TRIANA: UN PATIO Y UN TRÍO
Se De Un Lugar
Donde las madres gritan a sus vástagos con toda el alma mientras se escurren entre los baldosines del patio, se esconden entre las balaustradas de las plantas de vecinos, y se ríen hasta que alguno va al suelo demasiado rápido y ¡ llora ! Poca cosa.
Huele a puchero, a hueso de cocido en tiempos de fríos donde la cuchara es la protagonista, donde llenar el estómago es todo un arte en los tiempos que corren.
Se de un lugar donde los cachorros de cocinar se encuentran a veces en el alféizar de la ventana y detrás de los cristales de las mismas aparecen rostros envejecidos, esperando la hora del almuerzo mientras un sol perezoso de otoño invade una parte del patio vecinal. Las radios constatan una música callejera, en otras la emisora da el parte y en la de más allá se oye un bolero envuelto en las telarañas de los sentimientos más hondos.
Convertir esas experiencias v variopintas en algo cotidiano es un reto, que quizás 3 chavales del barrio sean capaces de llevar a cabo. No es el momento, nunca lo es para el rock, pero si lo llevas a terrenos eléctricos y sinfónicos, si lo hundes en las raíces profundas de lo que has olido, visto y detallado a lo largo de los años, el resultado no puede ser más arriesgado, por decirlo de manera suave.
Sevilla tiene calles estrechas, patios que aún permanecen pese al arreglo que le han hecho a lo largo de los lustros, ese lavado de cara en la Exposición Universal de 1992. Pero a principios de la década de los 70, no es extraño encontrarse a vecinos charlando en los patios de las casas: amplios, diáfanos... de sus cosas, de su vida, del color especial que tiene la ciudad y el barrio, porque Triana dio nombre al grupo más emblemático del sur, tomando el relevo del psicodélico Smash con sus tintes progresistas y bluseros.
Sevilla tiene calles estrechas, patios que aún permanecen pese al arreglo que le han hecho a lo largo de los lustros, ese lavado de cara en la Exposición Universal de 1992. Pero a principios de la década de los 70, no es extraño encontrarse a vecinos charlando en los patios de las casas: amplios, diáfanos... de sus cosas, de su vida, del color especial que tiene la ciudad y el barrio, porque Triana dio nombre al grupo más emblemático del sur, tomando el relevo del psicodélico Smash con sus tintes progresistas y bluseros.
Antes de que algo parecido a un grupo se formase, los entonces muchachos, o quizás no tanto, estaban enrolados en diversos combos que les daban el alimento, en algunos hasta les fue bien el asunto comercial. Eduardo Rodríguez Rodway tocaba la guitarra española y antes de formar Tabaca, lamió las mieles del éxito en Los Payos con lo que entonces se denominaba "canción del verano", o al menos una de las más radiadas y vendidas, María Isabel escaló los parámetros de lo que se conoce como lista de ventas. Antes formó parte de Los Flexos hasta acabar en Triana.
Tampoco es que Jesús De La Rosa, auténtico artífice del invento fuese un novato en la música, a finales de los 60 tenía un grupo de rock progresivo con algún single en el mercado, el asunto se llamaba, para los curiosos, Nuevos Tiempos. Será en Tabaca donde ambos, nacidos en Sevilla, se conocerán y trabajarán varias canciones que el teclista tenía terminadas.
Un poco como enlace, Eduardo Rodríguez, de lo que luego sería Triana, para dar forma al asunto, faltaba alguien que diera pegamento a tal cuestión. Juan José Palacios, Tele, era batería de Los Payos en su momento, donde coincidió con el guitarrista sevillano. Era la unión que les faltaba para dar forma a los temas, ese rock underground en la línea de King Crimson.
Ambos malvivían de la música, estaban repartidos en grupos diversos y orquestas para sacarse las lentejas, pero se hicieron el propósito, o el intento de sacar adelante el asunto. No era nada nuevo en Sevilla, por allí andaban muchos hippies tardíos de la España a punto de cambiar, pero a comienzos de los 70, pocas bromas con los pelos largos y el éxtasis. A fin de cuentas Triana intentaba incorporar a su sonido una evolución del rock que en Sevilla ya se había intentado con la mezcla peculiar de cada barrio y colocarla en el disparadero de ser escuchada, hasta radiada en las ondas radiofónicas si semejante experimento podía ser posible, música callejera vamos, no exenta de sensibilidad etérea y calidad.
En todo asunto, debe de existir un hada madrina, o se inventa, para que el cuento tenga consistencia. Esa, o ese, mejor dicho, es Gonzalo García Pelayo. productor y difusor del sonido y concepto de lo que sería Triana, abandonando las raíces blues y más americanas de su rock, para adentrarse en concepto autóctonos, rock cantado en castellano con ramalazos sureños muy claros.
Esa música callejera de calidad exótica les llevaría mucho tiempo sacarla adelante, más de un año incluidos programas de la entonces TVE, donde en Mundo Pop aparecieron por 1ª vez en 1974. No desertaron, siguieron adelante, pero hasta varios meses después no pudieron entrar en un estudio de grabación y dejarnos una obra maestra, su primer Lp.
Esculpir un mundo petrificado, hacer canciones prácticamente que no se pueden colocar, que se irradien, apenas una y siendo benévolos: Todo Es De Color con 2 minutos; el resto son demasiado largas, no se pueden cortar los textos, texturas e imágenes secretas que salen de los surcos de su disco para dar forma a ese rock tan particular que es Triana.
EL PATIO .- Abril de 1975.-
Es de madrugada, todavía no apunta el alba y la noche de la primavera de marzo asoma silenciosa, los músicos recogen sus instrumentos, han acabado ¡ por fin ! su disco. No llevará título, si acaso el logo de la banda sevillana, pero pasará a lo anales como El Patio.
Están contentos, demasiados sinsabores en el estudio de grabación en Madrid, menos mal que García Pelayo está al quite. No son conscientes de que abrirán muchos caminos a otros grupos, si hasta Manuel Molina y Dolores Montoya estuvieron a punto de formar parte del trío. De una manera u otra están.
Sr. Troncoso
Tampoco es que Jesús De La Rosa, auténtico artífice del invento fuese un novato en la música, a finales de los 60 tenía un grupo de rock progresivo con algún single en el mercado, el asunto se llamaba, para los curiosos, Nuevos Tiempos. Será en Tabaca donde ambos, nacidos en Sevilla, se conocerán y trabajarán varias canciones que el teclista tenía terminadas.
Un poco como enlace, Eduardo Rodríguez, de lo que luego sería Triana, para dar forma al asunto, faltaba alguien que diera pegamento a tal cuestión. Juan José Palacios, Tele, era batería de Los Payos en su momento, donde coincidió con el guitarrista sevillano. Era la unión que les faltaba para dar forma a los temas, ese rock underground en la línea de King Crimson.
Ambos malvivían de la música, estaban repartidos en grupos diversos y orquestas para sacarse las lentejas, pero se hicieron el propósito, o el intento de sacar adelante el asunto. No era nada nuevo en Sevilla, por allí andaban muchos hippies tardíos de la España a punto de cambiar, pero a comienzos de los 70, pocas bromas con los pelos largos y el éxtasis. A fin de cuentas Triana intentaba incorporar a su sonido una evolución del rock que en Sevilla ya se había intentado con la mezcla peculiar de cada barrio y colocarla en el disparadero de ser escuchada, hasta radiada en las ondas radiofónicas si semejante experimento podía ser posible, música callejera vamos, no exenta de sensibilidad etérea y calidad.
En todo asunto, debe de existir un hada madrina, o se inventa, para que el cuento tenga consistencia. Esa, o ese, mejor dicho, es Gonzalo García Pelayo. productor y difusor del sonido y concepto de lo que sería Triana, abandonando las raíces blues y más americanas de su rock, para adentrarse en concepto autóctonos, rock cantado en castellano con ramalazos sureños muy claros.
Esa música callejera de calidad exótica les llevaría mucho tiempo sacarla adelante, más de un año incluidos programas de la entonces TVE, donde en Mundo Pop aparecieron por 1ª vez en 1974. No desertaron, siguieron adelante, pero hasta varios meses después no pudieron entrar en un estudio de grabación y dejarnos una obra maestra, su primer Lp.
Esculpir un mundo petrificado, hacer canciones prácticamente que no se pueden colocar, que se irradien, apenas una y siendo benévolos: Todo Es De Color con 2 minutos; el resto son demasiado largas, no se pueden cortar los textos, texturas e imágenes secretas que salen de los surcos de su disco para dar forma a ese rock tan particular que es Triana.
Abre La Puerta
EL PATIO .- Abril de 1975.-
Es de madrugada, todavía no apunta el alba y la noche de la primavera de marzo asoma silenciosa, los músicos recogen sus instrumentos, han acabado ¡ por fin ! su disco. No llevará título, si acaso el logo de la banda sevillana, pero pasará a lo anales como El Patio.
Están contentos, demasiados sinsabores en el estudio de grabación en Madrid, menos mal que García Pelayo está al quite. No son conscientes de que abrirán muchos caminos a otros grupos, si hasta Manuel Molina y Dolores Montoya estuvieron a punto de formar parte del trío. De una manera u otra están.
Ya teníamos ganas de hacer un Lp. Por fin hemos conseguido reunir una serie de ideas, unos cuantos amigos y los hemos realizado.
Abre La Puerta da comienzo al disco, con unos rasgueos de Eduardo Rodríguez a la guitarra. Ensueño, sonidos del sur, vientos suaves. Desarrollo ampliado a más de 9 minutos para dejarnos libres y dejar paso al futuro, soñar no está reñido con ser felices. Instrumentación efectiva, búsqueda de oquedades sonoras por las que realizar giros inesperados. Alma de todo el asunto, los teclados de Jesús De La Rosa amansan Luminosa Mañana, su voz te transporta a una melodía de flamenco de corte andaluz, Recuerdos De Una Noche.
Letras cuidadas, textos imaginativos que se arropan de un buen feeling ampliando la paleta de sonidos, Se De Un Lugar abre la cara B, y si los teclados de De La Rosa arropan, la guitarra de Eduardo Rodríguez juega para terminar de agujerear el asunto, la sierra eléctrica corre a cargo de Antonio Pérez. Los cambios de ritmo son constantes para un tema muy logrado. Diálogo, forma parte del repertorio de jazz de Triana, guitarras flamencas entrantes, órgano envolvente; quizás porque la Luna contestaba que para amar hay que sufrir, con subidas y bajadas marca de la casa. A los arpegios de guitarra de Eduardo Rodríguez hay que poner los matices de Palacios en la batería.
Pero el tema del disco es En El Lago, lo más parecido a single o canción que puede abrir la lata de un disco compacto, denso en sonoridades, letras imaginativas, une fuerza y sentimiento al unisóno, la magia recorre los más de 6 minutos del tema.
Como la primavera se acerca, cierran el asunto con Todo Es De Color, aires del barrio de Triana donde la autoría es de Juan José Palacios y Manuel Molina.
Jesús De La Rosa: Teclados y Voz.-
Eduardo Rodríguez: Guitarra flamenca.-
Juan José Palacios: Batería y Percusión.-
Colaboradores:
Antonio Pérez: Guitarra eléctrica y Manuel Rosa: Bajo.-
Sr. Troncoso
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