EDWARD ST. AUBYN: EL PADRE
Bajo el sugestivo título de El Padre, el autor británico nos deja todo un tratado de psicología de como mantener la figura paterna aún más allá de que éste falleciera. Desde luego la sombra aquí es alargada.
Tres novelas que reflejan la vida decadente, pero lujosa, del aristocráta inglés Patrick Melrose y de sus desgracias por, esas cosas del azar, ser hijo del doctor David y una pusilánime Eleanor, a la postre sus progenitores.
Da Igual - 1992, Malas Noticias - 1993 y Alguna Esperanza - 1994; pasamos de actos crueles con tintes de pederastía, no exentos, muy británico, de tintes de humor, quizás negro; a monstruos que pueblan la cabeza del politoxicómano veinteañero de Patrick, a fiestas en mansiones campestres. El personal se puede morir, de hecho lo hace, pero a lo grande y a todo trapo, nada de plebeyos problemas, aquí, en los textos de Edward St. Aubyn, se está por encima del bien y del mal. Esnobismo, mucho cínismo, crueldad, altas dosis de humor.
Cierto psicoanalisis que St. Abyn no esconde, datos biográficos en sus páginas con el alto vuelo de la buena literatura y una cierta sensación de liberación, al menos como lector es lo que me queda en esta trilogía, a fin de cuentas demasiados artifcios para la terapia. Y la familia, un escape, un embudo... a menudo un embrollo indescifrable para la mayoría.
Su desprecio de la vulgaridad incluía la vulgaridad de querer evitar ser vulgar.
DA IGUAL 1992.-
David Melrose es rico, aparte de doctor, casado con la frágil y elegante, Eleanor, ambos comparten vida, es un decir, en la Provenza, un idilíco castillo en el sur francés, con criada, rosas, jardines, fiestas, un piano, al que ahora el artrítico aristocráta inglés, apenas puede apoyar sus dedos en las teclas del instrumento de cuerda, pero aún así intenta sacar algunas notas entre vasos de vocka con unos cubitos de hielo.
Edward ST. Aubyn describe la alta burguesía británica que tan de 1ª mano conoce, él es uno de ellos, y estas obras le impulsaron en el panorama literario inglés no sin pagar un precio con el que estaba encantado, la de ser oidiado por los que se supone, eran los suyos.
Da Igual transcurre en un espacio de tiempo corto, cuando los Melrose esperan la llegada de otra pareja amiga y desigual: Nicholas y Bridget, él un tipo maduro y ella una muchacha que todavía le proporcionaba erecciones con recompensas.
El pequeño Patrick de apenas 5 años, es manipulado, violado, sodomizado física y mentalmente por su padre David, al cual acabará por hacerle una avería considerable, al entonces pequeño hijo suyo. Mientras, el vástago emplea su tiempo en tan idílico lugar, jugando en su espacioso jardín, más bien escondiéndose de todos, sobre todo de su padre, que con el dolor que a todos lleva con su comportamiento, deja cadáveres exquisitos a su alrededor, no sólo el del pequeño Patrick; Eleanor, su mujer, es una esposa perezosa refujiada en el abismo de la bebida.
La verdad es que uno se olvida de la gente en cuanto deja de venir a cenar.
Cuando a uno no le gusta la vida que lleva, se inventa una, eso hace el pequeño Patrick en el jardín de su castillo, allí recrudece batallas, huye, muere, resucita, y siempre el padre como motivo de su hazañas, entre la huída y la venganza.
A esta mansión llegarán los invitados Nicholas y Bridget. St. Aubyn describe situaciones, aromas... hasta desencadenar una escena con trágicas consecuencias para el futuro del pequeño Patrick Malrose.
La vida es siempre igual, no importa lo que haces, sino a quién conoces.
MALAS NOTICIAS .- 1993 .- El tumultuoso viaje a cierta normalidad le cuesta más de lo pensado a Patrick Malrose, él es un tipo poco reflexivo pero audaz, culto, intuítivo, y el peor enemigo para sí mismo. St. Aubyn lo coloca con 22 años, ahora es un politoxicómano con dinero que en el devenir diario consume heroína en vena, cocaína y demás artilugios artificiales con tal de huir de sí mismo, también tiene una billetera amplia, a fin de cuentas tiene una herencia constituída por eso de los nobles ingleses, con hacienda. Pero debe enfrentarse de manera definitiva a su paado, cuando recibe el encargo de viajar a Nueva York a recoger los restos de su padre, ¡ al fin !, muerto, y hacerse cargo de sus restos.
Sólo le queda, es un decir, al viejo doctor David Melrose, su hijo Patrick, pues divorciado de Eleanor, él deberá regir su propio destino. Claro que el joven no deja de desembarazarse del peso alargado de la figura parterna, que a día de hoy le sigue persiguiendo, y es que la astilla cae muy cerca del palo.
¿ Cómo iba a dejar las drogas ? Le llenaban de emociones intensísimas.
Ya estaba, había llegado el gran momento: el cadáver de su gran enemigo, las ruinas de su creador, el cuerpo de su padre muerto; la gran carga de todo lo que no se había dicho y nunca se diría, ya estaba, sólo tenía que recoger las cenizas y llevarsélas a Inglaterra, dejar atrás esas 2 noches y días frenéticos en Nueva York que llevaba encima.
Patrick se había convertido en un adolescente hosco y malicioso y ahora era un veinteañero ofuscado por las drogas y el dolor inmenso que su padre le inoculó de niño y que él, no consigue el antídoto. Cuando se chutapa heroína podía imaginarse pasar sin ella, cuando no la tenía sólo podía pensar en conseguirla... y en ese mundo etéreo su cuerpo se transformaba en una hoja de cristal, en el intervalo sin carne entre 2 espacios, conocedor de ambos pero sin pertenecer a ninguno, sólo entonces podría librarse de la deuda feroz y burda contrída con el resto de la naturaleza.
Patrick recuerda la cita de Dante, del Infierno, en una de sus muchas agonías que le acontecen en Nueva York: Considerad vuestra ascendencia/ para vida animal no habéis nacido/ sino para adquirir virtud y ciencia.
Su lucha sigue, dondequiera que se metiera jaco era su casa, y las más de las veces eso significaba el retrete de un desconocido. St. Aubyn no ahorra escenas escabrosas, eso sí, la línea fina del humor sutil, no la suelta nunca, lo cual es de agradecer.
¿ Crees que los guardan congelados en una agencia de figurantes y los sueltan en las grandes ocasiones ?
ALGUNA ESPERANZA .- 1994 Última reflexión de St- Aubyn. La menos trepidante con respecto a los dos anteriores, ahora centrado sin más y a degüello en la alta burguesía británica que también conoce, hasta la realeza hace apto de aparición en una páginas, que con más diálogo que antes, pero con pensamientos profundos y un cierto vodevil de gentes, desmenuza el autor.
Patrick Melrose se encuentra en el borde de la trientena, edad que conviene tener pasados los apuntes a limpio si uno no quiere perderse en el laberinto de vidas insustanciales y quedar no sólo fornterizo, sino inexistente para los restos.
Lo había dejado todo, pero todavía no lo sustituyó por nada. La adicción a las drogas que llevaba perpetuada durante una década, fue atemperando en distintas clínicas, pero la promiscuidad y las ganas de fiesta seguían adelante con aire vacilante. En un de esas, cuando el dinero ya le escaseaba a Patrick, esquimaldo por la extravagancia y las facturas médicas, le mantenía fuera de la pobreza sin permitirle salir del aburrimiento, pero aceptó la invitación a una fiesta a Cheatley, quizás el aliciente es que Debbie estaría allí.
Aprovecha dicho evento St. Aubyn para ironizar, destripar, a la nobleza inglesa. Alli se reencontrará con Bridget, ahora anfitriona de dicho evento, perdido el viejo brillo de antaño, resignada a tener una sola hija, hoy adolescente, y a sus 42 años languidecían sus ojos azules y el brillo céreo de la piel se apagaba, cuestión que intentaba ralentizar con cremas. Casada con Sonny, recibirá en su castilllo de Cheatley a la aristocracía inglesa, una porción, que incluye a la princesa Margarita, que tendrá el detalle de humillar publicamente al embajador francés en dicha cena al marcharle su vestido con salsa de salmón.
El dinero venía a ser un buen apaño, un punto intermedio entre la cosmética y la eternidad.
Patrick Melrose acude a la fiesta con su amigo Johnny, donde deliberan del pasado, del presente y quizás, del escaso futuro si es que tienen alguno, en vista de sus dudas existenciales sobre si poseen algún tipo de talento, debían de aprovecharlo, o serían desgraciados el resto de sus vidas. A fin de cuentas, St. Aubyn demuestra con su personaje principal que en este mundo inglés de rica complejidad, donde el presente siempre se ve como si estuviera de perfil y el pasado se presenta de frente.
St. Aubyn deja claro en la trilogía El Padre la decadencia de la aristocracia británica, sobre todo en Alguna Esperanza, destrucción de los ideales infantiles con un progenitor tirano y una madre, digamos que despistada en Da Igual, y aborda no sin gran ironía y situaciones divertidas la drogación y alcoholismo de Patrick en Malas Noticias.
Probablemente Edward St Aubyn se haya quedado a gusto describiendo parte de sus propias experiencias. Algunos personajes son bien constrastados, Patrick Melrose, otros, son simples divagaciones, bocetos sueltos, diálogos curiosos y enfermizos, sobre todo en Alguna Esperanza, pero interesante de leer.
Edward St. Aubyn : 14 de Enero de 1960 - Cornualles - Inglaterra.-
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