BLONDIE: POP DE COLORINES Y ARTE CON CLASE
Pequeñas chicas mentirosas.- Nada que ver por las frías mañanas
cuando sacaba sus bolígrafos de variados colores de un estuche todavía escolar,
casi infantil, y de su bolso negro alcanzaba la funda de sus gafas graduadas,
se las ajustaba al puente de su nariz y te sonreía. Empezaba un nuevo día, tú estabas a su
lado y en la primera fila mirando al encerado y atendiendo a las explicaciones
que os daba el profesor. En tu caso apuntabas hasta la respiración del mismo
con tal de no perderte ni una coma, ni acento, ni gesto. Nada tenía que ver con las fiestas a las que
tu compañera asistía y a las cuales alguna vez acudiste, ya se sabe, cuando la
noche llega, todos los lobos se lanzan a cazar o estremecen con sus aullidos de
llamada a la manada.
Las clases estaban llenas, poco a poco y a lo
largo de la mañana el asunto quedaba más despejado y en la tarde existía más
espacio. Pero ni en otoño ni en primavera faltabais unos cuantos, persistentes,
austeros. Ella iba siempre con vaqueros ajustados, cazadora negra de cuero
hasta que un día apareció con una roja y un foulard palestino comprado en el Rastro
un domingo invernal. Allí pasabais muchas horas, algunas en la cafetería
intercambiándonos apuntes, pequeñas historias de vuestras vidas cotidianas,
superfluas en su mayoría, hasta que un día te invita a una fiesta, ¡un fiestón
de tomo y lomo!; y fuera del circuito en el que te movías por tus primeros meses
en Madrid de estudiante, corto de presupuesto y ancho de ideas.
La casa daba igual dónde estaba, en realidad
era un chalet de Arturo Soria, donde unos cuantos quedasteis en una parada de
autobús a cierta hora convenida, y allí de negro riguroso porque era vuestro
vestuario habitual, frotándonos las manos con rabia por “la pelona que caía”,
hasta estar todos los convenidos, marchabais como por arte de magia por la
acera hacia el destino que os esperaba. Alguien os abrió la puerta grande de acero
que daba a la calle, luego os esperaba tu amiga-compañera con su falda corta,
su frente ancha y una botella de cava en la mano. Al fondo, en algún lugar,
sonaba música, dentro desparramados por el amplio salón varios individuos/as
bailaban como si estuviesen enchufados a descargas eléctricas. ¿O vosotros llegabais
muy tarde o aquello hacía rato que empezó? Poco a poco y algo desparramados los
que acababais de llegar, optaste por sentarte solo en algún rincón, capacidad
de hombre solitario que posee una infinita facultad para la observación. Como
habías hecho a lo largo de tu adolescencia, siempre descubriste que tu éxito o
no, radicaba en colocar discos y dejar de perder el tiempo persiguiendo
sombras.
¡Vaya si había! Con un vaso en la mano,
supongo que de Martini rojo, te acercas a los 2 improvisados disjokeys que allí
están. Pasados unos minutos, tal vez bastantes y consumidos 2 copas más, previa
ojeada a los Lps, singles y Eps; te instalas, dejas tu cazadora negra en el
respaldo de un taburete alto, de esos que hay en la barra de un bar y empiezas
a pinchar. Ahora rápidos, luego lentos. Como sólo hay un plato, hay que esperar
unos segundos hasta colocar otra canción, a veces un vinilo saltando canciones
y con tino de la aguja para no pasarse de tema ni quedarse en el final del
anterior. Como no conocías todos, ¡faltaría más!, sacas de las fundas a
Blondie, Ian Dury, The B-52,s, Paul Collin´s Band, The Cramps, Moon Martin, The
Krack… La tanda de bandas nacionales viene entrada la noche, ya muy larga para
algunos, pero oye, lo que disfrutaste cuando salía el alba de aquel caserón
cuando aún tus oídos te chirriaban de tanta melodía.
Eras feliz, para qué negarlo, aquellos
momentos en que la vida parece tener sentido y no por el alcohol ingerido,
moderado en las drogas blandas, jamás perdías el control por ese miedo
ancestral que tenías en tu piel a divagar y a dejarte como un mendigo tirado en
medio de la calle, sobre un sofá que no es el tuyo o en un espacio que no te
correspondía. Luego llegarías a tu casa, descansarías un rato y volverías sobre
tus libros y apuntes. Pero aquello empezaba a tener sentido en tu bloqueado
cerebro, escribías mucho y empezabas a oír rock contemporáneo, quizás más
adecuado a tu generación: grupos, bandas, solistas de ahora. Tu escaso
presupuesto no te permitía hacerte con Lps nuevos, aún estabas en la etapa de terminar largas listas de discos que de enero a diciembre debías de comprar para
completar una, te parecía, excelente colección.
Blondie,
como otros muchos de una larga lista que no pones para no incomodar y aburrir,
iban apareciendo en las ondas radiofónicas de RNE-3, y siempre que tenías
ocasión les escuchabas. Lástima que en todo su periodo fecundo que va de 1976
-1982 jamás los vistes en directo, y algunos años más tarde, una noche en la
Sala Jácara de Madrid, allá por 1997 te acercaste a observar al mito de
colorines, Debbie Harris, junto a su fiel escudero Chris Stein con una banda de
rock. Ella mantiene el tipo de pequeña chica mentirosa a sus 44 años, tu estás
por la treintena y sólo en esa década te acercas a ver a grandes bandas, rotos
los huesos y los oídos de pasarte noches enteras escuchando rock en directo como
un teaneger; pero eso fue antes, en los 80.
Little Girl Lies
La chica de la cazadora negra y roja .- María acabó con sus estudios y la especialidad
de periodismo económico, con el tiempo era una experta en economía incluyendo
temas sobre finanzas, banca y el mercado bursátil. Cada pocas semanas te
imprimía una carta por fax y te la mandaba al cuartel donde tú hacías el
servicio militar, y la leías con devoción. Interrumpiste los estudios
superiores para cumplir los deberes conyugales con la patria, y bien que te
pesaba haber huido del ambiente que te creaste durante 2 años, pero la vida es
así o tú decidiste que fuese de esa manera. Cuando regresaste, Blondie ya no
tenía ningún disco por publicar decente, el último, Autoamericam – 1980 sale en tu cautiverio; y María se ha echado novio mientras trabaja de
adjunta en la redacción de noticias en una radio. Tú la llamaste Blondie aunque
ella era morena de pelo corto, y Debby Harris era uno de sus ídolos, y ni que
decir que poseía todos los vinilos de los neoyorkinos y que una tarde, ya
instalado en la Corte y Villa te pasó 2 Lps: Plastic Letters -1977 y Eat
To The Beat – 1979.
Cuando regresaste a tú
pupitre María ya no estaba, se había ido a Nueva York a realizar prácticas de
becaria, a perfeccionar su inglés y sólo cuando estabas en 4º de periodismo la
viste por fin, 3 años después de las últimas clases. Seguía igual de guapa, más
inteligente, con una luz natural que desprendía que tiraba para atrás. Tú seguías
siendo un estudiante en busca de destino, María ya empezaba a estar de vuelta.
La misma edad, apenas unos días os separaban de vuestros cumpleaños y sin
embargo aquellas Navidades transmitía una sabiduría especial.
Discos comprados
en Nueva York, una casa espléndida, una voz cálida, un montón de experiencias y
a punto de entrar a trabajar en El País y no como simple becaria, ella sí que
aprovechó la década dorada de los 80, lo que supuso para esta nación llamada
España. Te derretiste cuando te contó que había visto a los Ramones, Tom
Verlaine, Mink De Ville… encima de un escenario. Pensaste que jamás la
alcanzarías, ni siquiera lograrías colocarte de nuevo a su lado, como aquellos
dos primeros años de Facultad. Pero el fluir de la existencia prosigue y voló a
comienzos de los 90 a la capital mundial. Allí sigue y solo de vez en cuando, os decís algo vía e-mail o Facebook, esas cosas tan modernas del siglo XXI.
Para tí siempre será la chica de la cazadora negra y roja. Y sí, le devolvistes en tiempo y
espacio los 2 Lps que te prestó de Blondie. Siempre has pensado que ella era lo
más cerca que has estado de una “estrella”, y aún hoy, transcurridos muchos
años, lo sigues pensando.
Tiene la enorme virtud este disco de
crear una serie de canciones inmediatas e incólumes al paso del tiempo. Es posible
que no pasase nada y que salvo en Australia e Inglaterra, Blondie no diese más
frutos, comercialmente hablando, pero aquí supo dar en la diana de principio a
fin con la piedra filosofal, aquella que anida en el subconsciente colectivo al
aunar un puñado de buenas canciones y la atemporalidad que he comentado de
mezclar sabiamente el pop, el punk con la sala de baile de medio Planeta. Ya
desde la portada, esas líneas paralelas que combina dos extremos
opuestos: el blanco y el negro, y aunque las canciones del grupo vienen firmadas
en este caso por todos los componentes de la banda, los trajes idénticos de los
cinco miembros masculinos los presentarían como una unidad, fundidos con las
líneas del fondo. Si se
quiere ir más allá y buscar más significados a esa portada, en esas líneas
paralelas que nunca se cruzarían también podía reflejarse el sonido del álbum,
con sus estilos aparentemente enfrentados, y el contenido de unas canciones que
hablaban sobre todo de relaciones humanas conflictivas que nunca parecen llegar
a confluir.
In The Flesh
Me
generó la necesidad de explorar.- Nada de estridencias, posiblemente de todos
los grupos surgidos en la 2ª mitad de la década de los 70, Blondie es
probablemente el más extraño entre todas las criaturillas amamantadas alrededor
del club que formó y fomentó las actuaciones en directo de Hilly Krystal, a la
postre quien regentaba el CBGB neoyorkino.
Siempre he sido dé
la impresión que hay bandas y demás especímenes que sólo pueden surgir en Nueva
York, sino no sólo no subsistirían al margen de semejante hábitat, es que creo
que directamente los tiran al foso, y
como los leones ya escasean, algún río correrá por los alrededores de la
ciudad.
Bondie es
excepción de muchas maneras. Surgen junto a animales escénicos como Ramones, a
la par que Patti Smith, Heartbreakers, Television… Y sin embargo son diferentes
a todos ellos y no solo por tener chica al frente, que supo vender como nadie
hasta entonces el sex-symbol que significaba el front twoman de rubia platino a
las voces. Existía clase, estilo, estaban en la vanguardia sin insultar, y eran
de las huestes del excéntrico Andy Warhol y siguiendo esa filosofía warholiana
combinaban platós televisivos con incursiones en los clubs donde tocaban y a
veces algunos escupitajos se escapaban de bocas “inocentes”. Podían pasar del
pop más colorista al rock más armónico y acomodarse en estilos estilísticos más
seguros, no desentonaban al lado de Basquiat o Tav Falco.
Cuando los
primeros Vibraciones caían en mis manos, algún artículo sobre la banda me
sorprendía, su lado melódico, su pop de clase. Blondie no sólo me podía llamar
la atención la mujer al frente del combo neoyorkino, era también su buena
música. Aquí no había disculpa, los ojos se te iban a Debbie Harrys, sus gafas
oscuras, sus cabellos rubios platinos, su sexy voz, como edulcorada y a punto
de romperse. Desde luego contrastes en la historia de un grupo único, cultivar
el pop y el rock y armonizarlo de manera natural a otros géneros que también
tocaban: reggae, disco music …, y todo llevándolo a su estilo, justo cuando la
new wave se convertía definitivamente en postpunk y muchos de sus protagonistas
iban perdiendo fuelle y se acomodaban en terrenos más plácidos. Podías
escucharlos definitivamente con agrado en cualquier discoteca, picharlos en
eventos varios y no levantarías ampollas, al revés, una sonrisa se dibujaba en
parte de los presentes.
Partiendo de un
cierto dilentastimo punk, el conjunto acabará siendo el grupo pop americano por
excelencia, con el regusto y la tradición de las grandes formaciones en los 70.
De esta forma Blondie dejó de ser un fogonazo casual sustentando por buenas
canciones, melodías asequibles, arreglos correctos, y sobrevolar el maniqueísmo
del punk para entrar en el establishment
pop, pasado por una connotación impecable de new wae.
En esa necesidad
de explorar, de abrir la mente y los oídos a otros sonidos, diferenciaba entre
la troupe de los grupos surgidos en la década dorada de los 60, las nuevas influencias
anglosajonas de los 70 y ya instalado en la new wave ochentera, Blondie se me
coló por la rendija abierta de la puerta de la calle, aquella por donde sólo
entraba la gata, ahora se instaló un grupo neoyorkino con rubia platino al
frente.
X Ofender
Si la necesidad mata, entonces vas a gozar de
una larga vida.- Los pómulos imposibles, la piel de alabastro y, por supuesto, los famosos
rizos rubios platino siguen tan hipnotizantes como siempre, un mohín matador para
reafirmar sus principios, la Debbie Harrys que observo encima del escenario de
la Sala Jácara me sigue fascinando, entrada en la cuarentena, continúa siendo
aquella chica adolescente y díscola que marchó a Nueva York en busca de
encontrarse a sí misma apenas cumplidos los 19 años. Sin padres conocidos, ella
fue adoptada 3 meses después de su nacimiento y ni siquiera sabe qué día hace
los años, sólo que vino a este Planeta en 1945; la antigua camarera, cantante
desde pequeña en un pequeño coro, chica de Playboy (¿lo entienden ahora lo de
sexy-simbol?), secretaria; teñida por 1ª vez a los 12 años como un juego de
niños con una amiga de cómplice, empieza
a reconciliarse con su aspecto y a formar su identidad al llegar a Nueva
York y descubrir aún más libertad, esa metrópoli que le proporciona el
salto al Manhattan de los 60, daba miedo y a la vez era maravilloso. Se de
lo que puede hacer una mujer con carácter y estilo, ganas e inteligencia y ahí
empezó su relación musical y personal con el guitarrista Chris Stein, donde años después nacería Blondie,
publicando un álbum de debut, con el mismo nombre, en 1976. Antes había estado
una especie de combo que hacia folk-rock: The Wind In The Willows, más tarde con el músico neoyrokino montó Angel
& The Snake, que derivaría hacia 1974 en el grupo que todos conocemos.
Siendo ya parte del entorno de Warhol, Harry salía de
fiesta con la cohorte del iconoclasta personaje y no era nada raro verla por el
Studio 54, muchos de los looks
más icónicos de Debbie se los debemos a Stephen Sprouse, vecino suyo en
Bowery. Su visión del punk era un poquito más glamurosa que los
asilvestrados compañeros de fatigas en esto del rock, pongamos que hablo de
Ramones, Patti Smith, y no digamos ya de los británicos, Sex Pistols asesorados
por Malcolm McLaren en
Londres. La fortuna de dar con Chris, que es una persona con mucho
talento, y ahí se abrieron varias puertas, a fin de cuentas va de eso, de
aprovechar oportunidades, de estar en el sitio adecuado en el momento justo,
¡ah, y de poseer talento!
Blondie es un contraste continuo,
tiene éxito, pero también fracasos estrepitosos, finales trágicos y regresos
inesperados. Cuando alcanza la cúspide, la rubia platino tiene 31 años, suficiente
carrera en su piel para saber de qué va esto que se llama rock. Varios discos
entrañables, singles apoteósicos, sacaremos lo mejor del jugo de frutas de una
banda icónica para mí.
In The Sun´
BLONDIE.- Diciembre de 1976 .-
Tras de grabar una maqueta con Alan Betrock en 1975, acaban
publicando más tarde su 1º Lp con varias canciones hermosas, potentes, X
Ofender, Look Good In Blue, In The
Sun´, Rip Her To Shreads o The Attack
Of The Giant Ants. Una balada de lo más hermosa y que haya oído jamás: In The
Flesh, y hasta Juegan con ritmos
funkys en Man Overboard.
Blondie mezcla muchas de las posibilidades del pop hecho en
los 60 dotándole de un aire urbano, films de serie b y guiños de comic, dejándonos
por el camino unas cuantas perlas de la mejor música que se puede realizar con
estilo y clase, toda una declaración de intenciones de la factoría warholiana
que daba muy buenos frutos en este inicio como grupo.
No encontraremos guitarras que aguijoneen,
teclados pasados ni voces excesivas, todo en su punto, sin pasarse ni quedarse
para quedarnos con ganas de más. Debbie puede tener varios registros: toma
papeles que van desde una chica mala: Rip
Her To Shreds, joven enamorada: In
The Flesh o controvertida en X
Ofender.
Deborah Harry: Voz
Chris Stein: Guitarra, Bajo en X Ofender.
Gar Valentine: Bajo, Guitarra en X Ofender
Clement Burke: Batería
James Destri: Teclados.-
Kidnapper
No pasó nada.- ¿Qué iba a ocurrir con un grupo de
estas características en medio del naciente punk neoyorkino, escasa promoción y
directos discretos? Encima ni siquiera eran escandalosos en sus conciertos, sí…
vale, rubia sexy a las voces y posturas, ya lo hemos dicho, pero eso no es
bastante en un mundo tan concurrido de varones salvajes y plumas que no se
caracterizaban por ser condescendientes precisamente. Su primer trabajo es muy
bueno, con varias perlas por cultivar, pero no es suficiente, por ahora.
Sus giras abriendo para Televisión o Iggy Pop
( por cierto, en 1997 llevaba a David Bowie de teclista) les dieron un cierto
pedigrí, incluso aparecer con una tropue neoyorkina incipiente en un documental
grabado en el CBGB en 1976, por allí salen Patti Smith, Ramones, Talking Heads,
More y Blondie. Su primer álbum tuvo poco éxito pero obtuvo una buena posición
en las listas de discos de Australia, de este disco surgieron sus dos primeros
singles: X Offender y In The Flesh,
que obtuvieron cierta resonancia en las antípodas. Con el cambio de sello
discográfico, se volvió a relanzar con una cierta repercusión.
A fin de cuentas Debbie no canta bien, pero
sabe cómo nadie rentabilizar sus puntos positivos, que son muchos, además de un
estética fuera de lo común. Impasible ante este embrión punk en el que salen y
se les mete en el mismo saco, ellos apuestan por un pop más acelerado que el
resto e intentan desgranar los versos con la misma frialdad encantadora que
venden su imagen.
No Imagination
PLASTIC LETTERS.- Febrero de 1978.-
Para mí menor que el anterior, con
menos artefactos certeros en la línea de flotación. Mejor contrato, ahora con
Chrysalis, sin perder de vista su personalidad pop, en el que el quinteto
explora su lado más oscuro. Las influencias asoman sin ningún pudor, con
diversidad de composiciones por parte del quinteto, nos encontramos con el ascendente de Lou Reed en la canción que firma James Destri, por ejemplo: No Imagination, o la aportación de Gar
Valentine: Im Always Touched By Your
Presence, Dear. Alguna enigmática balada con la marca de Chris Stein: Cautious Lips o rhythm & blues en Kidnapper.
Hasta se atreven a versionar un tema que aparece en un
recopilatorio de esta época, K-Tel, Denis, de Neil Levenson. La portada muy
chip, Debbie posa en la misma con un diseño de Anya Philips. Clase no les
falta, la verdad.
Handing On The Telephone
Puente
de oro.- Blondie atrapa la
incandescencia del momento con acordes inmortales extraídos del mejor manual
del pop. Esa asombrosa capacidad para hacerlo fácil les pone en manos de un
artesano colosal, Mike Chapman, un viejo zorro que es capaz de transformar
melodías insulsas y canciones que no van muy allá en auténticos torpedos
comerciales, incluso de grupos no muy conocidos pero ha producido a Suzi Quatro
o Swett, por ejemplo.
Tras los dos Lps iniciales repletos de propulsión
rabiosamente teen, Blondie se
mantiene en el mercado gracias al single Denis
donde alcanza buenas posiciones en las listas británicas. Enlazar discos y
giras era un continuo devenir de su existencia, aunque había hueco para las
primeras experiencias cinematográficas de Debby Harry. Algunos cambios en la
formación original, Gary Valentine deja su puesto al bajo a Nigel Harrison y
Frank Infante se incorpora como nuevo guitarra rítmica, pasando a ser 6 los
miembros actuales del grupo.
Están simplemente en el camino del éxito más
masivo que un grupo surgido de las entrañas del CBGB nunca jamás ha conocido.
Siempre atento a las bandas que surgen, Blondie me llama mucho la atención; no
nos engañemos, chica al frente del combo, cantante, imagen y semejanza del
Nueva York más chic, nunca un florero rodeada de agua con mimbres masculinos a
su lado, muy al margen de la idea de poeta rockera que llevaba Patti Smith, a
fin de cuentas es Debby Harry quien escribe los 2 primeros discos de la banda y
su cabellera plateada empieza a estar en varias revistas rockeras, lo cual no
deja uno de echar una buena hojeada al sumario cuando ella aparece, pero es que
su 3º trabajo es una maravilla de pop, excelente en todas sus vertientes con
una ametralladora de canciones exquisitas.
One Way Or Another
PARALLEL LINES .- Septiembre de 1978.-
Contagiosas melodías de exquisita belleza
endulzadas con la voz de Debby, a ratos estridentes y a ratos exquisita: Hanging On The Telephone originalmente
de The Neves, la más que bailable y radiable hasta la saciedad: One Way Or Another; y luego un elenco de
temas seductores: Picture This, Pretty Baby, 11:59, I´m Gonna Love You Too.
Comentario aparte la delicia de Heart Of
Glass, o como hacer un tema discotequero con clase.
Por no faltar hasta hay invitado especial, el
siempre complicado pero eficaz a las guitarras de Robert Fripp ( Krig Crimson),
en la psicodélica Fade Away And Radiate,
creando un territorio de ensueño que rompe con el pop que hasta entonces
mantenía todo el álbum.
Heart Of Glass
Las canciones que uno podía pinchar.- Si a comienzos de este relato, en
los años universitarios en los que uno a veces ejercía de disc-jockey más por
convicción que otra cosa, y se acercaba a cualquier party de los que era
invitado, pongamos la casa de la “chica de la cazadora negra y roja” y colocaba
sobre el plato canciones como X Ofender,
Look Good In Blue, In The Sun, Kidnapper y le añadía otra buena retahíla de
su 3º trabajo, por ejemplo torpedos lanzados al salón improvisado de baile
tales como: Hanging On The Telephone, One
Way Or Anopher, Heart Of Glass y rematar con una balada como In The Flesh; con eso debías de haberte metido
al personal en el bolsillo y esperaría más tras estos temas elegidos de sus
discos publicados.
Parallel
Lines despacha en los siguientes meses 20 millones de copias vendidas, lo
cual está muy bien. No pierden el norte tanto como pudiera parecer, pese a que
Debby Harry es ya un icono y no sólo musical, Blondie es un grupo con mujer al
frente, vocalista en este caso, pero completado con un buen número de músicos
que forman el sexteto. Prueba de lo que afirmo se puede ver en una canción que
nada tenía que ver con su sonido inicial de grupo punk-rock y que destilaban
comercialidad cuando un single perdido como Heart
Of Glass, publicado en 1975 sin pena ni gloria, fue regrabada y editada con
sonidos disco y pop que otorgaron un éxito rotundo a este single y forma parte
ya, de su sonido y seña de identidad de Blondie, tema compuesto por Debby Harry
y Chris Stein.
La entrada de Frank Infante en la guitarra, el
mayor peso específico de Clem Burke en la batería, que se vería reflejado en su
siguiente álbum: Eat To The Beat; la
exploración de nuevos sonidos a cargo del teclista Jimmy Destri exponiendo
nuevas vías a las posibilidades ofrecidas por los sintetizadores, dotaron a
Blondie de un cuerpo compacto, homogéneo, que aún duraría unos pocos años más,
varias giras exitosas y 2 Lps para llevarse a los oídos.
Dreaming
EAT
TO THE BEAT .- Octubre de 1979.-
Cuando la aguja se posa sobre los
surcos del Lp, lo 1º que sale es Dreaming
y una sonrisa se asoma a tu cara, es significativo pero los versos que canta
Debby son claros, sólo puede ser una canción de Blondie, ese sonido, esa dulzura,
esa batería de Clem Burke. Pero hay más, notas que me recuerdan al mejor David
Bowie en The Hardest Part, si
hablamos de “clase” aquí van unos buenas gotas. Sintetizadores, una
reverberación en las voces, sonido de los 70 pero tratado como lo que ya asoma,
los 80 en su esplendor, caminos por los que transitar. Slow Motion puede entrar en el mismo saco que la citada
anteriormente.
El núcleo compositivo más repetido es
Harry/Stein, pero hay espacio para todos. Debby con
Nigel Harrison se marcan un posible single: Union
City Blues; baladas marcadas: Shayla
y Sound-A-Slepp; rock and roll, por
supuesto: Eat To The Bleat, Living In The
Real World, Accidents Never Happen, Victor.
El eclecticismo del que hacen gala
viene bien arropado por canciones como Die
Young Stay Pretty, un reggae; la más que bailable Atomic;
Grabado en la primavera de 1979, producido por
Make Chapman, nos alumbra en un frío invierno. Los miembros del grupo aparecen
3 en la portada, los otros 3 en la contraportada para darnos 12 rodajas de
buenas canciones, 6 por barba. ( O sea, por cara ).
Como curiosidad se rodaron 12 videoclips con
cada una de las canciones, una auténtica
novedad en el mundo del rock de finales de los 70.
Shayla
Shayla siempre trabajando en la fábrica
Soñando con el día en que tendrá el tiempo suficiente
Como para marcharse, marcharse lejos
Y no regresar jamás…
Die Young Stay Pretty
Confirmación y diversidad.- Blondie ya llevaba una larga
temporada instalado en el éxito masivo sin por ello perder efectividad. No se
consideraban unas estrellas pero parte de su encumbramiento venía de singles de
impacto y Lps certeros. Plastic Letters
les abrió el camino y todo lo publicado posteriormente lo único que hizo fue
reafirmar que estábamos ante una gran banda de pop vestidas con varios
disfraces y dispuestos a seguir en el candelero. Todo tendrá un final, Autoamericam cerrará el círculo.
Blondie se tomará un descanso como grupo en
1981 aunque estará presente con canciones como Call Me incluida en el film Americam
Gigolo y Debby Harris publicará su 1º disco en solitario: Kookoo, no será la única del sexteto,
Jimmy Destri hará lo propio con Heart On
A Wall. Estos proyectos individuales determinaron la aparición de un
recopilatorio del grupo: The Best Of
Blondie, y no les fue nada mal, Rupture
un tema de 1980 alcanzó en número 1 en USA y el 5 en Inglaterra.
Todo quedaba pues para un último proyecto
colectivo con el grupo en la cumbre, de nuevo con Mike Chapman en la producción
y buscar su obra más ambiciosa, el primer paso hacia una madurez que en ciertos
momentos resulta cuestionable.
The Tide Is High
AUTOAMERICAM.-Noviembre
de 1980.-
Rompen con todas las reglas, sólo si ves en la portada a
Blondie sabes que lo que suena dentro del Lp son ellos, pero cuesta. De hecho
piensas que la carpeta y lo que suena en tu viejo tocadiscos es diferente, que
te han cambiado el vinilo. Pero no. La banda da un giro sustancial, para mí
hacen su Berlín a la usanza de Lou
Reed. Basta escuchar Here´s Looking At
You, todo un homenaje al burlesque más triste y a los viejos musicales,
para pasar al bailable pop con aires caribeños con The Tide Is Night, acompañados de trompetas con sonido mariachi.
Blondie se apartan conscientemente de su
sonido más característico y dejan de ser la banda de pop por antonomasia de
finales de los 70 y reniegan del concepto new wae en el que se les había
metido. No sólo meten trompetas y violines, sino que cultivan otras facetas,
luego desarrolladas en la carrera en solitario de Debby Harris con The Jazz
Passengers, la de baladista de jazz. Hablo de Faces, ejemplo de lo que sería su transcurrir posterior; pop Go Through It; guiños a las raíces: T-Birds, Walk Like Me. Y para que no falte de nada, un rap, primigenio en un
grupo blanco, con sección rítmica en la línea de Chic y sección de vientos: Rapture, estamos en 1980, ¡ojo al dato!
Y hasta una versión de Camelot, Follow
Me. Canciones discotequeras sin la gracia de antaño, para qué engañarnos, Do The Dark, eso sí, con aires
orientales…
Lp ecléctico que necesita de varias escuchas
para saborear los muchos ingredientes que lleva. Tal vez, desde mi punto de
vista, es que es un disco de Blondie y viene precedido de maravillosas tonadas
de pop, canciones que son un cañón… y aquí despista hasta el extremo de no
creerse que son ellos los que son capaces de realizar otras gamas, más camaleónicos
imposibles. Si lo que deseaban era romper con su legado anterior, a fe que lo consiguió.
Rapture
No
hay retorno flamante.- Atoamericam
es el canto del cisne que duró hasta el siguiente trabajo, The Hunter – 1982. Su evolución desde
banda underground de los 70 a las listas de éxitos de los 80 era un hecho, tan
evidente como que ya no tenían absolutamente nada que decir como grupo. El pop
siempre ha sido esa maravillosa máquina de reciclaje humano y Blondie supo
sacar provecho en un lustro interesante, y de paso contradecir al destino,
aquel que siempre tiene a los grupos neoyorquinos aclamados por la crítica e
ignorados por el gran público.
Debby Harris no sólo ha tenido sus proyectos
en solitario, intranscendentes por otra parte, pero sí una relativa y modesta
carrera como actriz. Del resto de los componentes, pues más de lo mismo. ¡Ah…
sí…! En 1999 sacaron otro disco, No Exit,
que contenía María, single de éxito
masivo que los colocó en lo alto de las listas y de nuevo con giras. Ahora sólo
están 3 miembros de los originales: el batería Clem Burke, el guitarrista Chris
Stein y la vocalista Debby Harrys, claro. Pero no, ya no son Blondie, son otra
cosa.
Genial
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