BOB DYLAN: LA MADUREZ ENVUELTA EN SENSATEZ .- 3ª PARTE (1993 - 2016)
Broke Down Engine
Nos lo debíamos.- Era especial, para que engañarnos,
bordeando la treintena, pasando a limpio los apuntes de la vida, íbamos a ver
por 1ª vez a Bob Dylan. Unos meses antes asistí al bautismo perfecto, una noche
otoñal y a 2 metros, bajo sus botas, estuve observando a Keith Richards And The X-Pensive Winds, un lunes pálido madrileño
en la sala Aqualung; ahora estallaba la primavera con todo su esplendor de luz
y alegría y Manolo y yo transitábamos por la calle de Goya en dirección al
Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, allí entre otros miles, sin
agobios, pero sí con cierto gentío, nos colocamos en medio de la amplia pista y
escuchamos a Eddie Brickell And The New Bohemians. Con puntualidad sale Dylan y
su banda, sonreímos los dos, no saluda, no dice ningún agradecimiento, sólo
parece que está contento consigo mismo y con su música, el trovador acaba de
cumplir 48 años y durante 75 minutos toca, susurra, gesticula, se mueve poco,
amaga con sus guitarra eléctrica una finta y vuelve al micro, desgrana temas de
Oh Mercy, se va para atrás y con
cierta armonía se postula con canciones añejas que están en el subconsciente
colectivo, esta vez es fiel a los textos y a la música original, tenía el día.
Seco, espartano, se retira. No vuelve a salir, no hay bises, sólo las luces del
pabellón que se encienden y parte del personal comienza a tirar botellas de
plástico, latas, al escenario o en dirección al mismo mientras silban… Manolo y
yo salimos despacito, en la cervecería alemana nos ponen unos bocadillos con
cervezas…
Bob Dylan sigue ajeno a cuanto asunto no le concierne, como si en una vida hubiese vivido ya muchas. Cansado de que Estados Unidos finja una nueva guerra de libertad, ahora operación del desierto invade Irak, bajo paraguas de la ONU y con naciones “amigas”, da igual 1990 que 1965, el asunto es invadir en nombre de cualquier cuestión. Ya no saca canciones con ese estado de ánimo, ahora publica con Columbia Records pero sigue su trayectoria, si las ventas y las críticas siguen arreciando sobre su persona y obra, te da 2 tazones para que vayas bien cubierto: World Gone Wrong – 1993, es su nuevo artefacto, temas folk, el Dylan de los 90 es un folk-singer que con guitarra y armónica, como 30 años antes somete 10 canciones del folklore americano a su voz y talento, en esta oportunidad el disco va con un largo folleto explicativo de los temas, para que no hubiese duda de sus sentimientos, quién las escribió y porqué las graba. Bob es Dylan. Hay hasta blues rural: Stak A Lee. Canciones hermosas se suceden, destaco también Jack – A – Roe. Sin crear nada nuevo lo hace, las canciones hablan de traiciones, engaños, desesperación…
Bob Dylan sigue ajeno a cuanto asunto no le concierne, como si en una vida hubiese vivido ya muchas. Cansado de que Estados Unidos finja una nueva guerra de libertad, ahora operación del desierto invade Irak, bajo paraguas de la ONU y con naciones “amigas”, da igual 1990 que 1965, el asunto es invadir en nombre de cualquier cuestión. Ya no saca canciones con ese estado de ánimo, ahora publica con Columbia Records pero sigue su trayectoria, si las ventas y las críticas siguen arreciando sobre su persona y obra, te da 2 tazones para que vayas bien cubierto: World Gone Wrong – 1993, es su nuevo artefacto, temas folk, el Dylan de los 90 es un folk-singer que con guitarra y armónica, como 30 años antes somete 10 canciones del folklore americano a su voz y talento, en esta oportunidad el disco va con un largo folleto explicativo de los temas, para que no hubiese duda de sus sentimientos, quién las escribió y porqué las graba. Bob es Dylan. Hay hasta blues rural: Stak A Lee. Canciones hermosas se suceden, destaco también Jack – A – Roe. Sin crear nada nuevo lo hace, las canciones hablan de traiciones, engaños, desesperación…
Más tarántula que nunca, quizás extasiado de
sus 7 largos tours mundiales bajo el nombre de Never Ending, que abarcan desde finales de la década de los
80 a mediados de los 90, apenas toca en directo y lo poco que hace es sólo y en
acústico, lo cual ayuda a alimentar su leyenda de trovador solitario,
introspectivo, y nunca se sabía qué iba a tocar. Entre medias hasta que saque
un nuevo Lp con temas suyos y nuevos, pasan 4 años, pero sale ahora el
inevitable MTV Unplugged – 1995, muy de moda en esta época, curiosamente con
este artefacto Dylan vuelve fuerte a las listas de ventas.
Una larga enfermedad causada por una infección
le mantiene fuera de juego, pero compone su nuevo álbum. De ahora en adelante,
sus discos de estudio se espacian mucho en el tiempo, la madurez y el poso de sabiduría
que atesora lo irá desgranado en sus obras, porque como escribía Faulker, el
pasado nunca pasa, ni siquiera es pasado, el pasado es sólo una dimensión del
presente.
Solía preocuparme, pero
las cosas han cambiado.
Million Miles
TIME OUT OF MIND.- Septiembre de 1997.-
Vuelve
el éxtasis, el gran Dylan después de 7 años sin grabar temas propios, Love Sick tema con el que abre el
trabajo, un colchón de sonido para la voz de cuervo del bardo, los instrumentos
van posicionándose delicadamente sobre una guitarra eléctrica, para cantar unos
versos desgarrados de amor, enfermo de amar y de amor, un Dylan cansado sigue
adelante creando una atmosfera curiosa, hipnótica. Los tránsitos de Bob con el
blues son palpables a lo largo del Lp, y siguientes álbumes. Nunca ocultó su
admiración por el sonido Delta de los años 30/40, Dirt Road Blues, del bluesman Charly Patton, que ya la grabara por
el lejano 1929, tema saltarín que recuerda el Subterranean Homesick Blues, riff de blues con órgano de Augie
Meyers. Pero los desgarros interiores prosiguen, la slide guitar de Cindy
Cashollar lleva la batuta sobre el derrame de nostalgia, de amor, ¿tal vez
Sara, todavía? Versos como puñales en el tema, largo, Standing In The Doorway, un poeta que canta su desasosiego a la luz
de la luna de la medianoche, mientras ya no puede regresar a ningún lugar,
expectativas apocalípticas en un alma vacía. Million Miles, es una joya, un temazo, un toque jazzie, aguas
profundas de Nueva Orleans con el órgano de Jim Dickinson, un Dylan en plan
crooner, suena a verdad, a corazones rotos, con elegancia, estilo, sigue sin
poder vivir sin la luz de tu amor, trato de acercarme pero sigo a un millón de
millas de ti canta Bob. Y lo hace con elegancia, con 60 años en su existencia,
el poeta con voz desgarrada cambia de registro y Million Miles lo prueba.
Pese a que los problemas
pasen y se superen, dejan lastre, batallas que pierdes para quizás, tal vez,
ganar alguna guerra, Tryin´To Get To
Heaven, de nuevo la belleza, ciertas reminiscencias de su mística cristiana,
el juego de las metáforas, todo bien condimentado sobre una excelente base
instrumental y la ironía de la letra. Pone los pelos de punta cuando susurra
aquello de he recorrido este valle
solitario intentando llegar al cielo antes de que lo cierren. No todo va
sobre el desamor, más de 6 minutos necesita para convertir Til I Fell In Love Whit You, en otro rhythm ´n´blues que añadir al
dúo: Dirt Road Blues y Millon Miles que conforma este Time Out Of Mind. Pasa al ataque del
desamor, sobre una letra precisa va aumentando peso el espléndido trabajo
instrumental.
Cosas que pueden
pasar desapercibidas en las primeras escuchas, pero Not Dart Yet, single de salida del álbum, mística cristiana para unos versos inspirados en el poeta
británico John Keats, balada sobre la guerra civil, americana claro, simple, un
Dylan cercano, arrebatador, un anciano que está cansado, que echa la vista
atrás pero que sabe dónde está ahora, canción caliente y sudorosa, muy del sur americano,
y de nuevo esas atmósferas con las que va envolviendo unos simples versos.
Cold Irons Bound rompe
el hechizo, un rock tensionado y concreto para ir desgranando frases apocalípticas,
mesiánicas diría, los campos se han
vuelto marrones, llueve sangre y el viento puede hacernos pedazos, y pese a
todo la voz del bardo la envuelve, la acaricia para hacerla hermosa, una vez
más, creíble.
Make You Feel My Love me produce contradicción,
el piano de Jim Dickinson sobre la lírica perfecta de los versos que no la
salvan de ser el tema inferior de este gran álbum. No se puede ser sublime sin
interrupción (Baudelaire). No hay que preocuparse, el pulso y el metrónomo del
trabajo se hallan enseguida en Can´t Wait,
mientras la voz del bardo suena serena y precisa, cansada desde luego pero
certera, los instrumentos se van acoplando para dejarnos otra joya, sobre los
caminos terrosos del blues, del que camino todo Time Out Of Mind.
Mención al margen y comida
para Highlands, 16 minutos para una
canción que cierra el disco. Inspiración, epopeya, sobre el riff inicial de un
tema de Charly Patton, Dylan entiende ahora el amor más terrenal, pese a que en
el tema se cuelan nombres de personajes reales: Neil Young y Erica Jong, todo
es una metáfora pasional y transitoria sobre la relación con una camarera de cafetería,
trampolín para desarrollar sus pensamientos, algunos turbios,
otros diáfanos, pero siempre Dylan, enigmático, con su camino por transitar en
la madurez, en la sensatez de su equilibrio emocional.
Time Out Of Mind merece la pena,
inspiración absoluta para una obra culmen de Bob Dylan, tampoco escatima el
tono y la duración, 75 minutos, lo mismo que duró la 1ª vez que lo vi en
directo, ahora lo puedo saborear con más calma.
A veces el silencio es como un trueno.
La trilogía del tiempo.- Los que somos asiduos a comprar discos no nos
importa gastar parte del presupuesto en estos menesteres, y yo la verdad,
echaba de menos adquirir con cierta regularidad trabajos del bardo. De ahora en
adelante muy espaciados en el tiempo, una media de 4 años entre composición o
publicación de una a otra. El asunto es que Dylan necesitaba como el respirar
una obra que lo devolviera a sus orígenes, un buen trabajo más allá de la
aceptación crítica y de sus seguidores, que aumentasen las ventas, resentidas
de sus dos entregas anteriores, los discos de folk: Good As I Been To You – 1992 y World
Gone Wrong – 1993; era consciente o debía de serlo que el tránsito a la
década de los 80, si nos ponemos muy quisquillosos, sólo había dejado 2 grandes
discos: Infidels – 1983 y Oh Mercy – 1989; poco y muy escasa
herencia para quien se mostró tan prolífico en anteriores decenios, claro que
también podría ser que la fuente no diese más agua, que el torrente creativo se
hubiese, sino secado sí adelgazado en su descenso de las montañas, y que sus
Lps, aunque buenos de folk-singer, dejaban un poso de duda en críticos,
seguidores, dylanófilos y demás dylanitas, así pues debió de recapacitar, de
parar en esa gira interminable en que se hallaba de manera permanente, Never Ending Tour, y crear nuevas
canciones.
Dylan poseía una casa de campo desde mediados
de los 70 en Minnesota, donde pasaba largas temporadas cuando no se encontraba
de gira o grabando, allí en un ambiente familiar criaba a sus vástagos junto a
Sara, y ahora en los 90, se sentía feliz de ir a un sitio que podía llamar “hogar”.
Era uno más del lugar, nadie le molestaba y eso al bardo le gustaba, pasar como
un tipo normal con sus gafas y sombrero de granjero. Allí compuso al piano un
veintena de canciones de las cuales 15 quedarían para Time Out Of Mind aunque luego se quedaran fuera otras 4. Necesitaba
como el agua de mayo crear otro Lp semejante a lo que significó Oh Mercy, resurgir en una palabra, y tenía genio y
chispa suficiente. Aun quedando aislado y de manera real en una gran nevada en
el otoño de 1996, nada que le asustara, él era de allí y estaba preparado y
conocía el percal. También coge la guitarra y la combina con el piano, busca
hallar un sonido, un eje conductor para sus nuevas canciones, le surgen antes
las melodías que las palabras. ¿Está cambiando? ¿O simplemente madurando?, se
acerca a los 55 años mientras escucha a los clásicos, y entiendo que éstos son
los viejos bluesman, más allá de otras consideraciones y me atengo al sonido
blues que Dylan aporta de ahora en adelante no sólo a Time Out Of Mind, sino en posteriores entregas.
Aquel duro otoño, escribe su autobiografía,
compone canciones, escucha rock and roll de los 50, música básica, blues, mucho,
le manda unas cintas a Jim Dickinson, tenía poco contacto con la gente, salvo con su mánager, según confesión propia, y quiere que le produzca el músico
sureño, no podrá por razones de agenda, pero Bono (U2) le sugiere el nombre,
otra vez, de Lanois, Daniel, y le suena bien, recuerda que fue el productor de Oh Mercy.
Entre unos y otros, a comienzos de 1997 ya
tienen el estudio listo para grabar, y Dylan hasta tiene el nombre del nuevo
trabajo. En 15 días, difíciles, pues Dylan es complicado y a veces lo complica
más, con un elenco de grandes músicos: Dickinson, Duke Robillard, Augie Mayers…
trabaja el nuevo artefacto.
Dylan suena diferente, como si tuviese el
secreto de la abeja, su voz gastada de cuervo le da un toque de fidelidad,
autenticidad que antes no tenía, renace entre las cenizas como un trueno, sigue
jugando con las palabras, las metáforas, el paso del tiempo, el amor y el desamor,
referencias pasadas a mujeres que formaron parte de su vida, hay textos
desgarradores, y lo insinúa, lo susurra tras el manto cálido del blues, es la
correa transmisora, pero su disco es una recopilación de varias canciones
anteriores, ese pasado que no pasa nunca, que sólo es una dimensión del
presente. Temas como Tryin´To Get To Heaven, llena de giros y mística
cristiana, alguien que sabe que ha ganado el cielo y sin embargo duda de que
éste esté cerrado; el single Not Dark Yet, hace una gran canción de la simpleza del texto de un hombre corriente, de su edad, de sus
pensamientos y rápidamente entronca con Blonde
On Blonde.
Se encuentra a gusto consigo mismo, recupera la vena compositiva, incisiva, hasta descarta 4 canciones, surge una cierta polémica con Daniel Lanois por la pulcritud y el barniz del sonido que acaba en el disco; a mí me da igual, es una obra maestra. Más me preocupó cuando iba a salir de gira, esa interminable, en la primavera de 1997 cuando en los días en que cumple años, tiene que ser hospitalizado, una infección de hongos que le provoca la inflamación del saco que rodea a su corazón, acude demasiado tarde al médico, antes hubiesen actuado mejor y más eficazmente, estuvo más para allá que para acá. Queda un poso hondo en Dylan, no es que bromeara con aquello de que pensaba que vería a Elvis pronto, empezó a ser muy consciente por 2ª vez en su vida, que era efímero, la muerte comienza a rondarle por la cabeza y sus nuevas composiciones ser harán eco de ello.
Se encuentra a gusto consigo mismo, recupera la vena compositiva, incisiva, hasta descarta 4 canciones, surge una cierta polémica con Daniel Lanois por la pulcritud y el barniz del sonido que acaba en el disco; a mí me da igual, es una obra maestra. Más me preocupó cuando iba a salir de gira, esa interminable, en la primavera de 1997 cuando en los días en que cumple años, tiene que ser hospitalizado, una infección de hongos que le provoca la inflamación del saco que rodea a su corazón, acude demasiado tarde al médico, antes hubiesen actuado mejor y más eficazmente, estuvo más para allá que para acá. Queda un poso hondo en Dylan, no es que bromeara con aquello de que pensaba que vería a Elvis pronto, empezó a ser muy consciente por 2ª vez en su vida, que era efímero, la muerte comienza a rondarle por la cabeza y sus nuevas composiciones ser harán eco de ello.
Le queda muy claro que la grave infección no
va a ser un detalle menor de ahora en adelante, Bob Dylan se cuida como un
deportista, vegetariano, sí, pero de ahora en adelante comerá lo que le digan
los médicos y lo seguirá a rajatabla, hasta contrata nutricionistas y doctores para cuidar su
salud, sólo pone una condición, él sin tocar y estar de gira no se siente vivo.
Es innegociable.
Lástima, sí, porque la 2ª vez que le vi en directo, dio todo un concierto en La Riviera, pero no había sacado todavía Time Out Of Mind, pero daba igual, estuvo certero, dicharachero, servicial y amable, hasta saludó y todo y comunicó con el público, se le veía feliz, casi hasta humano, 3 bises nada menos después de una hora y media de concierto. Menos gente que en la anterior visita, pero todo el taquillaje vendido, 2.500 almas o eso se supone que tenemos, entregadas al bardo y éste correspondió, hasta una moza subió al escenario en el último tema y se la llevó a los camerinos, no dabamos crédito. Dylan en estado imperfecto, pero sutil.
Lástima, sí, porque la 2ª vez que le vi en directo, dio todo un concierto en La Riviera, pero no había sacado todavía Time Out Of Mind, pero daba igual, estuvo certero, dicharachero, servicial y amable, hasta saludó y todo y comunicó con el público, se le veía feliz, casi hasta humano, 3 bises nada menos después de una hora y media de concierto. Menos gente que en la anterior visita, pero todo el taquillaje vendido, 2.500 almas o eso se supone que tenemos, entregadas al bardo y éste correspondió, hasta una moza subió al escenario en el último tema y se la llevó a los camerinos, no dabamos crédito. Dylan en estado imperfecto, pero sutil.
Cuando la lluvia caiga
sobre tu cara,
Y el mundo entero quepa en tú maleta,
Y el mundo entero quepa en tú maleta,
Yo podría ofrecerte un
cálido abrazo,
Para que sintieras todo
mi cariño.
Til
I Fell In Love Whith You
El
planeta Zimmerman.- Ya dije que Dylan es homeostático, nivel
de adaptación permanente al sistema, y sólo así se comprende o al menos yo lo
intento su estado de ánimo en función de los discos que saca en cada momento,
los pasos que da en su vida. La ruptura con su mujer Sara libró que su sangre
se derramara por las vísceras, Blood On
The Tracks – 1975, 22 años después despliega el desasosiego y el dolor que
le invade, y no sólo amoroso, sino en general con lo que le rodea en Time Out Of Mind – 1997, último disco
del siglo XX del bardo de Minnesota. Y no es baladí lo que concreto.
El Planeta
Zimmerman gravita en función de sus muchos satélites, como a finales de la
década de los 70 personajes como Mary Alice, actriz y amiga de Dylan, citada en
el Lp Street Legal como Queen Bee, y
que en aquel momento mantenía una relación digamos especial con Bob, aunque
éste acabaría casándose con Carolyn Dennis, miembro de su grupo entre 1978 –
1987. Bien, pues esos 2 satélites llevaron al bardo a la mística cristiana, a su
fe y credo y a asistir por las fechas en que Dylan publica sus 3 discos ya
referidos en otro momento aquí, a confraternizar con un pequeño grupo religioso
evangélico en el valle de San Fernando, en Los Ángeles. También cierto reposo y
descanso necesita Bob Dylan después de los tutes de giras que se daba, así
pues, ejercen sobre el Planeta Zimmerman diversas corrientes, ahora en forma de
refugio espiritual. Otra cuestión es que aguantase mucho sus reglas algo
inflexibles.
También su ingreso
hospitalario en la primavera de 1997 por la pericarditis causada por una
histoplasmosis, que estoy seguro le llevó a pensar 21 años atrás, cuando el accidente de moto
acaecido cerca de su casa de Woodstock, tras un acelerón en su carrera y tours
seguidos, hace discos como Love And Thelt
– 2001, esté de vuelta de todo a mitad de la cincuentena en biología como homínido,
a reírse de tanto dylanologo y dylanita como anda suelto, especies de talibanes
que son más papista que el pontífice en cuestión; sólo así se explican algunos
hechos acontecidos en estos 4 años que van entre disco y disco, cada vez
mejores pero muy espaciados en el tiempo, como si hubiese llegado a la
conclusión que si saca algo que sea bueno, sino mejor no hacerlo o tirar de
temas tradicionales folk.
Tiene un sentido
del humor agudísimo, es capaz de aparecer en una campaña publicitaria de la
marca de ropa interior femenina Victoria´s Secret, dejar que Love Sick suene mientras Bob durante 30
segundos la canta en un palacio veneciano y observa, pícaro, a una joven medio
desnuda con alas de ángel. O cobrar, todos necesitamos respirar y comer al
menos 3 veces al día, sino la maquinaria se constipa y se gripa el motor, unos
400.000 dólares por tocar 3 temas delante del papa J.P. II en un Congreso
Eucarístico en Bolonia en 1997: A Hard
Rains A Gonna Fall, Knockin´On Heaven´s Door y Forever Young tuvieron la culpa. Debía de partirse de risa con sus
correligionarios y las diatribas y titulares que consiguió.
Gana un Óscar por Things Have Changed canción compuesta en el 2000 que suena en los
créditos de la película Jóvenes Prodigiosos, tenía la base y la estructura de su
disco Time Out Of Mind, las
herramientas necesarias para iniciar, proseguir más bien, un camino que conocía,
hacer buenas canciones, melodías y letras, estamos ante el mejor Bob Dylan,
sabio y maduro, 4 años después tenemos nuevo disco. Y sigue en plena forma,
bajo el paraguas de Never Ending Tour,
todos los años da una media de un centenar de conciertos.
Mis pies están agotados y mi cerebro acelerado.
Tweedle
Dee & Tweedle Dum
LOVE AND THELF.- Septiembre de 2001.-
Dylan tiene más
que perder que ganar, y mucho de ahora en adelante, pues debe mantener la autoestima
y la calidad de sus trabajos a la altura de la leyenda y de su último disco
publicado. Está en un nuevo milenio, ejerce sobre él mismo nuevas influencias y
sonoridades, ha acumulado una larguísima experiencia, pero debe de demostrar
que tiene motivaciones suficientes para proseguir con su longeva carrera,
después de Time Out Of Mind, no sólo
tendrá que afinar con sus dobles sentidos y giros estilísticos, deambulará por
las sonoridades más profundas que le da el blues, sonido pantanoso que le sirva
como acicate para reafirmar su carrera.
Dio la puñetera
coincidencia que el día que se presentó Love
And Thelf es el 11 de septiembre, el día de los atentados a las Torres
Gemelas de Nueva York y que el tema que abre el álbum Tweedle Dee & Tweedle Dum
sea una metáfora de 2 personajes imaginarios que aparecen en Alicia En El País De Las Maravillas (Lewis
Carrol), los gemelos Dee y Dum, que están de brazos cruzados, Dylan
aprovecha el asunto para crear una imagen metafórica, una vez más, sobre la
actitud del mundo hacia lo que le rodea y sus diversas consecuencias. Con la
banda que está de gira permanente se presenta en los estudios en mayo y
desarrolla todo el trabajo, las fronteras con el blues son acuciantes, y Tweedle Dee & Tweedle Dum es el
aperitivo, un juego de espejos a lo Max Estella de Valle-Inclán, distorsión y
retozo de referencias.
12 temas que se
pueden estructurar en referencias rítmicas, la citada que abre el trabajo, y a
las que abrían que añadir: Summer Days, con
sonido vintage cuela un rock and roll cincuentón, donde la música pone alegría, el texto habla sobre soledad, el paso del tiempo, el amor, todo emparentado con
la muerte. Lonesome Day Blues, ritmo
pesado, blues áspero sobre la línea de bajo de Tony Garnier Dylan canta
mesiánico, fuerte, convencido, el resto lo desarrolla Larry Campbell que va
sobrado de estilo.
Joyas que están a
la vista como en un escaparate, alrededor del cuello del bisturí nos deleitamos
con gemas tales como High Water, al
paso que marca Campbell con el banjo, en un claro homenaje al bluesman Charley
Patton, esas aguas pantanosas que se desbordan para inundar campos y gentes y
dejar una ciudad devastada por la inundación. Rock contundente: Honest Whit Me, precisión rítmica y
letra para estrangular el pasado que quizás no le guste tanto al bardo. El
Rhythman & Blues asoma en Cry A White,
la gran banda acompasa a la voz de cuerdo de Dylan.
La pose serena, el
tono referencial nos deja perlas como Mississippi,
otra vez trata cuestiones de fábulas y cuentos realizando generalizaciones
aplastantes que acaban siendo mitológicas. Bye
And Bye, con toque de bing-band, como si Dylan ejerciese de crooner con
bastón y sombrero, sonido puro y cristalino. Floater (Too Much To Ask), con el mismo toque que la anterior,
sonido añejo, rebuscador de viejas canciones y oído atento al pasado para
dejarnos esta muestra de tema, Campbell se encarga del violín y quedamos suspendidos en los tiempos. Moonlight,
nos lleva a un atardecer, una balada bien tratada y edulcorada que nos
transporta soñar.
Po´Boy es una canción acústica,
lánguida, desoladora para un pobre chico escaso de posibilidades y
aspiraciones. Bob suele cerrar sus discos con una amplia diatriba, a veces
rayando en lo personal, pero ya se sabe de sus dobles y triples sentidos, Sugar Baby nos arrulla con el acordeón,
en esta ocasión a cargo de Augie Meyers, una epopeya de sinceridad.
¿Por qué no me rompes el corazón una vez más, sólo para tener buena
suerte?
Summer Days
Mi Dylan Particular.- Hubo un tiempo de cazadores y cazados en las redes
sociales más convencionales en las que intentabas entender el mundo que te
rodeaba. Aquellas miradas airadas contra lo que no entendías y el asombro con
el viento resbalando por tu cara. Aquellos días pasaron, como todo, y queda el
poso inicial de quien eras y hacia dónde querías ir, esa formación como persona
que empezó a lustrarse en la adolescencia más enfermiza que te llevaba consumir
música como un alucinógeno, esa catarsis lisérgica que te tenía poseído.
En las escaleras
del instituto había un chaval especial, que se sentaba a horcajadas y sacaba
una botella de vino de una mochila vieja, de pastor, sin ningún diseño de moda
ni moderno, apenas sobresalían de sus costados unas chapas mal colocadas y la
imagen de una hippie cosida con su rostro y pelo angelical. Era la década de
los 70 en una población llamada La Ciudad
Pasmada, durante parte de ese decenio terminaste el bachillerato y Ricardo,
que así se llamaba el chaval, decían que sacaba buenas notas, pero era pendenciero
y borrachín al decir de algunas lenguas, llevaba una camiseta de Bob Dylan, con
su pelo enmarañado, mirada torva y entrecejo poco amigable, al mismo tiempo le
habías visto con otra de Hendrix, sólo tenía esas 2 en una época que por
camisetas sólo entendíamos las que nos colocaban nuestras madres por debajo de
las camisas o jerséis en otoño.
Los libros de
historia lo cuentan, lo cuentan muy bien… eso traducía Diego A. Manrique en
aquel disco del bardo The Times They Are
A-Changin y que yo tardé en tener porque por la época de escuchar y descubrir
música lo primero de Dylan era el single: Hurricane
y los Lps: Desire, Street Legal…
pero claro, eso era el principio, como lo libros de historia lo cuentan. El
bardo comenzó a formar parte de mi persona de manera habitual cuando el instituto acabó
y conocí a otras gentes y distintas fronteras, y me di cuenta de que el
personal, así, en general, no tenía ni puñetera idea de quién era Bob Dylan,
sólo con mi amigo Manolo podía mantener conversaciones de altura sobre el bardo,
ingenuos de nosotros hasta nos atrevíamos a descifrar las letras de sus
canciones y de sus intenciones. Luego caímos en la cuenta, Dylan es un bromista
que está de vuelta de todo sin haber ido a ninguna parte, apenas se ha movido
del Greenwich Village y los satélites de Suze Rotolo, Sara, Carolyn Dennis… son
espejos cóncavos en los que se refleja la realidad más inmediata, pero son
brumas, nieblas en la oscuridad en la que nos desenvolvemos.
A mí es que Dylan… no sé… se lo he
escuchado a más de uno. Como las muñecas matrioskas, ¿qué Dylan? Hay que
escogerlo desde el principio, yo lo hice, tardé años, tuve paciencia, gasté dinero, que
también, los discos cuestan, y espacio y dedicación en el empeño, si al cabo de
un rato… no. No prosigas, abandona, pero no hables del personaje, ni de su vida
ni de su obra, porque te habrás quedado como el idiota al que señalan la Luna y
se queda mirando el dedo.
Me regalaron
discos de Dylan, incluso de los años folk, Rita era una amante dispuesta a todo
con tu persona, y un día te trajo los 3 primeros porque en tu discoteca no
estaban, así y todo, los dejó encima de la tapa del tocadiscos con la bolsa del
El Corte Inglés y todo. Luego hubo otras, como esas nubes que pasan por encima
de tu cabeza, unas dejan lluvia, otras se despejan y la luz del sol penetra en
tu piel o la suave Luna te acaricia y te hace soñar.
Mujeres, discos,
conciertos, convivencias… A Marisa le dio por dejarte Oh Mercy y Good As I Been
To You, pero sin bolsa… A todas,
espero que sean felices con su vida y que encontraran esa piedra filosofal que
buscaban con tanto ahínco. Yo como el bardo ya me muevo poco, quizás porque he
ido a demasiados sitios y conozco más gente de la que quisiera me resguardo en
mi guarida, donde sólo aguanto a mi gata, que se llama… Dylan. No es obsesión, sólo una sutilidad mental.
Con muchas horas
de vuelo y de conciertos, con alguna capa de galápago en mi cuerpo, cosas de la
edad, no de la experiencia que para lo que te sirve es para darte cuenta de las
veces que te caes en el mismo sitio y recordarlo, observé a la banda de Bob
Dylan con ese panegírico en el que se habían convertido los músicos que tenía
por grupo, el mejor desde los tiempos de The
Band, que bajo la bandera de Never
Ending Tour no paraban de tocar por medio mundo año tras año, apareció en
la primavera de 1999, a punto de finiquitar el siglo XX, con Time Out Of Mind como último disco
publicado, se acercaban por tierras europeas y yo acudí a la llamada del bardo,
todavía de pie, en el centro del escenario, con guitarra eléctrica, recubierto con
levita, con sombrero como algunos miembros del combo, por ejemplo Larry
Campbell, más propios de la banda de Jessie James que de un combo de rock.¡ Pero
que rock, que clase, que estilo!, nunca vi un concierto tan soberbio, sobrio,
elegante de Bob Dylan, tanto me gustó que jamás he vuelto a verle por no
estropear ese momento, ese instante, tanto que hasta grabé 90 minutos del show
en una grabadora pequeña de TDK, con sonido a lata, pero el documento ahí queda. Ese era mi Dylan, y todo arrancó en aquel estudiante rebelde y
borrachin, desmelenado y algo despistado que se llamaba Ricardo, que quizás si
tuvo suerte e ingenio acabase de pastor, y si la desgracia le persiguió, tal vez
esté en una junta de accionistas y ya no sepa dónde tiene las camisetas de
Dylan… ni de Hendrix, sí que es esos tipos existieron alguna vez, claro.
Lonesome Day Blues
Bueno, la carretera
está lavada, el clima no es apto para el hombre o la bestia
Sí, la carretera está lavada, el clima no es apto para el hombre o la bestia
Sí, la carretera está lavada, el clima no es apto para el hombre o la bestia
Tareas
extraescolares.- Dylan
tardaría 5 años en publicar nuevo trabajo, Modern
Times – 2006, pero al margen de su centenar de conciertos anuales no quiere
decir que no hubiese cosas que atañen a Bob durante este lustro.
Reanuda sus
memorias o biografía o como quiera que se le llame, firma un contrato con la
editorial Simon & Shuster por 3 volúmenes, el 1º aparece en 2004. En cuanto
a música se refiere, van goteando al mercado: The Best Of Bob Dylan – Vol. 2 – 2000; The Essential B.D. – 2000; The
Bootleg Series Vol. 5 – 2002, como más destacado. También pone pasta y sale
en el film Masked And Anonymous – 2003,
insufrible y surrealista pese al elenco de actores, hasta tenemos a nuestra Penélope
Cruz y todo, lo mejor y de largo, una actuación a cámara fija de Bob Dylan con
su banda (NET).
Martín Scorserse,
el hombre que ha dirigido el mejor film sobre rock: El Último Vals – 1978, se encarga de montar más que otra cosa,
varias horas de metraje de No Direction
Home – 2005, un largo viaje en 207 minutos sobre el viaje de los primeros
tiempos de Bob Dylan, todo desde sus inicios hasta el porrazo que se da en
1966 en moto. Gestos, fotos, poses, excentricidades varias, comentarios… niñez,
juventud… entretenido es poco, lo siguiente, pero puede agotar, ver de vez en cuando y de a poquitos, como las gallinas cuando beben del abrevadero.
Satélites curiosos que forman parte del universo Dylan, estrellas fugaces y constelaciones varias intentan aproximarse a una especie de sol o figura luminosa y le propone, que ya que parece que sabe tanto de música, por qué no dirige, presenta, comenta, susurra, a través de un micrófono radiofónico esos conocimientos y así, como no quiere la cosa, el resto de los mortales quedemos un poco más iluminados por esa esa estrella “sabia y luminosa.
Satélites curiosos que forman parte del universo Dylan, estrellas fugaces y constelaciones varias intentan aproximarse a una especie de sol o figura luminosa y le propone, que ya que parece que sabe tanto de música, por qué no dirige, presenta, comenta, susurra, a través de un micrófono radiofónico esos conocimientos y así, como no quiere la cosa, el resto de los mortales quedemos un poco más iluminados por esa esa estrella “sabia y luminosa.
Un tal Lee Abrams
es un alto ejecutivo de una emisora de radio, XM Radio, se lo propone al bardo,
una especie de presentación semanal, y Dylan acepta… eso sí, grabará allá donde
se encuentre de tour con la NET y cada semana se lanzará a las hondas el
programa, y así durante 3 años, de mayo de 2006 a abril de 2009, 100 programas
justos, sabemos qué piensa Bob Dylan como excelente musicólogo de la
arqueología americana, eso sí, sin presiones, puede pinchar cualquier cosa que
se le pase por la cabeza, y así se realiza el invento.
Curioso, a quien
no le viene a la mente que algún músico favorito tenga un programa radiofónico
y pinche lo que son sus influencias, sus gustos, etc.
Y así, sin
abandonar el tour que Dylan esté inmerso en ese momento, de manera itinerante,
escuchamos al bardo, desde la raíz primigenia del rock and roll: Ricky Nelson,
Jerry Lee Lewis, Wanda Jackson están entre los favoritos como The Who, sobre
todo su etapa rockera, no tanto la operística, según palabras del poeta; Los
Stones, claro, el encaje del country como Hank Williams o Jimmie Rodgers y la
biblia en tomos, el blues como Muddy Waters de maestro de ceremonias.
Theme Time Radio Hour es
un punto curioso en un tipo ya de por sí averiguador de sonidos, pero además, tratándose
de quien es, es capaz de realizar entrevistas a gente inalcanzable para
mortales normales, por ejemplo Tom Petty, y hasta en un alarde de ingenio nunca
escuchado ni imaginado, es capaz de contestar de vez en cuando a las cartas de
oyentes para quedar claro que Dylan, al margen de su carrera, es todo un
erudito en música, y que puede (y debe ) de poner en conocimiento de los demás
sus pócimas mágicas.
De vez en cuando,
encima de unos de los altavoces Marshall aparece la figura del Óscar ganado por
la canción Things Have Changed, de
vez en cuando…
El tiempo puede hacer muchas
cosas para que parezca que se ha detenido, pero, por supuesto, nadie puede
detenerlo.
Thunder On The Mountain
MODERN
TIMES .- Agosto de 2006.-
Más
de una 1 hora de buena música, ¿qué más se puede pedir a un tipo que tiene 6
décadas a sus espaldas y casi toda una vida dedicada a este negocio?
Escueto, directo,
Bob ha tocado la cima con estos últimos discos. Rock vertical para iniciar: Thunder On The Mountain, guitarras
eléctricas chispeantes dispuestas a quemar cualquier garito humeante, letras
surrealistas marca de la casa, las raíces con su primigenio encanto para
escuchar de noche, preferentemente. Sobre los estándares más clásicos del
blues, Bob construye Rollin´And Tumblin´,
R&B callejero. El tema trotón, y que puede pasar desapercibido, Someday Baby, single del disco, canción
sencillita con reminicencias obvías a Muddy Waters. The Levee´s Gonna Break, tema que ya grabó Led Zeppelin ( IV),
readapta Bob a su imagen y semejanza, mordaz blues y dobles sentidos sobre el
trato de la administración, en esta ocasión la reajusta y homenajea a la
población sobre los desastres del huracán Katrina, acaecido un 1 año antes en
Nueva Orleans.
El tono crooner,
didáctico, clase con voz de cuervo y bastón oscilando en la mano, Spirit On The Water, sabio como él sólo,
sobre la obra de Ovidio, construye una fábula entre el músico callejero y una
misteriosa dama. En el mismo cajón va When
The Deal Goes Down, tonada dulce de amor, con ese toque que se gasta para
irnos aproximando como el tren que llega a la estación, un trato que se acabará
con el deceso. Workingman´s Blues # 2
bordea lo genial, sobre la base del blues en la que se mueve Dylan en estos
años, crea una balada con tintes políticos, una vez más el sonido caleidoscópico,
múltiples referencias musicales. El retorno al vintage, Beyond The Horizon, precioso arreglo de cuerda y homogeneidad de
todo el grupo con la voz de Dylan, todo con un toque jazzie interesante. Nettie More se basa en un tema folk
irlandés, con trato especial del bajo de Tony Garnier, aparece la noche, cierta
oscuridad y desasosiego en intentar comprender qué es eso que llamamos vida. La
mística se apodera de Ain´t Talkin´con
la que cierra el disco, más de 8 minutos de viaje espiritual, canción
descriptiva y como siempre el texto coge cositas de aquí, allá y demás lejos.
No hablo, sólo camino.
Rollin´And Tumblin´
Con la voz de Dios en la montaña y el
sonido de las pistolas en la calle.- Albert Camus
trató a lo largo de su obra, una mayoría de sus libros, sobre hombres rebeldes,
aquellos que en un momento dado dijeron No, a lo que sea. ¿Qué es un hombre rebelde?
Un hombre que dice No, afirmó el autor francés.
Constantin Cavafis entiende que a todo hombre
le llega el día de decir Sí o No, y Robert Zimmerman dijo No, ni siquiera ha
afirmado nunca que tomase la licencia del poeta Dylan Thomas para iniciar su
carrera con tal nombre. Cuando llegamos a este punto, ni siquiera promociona
sus discos, no hace nada más que tocarlos en directo, de hecho en la última
década más del 60% de su repertorio está basado en sus 3 discos últimos, luego
descenderá ese porcentaje, pero a día de hoy todavía raya el 50& del set,
de lo cual deduzco que está más que satisfecho de sus trabajos.
Con 32 Lps publicados, sólo en estudio, hubo
una época en que tuve toda la discografía del bardo, al igual que me regalaron,
yo también a veces me convierto en rey mago proletario y me deshago de algún
ejemplar, bien porque acabe teniéndolo repetido (Lp – Cd) o porque su calidad no me altere el pulso, alguno hubo de los que no escojo para hacerle referencia a parte, que no me
interesó, faltaría más. Pero voy a realizar una excepción con tanto The Bootleg Series, y me voy a detener
en el único que tengo, el volumen 8 : Tell
Tale Sings – octubre – 2008, en parte porque recoge la etapa de 1989 a
2006, Lp triple, con un librito de 150 páginas, 20 años de la carrera del
bardo, desde Oh Mercy y Time Out Of Mind, donde se saca gran
parte del material, hasta Modern Times. También hay rarezas, versiones alternativas, canciones
inéditas: Miss Mississippi y Duncan & Brady. Algunos temas
escritos para bandas sonoras : Cross The
Green Mountain, dúo con iconos del bluegrass como Ralhp Stanley : The Lonesome Mountain. Y más cosas, en realidad se trata de otro disco más y bueno de Dylan.
También guarda cierta mala leche este Tell Tale Sings, parte
del trabajo grabado recoge lo que a Dylan no le gustó de la producción de
Daniel Lonois, de ahí que el gran bocado vaya sobre los discos producidos por
éste, o sea Oh Mercy y Time Out Of Mind, así pues el hombre que dijo No,
pasó a producir sus propios trabajos como Jack Frost, hasta en esto Bob tiene
sentido del humor, no deja de ser una
figura del folklore, algunos apuntan que nórdico europeo, otros que es un simple
muñeco de nieve. Da igual, es un disco curioso hasta el punto de que te puedes
comparar hasta 3 versiones de un mismo tema: Mississippi, otras como Most
Of The Time sale diferente a la
primera que aparece en Oh Mercy, aunque
el bardo tendrá sus razones, Lanois hizo un excelente trabajo en sus
producciones y sacó de un buen charco en su momento al Dylan perdido de la década
de los 90 y le encauzó hacia el nuevo siglo XXI con nuevos retos. De hecho ahí quedan las 3 obras maestras realizadas en la última década, a eso añadir el triple Tell Tale Sings, eso sí habrá que esperar otros 3 años para llevarnos caviar a la boca, y es que Bob Dylan está sembrado para gracia y gusto de nuestras orejas: Together Trourgh Life sólo hace que confirmar que estamos ante otra muestra de enorme talento y calidad del de Minnesota.
Con todo esto, ese dios irónico y asustadizo puede seguir en las montañas mientras Bob desliza sus sonidos de pistolas en las calles.
I Feel A Change Comin´On
TOGETHER
THROUGH LIFE .- Abril de 2009.-
Alguna novedad para el nuevo trabajo de Bob. Por ejemplo, a
su banda habitual se le unen David Hidalgo (Los Lobos) y recupera a Mike Campbell,
antiguo miembro del combo a las guitarras eléctricas y mandolina, desde luego
añade clase y estilo el bardo. De nuevo recurre a viejos trucos que dan lustre
al asunto, la mezcla de blues, sonido vintage, toques jazzie… entiendo el rock
de Dylan en esta época para espacios reducidos, casi salas, más que cantar
interpreta música y Together Through Life
lo confirma adecuadamente. Deja un amplio espacio a los músicos de su banda, y
colaboradores, escribe el álbum con Robert Hunter, letrista de Grateful Dead
con quien colaboró en el pasado.
Dicho esto que puede tener alguna importancia
o ninguna, según, el camino emprendido por el blues por Bob Dylan es elocuente,
incluso en un alarde de generosidad se atreve a citar alguna fuente de la que
nutre su manantial creativo. Él, que es una esponja y nunca da explicaciones de
cómo y por qué crea algo.
Sobre una base de John Mayall de un tema de
Willie Dixon & Muddy Waters: All Your
Love, Dylan abre el disco con Beyond Here Lies Nothin´ y el acordeón de Hidalgo caminando por los senderos que le
marca el bardo y la guitarra de Campbell.
El toque elegante, discreto, fino y desde
luego tranquilo lo aportan la mayor parte de las canciones formando un todo
nada desdeñable. Life Is Hard, My Wife´s
Home Town ( cantada con rabia, canción de Willie Dixon, pero que Dylan la
hace suya), por cierto de lo más destacado del álbum como no podía ser de otra
forma. Hay temas que me gustan especialmente, el toque fronterizo, nocturno y con
la Luna sobre nuestras cabezas que da “el lobuno” Hidalgo en If You Ever Go To Houston, ese acordeón
cortante sobre el fraseo del bardo lo coloca con un detalle, un matiz especial.
Llegados a este punto sólo cabe decir que
Dylan hace música para adultos, creativos y orejas atentas, nada de saltos
sobre el alambre ni circos ambulantes. El talento se tiene o no, se desarrolla
o no, y el bardo lo borda. Las caricias y los susurros prosiguen en varias
canciones, por ejemplo: Forgetful Heart o This Dream Of You, ésta con un toque a Romance In Durango pero ahora
transportados al siglo XXI, supongo que una vez más David Hidalgo tiene mucho
que decir con ese toque fronterizo. I
Feel A Change Comin´On
Jolene rompe
el hechizo que hasta ahora sobrevolaba en nuestras cabezas, un rock de esos que
Bob se saca de vez en cuando. En el mismo sitio coloco a Shake Shake Mama, otro ron a palo seco y con poco hielo, con la
banda a excelente nivel. It´s All Good cierra el trabajo con ritmo
trotón, como si el grupo quisiera dejarnos una buena sonrisa y gusto añadidos a
la buena calificación general del Lp.
Beyond Here Lies Nothin
Estoy intentando explicar algo que no
se puede explicar.- Dylan, el esquivo y huraño Dylan concede una larga entrevista en el
verano de 2012 a Rolling Stone, y el epígrafe
que señalo al comienzo es el título de la conversación con el periodista Mikal
Gilmore, en ella repasa su carrera y convencido de que por más discos buenos
que haga en los últimos 15 años, son mejores o cuando menos semejantes, a los
míticos de los 60, sobre todo su época ácida, el personal se quedará con la
etapa dorada del rock.
Yo no, me quedo y de largo con el arranque
magistral de Time Out Of Mind – 1997 y
que llega a Tempest – 2012, equiparables a Bringing It All Back Home – 1965 , Highway 61 Revisited – 1965 y el doble Blonde And Blonde – 1966. No hace falta tener que elegir qué mano
me cortan para tener que elegir constantemente, para eso ya tenemos la vida de
verdad. Que como dejó escrito Montaigne, ésta es ondulante, una veces sube y
otras baja, y las musas de la creación aparecen de diversas formas, quizás
ahora, cuando en la entrevista Dylan acaba de cumplir 71 en la primavera,
espacie más sus obras en crearlas y publicarlas si es que cree que tiene el material
suficiente para ello.
Bueno, con Time Out Of Mind empecé a hacer discos para el público para el
que tocaba noche tras noche, gente de diferentes ámbitos y edades. Aquellas
personas no tenían por qué escuchar canciones que yo compuse 30 años antes con
otros propósitos diferentes. Si iba a continuar, necesitaba nuevas canciones, y
tenía que escribirlas no necesariamente para hacer un disco, sino para tocarlas
para el público.
Ahí está la respuesta, y no está en el viento,
se encuentra de los labios de Dylan para entender al bardo desde mediados de la
década de los 90 a la actualidad. De todas formas, uno es lo que perciba como
oyente, como es mi caso, y otro lo
concerniente al creador, la visión que éste tenga del asunto. Para Bob hubo un
corte significativo en su “yo” más profundo después del accidente de moto, creo discos arraigados en la cultura americana más clásica: John Wesley Harding y
Nashville Skyline, suponían un
cambio rotundo con lo anterior, y de nuevo me remito al mensaje de Montaigne,
la vida ondulante. Lo que un músico tiene que conseguir es que la gente sienta
sus propias emociones. Un intérprete, si consigue hacer lo que se supone que
tiene que hacer, no siente ninguna emoción. Simplemente posee una cierta
alquimia.
Dylan busca y quizás encuentra
la transformación que es lo que te permite escapar del caos y sobrevolarlo. Se
siente diferente o cerca de gente como B.B. King, Aretha Franklin, Duke
Ellington … personal así, distinto de la masa aborregada de grandes almacenes,
quizás porque se crió en una población pequeña, escasa; libre para caminar por
el bosque en busca de sensaciones, donde escuchar a las orquestas de verano y canciones en la radio en una sociedad estándar de los años 50 en América, y eso
le ha calado los huesos y el alma, todavía permanece en el sabio y maduro Dylan
de la 2ª década del siglo XXI, todo se expande en su interior porque vivimos en
permanente metamorfosis, la vida nunca para por nadie ni nada, continúa, y ahí
Bob intenta a través de sus canciones implicarnos en ese proceso.
Antes era antes y ahora es
ahora, en el mundo real nada comienza ni acaba, no hay una línea divisoria,
como en el Universo no existen las fronteras como en el invento este de “países”
por el que nos movemos, Dylan zanja de un plumazo varias cuestiones en estos
últimos discos, como el traído y llevado examen constante a sus canciones y sus
adaptaciones, versiones, etc, que casi nunca cita. Ese arte se llama
composición. Tiene que ver con la melodía y el ritmo, y a partir de ahí, todo
fluye. Todo lo haces tuyo. Todos lo hacemos.
Narrow Way
TEMPEST .-
Septiembre de 2012.-
68 minutos de buena música, 5ª obra
consecutiva de buen hacer, con la banda en cuestión, la NET, más la aportación
del “lobuno” David Hidalgo, vuelve o continúa por la senda de sonidos vintage,
rock and roll, blues…
Rock trotón para empezar con Duquese
Whistle, pausado y melancólico en Soon After Midnight, como siempre
Dylan emplea influencias musicales tradicionales y las recubre con una buena
capa de letras difíciles de interpretar. El rhythm and blues de Narrow
Way, añejo como en Bringing It All Back Home solo que ahora la voz
de cuervo sustituye a la nasal de antaño, pero vamos, los mimbres son los
mismos, peleón en la guitarra Donnie Herron sosteniendo el tinglado del tema.
Como casi siempre en los últimos
años, Dylan mantiene el tipo entre temas rápidos, mezclas de rock tradicional y
rhythm and blues, con paisajes soñadores, baladas y cataratas de versos: Long
And Wasted Years, Scarlet Town,Tin Angel; otra cuestión es el poso que se gasta en Pay
In Blood, profundo y sereno nos entrega una gran canción, de los más
destacados de Tempest. De vuelta a las raíces negras nos deja una
entrega que parece Muddy Waters, no se corta ni un rizo del cabello para
dejarnos patidifusos en Early Roman Kings, eso sí, lo edulcora el
acordeón de Hidalgo, pero no sé si se ríe, homenajea o deleita porque es Mannish
Boy, viniendo de ambos maestros, pensemos en los 2º.
Cierra con 2 temas que son un
guiño al pasado, el propio Tempest que da título al álbum, sobre el
Titanic, un country con sabor añejo a western y que a mí me envuelve en
sentimientos, es el viejo Dylan, el mismo de John Wesley Harding y Self
Portrait, cambian los años y los tempos, pero sigue siendo Bob; y un
tributo a alguien que conoció y compartió alguna tertulia, John Lennon, para el
británico echa la persiana con Roll On John.
Para los curiosos, sólo añadir que la portada del disco, de ese rojo tan intenso, existe en realidad, y es una escultura que está enfrente del actual parlamento austriaco, es la fuente Palas Atenea, en Viena.
Duquese Whistle
La rotonda.- Cuando voy conduciendo y me encuentro
en la circunferencia reseñada y existen varias salidas y no tengo claro cuál
elegir, sigo dando vueltas como el asno con orejeras alrededor de la noria,
pero en vez de sacar agua, intento orientarme hacia el camino que debo de
escoger. El actual Dylan, el mismo que acaba de recibir el premio Nobel de Literatura
2016 y que en mayo ha hecho 75 años, se encuentra ahora en el periodo creativo
de “rotonda”, es decir, da vueltas hasta que vuelva a encontrar el sendero que
le lleve a realizar otros discos, talento y genio tiene, pero sólo con lo que lleva publicado hasta ahora, es junto a los Stones, las 2 criaturas más grandes
que ha dado el rock, enriqueciéndolo. A estos habría que añadir, y añado, al
canadiense Neil Young y el refunfuñón irlandés Van Morrison, son las otras
figuras que configuran el espectro de la música contemporánea a límites
excelsos, y que de vez en cuando nos sorprenden con discos antológicos, cuando
ya sólo juegan en una liga suya, sin nada que demostrar, es más, casi a cada
cosa que editan casi que peor, pues todo se comparará con lo pretérito.
Bob Dylan se haya en la rotonda, tras 5 discos
magníficos y aquí reseñados, su ironía que no tiene fronteras conocidas, nos
sirve el chiste de Shadosw In The Night –
2015, media hora larga con 10 temas grabados por Frank Sinatra en la década
de los 50. Dos cuestiones antes de salir de la rotonda y que entienda el GPS y
coja la dirección correcta, se ríe de todo y de todos, de su voz y de su enorme
talento como musicólogo, buscador de raíces que ya puso de manifiesto en Theme Time Radio Hour. Como Bob es mucho
Dylan, la broma la prosigue como regalo de su cumpleaños, Fallen Angels – 2016, de nuevo temas grabados por Frank Sinatra, en
esta ocasión 12 temas con diversos autores, todos ellos americanos, no me digan
que no tiene su gracia. Los graba con su banda, gira en esa rueda interminable
que se denomina Never Ending Tour y los
discos hasta se venden muy bien.
Miren, no se compliquen con el caleidoscópico
Bob Dylan, érase un chico que anduvo por caminos hasta que llegó a Nueva York,
está cerca de Minnesota, por allá grabó 4 discos con su guitarra, armónica y
voz y sólo en una canción estuvo acompañado por banda, el Lp inicial se llama Bob Dylan – 1962. Luego descubrió otras
cosas, gentes, sustancias lisérgicas y se embarcó en una época ácida que
electrificó su sonido, arranca con Bringing
It All Back Home – 1965, se saca una trilogía con lo que le atormenta en
aquella etapa.
Se accidenta, el cachiporrazo en moto le deja
una larga temporada convaleciente, en su recuperación sigue eléctrico pues con
los compinches de Levon Helm, batería de The Band, graba un montón de canciones
que no verán la luz hasta 8 años después, The
Basement Tapes – 1975 emparenta con el trío de la época ácida. Pero hete
aquí que cuando graba, ha visto los ojos a la muerte, y se refugia en su casa y en las raíces de la música americana, el country es parte de la salvación, también
el góspel empieza a canalizar en sus venas, John
Wesley Harding – 1967 sorprende, pero añade varios años y discos en esa
temática, se vuelve fronterizo si no lo era ya, y Planet Waves – 1974 nos los
deja electrificado con The Band como soporte discográfico y en directo.
El dolor aparecerá en forma de derramamiento
visceral, Blood On The Tracks – 1975 y
después el bardo reaparecerá como un gitano al frente de un combo, el más
comercial si se quiere, Desire – 1976
le encumbra mundialmente y sentirá los apegos del alma en forma de discos
espirituales, Slow Train Coming – 1979,
pero que también es una forma metafórica de la construcción de América.
Lo peor es que la rotonda se hace larga en su
circunferencia, y que la llegada de la década de los 80 le pilla justo de
gasolina, encuentra un respiro con la reserva que le supone Infidels – 1983 pero sólo la llegada de
un amigo, Lanois, le lleva al sendero de Oh
Mercy – 1989.
Cargado de gasolina, hace el mismo equipaje
que a finales de la década de los 60, se refugia en el folk tradicional
americano y comienza el nuevo periodo con Good
As I Been To You – 1992 y luego ya sí, con gasolina suficiente y despejado
se mete en plenos noventa y pasa de siglo con la directa: Time
Out Of Mind – 1997 hasta Tempest –
2012.
Denle tiempo a que encuentre la salida correcta de la
rotonda, está ajustando el GPS o cambiando de emisora en el dial de la radio,
por eso tarda tanto en coger una salida, cuando lo haga, nos dejará otra joya.
Es Bob, es Dylan.
DISCOGRAFIA SELECCIONADA
WORLD GONE WRONG .- 1993
TIME OUT OF MIND .- 1997
LOVE AND THELT .- 2001
MODERN TIMES .- 2006
TOGETHER THROUGH LIFE.- 2009
TEMPEST .- 2012
THE BOOTLEG SERIES VOLUMEN
8: TELL TALE SINGS .-( TRIPLE)
2008
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