BOB DYLAN: LA MADUREZ ENVUELTA EN SENSATEZ .- 3ª PARTE (1993 - 2016)






Broke Down Engine


Nos lo debíamos.- Era especial, para que engañarnos, bordeando la treintena, pasando a limpio los apuntes de la vida, íbamos a ver por 1ª vez a Bob Dylan. Unos meses antes asistí al bautismo perfecto, una noche otoñal y a 2 metros, bajo sus botas, estuve observando a Keith Richards And The X-Pensive Winds, un lunes pálido madrileño en la sala Aqualung; ahora estallaba la primavera con todo su esplendor de luz y alegría y Manolo y yo transitábamos por la calle de Goya en dirección al Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, allí entre otros miles, sin agobios, pero sí con cierto gentío, nos colocamos en medio de la amplia pista y escuchamos a Eddie Brickell And The New Bohemians. Con puntualidad sale Dylan y su banda, sonreímos los dos, no saluda, no dice ningún agradecimiento, sólo parece que está contento consigo mismo y con su música, el trovador acaba de cumplir 48 años y durante 75 minutos toca, susurra, gesticula, se mueve poco, amaga con sus guitarra eléctrica una finta y vuelve al micro, desgrana temas de Oh Mercy, se va para atrás y con cierta armonía se postula con canciones añejas que están en el subconsciente colectivo, esta vez es fiel a los textos y a la música original, tenía el día. Seco, espartano, se retira. No vuelve a salir, no hay bises, sólo las luces del pabellón que se encienden y parte del personal comienza a tirar botellas de plástico, latas, al escenario o en dirección al mismo mientras silban… Manolo y yo salimos despacito, en la cervecería alemana nos ponen unos bocadillos con cervezas…
 Bob Dylan sigue ajeno a cuanto asunto no le concierne, como si en una vida hubiese vivido ya muchas. Cansado de que Estados Unidos finja una nueva guerra de libertad, ahora operación del desierto invade Irak, bajo paraguas de la ONU y con naciones “amigas”, da igual 1990 que 1965, el asunto es invadir en nombre de cualquier cuestión. Ya no saca canciones con ese estado de ánimo, ahora publica con Columbia Records pero sigue su trayectoria, si las ventas y las críticas siguen arreciando sobre su persona y obra, te da 2 tazones para que vayas bien cubierto: World Gone Wrong – 1993, es su nuevo artefacto, temas folk, el Dylan de los 90 es un folk-singer que con guitarra y armónica, como 30 años antes somete 10 canciones del folklore americano a su voz y talento, en esta oportunidad el disco va con un largo folleto explicativo de los temas, para que no hubiese duda de sus sentimientos, quién las escribió y porqué las graba. Bob es Dylan. Hay hasta blues rural: Stak A Lee. Canciones hermosas se suceden, destaco también Jack – A – Roe. Sin crear nada nuevo lo hace, las canciones hablan de traiciones, engaños, desesperación…
 Más tarántula que nunca, quizás extasiado de sus 7 largos tours mundiales bajo el nombre de Never Ending,  que abarcan desde finales de la década de los 80 a mediados de los 90, apenas toca en directo y lo poco que hace es sólo y en acústico, lo cual ayuda a alimentar su leyenda de trovador solitario, introspectivo, y nunca se sabía qué iba a tocar. Entre medias hasta que saque un nuevo Lp con temas suyos y nuevos, pasan 4 años, pero sale ahora el inevitable  MTV Unplugged – 1995, muy de moda en esta época, curiosamente con este artefacto Dylan vuelve fuerte a las listas de ventas.
 Una larga enfermedad causada por una infección le mantiene fuera de juego, pero compone su nuevo álbum. De ahora en adelante, sus discos de estudio se espacian mucho en el tiempo, la madurez y el poso de sabiduría que atesora lo irá desgranado en sus obras, porque como escribía Faulker, el pasado nunca pasa, ni siquiera es pasado, el pasado es sólo una dimensión del presente.



Solía preocuparme, pero las cosas han cambiado.



Million Miles




TIME OUT OF MIND.- Septiembre de 1997.-
 Vuelve el éxtasis, el gran Dylan después de 7 años sin grabar temas propios, Love Sick tema con el que abre el trabajo, un colchón de sonido para la voz de cuervo del bardo, los instrumentos van posicionándose delicadamente sobre una guitarra eléctrica, para cantar unos versos desgarrados de amor, enfermo de amar y de amor, un Dylan cansado sigue adelante creando una atmosfera curiosa, hipnótica. Los tránsitos de Bob con el blues son palpables a lo largo del Lp, y siguientes álbumes. Nunca ocultó su admiración por el sonido Delta de los años 30/40, Dirt Road Blues, del bluesman Charly Patton, que ya la grabara por el lejano 1929, tema saltarín que recuerda el Subterranean Homesick Blues, riff de blues con órgano de Augie Meyers. Pero los desgarros interiores prosiguen, la slide guitar de Cindy Cashollar lleva la batuta sobre el derrame de nostalgia, de amor, ¿tal vez Sara, todavía? Versos como puñales en el tema, largo, Standing In The Doorway, un poeta que canta su desasosiego a la luz de la luna de la medianoche, mientras ya no puede regresar a ningún lugar, expectativas apocalípticas en un alma vacía. Million Miles, es una joya, un temazo, un toque jazzie, aguas profundas de Nueva Orleans con el órgano de Jim Dickinson, un Dylan en plan crooner, suena a verdad, a corazones rotos, con elegancia, estilo, sigue sin poder vivir sin la luz de tu amor, trato de acercarme pero sigo a un millón de millas de ti canta Bob. Y lo hace con elegancia, con 60 años en su existencia, el poeta con voz desgarrada cambia de registro y Million Miles lo prueba.
 Pese a que los problemas pasen y se superen, dejan lastre, batallas que pierdes para quizás, tal vez, ganar alguna guerra, Tryin´To Get To Heaven, de nuevo la belleza, ciertas reminiscencias de su mística cristiana, el juego de las metáforas, todo bien condimentado sobre una excelente base instrumental y la ironía de la letra. Pone los pelos de punta cuando susurra aquello de he recorrido este valle solitario intentando llegar al cielo antes de que lo cierren. No todo va sobre el desamor, más de 6 minutos necesita para convertir Til I Fell In Love Whit You, en otro rhythm ´n´blues que añadir al dúo: Dirt Road Blues y Millon Miles que conforma este Time Out Of Mind. Pasa al ataque del desamor, sobre una letra precisa va aumentando peso el espléndido trabajo instrumental.
 Cosas que pueden pasar desapercibidas en las primeras escuchas, pero Not Dart Yet, single de salida del álbum, mística cristiana para unos versos inspirados en el poeta británico John Keats, balada sobre la guerra civil, americana claro, simple, un Dylan cercano, arrebatador, un anciano que está cansado, que echa la vista atrás pero que sabe dónde está ahora, canción caliente y sudorosa, muy del sur americano, y de nuevo esas atmósferas con las que va envolviendo unos simples versos.
 Cold Irons Bound rompe el hechizo, un rock tensionado y concreto para ir desgranando frases apocalípticas, mesiánicas diría, los campos se han vuelto marrones, llueve sangre y el viento puede hacernos pedazos, y pese a todo la voz del bardo la envuelve, la acaricia para hacerla hermosa, una vez más, creíble.
 Make You Feel My Love me produce contradicción, el piano de Jim Dickinson sobre la lírica perfecta de los versos que no la salvan de ser el tema inferior de este gran álbum. No se puede ser sublime sin interrupción (Baudelaire). No hay que preocuparse, el pulso y el metrónomo del trabajo se hallan enseguida en Can´t Wait, mientras la voz del bardo suena serena y precisa, cansada desde luego pero certera, los instrumentos se van acoplando para dejarnos otra joya, sobre los caminos terrosos del blues, del que camino todo Time Out Of Mind.
 Mención al margen y comida para Highlands, 16 minutos para una canción que cierra el disco. Inspiración, epopeya, sobre el riff inicial de un tema de Charly Patton, Dylan entiende ahora el amor más terrenal, pese a que en el tema se cuelan nombres de personajes reales: Neil Young y Erica Jong, todo es una metáfora pasional y transitoria sobre la relación con una camarera de cafetería, trampolín para desarrollar sus pensamientos, algunos turbios, otros diáfanos, pero siempre Dylan, enigmático, con su camino por transitar en la madurez, en la sensatez de su equilibrio emocional.
 Time Out Of Mind merece la pena, inspiración absoluta para una obra culmen de Bob Dylan, tampoco escatima el tono y la duración, 75 minutos, lo mismo que duró la 1ª vez que lo vi en directo, ahora lo puedo saborear con más calma.





A veces el silencio es como un trueno.



La trilogía del tiempo.-  Los que somos asiduos a comprar discos no nos importa gastar parte del presupuesto en estos menesteres, y yo la verdad, echaba de menos adquirir con cierta regularidad trabajos del bardo. De ahora en adelante muy espaciados en el tiempo, una media de 4 años entre composición o publicación de una a otra. El asunto es que Dylan necesitaba como el respirar una obra que lo devolviera a sus orígenes, un buen trabajo más allá de la aceptación crítica y de sus seguidores, que aumentasen las ventas, resentidas de sus dos entregas anteriores, los discos de folk: Good As I Been To You – 1992 y World Gone Wrong – 1993; era consciente o debía de serlo que el tránsito a la década de los 80, si nos ponemos muy quisquillosos, sólo había dejado 2 grandes discos: Infidels – 1983 y Oh Mercy – 1989; poco y muy escasa herencia para quien se mostró tan prolífico en anteriores decenios, claro que también podría ser que la fuente no diese más agua, que el torrente creativo se hubiese, sino secado sí adelgazado en su descenso de las montañas, y que sus Lps, aunque buenos de folk-singer, dejaban un poso de duda en críticos, seguidores, dylanófilos y demás dylanitas, así pues debió de recapacitar, de parar en esa gira interminable en que se hallaba de manera permanente, Never Ending Tour, y crear nuevas canciones.
 Dylan poseía una casa de campo desde mediados de los 70 en Minnesota, donde pasaba largas temporadas cuando no se encontraba de gira o grabando, allí en un ambiente familiar criaba a sus vástagos junto a Sara, y ahora en los 90, se sentía feliz de ir a un sitio que podía llamar “hogar”. Era uno más del lugar, nadie le molestaba y eso al bardo le gustaba, pasar como un tipo normal con sus gafas y sombrero de granjero. Allí compuso al piano un veintena de canciones de las cuales 15 quedarían para Time Out Of Mind aunque luego se quedaran fuera otras 4. Necesitaba como el agua de mayo crear otro Lp semejante a lo que significó Oh Mercy, resurgir en una palabra, y tenía genio y chispa suficiente. Aun quedando aislado y de manera real en una gran nevada en el otoño de 1996, nada que le asustara, él era de allí y estaba preparado y conocía el percal. También coge la guitarra y la combina con el piano, busca hallar un sonido, un eje conductor para sus nuevas canciones, le surgen antes las melodías que las palabras. ¿Está cambiando? ¿O simplemente madurando?, se acerca a los 55 años mientras escucha a los clásicos, y entiendo que éstos son los viejos bluesman, más allá de otras consideraciones y me atengo al sonido blues que Dylan aporta de ahora en adelante no sólo a Time Out Of Mind, sino en posteriores entregas.
 Aquel duro otoño, escribe su autobiografía, compone canciones, escucha rock and roll de los 50, música básica, blues, mucho, le manda unas cintas a Jim Dickinson, tenía poco contacto con la gente, salvo con su mánager, según confesión propia, y quiere que le produzca el músico sureño, no podrá por razones de agenda, pero Bono (U2) le sugiere el nombre, otra vez, de Lanois, Daniel, y le suena bien, recuerda que fue el productor de Oh Mercy.
 Entre unos y otros, a comienzos de 1997 ya tienen el estudio listo para grabar, y Dylan hasta tiene el nombre del nuevo trabajo. En 15 días, difíciles, pues Dylan es complicado y a veces lo complica más, con un elenco de grandes músicos: Dickinson, Duke Robillard, Augie Mayers… trabaja el nuevo artefacto.
 Dylan suena diferente, como si tuviese el secreto de la abeja, su voz gastada de cuervo le da un toque de fidelidad, autenticidad que antes no tenía, renace entre las cenizas como un trueno, sigue jugando con las palabras, las metáforas, el paso del tiempo, el amor y el desamor, referencias pasadas a mujeres que formaron parte de su vida, hay textos desgarradores, y lo insinúa, lo susurra tras el manto cálido del blues, es la correa transmisora, pero su disco es una recopilación de varias canciones anteriores, ese pasado que no pasa nunca, que sólo es una dimensión del presente. Temas como Tryin´To Get  To Heaven, llena de giros y mística cristiana, alguien que sabe que ha ganado el cielo y sin embargo duda de que éste esté cerrado; el single Not Dark Yet, hace una gran canción de la simpleza del texto de un hombre corriente, de su edad, de sus pensamientos y rápidamente entronca con Blonde On Blonde.
 Se encuentra a gusto consigo mismo, recupera la vena compositiva, incisiva, hasta descarta 4 canciones, surge una cierta polémica con Daniel Lanois por la pulcritud y el barniz del sonido que acaba en el disco; a mí me da igual, es una obra maestra. Más me preocupó cuando iba a salir de gira, esa interminable, en la primavera de 1997 cuando en los días en que cumple años, tiene que ser hospitalizado, una infección de hongos que le provoca la inflamación del saco que rodea a su corazón, acude demasiado tarde al médico, antes hubiesen actuado mejor y más eficazmente, estuvo más para allá que para acá. Queda un poso hondo en Dylan, no es que bromeara con aquello de que pensaba que vería a Elvis pronto, empezó a ser muy consciente por 2ª vez en su vida, que era efímero, la muerte comienza a rondarle por la cabeza y sus nuevas composiciones ser harán eco de ello.
 Le queda muy claro que la grave infección no va a ser un detalle menor de ahora en adelante, Bob Dylan se cuida como un deportista, vegetariano, sí, pero de ahora en adelante comerá lo que le digan los médicos y lo seguirá a rajatabla, hasta contrata nutricionistas y doctores para cuidar su salud, sólo pone una condición, él sin tocar y estar de gira no se siente vivo. Es innegociable.
 Lástima, sí, porque la 2ª vez que le vi en directo, dio todo un concierto en La Riviera, pero no había sacado todavía Time Out Of Mind, pero daba igual, estuvo certero, dicharachero, servicial y amable, hasta saludó y todo y comunicó con el público, se le veía feliz, casi hasta humano, 3 bises nada menos después de una hora y media de concierto. Menos gente que en la anterior visita, pero todo el taquillaje vendido, 2.500 almas o eso se supone que tenemos, entregadas al bardo y éste correspondió, hasta una moza subió al escenario en el último tema y se la llevó a los camerinos, no dabamos crédito. Dylan en estado imperfecto, pero sutil.


Cuando la lluvia caiga sobre tu cara,
Y el mundo entero quepa en tú maleta,
Yo podría ofrecerte un cálido abrazo,
Para que sintieras todo mi cariño.



Til I Fell In Love Whith You



El planeta Zimmerman.- Ya dije que Dylan es homeostático, nivel de adaptación permanente al sistema, y sólo así se comprende o al menos yo lo intento su estado de ánimo en función de los discos que saca en cada momento, los pasos que da en su vida. La ruptura con su mujer Sara libró que su sangre se derramara por las vísceras, Blood On The Tracks – 1975, 22 años después despliega el desasosiego y el dolor que le invade, y no sólo amoroso, sino en general con lo que le rodea en Time Out Of Mind – 1997, último disco del siglo XX del bardo de Minnesota. Y no es baladí lo que concreto.
 El Planeta Zimmerman gravita en función de sus muchos satélites, como a finales de la década de los 70 personajes como Mary Alice, actriz y amiga de Dylan, citada en el Lp Street Legal como Queen Bee, y que en aquel momento mantenía una relación digamos especial con Bob, aunque éste acabaría casándose con Carolyn Dennis, miembro de su grupo entre 1978 – 1987. Bien, pues esos 2 satélites llevaron al bardo a la mística cristiana, a su fe y credo y a asistir por las fechas en que Dylan publica sus 3 discos ya referidos en otro momento aquí, a confraternizar con un pequeño grupo religioso evangélico en el valle de San Fernando, en Los Ángeles. También cierto reposo y descanso necesita Bob Dylan después de los tutes de giras que se daba, así pues, ejercen sobre el Planeta Zimmerman diversas corrientes, ahora en forma de refugio espiritual. Otra cuestión es que aguantase mucho sus reglas algo inflexibles.
 También su ingreso hospitalario en la primavera de 1997 por la pericarditis causada por una histoplasmosis, que estoy seguro le llevó a pensar  21 años atrás, cuando el accidente de moto acaecido cerca de su casa de Woodstock, tras un acelerón en su carrera y tours seguidos, hace discos como Love And Thelt – 2001, esté de vuelta de todo a mitad de la cincuentena en biología como homínido, a reírse de tanto dylanologo y dylanita como anda suelto, especies de talibanes que son más papista que el pontífice en cuestión; sólo así se explican algunos hechos acontecidos en estos 4 años que van entre disco y disco, cada vez mejores pero muy espaciados en el tiempo, como si hubiese llegado a la conclusión que si saca algo que sea bueno, sino mejor no hacerlo o tirar de temas tradicionales folk.
 Tiene un sentido del humor agudísimo, es capaz de aparecer en una campaña publicitaria de la marca de ropa interior femenina Victoria´s Secret, dejar que Love Sick suene mientras Bob durante 30 segundos la canta en un palacio veneciano y observa, pícaro, a una joven medio desnuda con alas de ángel. O cobrar, todos necesitamos respirar y comer al menos 3 veces al día, sino la maquinaria se constipa y se gripa el motor, unos 400.000 dólares por tocar 3 temas delante del papa J.P. II en un Congreso Eucarístico en Bolonia en 1997: A Hard Rains A Gonna Fall, Knockin´On Heaven´s Door y Forever Young tuvieron la culpa. Debía de partirse de risa con sus correligionarios y las diatribas y titulares que consiguió.
 Gana un Óscar por Things Have Changed  canción compuesta en el 2000 que suena en los créditos de la película Jóvenes Prodigiosos, tenía la base y la estructura de su disco Time Out Of Mind, las herramientas necesarias para iniciar, proseguir más bien, un camino que conocía, hacer buenas canciones, melodías y letras, estamos ante el mejor Bob Dylan, sabio y maduro, 4 años después tenemos nuevo disco. Y sigue en plena forma, bajo el paraguas de Never Ending Tour, todos los años da una media de un centenar de conciertos.



Mis pies están agotados y mi cerebro acelerado.




Tweedle Dee & Tweedle Dum



LOVE AND THELF.- Septiembre de 2001.- 
 Dylan tiene más que perder que ganar, y mucho de ahora en adelante, pues debe mantener la autoestima y la calidad de sus trabajos a la altura de la leyenda y de su último disco publicado. Está en un nuevo milenio, ejerce sobre él mismo nuevas influencias y sonoridades, ha acumulado una larguísima experiencia, pero debe de demostrar que tiene motivaciones suficientes para proseguir con su longeva carrera, después de Time Out Of Mind, no sólo tendrá que afinar con sus dobles sentidos y giros estilísticos, deambulará por las sonoridades más profundas que le da el blues, sonido pantanoso que le sirva como acicate para reafirmar su carrera.
 Dio la puñetera coincidencia que el día que se presentó Love And Thelf es el 11 de septiembre, el día de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York y que el tema que abre el álbum Tweedle Dee & Tweedle Dum sea una metáfora de 2 personajes imaginarios que aparecen en Alicia En El País De Las Maravillas (Lewis Carrol), los gemelos Dee y Dum, que están de brazos cruzados, Dylan aprovecha el asunto para crear una imagen metafórica, una vez más, sobre la actitud del mundo hacia lo que le rodea y sus diversas consecuencias. Con la banda que está de gira permanente se presenta en los estudios en mayo y desarrolla todo el trabajo, las fronteras con el blues son acuciantes, y Tweedle Dee & Tweedle Dum es el aperitivo, un juego de espejos a lo Max Estella de Valle-Inclán, distorsión y retozo de referencias.
 12 temas que se pueden estructurar en referencias rítmicas, la citada que abre el trabajo, y a las que abrían que añadir: Summer Days, con sonido vintage cuela un rock and roll cincuentón, donde la música pone alegría, el texto habla sobre soledad, el paso del tiempo, el amor, todo emparentado con la muerte. Lonesome Day Blues, ritmo pesado, blues áspero sobre la línea de bajo de Tony Garnier Dylan canta mesiánico, fuerte, convencido, el resto lo desarrolla Larry Campbell que va sobrado de estilo.
 Joyas que están a la vista como en un escaparate, alrededor del cuello del bisturí nos deleitamos con gemas tales como High Water, al paso que marca Campbell con el banjo, en un claro homenaje al bluesman Charley Patton, esas aguas pantanosas que se desbordan para inundar campos y gentes y dejar una ciudad devastada por la inundación. Rock contundente: Honest Whit Me, precisión rítmica y letra para estrangular el pasado que quizás no le guste tanto al bardo. El Rhythman & Blues asoma en Cry A White, la gran banda acompasa a la voz de cuerdo de Dylan.
 La pose serena, el tono referencial nos deja perlas como Mississippi, otra vez trata cuestiones de fábulas y cuentos realizando generalizaciones aplastantes que acaban siendo mitológicas. Bye And Bye, con toque de bing-band, como si Dylan ejerciese de crooner con bastón y sombrero, sonido puro y cristalino. Floater (Too Much To Ask), con el mismo toque que la anterior, sonido añejo, rebuscador de viejas canciones y oído atento al pasado para dejarnos esta muestra de tema, Campbell se encarga del violín y quedamos suspendidos en los tiempos. Moonlight, nos lleva a un atardecer, una balada bien tratada y edulcorada que nos transporta soñar.
 Po´Boy es una canción acústica, lánguida, desoladora para un pobre chico escaso de posibilidades y aspiraciones. Bob suele cerrar sus discos con una amplia diatriba, a veces rayando en lo personal, pero ya se sabe de sus dobles y triples sentidos, Sugar Baby nos arrulla con el acordeón, en esta ocasión a cargo de Augie Meyers, una epopeya de sinceridad.


¿Por qué no me rompes el corazón una vez más, sólo para tener buena suerte?


Summer Days




 Mi Dylan Particular.- Hubo un tiempo de cazadores y cazados en las redes sociales más convencionales en las que intentabas entender el mundo que te rodeaba. Aquellas miradas airadas contra lo que no entendías y el asombro con el viento resbalando por tu cara. Aquellos días pasaron, como todo, y queda el poso inicial de quien eras y hacia dónde querías ir, esa formación como persona que empezó a lustrarse en la adolescencia más enfermiza que te llevaba consumir música como un alucinógeno, esa catarsis lisérgica que te tenía poseído.
 En las escaleras del instituto había un chaval especial, que se sentaba a horcajadas y sacaba una botella de vino de una mochila vieja, de pastor, sin ningún diseño de moda ni moderno, apenas sobresalían de sus costados unas chapas mal colocadas y la imagen de una hippie cosida con su rostro y pelo angelical. Era la década de los 70 en una población llamada La Ciudad Pasmada, durante parte de ese decenio terminaste el bachillerato y Ricardo, que así se llamaba el chaval, decían que sacaba buenas notas, pero era pendenciero y borrachín al decir de algunas lenguas, llevaba una camiseta de Bob Dylan, con su pelo enmarañado, mirada torva y entrecejo poco amigable, al mismo tiempo le habías visto con otra de Hendrix, sólo tenía esas 2 en una época que por camisetas sólo entendíamos las que nos colocaban nuestras madres por debajo de las camisas o jerséis en otoño.
 Los libros de historia lo cuentan, lo cuentan muy bien… eso traducía Diego A. Manrique en aquel disco del bardo The Times They Are A-Changin y que yo tardé en tener porque por la época de escuchar y descubrir música lo primero de Dylan era el single: Hurricane y los Lps: Desire, Street Legal… pero claro, eso era el principio, como lo libros de historia lo cuentan. El bardo comenzó a formar parte de mi persona de manera habitual cuando el instituto acabó y conocí a otras gentes y distintas fronteras, y me di cuenta de que el personal, así, en general, no tenía ni puñetera idea de quién era Bob Dylan, sólo con mi amigo Manolo podía mantener conversaciones de altura sobre el bardo, ingenuos de nosotros hasta nos atrevíamos a descifrar las letras de sus canciones y de sus intenciones. Luego caímos en la cuenta, Dylan es un bromista que está de vuelta de todo sin haber ido a ninguna parte, apenas se ha movido del Greenwich Village y los satélites de Suze Rotolo, Sara, Carolyn Dennis… son espejos cóncavos en los que se refleja la realidad más inmediata, pero son brumas, nieblas en la oscuridad en la que nos desenvolvemos.
  A mí es que Dylan… no sé… se lo he escuchado a más de uno. Como las muñecas matrioskas, ¿qué Dylan? Hay que escogerlo desde el principio, yo lo hice, tardé años, tuve paciencia, gasté dinero, que también, los discos cuestan, y espacio y dedicación en el empeño, si al cabo de un rato… no. No prosigas, abandona, pero no hables del personaje, ni de su vida ni de su obra, porque te habrás quedado como el idiota al que señalan la Luna y se queda mirando el dedo.
 Me regalaron discos de Dylan, incluso de los años folk, Rita era una amante dispuesta a todo con tu persona, y un día te trajo los 3 primeros porque en tu discoteca no estaban, así y todo, los dejó encima de la tapa del tocadiscos con la bolsa del El Corte Inglés y todo. Luego hubo otras, como esas nubes que pasan por encima de tu cabeza, unas dejan lluvia, otras se despejan y la luz del sol penetra en tu piel o la suave Luna te acaricia y te hace soñar.
 Mujeres, discos, conciertos, convivencias… A Marisa le dio por dejarte Oh Mercy y Good As I Been To You, pero sin bolsa… A todas, espero que sean felices con su vida y que encontraran esa piedra filosofal que buscaban con tanto ahínco. Yo como el bardo ya me muevo poco, quizás porque he ido a demasiados sitios y conozco más gente de la que quisiera me resguardo en mi guarida, donde sólo aguanto a mi gata, que se llama… Dylan. No es obsesión, sólo una sutilidad mental.
 Con muchas horas de vuelo y de conciertos, con alguna capa de galápago en mi cuerpo, cosas de la edad, no de la experiencia que para lo que te sirve es para darte cuenta de las veces que te caes en el mismo sitio y recordarlo, observé a la banda de Bob Dylan con ese panegírico en el que se habían convertido los músicos que tenía por grupo, el mejor desde los tiempos de The Band, que bajo la bandera de Never Ending Tour no paraban de tocar por medio mundo año tras año, apareció en la primavera de 1999, a punto de finiquitar el siglo XX, con Time Out Of Mind como último disco publicado, se acercaban por tierras europeas y yo acudí a la llamada del bardo, todavía de pie, en el centro del escenario, con guitarra eléctrica, recubierto con levita, con sombrero como algunos miembros del combo, por ejemplo Larry Campbell, más propios de la banda de Jessie James que de un combo de rock.¡ Pero que rock, que clase, que estilo!, nunca vi un concierto tan soberbio, sobrio, elegante de Bob Dylan, tanto me gustó que jamás he vuelto a verle por no estropear ese momento, ese instante, tanto que hasta grabé 90 minutos del show en una grabadora pequeña de TDK, con sonido a lata, pero el documento ahí queda. Ese era mi Dylan, y todo arrancó en aquel estudiante rebelde y borrachin, desmelenado y algo despistado que se llamaba Ricardo, que quizás si tuvo suerte e ingenio acabase de pastor, y si la desgracia le persiguió, tal vez esté en una junta de accionistas y ya no sepa dónde tiene las camisetas de Dylan… ni de Hendrix, sí que es esos tipos existieron alguna vez, claro.




Lonesome Day Blues


Bueno, la carretera está lavada, el clima no es apto para el hombre o la bestia
Sí, la carretera está lavada, el clima no es apto para el hombre o la bestia





Tareas extraescolares.-  Dylan tardaría 5 años en publicar nuevo trabajo, Modern Times – 2006, pero al margen de su centenar de conciertos anuales no quiere decir que no hubiese cosas que atañen a Bob durante este lustro.
  Reanuda sus memorias o biografía o como quiera que se le llame, firma un contrato con la editorial Simon & Shuster por 3 volúmenes, el 1º aparece en 2004. En cuanto a música se refiere, van goteando al mercado: The Best Of Bob DylanVol. 2 – 2000; The Essential B.D. – 2000; The Bootleg Series Vol. 5 – 2002, como más destacado. También pone pasta y sale en el film Masked And Anonymous – 2003, insufrible y surrealista pese al elenco de actores, hasta tenemos a nuestra Penélope Cruz y todo, lo mejor y de largo, una actuación a cámara fija de Bob Dylan con su banda (NET).
  Martín Scorserse, el hombre que ha dirigido el mejor film sobre rock: El Último Vals – 1978, se encarga de montar más que otra cosa, varias horas de metraje de No Direction Home – 2005, un largo viaje en 207 minutos sobre el viaje de los primeros tiempos de Bob Dylan, todo desde sus inicios hasta el porrazo que se da en 1966 en moto. Gestos, fotos, poses, excentricidades varias, comentarios… niñez, juventud… entretenido es poco, lo siguiente, pero puede agotar, ver de vez en cuando y de a poquitos, como las gallinas cuando beben del abrevadero.
 Satélites curiosos que forman parte del universo Dylan, estrellas fugaces y constelaciones varias intentan aproximarse a una especie de sol o figura luminosa y le propone, que ya que parece que sabe tanto de música, por qué no dirige, presenta, comenta, susurra, a través de un micrófono radiofónico esos conocimientos y así, como no quiere la cosa, el resto de los mortales quedemos un poco más iluminados por esa esa estrella “sabia y luminosa.
 Un tal Lee Abrams es un alto ejecutivo de una emisora de radio, XM Radio, se lo propone al bardo, una especie de presentación semanal, y Dylan acepta… eso sí, grabará allá donde se encuentre de tour con la NET y cada semana se lanzará a las hondas el programa, y así durante 3 años, de mayo de 2006 a abril de 2009, 100 programas justos, sabemos qué piensa Bob Dylan como excelente musicólogo de la arqueología americana, eso sí, sin presiones, puede pinchar cualquier cosa que se le pase por la cabeza, y así se realiza el invento.
 Curioso, a quien no le viene a la mente que algún músico favorito tenga un programa radiofónico y pinche lo que son sus influencias, sus gustos, etc.
 Y así, sin abandonar el tour que Dylan esté inmerso en ese momento, de manera itinerante, escuchamos al bardo, desde la raíz primigenia del rock and roll: Ricky Nelson, Jerry Lee Lewis, Wanda Jackson están entre los favoritos como The Who, sobre todo su etapa rockera, no tanto la operística, según palabras del poeta; Los Stones, claro, el encaje del country como Hank Williams o Jimmie Rodgers y la biblia en tomos, el blues como Muddy Waters de maestro de ceremonias.
 Theme Time Radio Hour es un punto curioso en un tipo ya de por sí averiguador de sonidos, pero además, tratándose de quien es, es capaz de realizar entrevistas a gente inalcanzable para mortales normales, por ejemplo Tom Petty, y hasta en un alarde de ingenio nunca escuchado ni imaginado, es capaz de contestar de vez en cuando a las cartas de oyentes para quedar claro que Dylan, al margen de su carrera, es todo un erudito en música, y que puede (y debe ) de poner en conocimiento de los demás sus pócimas mágicas.
 De vez en cuando, encima de unos de los altavoces Marshall aparece la figura del Óscar ganado por la canción Things Have Changed, de vez en cuando…




El tiempo puede  hacer muchas cosas para que parezca que se ha detenido, pero, por supuesto, nadie puede detenerlo.




Thunder On The Mountain



MODERN TIMES .- Agosto de 2006.- 
 Más de una 1 hora de buena música, ¿qué más se puede pedir a un tipo que tiene 6 décadas a sus espaldas y casi toda una vida dedicada a este negocio?
 Escueto, directo, Bob ha tocado la cima con estos últimos discos. Rock vertical para iniciar: Thunder On The Mountain, guitarras eléctricas chispeantes dispuestas a quemar cualquier garito humeante, letras surrealistas marca de la casa, las raíces con su primigenio encanto para escuchar de noche, preferentemente. Sobre los estándares más clásicos del blues, Bob construye Rollin´And Tumblin´, R&B callejero. El tema trotón, y que puede pasar desapercibido, Someday Baby, single del disco, canción sencillita con reminicencias obvías a Muddy Waters. The Levee´s Gonna Break, tema que ya grabó Led Zeppelin ( IV), readapta Bob a su imagen y semejanza, mordaz blues y dobles sentidos sobre el trato de la administración, en esta ocasión la reajusta y homenajea a la población sobre los desastres del huracán Katrina, acaecido un 1 año antes en Nueva Orleans.
 El tono crooner, didáctico, clase con voz de cuervo y bastón oscilando en la mano, Spirit On The Water, sabio como él sólo, sobre la obra de Ovidio, construye una fábula entre el músico callejero y una misteriosa dama. En el mismo cajón va When The Deal Goes Down, tonada dulce de amor, con ese toque que se gasta para irnos aproximando como el tren que llega a la estación, un trato que se acabará con el deceso. Workingman´s Blues # 2 bordea lo genial, sobre la base del blues en la que se mueve Dylan en estos años, crea una balada con tintes políticos, una vez más el sonido caleidoscópico, múltiples referencias musicales. El retorno al vintage, Beyond The Horizon, precioso arreglo de cuerda y homogeneidad de todo el grupo con la voz de Dylan, todo con un toque jazzie interesante. Nettie More se basa en un tema folk irlandés, con trato especial del bajo de Tony Garnier, aparece la noche, cierta oscuridad y desasosiego en intentar comprender qué es eso que llamamos vida. La mística se apodera de Ain´t Talkin´con la que cierra el disco, más de 8 minutos de viaje espiritual, canción descriptiva y como siempre el texto coge cositas de aquí, allá y demás lejos.




No hablo, sólo camino.




Rollin´And Tumblin´


Con la voz de Dios en la montaña y el sonido de las pistolas en la calle.-  Albert Camus trató a lo largo de su obra, una mayoría de sus libros, sobre hombres rebeldes, aquellos que en un momento dado dijeron No, a lo que sea. ¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice No, afirmó el autor francés.
 Constantin Cavafis entiende que a todo hombre le llega el día de decir Sí o No, y Robert Zimmerman dijo No, ni siquiera ha afirmado nunca que tomase la licencia del poeta Dylan Thomas para iniciar su carrera con tal nombre. Cuando llegamos a este punto, ni siquiera promociona sus discos, no hace nada más que tocarlos en directo, de hecho en la última década más del 60% de su repertorio está basado en sus 3 discos últimos, luego descenderá ese porcentaje, pero a día de hoy todavía raya el 50& del set, de lo cual deduzco que está más que satisfecho de sus trabajos.
 Con 32 Lps publicados, sólo en estudio, hubo una época en que tuve toda la discografía del bardo, al igual que me regalaron, yo también a veces me convierto en rey mago proletario y me deshago de algún ejemplar, bien porque acabe teniéndolo repetido (Lp – Cd) o porque su calidad no me altere el pulso, alguno hubo de los que no escojo para hacerle referencia a parte, que no me interesó, faltaría más.  Pero voy a realizar una excepción con tanto The Bootleg Series, y me voy a detener en el único que tengo, el volumen 8 : Tell Tale Sings – octubre – 2008, en parte porque recoge la etapa de 1989 a 2006, Lp triple, con un librito de 150 páginas, 20 años de la carrera del bardo, desde Oh Mercy y Time Out Of Mind, donde se saca gran parte del material, hasta Modern Times. También hay rarezas, versiones alternativas, canciones inéditas: Miss Mississippi y Duncan & Brady. Algunos temas escritos para bandas sonoras : Cross The Green Mountain, dúo con iconos del bluegrass como Ralhp Stanley : The Lonesome Mountain. Y más cosas, en realidad se trata de otro disco más y bueno de Dylan.
 También guarda cierta mala leche este Tell Tale Sings, parte del trabajo grabado recoge lo que a Dylan no le gustó de la producción de Daniel Lonois, de ahí que el gran bocado vaya sobre los discos producidos por éste, o sea Oh Mercy y Time Out Of Mind, así pues el hombre que dijo No, pasó a producir sus propios trabajos como Jack Frost, hasta en esto Bob tiene sentido del humor,  no deja de ser una figura del folklore, algunos apuntan que nórdico europeo, otros que es un simple muñeco de nieve. Da igual, es un disco curioso hasta el punto de que te puedes comparar hasta 3 versiones de un mismo tema: Mississippi, otras como Most Of The Time sale diferente a la primera que aparece en Oh Mercy, aunque el bardo tendrá sus razones, Lanois hizo un excelente trabajo en sus producciones y sacó de un buen charco en su momento al Dylan perdido de la década de los 90 y le encauzó hacia el nuevo siglo XXI con nuevos retos. De hecho ahí quedan las 3 obras maestras realizadas en la última década, a eso añadir el triple Tell Tale Sings, eso sí habrá que esperar otros 3 años para llevarnos caviar a la boca, y es que Bob Dylan está sembrado para gracia y gusto de nuestras orejas: Together Trourgh Life sólo hace que confirmar que estamos ante otra muestra de enorme talento y calidad del de Minnesota.
 Con todo esto, ese dios irónico y asustadizo puede seguir en las montañas mientras Bob desliza sus sonidos de pistolas en las calles.





I Feel A Change Comin´On



TOGETHER THROUGH LIFE .-  Abril de 2009.-
 Alguna novedad para el nuevo trabajo de Bob. Por ejemplo, a su banda habitual se le unen David Hidalgo (Los Lobos) y recupera a Mike Campbell, antiguo miembro del combo a las guitarras eléctricas y mandolina, desde luego añade clase y estilo el bardo. De nuevo recurre a viejos trucos que dan lustre al asunto, la mezcla de blues, sonido vintage, toques jazzie… entiendo el rock de Dylan en esta época para espacios reducidos, casi salas, más que cantar interpreta música y Together Through Life lo confirma adecuadamente. Deja un amplio espacio a los músicos de su banda, y colaboradores, escribe el álbum con Robert Hunter, letrista de Grateful Dead con quien colaboró en el pasado.
 Dicho esto que puede tener alguna importancia o ninguna, según, el camino emprendido por el blues por Bob Dylan es elocuente, incluso en un alarde de generosidad se atreve a citar alguna fuente de la que nutre su manantial creativo. Él, que es una esponja y nunca da explicaciones de cómo y por qué crea algo. 
 Sobre una base de John Mayall de un tema de Willie Dixon & Muddy Waters: All Your Love, Dylan abre el disco con Beyond Here Lies Nothin´ y el acordeón de Hidalgo caminando por los senderos que le marca el bardo y la guitarra de Campbell.
 El toque elegante, discreto, fino y desde luego tranquilo lo aportan la mayor parte de las canciones formando un todo nada desdeñable. Life Is Hard, My Wife´s Home Town ( cantada con rabia, canción de Willie Dixon, pero que Dylan la hace suya), por cierto de lo más destacado del álbum como no podía ser de otra forma. Hay temas que me gustan especialmente, el toque fronterizo, nocturno y con la Luna sobre nuestras cabezas que da “el lobuno” Hidalgo en If You Ever Go To Houston, ese acordeón cortante sobre el fraseo del bardo lo coloca con un detalle, un matiz especial.
 Llegados a este punto sólo cabe decir que Dylan hace música para adultos, creativos y orejas atentas, nada de saltos sobre el alambre ni circos ambulantes. El talento se tiene o no, se desarrolla o no, y el bardo lo borda. Las caricias y los susurros prosiguen en varias canciones, por ejemplo: Forgetful Heart o This Dream Of You, ésta con un toque a Romance In Durango pero ahora transportados al siglo XXI, supongo que una vez más David Hidalgo tiene mucho que decir con ese toque fronterizo. I Feel A Change Comin´On
 Jolene rompe el hechizo que hasta ahora sobrevolaba en nuestras cabezas, un rock de esos que Bob se saca de vez en cuando. En el mismo sitio coloco a Shake Shake Mama, otro ron a palo seco y con poco hielo, con la banda a excelente nivel. It´s  All Good cierra el trabajo con ritmo trotón, como si el grupo quisiera dejarnos una buena sonrisa y gusto añadidos a la buena calificación general del Lp.





 Beyond Here Lies Nothin



Estoy intentando explicar algo que no se puede explicar.- Dylan, el esquivo y huraño Dylan concede una larga entrevista en el verano de 2012 a Rolling Stone, y el epígrafe que señalo al comienzo es el título de la conversación con el periodista Mikal Gilmore, en ella repasa su carrera y convencido de que por más discos buenos que haga en los últimos 15 años, son mejores o cuando menos semejantes, a los míticos de los 60, sobre todo su época ácida, el personal se quedará con la etapa dorada del rock.
  Yo no, me quedo y de largo con el arranque magistral de Time Out Of Mind – 1997 y que llega a Tempest – 2012,  equiparables a Bringing It All Back Home – 1965 , Highway 61 Revisited – 1965 y el doble Blonde And Blonde – 1966. No hace falta tener que elegir qué mano me cortan para tener que elegir constantemente, para eso ya tenemos la vida de verdad. Que como dejó escrito Montaigne, ésta es ondulante, una veces sube y otras baja, y las musas de la creación aparecen de diversas formas, quizás ahora, cuando en la entrevista Dylan acaba de cumplir 71 en la primavera, espacie más sus obras en crearlas y publicarlas si es que cree que tiene el material suficiente para ello.


 Bueno, con Time Out Of Mind empecé a hacer discos para el público para el que tocaba noche tras noche, gente de diferentes ámbitos y edades. Aquellas personas no tenían por qué escuchar canciones que yo compuse 30 años antes con otros propósitos diferentes. Si iba a continuar, necesitaba nuevas canciones, y tenía que escribirlas no necesariamente para hacer un disco, sino para tocarlas para el público.



 Ahí está la respuesta, y no está en el viento, se encuentra de los labios de Dylan para entender al bardo desde mediados de la década de los 90 a la actualidad. De todas formas, uno es lo que perciba como oyente, como es mi caso,  y otro lo concerniente al creador, la visión que éste tenga del asunto. Para Bob hubo un corte significativo en su “yo” más profundo después del accidente de moto, creo discos arraigados en la cultura americana más clásica: John Wesley Harding y Nashville Skyline, suponían un cambio rotundo con lo anterior, y de nuevo me remito al mensaje de Montaigne, la vida ondulante. Lo que un músico tiene que conseguir es que la gente sienta sus propias emociones. Un intérprete, si consigue hacer lo que se supone que tiene que hacer, no siente ninguna emoción. Simplemente posee una cierta alquimia.
 Dylan busca y quizás encuentra la transformación que es lo que te permite escapar del caos y sobrevolarlo. Se siente diferente o cerca de gente como B.B. King, Aretha Franklin, Duke Ellington … personal así, distinto de la masa aborregada de grandes almacenes, quizás porque se crió en una población pequeña, escasa; libre para caminar por el bosque en busca de sensaciones, donde escuchar a las orquestas de verano y canciones en la radio en una sociedad estándar de los años 50 en América, y eso le ha calado los huesos y el alma, todavía permanece en el sabio y maduro Dylan de la 2ª década del siglo XXI, todo se expande en su interior porque vivimos en permanente metamorfosis, la vida nunca para por nadie ni nada, continúa, y ahí Bob intenta a través de sus canciones implicarnos en ese proceso.
 Antes era antes y ahora es ahora, en el mundo real nada comienza ni acaba, no hay una línea divisoria, como en el Universo no existen las fronteras como en el invento este de “países” por el que nos movemos, Dylan zanja de un plumazo varias cuestiones en estos últimos discos, como el traído y llevado examen constante a sus canciones y sus adaptaciones, versiones, etc, que casi nunca cita. Ese arte se llama composición. Tiene que ver con la melodía y el ritmo, y a partir de ahí, todo fluye. Todo lo haces tuyo. Todos lo hacemos.



Narrow Way



TEMPEST .- Septiembre  de 2012.- 
  68 minutos de buena música, 5ª obra consecutiva de buen hacer, con la banda en cuestión, la NET, más la aportación del “lobuno” David Hidalgo, vuelve o continúa por la senda de sonidos vintage, rock and roll, blues…
 Rock trotón para empezar con Duquese Whistle, pausado y melancólico en Soon After Midnight, como siempre Dylan emplea influencias musicales tradicionales y las recubre con una buena capa de letras difíciles de interpretar. El rhythm and blues de Narrow Way, añejo como en Bringing It All Back Home solo que ahora la voz de cuervo sustituye a la nasal de antaño, pero vamos, los mimbres son los mismos, peleón en la guitarra Donnie Herron sosteniendo el tinglado del tema.
 Como casi siempre en los últimos años, Dylan mantiene el tipo entre temas rápidos, mezclas de rock tradicional y rhythm and blues, con paisajes soñadores, baladas y cataratas de versos: Long And Wasted Years, Scarlet Town,Tin Angel;  otra cuestión es el poso que se gasta en Pay In Blood, profundo y sereno nos entrega una gran canción, de los más destacados de Tempest. De vuelta a las raíces negras nos deja una entrega que parece Muddy Waters, no se corta ni un rizo del cabello para dejarnos patidifusos en Early Roman Kings, eso sí, lo edulcora el acordeón de Hidalgo, pero no sé si se ríe, homenajea o deleita porque es Mannish Boy, viniendo de ambos maestros, pensemos en los 2º.
 Cierra con 2 temas que son un guiño al pasado, el propio Tempest que da título al álbum, sobre el Titanic, un country con sabor añejo a western y que a mí me envuelve en sentimientos, es el viejo Dylan, el mismo de John Wesley Harding y Self Portrait, cambian los años y los tempos, pero sigue siendo Bob; y un tributo a alguien que conoció y compartió alguna tertulia, John Lennon, para el británico echa la persiana con Roll On John.
 Para los curiosos, sólo añadir que la portada del disco, de ese rojo tan intenso, existe en realidad, y es una escultura que está enfrente del actual parlamento austriaco, es la fuente Palas Atenea, en Viena.


  


Duquese Whistle



La rotonda.- Cuando voy conduciendo y me encuentro en la circunferencia reseñada y existen varias salidas y no tengo claro cuál elegir, sigo dando vueltas como el asno con orejeras alrededor de la noria, pero en vez de sacar agua, intento orientarme hacia el camino que debo de escoger. El actual Dylan, el mismo que acaba de recibir el premio Nobel de Literatura 2016 y que en mayo ha hecho 75 años, se encuentra ahora en el periodo creativo de “rotonda”, es decir, da vueltas hasta que vuelva a encontrar el sendero que le lleve a realizar otros discos, talento y genio tiene, pero sólo con lo que lleva publicado hasta ahora, es junto a los Stones, las 2 criaturas más grandes que ha dado el rock, enriqueciéndolo. A estos habría que añadir, y añado, al canadiense Neil Young y el refunfuñón irlandés Van Morrison, son las otras figuras que configuran el espectro de la música contemporánea a límites excelsos, y que de vez en cuando nos sorprenden con discos antológicos, cuando ya sólo juegan en una liga suya, sin nada que demostrar, es más, casi a cada cosa que editan casi que peor, pues todo se comparará con lo pretérito.
 Bob Dylan se haya en la rotonda, tras 5 discos magníficos y aquí reseñados, su ironía que no tiene fronteras conocidas, nos sirve el chiste de Shadosw In The Night – 2015, media hora larga con 10 temas grabados por Frank Sinatra en la década de los 50. Dos cuestiones antes de salir de la rotonda y que entienda el GPS y coja la dirección correcta, se ríe de todo y de todos, de su voz y de su enorme talento como musicólogo, buscador de raíces que ya puso de manifiesto en Theme Time Radio Hour. Como Bob es mucho Dylan, la broma la prosigue como regalo de su cumpleaños, Fallen Angels – 2016, de nuevo temas grabados por Frank Sinatra, en esta ocasión 12 temas con diversos autores, todos ellos americanos, no me digan que no tiene su gracia. Los graba con su banda, gira en esa rueda interminable que se denomina Never Ending Tour y los discos hasta se venden muy bien.
 Miren, no se compliquen con el caleidoscópico Bob Dylan, érase un chico que anduvo por caminos hasta que llegó a Nueva York, está cerca de Minnesota, por allá grabó 4 discos con su guitarra, armónica y voz y sólo en una canción estuvo acompañado por banda, el Lp inicial se llama Bob Dylan – 1962. Luego descubrió otras cosas, gentes, sustancias lisérgicas y se embarcó en una época ácida que electrificó su sonido, arranca con Bringing It All Back Home – 1965, se saca una trilogía con lo que le atormenta en aquella etapa.
 Se accidenta, el cachiporrazo en moto le deja una larga temporada convaleciente, en su recuperación sigue eléctrico pues con los compinches de Levon Helm, batería de The Band, graba un montón de canciones que no verán la luz hasta 8 años después, The Basement Tapes – 1975 emparenta con el trío de la época ácida. Pero hete aquí que cuando graba, ha visto los ojos a la muerte, y se refugia en su casa y en las raíces de la música americana, el country es parte de la salvación, también el góspel empieza a canalizar en sus venas, John Wesley Harding – 1967 sorprende, pero añade varios años y discos en esa temática, se vuelve fronterizo si no lo era ya, y Planet Waves – 1974  nos los deja electrificado con The Band como soporte discográfico y en directo.
 El dolor aparecerá en forma de derramamiento visceral, Blood On The Tracks – 1975 y después el bardo reaparecerá como un gitano al frente de un combo, el más comercial si se quiere, Desire – 1976 le encumbra mundialmente y sentirá los apegos del alma en forma de discos espirituales, Slow Train Coming – 1979, pero que también es una forma metafórica de la construcción de América.
 Lo peor es que la rotonda se hace larga en su circunferencia, y que la llegada de la década de los 80 le pilla justo de gasolina, encuentra un respiro con la reserva que le supone Infidels – 1983 pero sólo la llegada de un amigo, Lanois, le lleva al sendero de Oh Mercy – 1989.
 Cargado de gasolina, hace el mismo equipaje que a finales de la década de los 60, se refugia en el folk tradicional americano y comienza el nuevo periodo con Good As I Been To You – 1992 y luego ya sí, con gasolina suficiente y despejado se mete en plenos noventa y pasa de siglo con la directa: Time Out Of Mind – 1997 hasta Tempest – 2012.
 Denle tiempo a que encuentre la salida correcta de la rotonda, está ajustando el GPS o cambiando de emisora en el dial de la radio, por eso tarda tanto en coger una salida, cuando lo haga, nos dejará otra joya. Es Bob, es Dylan.




DISCOGRAFIA SELECCIONADA




WORLD GONE WRONG .- 1993

TIME OUT OF MIND .- 1997

LOVE AND THELT .- 2001

MODERN TIMES .- 2006

TOGETHER THROUGH LIFE.- 2009

TEMPEST .- 2012

THE BOOTLEG SERIES VOLUMEN
8: TELL TALE SINGS .-( TRIPLE)
2008



Robert Allen Zimmerman .-  24 de Mayo de 1941 - Duluth - Minnesota (USA).-






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