HENRY MILLER: EL OFICIO DE CALLEJEAR.-
Nací en la calle y me crié en ella, una especie de Aries que confiere un cuerpo fogoso, activo, enérgico y algo inquieto. En ella aprendes lo que realmente son los seres humanos; de otra forma, más tarde uno los inventa, es decir literatura.
En mi búsqueda de una salida, me pasan cosas, como observar a las mujeres vestidas con hermosos trapos y cada una equipada con un sonrisa de congelador. Vuelvo a cruzar el punte de Brooklyn y me siento en la nieve, frente a la casa donde nací. Una soledad angustiosa se apodera de mí. En ella soñé que quería ser músico, que pertenecía a una orquesta para la que no se habían compuesto nunca sinfonías.
Los muchachos que adoraste cuando pisaste por primera vez la calle, permanecen contigo toda la vida. Son los únicos héroes verdaderos, nada de Napoleón, Lenin, Capote... Llevamos con nosotros a todas partes nuestra cambiante geografía. La pujante América me deja un relato costumbrista neoyorkino en la sastrería de mi padre rodeado de judíos, polacos y alemanes acogidos aquí, una fauna heterogénea que veía en la calle y que acaban apareciendo a fragmentos en Primavera Negra 1936, Henry Miller que era un tipo del Distrito 14º de Brooklyn, donde se crió, formó, porque el resto de Estados Unidos era para él como una idea.
Cabalga entre Nueva York y París como quien cambia de acera y su compleja lectura siempre cargada de imágenes y símbolos surrealistas, necesita de cierto ejercicio de paciencia, forma parte del triangulo Trópico De Cáncer - 1934 y Trópico De Capricornio - 1939, mantiene la misma intensidad que esos dos títulos, pero la calidad es menor aunque nunca despreciable si uno quiere adentrarse en el universo milleriano.
Soy Tony Bring, bastante ingenuo en estos momentos de mi vida. Incluso creo que buena gente, servil y deseo ser escritor, de hecho lo soy, aunque siempre me rechazan de todas la editoriales; mientras tanto sobrevivo con mi mujer Hildred que trabaja de camarera. Todo iba regular hasta que conoce a Vayna y la trae a casa.
Pasamos a ser 3 y a veces más. Como cuando comíamos fuera de casa y el camarero deja la carta encima de la mesa, éste sonrió al leer algunas líneas por encima del hombro de Hildred. Luego ellos 2 se pusieron a charlar y reír e hicieron planes para la mañana siguiente o esa mima noche; más tarde llegó el café y las colillas se amontonaron en los platos.
Hildred se sentía como una persona distinta, Sacaba de la cama a Vayna con mayor ternura. Una princesa era algo muy delicado. Cada día salían de la casa cogidas del brazo. Regresaban cuando les daba la gana.
La cuestión me ponía de los nervios.
¿ Dices que nos quieres a los dos ? - les interrumpí un día.
Sí - contestó Hildred -. os quiero a los dos, aunque el amor que siento por ti es diferente del que siento por Vayna.
Llega un punto en que el contacto con la realidad se hace tan encarnizado que uno ya no es un individuo atormentado por las circunstancias, sino un ser vivo cortado en rodajas... En esos momentos, todo se aclara: el significado de los sueños, la sabiduría que precede al nacimiento.
Tony Bring se repItió fórmulas vacías leídas en los libros de chistes de los pandits ( malos ). Hurgaban en las entrañas, hervían microbios invisibles, sopesaban los imponderables, extraían los jugos de la ira y de los celos...
Ante la angustiante situación al borde de la locura, la huida parece la única solución lúdica.
Polla Loca la escribe Henry Miller entre 1928/30 antes de su partida a París. Su entramado bohemio neoyorkino del Greenwich Village refleja las angustias del escritor, pero lo pone en la dirección de los trópicos con los que alcanza el sueño que persigue.
Quiere ser pobre de manera romántica.
TRÓPICO DE CÁNCER.- 1934.-
¡ Domingo ! He salido de la Villa Borghese un poco antes del mediodía, justo cuando Boris se disponía a comer. Me he marchado por delicadeza, porque a él le duele de verdad verme sentado ahí, en el estudio, con el estómago vacío. Por qué no me invita a comer es algo que no sé. Dice que carece de medios, pero eso no es excusa. De todos modos soy discreto al respecto.
Estamos en el segundo año de mi estancia en París y es otoño. Y entonces se me ocurrió, como un relámpago, que nadie negaría una comida a un hombre, siempre que tuviera el valor de pedirla. Fui inmediatamente a un café y escribí una docena de cartas, ¿ me dejarías comer contigo una vez a la semana, dime que día te iría mejor. Dio resultado como un hechizo.
Ya no soy americano, ni neoyorkino, y menos todavía europeo, ni parisino. Ya no debo lealtad a ningún país, ni tengo responsabilidades, ni odios, ni preocupaciones, ni prejuicios. No estoy a favor ni en contra. Soy neutral. Mientras tanto encontré trabajo de corrector de pruebas en un periódico, en la idea de escribir la novela que me rondaba en la cabeza y que tenía desgajada acá y allá.
Tenía un corazón lleno de amor para la mujer adecuada, a veces era silencioso y discreto como el Sena que apenas se nota su presencia, como una gran artería recorriendo el cuerpo humano.
Mátame, Dios, para saber en qué consiste.
TRÓPICO DE CAPRICORNIO.- 1938.-
Incluso de niño, cuando no me faltaba nada, deseaba morir: quería rendirme porque luchar carecía de sentido para mí. Consideraba que la continuación de una existencia que no había pedido no iba a probar, verificar, añadir ni sustraer nada.
En una época en que otros conseguían puestos cómodos, yo pasaba de un empleo miserable a otro, sin ganar nunca lo suficiente para subsistir. Cada objeto, cada ser vivo y cada cosa llevaba su existencia independiente. Para que te acepten y aprecien, tienes que anularte, volverte indistinguible del rebaño.
Luego, no queremos morir, eso es lo malo que tenemos. es lo que da sentido a Dios y a la olla de grillos de nuestras azoteas. Lo que pienso, con cierta pena y nostalgia, es que esa vida tan restringida de la infancia, parece un universo ilimitado y la vida que siguió, de adulto, un dominio que disminuye constantemente.
Estaba vivo y vacío, lo que es tan próximo a Dios, que es demencial.
Confusión es una palabra que hemos inventado para un orden que no se entiende. Tengo tan poco miedo al desorden como a la muerte, y no me hago ilusiones con respecto a ninguno de las dos. La amarga experiencia me ha enseñado que lo que sostiene el mundo es la relación sexual, de ahí que si tuviese la oportunidad de ser una estrella, la rechazaría. La casualidad más maravillosa que ofrece la vida es la de ser humano; abarca todo el universo. Incluye el conocimiento de la muerte del que ni siquiera Dios goza.
Aun cuando hubiera un empleo que pudiese desempeñar, no podía aceptarlo, porque lo que necesitaba era una vida más rica. Era más fácil aceptar trabajos humildes porque me dejaban la mente en libertad.
Comprendo de repente lo civilizado que soy... la necesidad que tengo de gente, conversación, libros, teatro, música, cafés, bebidas, etc. Es terrible ser civilizado, porque cuando llegue el fin del mundo no tienes nada que te ayude a soportar el terror de la soledad.
Toma el placer mientras dure...
SEXUS.- 1949.-
Las palabras me salieron como tiros de metralleta. Le conté la situación en la que me encontraba, lo complicada que era, que a pesar de todo pasaban cosas, las grandes esperanzas que abrigaba, la vida que tenía por delante a condición de que pudiera hacerla mía, exprimirla, dirigirla, conquistarla.
¿ Qué había escrito hasta entonces ?
Pues varios libros, poemas, una colección de cuentos.
Me gano el sustento en la Compañía de Telégrafos, selecciono personal y tengo una hija con Maude que se supone es mi mujer, aunque acabo de conocer a Mara que trabaja en un salón de baile y tengo que hacerla mía, me vuelve enfermizo tanto trajín. Hasta que nos trasladamos al Bronx donde unos amigos nos habían prometido un ala de la casa. Fue un periodo suicida que empezó con cucarachas y bocadillos de pastrami caliente y acabó en un cuchitril de Riverside Drive; allí vivían Ida Verlaine y Bill Woodruff.
Yo despreciaba a las personas que, por carecer de firmeza de carácter propia, se hacían cargo de los problemas del mundo, la auténtica persona seria es alegre, casi despreocupada. Otra cosa que no creía en absoluto: el trabajo.
La imaginación es la voz de los atrevidos. Si hay algo divino en Dios, es eso, se atrevió a imaginarlo todo.
En un momento determinado Maude se cambió el nombre a Mona. Se relajaba con la facilidad de una pantera, con las piernas bien separadas, como dejar salir el esperma. Iba con una toalla inclinándome sobre ella, le pasé los dedos coño arriba. Me gustaba tocarlo justo después de un polvo. Me daba escalofríos de emoción.
Para el hombre, la enorme maravilla es estar vivo.
Pensaba que me encontraba en ese estado de ánimo en que uno debe empezar a escribir.. Me sentía maduro y dispuesto, fluido y solvente. Podía ver lo fácil que era, contando con el ambiente adecuado, pasar de la vida de un empleado a sueldo, un peón, un esclavo, a la de un artista.
Tenía por delante toda una vida. En pocos meses cumpliría 33 años, sería dueño absoluto de mí mismo, hice voto de no volver a trabajar para nadie; seguía con mis problemas con mi exmujer y visitaba de vez en cuando a mi hija. A mi lado Mona, mi amigo Ulric y muchos conocidos, a veces demasiados, en ocasiones se escondían.
Aceptaba y apreciaba el pasado sólo cuando podía utilizarlo con fines creativos.
Pero hubo que hacer trabajos alimenticios mientras en mi cabeza se elaboraban libros.
La taberna clandestina no tardó mucho en convertirse en una especie de club privado y centro de recreo. En la pared de la cocina hay una larga lista de nombres, junto a éstos con tiza, las sumas que nos deben nuestros amigos, únicos clientes estables.
Si pudiéramos conseguir lo que queremos cuando creemos que lo necesitamos, la vida no tendría problemas, ni misterios, ni significado.
Hubo épocas desastrosas, de hambruna, de pedir un cheque a mi padre, el sastre, para que pudiera regresar de Jacksonville en una aventura horrible que me alejó de Nueva York intentando buscarme la vida, y sólo encontré más miseria y experiencias, mientras en mi cabeza seguían fluyendo historias que quería plasmar en novelas...
Cuan poco ponemos de manifiesto de nuestro verdadero yo, incluso cuando nos hallamos en el mejor estado.
No hay razón para morir; ninguna absolutamente. Morimos porque carecemos de fe en la vida y a entregarnos por completo a ella; no nos aplicamos para evitar la muerte.
Y mientras tanto ahí estaba Mona, y también Stasia y hasta el abogado John Styner y la idea dominante de la mente como algo aparte. A veces pasaba horas sentado a la máquina sin escribir una línea. Excitados por una idea, que con frecuencia no venía al caso, mis pensamientos afluían con demasiada rapidez para poder transmitirlos, me arrastraban al galope, como un guerrero herido a su carro. Sin embargo, cuando las cosas marchan bien, es asombroso hasta donde puede ir la mente sin permiso del espíritu; la conclusión de escribir era acopiar los frutos de la imaginación, como el árbol que no busca sus frutos, los produce.
Hambre, miseria, sablazos a conocidos y amigos que se toman la libertad de acudir a Henry Miller en cualquier circunstancia del día y de la noche. Desbarajuste de vida, ideas atropelladas en la mente que en ocasiones puntuales llega a ordenar en su cabeza y traspasarlas al papel y quizás en obras.
El núcleo vital de huir de los Estados Unidos para viajar a Europa y crearse una obra a su medida: libre de perjuicios. París como señuelo final y culminante de los sueños. La trilogía que forman Sexus, Plexus y Nexus y el centro neurálgico con Mona, en el cual gira la vida del autor con los recursos mínimos para la subsistencia diaria mientras el espíritu recoge las migajas del sueño europeo, tuvo que arrancar sus raíces para que su literatura floreciese en esta parte del Atlántico, dejar atrás Nueva York en 1930; ahora iba a vivir el sueño bohemio y hasta fue feliz y volvió a sonreír, según dicen.
Cuando entregó Nexus, su obra ya estaba escrita y tendría vida propia.
" Pelotas," dijo la Reina. Si las tuviera, ¡ sería Rey !
Se alza la falda a lo largo del muslo para enseñarme el punto en que Tania la mordió. Su blanca carne está hinchada por las jarretas. Y, como ha dicho, aún tiene la marca...una huella circular y perfecta de los dientes de su amiga muy arriba y a un lado, a pocos centímetros del coño.
¡ La señorita Cavendish ! En mi vida he visto una mala puta igual. Esta mañana la he visto en pelota brava como se suele decir, siempre tiene algún problema doméstico, me tiene harto. Eso sí, tiene uno de esos ombligos grandes y profundos en los que cabe una castaña. Del coño no puedo ver mucho, porque está de pie, pero ella procura mantener los muslos separados para que la luz pase entre ellos.
Aquí me tenéis en mi propia casa, con el alquiler pagado, borracho y con dos gachís guapas y desnudas en las manos. La Virgen, me siento capitán general. Esto es París, y parece que trabajo en algo parecido de periodista o en un periódico.
Conozco muchas mujeres. Toos me habla de la ciudad en la que estamos, ahora que se marcha también intenta que yo lo haga. Nueva York, Belín, tal vez. Un fenómeno de este lugar es que induce a todos a creer que los que nos quedamos desperdiciamos nuestra vida.
Una de las cosas que distingue a Toots... que sepa lo buena que está y sea generosa con esa almeja que tiene entre las piernas.
Le tengo puesto nombre a mi pene: John Thursady.
Tengo una erección tan maravillosa que después de quitarme la ropa, me quedo delante del espejo admirándome unos minutos. Los hombres deberían fotografiarse cuando están así en forma, simplemente para llevar la foto y echarle un vistazo cuando vayan a pedirle un aumento de sueldo al jefe. También estaría bien enseñársela a los nietos.
BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA
TRÓPICO DE CAPRICORNIO.- 1939
SEXUS.- 1949
PLEXUS- 1953
NEXUS.- 1959
Primavera loca.- 1936
Opus Pistorum.- 1983
Polla Loca .- 1991
Henry Miller: 26 de diciembre de 1891.- Nueva York ( USA ).- 7 de Junio de 1980.- Los Ángeles (USA).-
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