Todo cambia para que nada cambie

 Casi treinta años gobernando los mismos.
 Vivimos en un sistema basado en la libertad de elección de nuestros representantes cada cuatro años. Pero este sistema se ha encargado de que únicamente dos partidos políticos de los muchos que existen, puedan alcanzar el poder. Se ha orquestado un sistema bipartidista encubierto y se ha creado la falsa sensación de una pluralidad política. Se ha hecho creer a todos los ciudadanos que sus ideas políticas tienen cabida en este sistema, cosa que no es así. Sin embargo, favorece totalmente a los partidos mayoritarios quedando prácticamente en la marginalidad las ideas o lo partidos que estén fuera de éstos.
 Cada vez se quiere hacer más presente lo que llaman " voto útil ", que no es más que conseguir captar a los votantes que aún no han sucumbido a las mayorías impuestas desde el Estado. Te dicen que para que no ganen las derechas votes al partido mayoritario de izquierdas, o al contrario, sin que tengas en cuenta programas, si estás de acuerdo con ese partido, si el candidato es la persona idónea, etc. Básicamente se trata de votar lo que ellos quieren, ya que de otra forma - y según esa interpretación - tú voto no valdrá para nada. Con lo cual se consigue que los representantes de todos y todas sean representantes de una pequeña parte de la población, en la que por supuesto no se encuentran incluidos los jóvenes sin derecho a voto, lo inmigrantes o las personas que han decidido votar en blanco o abstenerse.
 Eso viene siendo así desde la transición. En 1977, cuando se efectuarón las primeras elecciones de la democracia, sólo tres partidos han ocupado el poder. El primero UCD, que gobernó hasta el 82, desde entonces únicamente dos partidos han estado en el gobierno: llevan 30 años alternandosé en el poder. Cosa poco probable de suceder si no se preparara el sistema para que así ocurriera.
 Existen varias herramientas que se han utilizado para este fin. Una de ellas es la ley electoral donde se regula el conteo de los votos.Éste se hace mediante el sistema D ´Hont, que es una fórmula para repartir los escaños entre los votos de cada partido.
 Este reparto se hace de la siguiente manera: después de tener el recuento de todos los votos se da un escaño al partido que más votos ha conseguido, dividiéndose el número de votos de dicho partido entre dos. Después, se da un escaño al segundo partido que más votos tenga ( pudiendo ser otra vez el mismo partido si después de ser divididos sus votos entre los dos sigue siendo el partido con más votos. Sí es así el número de votos se dividirá ahora en tres ). Así se realizaría sucesivamente hasta que se acaban los escaños a repartir. Este reparto se hace con los votos obtenidos en cada provincia y con los partidos que hayan obtenido el tres por ciento de los votos.
 Se observa como se margina a los partidos minoritarios que, consiguiendo un  porcentaje de votos inferior a uno determinado,ni siquiera obtienen representación. Por lo tanto, vemos como el reparto de escaños no se realiza ni siquiera de forma proporcional, lo cual resta legitimidad al sistema sustentado por el voto en lo que se refiere a la promesa de igualdad.
 Otra herramienta para que el poder del Estado siga siendo cosa de dos, es la financiación de los partidos. El Estado otorga subvenciones anuales según el número de escaños obtenidos en las anteriores elecciones al Congreso .Con lo cual, cuantos más votos tengan, más medios tienen para conseguirlos.
 El espacio publicitario en la televisión en tiempo de elecciones también se rige por las mismas normas. A más votos conseguidos en las anteriores elecciones, más minutos de publicidad.
 También se sirven de la ley para perpetuar el bipartidismo, mediante la ley de partidos, que muchas  veces, es aplicada sin toda la legitimidad legal que de la que tanto eco se hacen. Todo esto también es sustentado por la falsa sensación que crean de diversidad política, de hacer creer al ciudadano que tiene posibilidades de cambiar las cosas y de que sus ideas políticas, sean cuales sean, pueden alcanzar el poder, cosa que ya hemos visto se encargan de que  no sea así. Como afirmo, los métodos expuestos aquí sólo tienen como fin que dos partidos, que cada  vez se diferencian poco el uno del otro, puedan ser los que accedan al poder. Ahora yo, luego tú.
 Lo que quiero demostrar es que es urgente un cambio en la reforma electoral, poner en evidencia que el sistema de igualdad y libertad que tanto anuncian no está basado más que en mentiras, en el afán de poder y en un sistema social injusto que provoca y genera la indiferencia de los ciudadanos. Para qué, si nada va a cambiar, y así  nos va. El gran logro de este sistema electoral ha sido convencernos de que nuestra participación en él se realiza de manera activa y puede ser motor de cambio. Pero la realidad no es menos cierta: mientras no rompamos con la representación no podremos tener poder de decisión sobre nuestras vidas.


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