cadillac And A Black Moustache, esa guitarra salida del sonido
Sun con hermosas armonías; ni siquiera el toque hawaiano de If This Is Wrong, desmerece con esos
coros maravillosos.
Rock and roll clásico, sonido de los 50: Five Days, Five Days o Twenty Flight Rock. Rob
Stoner nos introduce con sus notas de bajo en Fire, el tema de Springsteen, sin cortarse un pelo no palidece y
mejora el original. Como no podía ser de otro modo, una vez que uno coge
confianza, por qué no acercarse a Elvis y retratar el viejo tema de
Leiber/Stoner: I Want To Be Free. Huey
Smith se ve reflejado en su Sea Cruise
o Johnny Burnette en el magnifico Lonesome
Train (On A Lonesome Track ).
Fresh Fish Special catapultó
definitivamente a Robert Gordon hacia el exterior de los muros neoyokinos.
Estupendo disco de rock and roll.
Love My Baby
Gloria y cambios.- Como era lógico y normal, la publicación de sus 2 Lps le auguró un techo comercial interesante. El éxito, si entendemos éste por ventas curiosas y actuaciones más allá del circuito al que estaba acostumbrado Robert Gordon, ensanchó sus miras y durante 1978 se suceden las giras por Estados Unidos, un tipo espigado y casi mal encarado, agarrado a un micrófono saca los colores a quien daba por muerto al rock and roll más clásico. Sin un ápice de nostalgia, coloca un buen número de canciones en las emisoras radiofónicas y sus directos son buenos, correctos, no exentos de grandes dotes técnicas y sobre todo, su maravillosa voz.
La carrera en
solitario de Link Wray hace que se descuelgue del combo de Gordon, en su lugar
entra otro maestro: Chris Spedding, quien aporta una energía brutal heredera de
los cimientos del rock and roll, a saber, rockabilly, toques country, y mucho rhythm
& blues. También en The Wildcats hay novedades, Billy Cross, 2º guitarrista
deja paso a Scotty Turner que ya aparece acreditado en su siguiente álbum: Rock Billy Boogie.
Cerrando la década de los
70, Gordon tiene contrato con la poderosa RCA, pieza clave para su desarrollo
artístico y para que sus aullidos lleguen a fronteras allende de las
americanas, ahora sus discos cruzan el
Atlántico y su distribución se hace a nivel mundial. Con el respaldo de un gran
grupo, echando mano de grandes compositores de 2 décadas anteriores, pongamos
que hablo de Eddie Cochran o de grupos como los Sparkletones, saca su nuevo
artefacto.
Black Slacks
ROCK
BILLY BOOGIE.- Febrero de 1979.-
Mira que tardé en
encontrar este disco. No elegí una copia hasta que la halle en perfectas
condiciones de vinilo limpio y carpeta impecable, como debe de ser. Nuevo y
lustroso, la introducción a cargo de la versión de los hermanos Burnette, que
da título al asunto, se arregla con temas impecables y esas versiones que
también sabe aliñar Robert Gordon, en esta ocasión secundado por el guitarrista
británico Chris Spedding.
Algunas cositas imperecederas
como I Just Found Out, la guitarra
eléctrica oscilante y de sabor caribeño que saca Speedding y el trote western
en la voz de Gordon para la adaptación de los Burnette. Rock and roll supinos como Rock Billy Boogie, Love My Baby, All By Myself… Los
Sparkletones se verán reflejados en el eterno Black Slacks, para no dejar los pies quietos en su sitio ni un segundo.
Las cuerdas
vocales se tensan en The Catman, sonido
vintage y piano saltarín, para homenajear al maestro Gene Vincent. Y ya puestos, por qué no abrir la cara B con
la genial It´s Only Make Believe, esa
impresionante balada de Conway Twitty, ese doo-wop del americano y la
punzante guitarra de Spedding. Tampoco
puede faltar en ese armario repleto de joyas Eddie Cochran : Am I Blue.
Walk On By está entre lo más
completo del lote, luego los sonidos añejos y canciones en blanco y negro,
televisión de salón y muebles años 50; la balada I Just Met A Memory con silbido que ata al pasado y cerramos en
familia: Blue Christmas.
Prove It
Ambigüedad.- Metido en el estudio durante el otoño de 1979, sacará a comienzos del año siguiente su nuevo Lp: Bad Boy, donde hay virtudes en el tratamiento de algunas canciones como Swett Love On My Mind, Crazy Man Crazy o Nervous. Pero también una cierto desasosiego en algunos arreglos de canciones no muy acertados o en la composición del propio Gordon: Born To Lose. Tal vez el rockabilly no daba un sustento muy adecuado viendo como otros grupos de menos solvencia eran capaces de crear y desarrollar nuevos proyectos que le llevaban a lo más alto de las listas.
Quuizás Bad Boy
era un intento de abrirse a nuevas gentes, con el peligro consiguiente de la
huida de los habituales. Todo esto hace una imagen de cierta ambigüedad en su
música actual, caladero claro de rock and roll clásico, esto sólo hace llevar
al peligroso acantilado del pasteleo, es una metamorfosis un poco cruel, pues
sus directos se basan en la eficacia y el tratamiento de clásicos en una voz
poderosa, huérfana aún más desde el deceso de Elvis Presley, que salvando distancias,
veían en Gordon sino el sucesor, si al menos un claro continuador de su obra
más impactante.
No en vano, pese a
su escasa discografía, si tenía un cierto crédito, Are You Gonna The One – 1981, ya nos los muestra claramente
indeciso, con canciones como Standing On
The Outside Of Her Door y avanzar en un sonido más contemporáneo: Someday, Someday. Curiosamente y lo que
son cosas, este Lp es el más vendido en la carrera de Robert Gordon, unas
200.000 copias y entrada en la listas del Billboard.
Como la cuestión
no estaba nada clara en cuanto a su carrera, si seguir por los senderos
trillados de los primeros trabajos o ahondar en la nueva dinámica, se saca un
recopilatorio extremadamente recomendable, sobre todo si no se tiene nada o
poco de lo anterior: Too Fast To Live,Too
Young To Die – 1982, de título claramente “jertrotuliano” si se me permite, que venía a colocar las cosas en su
sitio de esa ambigüedad que reinaba en su vida y en la carrera de Gordon. La
jugada no sale mal, recoger temas grabados con la incendiaria guitarra de Link
Wray y de Chris Spedding no era para menos, incluso la portada es toda una
declaración de principios.
La ruptura con
RCA, cambios de productor y la utilización de otros guitarristas como Duke
Robillard, Jack de Keyser o Danny Gatton, necesarios complementos musicales
para Robert Gordon, le ayudan a su continúas giras durante parte de la década
de los 80, ahora en pequeños clubs de los Estados Unidos hasta la publicación,
esta vez con la ayuda de Spedding de Live
At The Lone Star – 1988, fiel reflejo de la época de incertidumbre y
devaneo que se traía entre manos. Todavía encierra buenas canciones, mantiene
el tono vocal adecuado, mejor que todo lo publicado en años posteriores, muchos
sin su consentimiento y su desaparición casi absoluta durante la década de los
90, con escasos conciertos, algunos en Europa, más viviendo de la nostalgia que
de los nuevos discos que Gordon pudiera publicar como novedades.
Y de pronto, con
el paso de los años pero con su figura esbelta, de negro de pies a cabeza, con
su cabello en forma de tupé, recién lavado y con la cara limpia, se desmarca
con un amor incondicional hacia el rock and roll, como si atravesase un
desierto escaso de agua, donde la luz del sol parecía en aquel paisaje telúrico
de su vida, como un anuncio robado a los dioses que le daban por perdido,
contemplamos los pobres mortales un disco excesivo, un trabajo bien hecho
ayudado por una cohorte cuan faraón neoyorkino, adjunto a los adoquines de la
ciudad, con más luces de neón, avenidas abiertas y llenas de gente para
descolgarse con un gran trabajo.
Movin Too Slow
ALL FOR THE LOVE OF ROCK AND ROLL.- Junio de 1994.-
Sonido
poderoso, impoluto, cuesta reconocer la voz de Gordon tras el inicio espartano,
duro: Attacked, Seduced And Abandoned, toda
una declaración de principios, bordeando el R&B, con la ayuda de la
armónica de Jon Parris, Jeff Salen controla las guitarras, estará en varios
temas, pero también Danny Gatton y cómo no, el incombustible Chris Spedding que
acude en varios cortes del disco.
La modulación
aparece en temas tan magníficos como You
Stepped In It Now, pero predomina la adicción callejera y dura, diversas canciones que engrasan con el rock poderoso: Prove It, con coros añadidos y la
guitarra de Spedding pidiendo justicia. I
Need You Girl, con reverb añadido, contundente y fiable. Movín Too Slow, acopio claro de la esa
poderosa voz que Robert Gordon posee, ¡que poco necesita para hacer un buen
tema! La canción que da título al disco: All
For The Love Of Rock And Roll, tema más propio de ser tocado y coreado en
espacios abiertos que en salas pequeñas en las que las huestes de Gordon se
mueven, no deja de ser una canción poderosa, rayando en el rock duro. Más tradicional
pero contundente, prosigue en Slash,
Middle Of The Night.
También en estos
12 cortes encontramos cosas reconocibles del pasado más inmediato, tal vez lo
más parecido que encuentro sea: I Found
You, Goodbye Baby, Love & Touble (de cuya modulación me recuerda al Lou
Reed más pendenciero y callejero). Cierra con la nostálgica Beside You, en apenas 40 minutos
despacha uno de sus mejores trabajos cuando parecía que el sol telúrico de la
tarde se lo iba a comer.
A Mess OF blues
Silencio.- Años de sequía, apenas nada sobre Robert Gordon cantante, más allá de algún cameo cinematográfico, pasará más de una década hasta que vuelva a actuar en pequeños locales de Escandinavia en un tour acompañado por el guitarrista británico Chris Spedding (el cual seguía su propia carrera). Algún que otro disco lanzado en sellos independientes y con escasa distribución y difícil localización, un DVD rodado en Amsterdam en 2005, hasta que llega agosto de 2007 y conmemorando el deceso de Elvis Presley, 30 años a, saca un artefacto con 15 canciones , cuando Gordon alcanza la memorable cifra de 60 años, se atreve con “el rey”, su fantástica voz y el conocimiento de la obra de su paisano le hace realizar un disco muy bueno.
Siempre a
cuentagotas, salvo los primeros discos, enlazados entre el final de la década
de los 70 y comienzos de los 80, el resto deslavazados en el tiempo, en el
espacio que nos damos los mortales para entender eso que llamamos vida, se le
envejecen a uno las palabras en la boca cuando quiere seguir el hilo
discográfico de Gordon, siempre cabe la esperanza de que saque algo nuevo
brillante, pero pasa tanto tiempo entre una cosa y la otra que la luz telúrica
del espacio te come la memoria.
I Beg Of You
IT´S NOW OR NEVER.- Octubre de 2007.-
Con
un sello irreconocible, Rycodisc, con la colaboración inestimable de Chris
Spedding, que además firma el disco a medias con Gordon y con producción de
ambos, más el acicate de The Jordanaires, ya veteranos, pero todos lo son en este disco, comienza con el piano de Johnny Neel en el magnífico tema A Mess Of Blues, sonido honky-town que
ya entrevé que nos encontramos con un buen disco. Si añadimos la extraordinaria
voz de Gordon, ya estamos en el camino de la sutilidad.
I Beg Of You, tema de 1957 que
desencadena la labor vocal de The Jordanaires que no son unos invitados de
piedra o de pose, se implican en toda la canción y de paso en el disco entero. ¡O
se graba bien o no!. Algunos temas se les da arreglo siglo XXI, así Don´t Leave Me Now, más artificioso que
en el original aparecido en el film Jailhouse Rock. El matiz country lo coloca
en I´m Left, You´re Right, She´s Gone,
más cercano a Johnny Cash, pero que Gordon sabe darle el tratamiento adecuado,
desde luego el tono vocal no desluce en nada.
Por los senderos
de las praderas seguirá el disco, Peace
In The Valley, no es difícil experimentar la sensación de estar viendo un
wertern, orquestado demasiado rompe el ritmo del disco. Pero el honky-town, ese
sonido añejo rock and roll se asienta enseguida con la exitosa Don´t Be Cruel, no desmerece de la
original. Lawdy Miss Clawdy, con
tratamiento más rudo que la versión de Elvis para RCA, encaja en todo este
tratamiento que Gordon/Spedding dan al disco.
My Baby Left Me, con tratamiento duro,
más cerca del tono que emplearon la Credence
Clearwater Revival en su disco Cosmo´s Factory que el que empleara en su
momento Elvis. Too Much encauza el
asunto, para colocarnos en el vintage más suave, coros celestiales y
envolventes en Love Me, todo el grupo
trabajando en una canción interesante, la balada, donde es tan fácil errar. A
medio camino entre el R&B y el añejo R&R se marca Trying To Get To You, con sabor a barra de bar, sonido de los 60
para saltar a (You´re So Square) Baby I
Don´t Care donde una vez más el piano de
Johnny Neel vuelve al trotón rock and roll y la voz de Gordon coge el
tratamiento adecuado desde mi punto de vista. Visceral.
Nada que objetar
el decoroso It´s Now Or Never, con
toque especial de Spedding dando un espacio original a la guitarra, casi con
toque siciliano. Baladón. Si de lo que se trata en el disco, así lo entiendo,
de homenajear a Elvis, lo consiguen con nota. It Feels So Right, canción de 1960 en el Lp Elvis Is Black, aquí con tratamiento más duro para cerrar el
trabajo con Young And Beautiful, con
la portentosa voz de Gordon, los coros arrulladores y la guitarra de Spedding
sincronizada.
(You´re So Square) Baby I Don´t Care
Desconozco qué hace Robert Gordon en su tiempo libre.- Perdido durante las décadas de los 90 y la 00 del siglo XXI, con apenas 2 discos que llevarnos a las orejas, escaso rendimiento para tanta voz grave y excelente para esto del R&R, justitos como andamos de recursos vocales tan volcánicos como las del americano, Gordon transita por tugurios y clubs de mala muerte, tanto en Estados Unidos como en Europa.
De vez en cuando se lanza a un tour, más alimenticio que otra cosa, junto a su partenier particular, Spedding, durante 2009/2010, acompañado a la batería del Stray Cats: Slim Jim Phantom y el bajista de Sex Pistols: Glen Matlock. Buen combo sin duda, deambula en algún festival de los llamados "pedrigrí"y saca un nuevo disco: I´m Coming Home - 2014, que le entretiene promocionándolo en USA y Europa; eso sí, en pequeños clubs con audiencias entendidas, el asunto no da más de sí.
De vez en cuando se lanza a un tour, más alimenticio que otra cosa, junto a su partenier particular, Spedding, durante 2009/2010, acompañado a la batería del Stray Cats: Slim Jim Phantom y el bajista de Sex Pistols: Glen Matlock. Buen combo sin duda, deambula en algún festival de los llamados "pedrigrí"y saca un nuevo disco: I´m Coming Home - 2014, que le entretiene promocionándolo en USA y Europa; eso sí, en pequeños clubs con audiencias entendidas, el asunto no da más de sí.
En cualquier caso, la esencia en frasco pequeño
también puede servir para pasar un buen rato. Del resto de lo que hace
Robert Gordon entre tour y tour, disco y disco, desconozco el asunto.
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