HARRY CREWS: VERDADES EMOCIONALES
A ver: primero vives, luego vas guardando elementos de esa existencia en cuadernos y en la memoria, los espolvoreas según sea tú imaginación y los dotes creativos que se te hayan concedido por el mero hecho de nacer. Mientras tanto, bebes, luchas, peleas, te enrolas en " los marines " para huir de un pasado inmediato que no te gusta. Regresas para darte cuenta que no es tú sitio aunque ya es demasiado tarde, como el ADN de cada cual, hay huellas que persisten en tu piel hasta el final, no se puede hacer nada con los fantasmas heredados, si acaso compartirlos.
Sea como sea, Harry Crews desarrolla una narrativa personal muy única. Todos los personajes de los que hace gala en su narrativa, apenas una veintena de títulos, son seres marginales social y económicamente, pero claro, tienen que vivir: comer, dormir, fornicar... así sus novelas acogen a freaks, tullidos, palurdos con enfermedades cutáneas, con un pie enorme, sin brazos, hilbillys, energúmenos asilvestrados... y un largo etcétera.
No se ríe de ellos, tampoco los alaba, simplemente como un notario levanta acta y lo riega con humor, sencillez, brutalidad, éxtasis. A fin de cuentas en la narrativa de Crews existe felicidad, sexo, amor, algún que otro pescozón, alguien que se hace daño y que se vanagloria de ello. ¡ La vida en sí misma ! La Literatura De Los Descastados, eso lleva consigo las obras del escritor americano.
Hablo de un tipo que ve otra visión distinta a la que varios contemporáneos tuvieron de USA; sea John Steinbeck, Ernest Hemingway, William Faulkner ... quizás se acerque ( no escribo de calidad, sino de sensaciones ) a Raymond Chandler, Williams Burroughs... entre medias queda Charles Bukowski y en la línea suya John Fante, Dan Fante, Jim Thompson. Por ahí anda la cosa.
Sus textos cabalgan entre la ironía y la brutalidad, esa literatura de marginados a veces entre ellos mismos se establecen " castas "; dura, pero siempre comprensiva en esta lotería que es la vida, que nunca sabes... Personal que uno ve sobre todo en las ciudades, mascotas humanas de circo, gestes dejadas de la mano del sistema, del progreso, una especie de casquería humana ambulante.
Una cosa es ser un raro en el mundo real rodeado de gente normal y otra muy distinta estar rodeado de tus amigos raros en una feria y que el mundo venga a verte.
Cantar gospel era una manera de ganar dinero, de escapar de Enigma, de no tener que pasarse la vida pisando mierda de cerdo. No había previsto que Dios se entrometiese.
EL CANTANTE DE GOSPEL.- 1968.-
Es su 1ª novela o al menos publicada, pero es magistral, ahora de lo que se trata es de mantener el nivel, y Crews, y a fe que lo consigue, porque su obra recoge los llantos de la calle de aquellos personajes que pasan desapercibidos para el resto de los mortales, e incluso, su aspecto, es desagradable. Cabezas deformes, pie grande, tipos sin brazos... y así.
El Cantante De Gospel reúne a varios personajes con cosas en común: todos desean otra vida, aunque el muchacho que salió del poblacho sureño de Enigma parece haberlo conseguido porque está dotado de voz; esas notas magistrales que es capaz de sacar de sus cuerdas vocales y que le permiten llevar una vida de estrella de rock and roll, ya saben: buenos hoteles, cadillac con chofer, mujeres de todos los tamaños y tintes... pero la novela habla sobre gente fracturada intentando recuperar su orgullo, tanto varones como hembras incompletos, quebrados en algún punto de su vida, sea emocionalmente como MaryBell Carter, la asfixiante existencia del hombre de color preso Willalee Booktaee Hull, cuyo único respiro es que llegue su amigo el cantante de gospel para hablarle, aunque sea desde la cárcel de Enigma, en el estado de Georgia.
Todos tratan de rebelarse contra el destino que les tocó, las cartas no le gustan a nadie, si acaso al cantante de gospel, encantado con su vida pero que arrastra la mierda sureña de emociones y supersticiones como una maldición; algo a lo que Truman Capote ya definió algo así como Dios te da un don y un látigo.
Con este material y gente como el conductor y mánager de cantante, Didymus, los padres del muchacho, Enigma, el pueblo, sus gentes; Crews escruta con precisión de cirujano ambientes, cosas, personas, situaciones de forma magistral y... amena. No es sencillo que abandonados, feos, deformes en general en sus físicos, sea capaz de penetrar en sus entrañas con sus anhelos, sueños, frustraciones, dolores... ahí está la gracia de El Cantante De Gospel.
Joder, la mierda que tiene que tragar uno hasta llegar al final de lo que sea.
Harry Crews ya sabe lo que es la vida. Vive, bebe, trabaja, fornica, duerme... pero como le sucede a su protagonista de El Cantante De Gospel, todo es un negocio, hasta donde podía recordar. Un negocio con su familia, un negocio con MaryBell, un negocio con los estudios de televisión y finalmente un negocio con Didymus, porque Él, el Cantante De Gospel, era en sí mismo un negocio; como por otra parte acaba descubriendo en un momento de su existencia Crews.
Ya comenté que veo varios paralelismos en la vida de varios coetáneos suyos. Así Charles Bukowski llegó a 7 décadas de subsistencia, que no es poco para el ajetreo que se tuvo y pudo, es un decir, tener un cierto respiro los últimos lustros, aunque el barro lo llevaba pegado a sus suelas, su desesperación era la misma que acompaña a tipos como Dan Fante o Harry Crews. Y pese a todo, dejan un obra extensa, excepto en el hijo de John, donde para él escribir es pelear.
Crews, Bukowski y Dan Fante se fueron cuando llegaron a la 7ª década, casi un milagro, y salvo el último que eligió vivir así, tenía posibles que se dice... los otros 2 pelearon con la vida a su manera vertiendo sobre sus textos su imaginación, talento y una observación cotidiana de lo que les sucedía, aunque en el caso de Harry Crews, siempre el ojo se fue a lo desheredados.
Nadie se mete en el agua con un cocodrilo, salvo otro cocodrilo.
DESNUDO EN GARDEN HILLS .- 1969.-
¿ Por qué voy a querer... comerme... un... coche ?
COCHE.- 1972.-
El salón de baile del Hotel Sherman de Jacksonville, Florida, era el sitio más amplio para danzar de todo el sudeste de la nación y lo habían acondicionado especialmente para acoger a Herman y el Maverick, así rezaba en el anuncio del espectáculo.
El agotamiento extingue al mundo.
LA MALDICIÓN GITANA.- 1974.-
Mostrar la belleza que se oculta en lo sucio, estéticamente deforme, porque el físico viene con una abolladura importante, sea en forma de tener unas piernas de apenas 8 centímetros; en cambio sus brazos son 2 masas uniformes y fuertes con unos dedos ágiles, sólidos que pueden mantener en equilibrio a Marvin Molar, un tipo peculiar, que además, aquí Harry Crews no se corta, es mudo y sordo, por lo que su comunicación se hace a través del diálogo con sus manos, aunque el muchacho, entre otras cualidades, sabe pensar y leer en los labios del personal.
Odio ver a cualquiera ridiculizarse intentando hacer una cosa que no sale de sí mismo. Uno hace lo que puede hacer, se tiene el talento que se tiene y tratar de ir más allá es adentrarse de lleno en el territorio de la ridiculez más absoluta.
Así piensa Marvin Molar, que vive en los cuartos traseros del Fireman´s Gym, un gimnasio que gobierna como puede un exboxeador profesional de 72 años, Al, junto con Leroy y Pete.
Encontrado con 3/4 años envuelto en una manta y con una nota, se supone que de sus padres, mal escrita y con faltas de ortografía, cuando el viejo, entonces no tanto, Al, se lo llevó y cuidó de él.
Marvin Molar lleva una vida, es un decir, corriente, al margen de sus entrenamientos y exhibiciones donde lo contratan: lee, duerme, tiene una novia espectacular: Hester, lleva mal los celos, la cotidianidad del amor; y Crews consigue con economía de medios pero eficaz, crearnos un ambiente, una ciudad, unos personajes, unas situaciones, no sólo creíbles, sino deseables de pasar a la siguiente página y leer qué les ocurre a cada uno de ellos, pues el autor da su espacio a cada cual.
Pese a todo, Marvin Molar no es un tipo angustiado ni amargado, lo lleva lo mejor que puede, es consciente de su situación física y lo que refleja en los demás, sobre todo si no le conocen. Esa destrucción inminente en la gente dañada como él, no le quema, hasta el punto de mantener un sentido del humor permanente, pero sobre él pesa una cuestión y no menor: ¡ Que encuentres un coño a tu medida !, esa es su maldición gitana.
En el condado de Bacon no te volvías loco; simplemente eras así.
FESTÍN DE SERPIENTES.- 1976.-
UNA INFANCIA: BIOGRAFÍA DE UN LUGAR.- 1978.-
Me he pasado la mitad de la vida en la universidad, pero nunca he pertenecido a ella. En realidad nunca he pertenecido a ninguna parte. Excepto al lugar del que marché, y esa necesidad de pertenencia radica solo en la memoria. Fue en aquel momento y a raíz de aquella información cuando tuve por primera vez la certeza de que algún día tendría que escribir sobre todo aquello, pero no con las prácticas y cómodas metáforas de la ficción que he venido utilizando durante todos estos años.
El mundo en que se movía la gente de la que procedo tenía tan poco margen de error, tan poco margen para la mala suerte, que cuando algo iba mal casi siempre acababa ocurriendo algo que lo empeorara aún más. Hay cosas que simplemente se acaban, se adentran en la oscuridad.
Lo único peor que mi excitabilidad siempre fue mi curiosidad, que jamás se vio atenuada por la piedad ni por la compasión, un defecto de carácter grave en la mayor parte de la sociedades, pero una virtud para conservar la cordura en el estado de Georgia durante mi infancia.
Una colección de milagros menores.
CUERPO .- 1990.-
Harry Crews crea su propio mundo que le lleva a desarrollar una carrera literaria muy interesante, pero toda ella con un denominador común: seres desbastados por su apariencia, pero en la novela que nos lleva a estas líneas: Cuerpo, casi es una excepción, y digo casi, pues se adentra en el mundo del culturismo, las competiciones que se desarrollan en el ámbito deportivo de exhibición de anatomías bien recubiertas de músculos, anabolizantes... y claro, crea alrededor de ello unos seres curiosos, que a fin de cuentas no se encuentran a gusto con lo que la madre naturaleza les ha dado al nacer.
En ese contexto bizarro, casi surrealista Crews se desenvuelve muy bien, presentándonos a gente interesante, como Dorothy Turnipseed que se entrena en el gimnasio El Emporio Del Dolor bajo la supervisión del fisioculturista Rusell Morgan, con la única idea concebida hace años de convertir a la mujer en Mis Cosmos, lo máximo en pesos medios del campeonato culturista femenino..
Ambientada en Georgia, el sur profundo de USA, aparecen personajes hilbillys, seres que fuera de su ambiente pasan por paletos irredentos, violentos ante todo aquello que no conocen o se les escapa de sus escasas neuronas. A ellos pertenecen la familia de Dorothy hasta el punto de cambiarse el nombre, siempre despectivo de su apellido ( significa Semilla De Nabo ), por el de Dupont.
Me cago en diez - respondió Turner - , en el camino to los árboles tenían una luz y un palo colgando. Me parece que vamos a ver muchas cosas raras por aquí.
Los familiares de Dorothy eran unos simples hombres y mujeres fondones y contrahechos que podían haber sido seleccionados al azar de cualquier segmentación de la vieja, patética y normal población americana. Motor, Turner, Cabeza Clavo, Earline, Alphonse... forman una troupe que acude a la final del concurso de Miss Cosmos en el Centro de Convenciones del Blue Flamingo, con todo lo que ello conlleva..
Crews lleva su universo literario a cuotas inimaginables, todo escritor sabe que la verdad está en la ficción, pero también que su carácter es su destino, y la dota de imágenes, situaciones, lenguaje propios, un humor de perros y enorme dosis de realismo.
No me ponga más de los nervios, señor Winekoff. Ahora mismo podría comerme un kilo de chinchetas. Sin agua.
La gente siempre se empeñaba en contarle cosas que no quería escuchar. Peter tenía que conservar su trabajo porque no le quedaba otra opción, en la Compañía Papelera de la calle Bay, en Jackonville, Florida; donde tenía que atravesar un hangar para acceder al furgón en el que trabajaba mano a mano con el gigante George, donde siempre existía un hedor considerable.
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