WILLY DEVILLE: EL PRINCIPE DE LAS TINIEBLAS
Cadillac Walk
Persiguiendo sombras.- Willy estaba embutido en un traje de levita de color rojo, casi cereza cuando las
luces del escenario le daban de lleno, deambulaba despacio por el escenario
como un gato ramplón y dueño de su callejón, el micrófono al que se agarró como
si le fuese la vida en ello, probablemente fuese así, se encontraba engalanado
de rosas, desde allí y secundado por su banda arremetió los acordes de This Must Be The Night.
Era una noche fría otoñal, como no podía ser
menos a comienzos de octubre, de mediados de la década de los 90. Willy Deville
presentaba nueva obra, pero daba igual, su armazón esquelético, elegante, envuelto en su traje, con sus andares felinos, su voz susurrante a medio camino
entre el Lou Reed más tierno y los Stones más callejeros, esta mezcla de
sonidos latinos con cañón de Nueva Orleans, pasadizos secretos de las calles
bohemias de París, esa ciudad en la que residió; los entresuelos de las
avenidas de Nueva York que también conocía, hasta establecer sus huesos en el
sur americano. Así era Willy, o yo creía que era, esa especie de ser androide,
esa mezcla de bien pensante y andarín, chulo callejero bien vestido y arreglado,
a punto de asaltar a cualquier dama que lo merezca, en el buen sentido,
elegante, con un savoir faire, un
Bowie más a mano, más cercano, casi como un amigo. En el escenario es capaz de compaginar
sabiamente el bullicioso ritmo de las calles del East Side neoyorquino con su
regusto latino; para pasar a los pocos minutos al más atemperado de los
pantanos de Louisiana o arramblar con magia y supersticiones callejeras en un
carnaval de las avenidas de Nueva Orleans.
Spanish
Stroll
La
Quinta del 77.- La hornada de grupos y solistas que asoló el último
trienio de la década de los 70 era de órdago. Difícil destacar en calidad y
cantidad, pero mira tú por donde siempre hay rosas que crecen, maduran en los
rosales y sobresalen, eso sí, llevan espinas y hay que tener cuidado de no
pincharse.
Alrededor de las
calles y callejuelas neoyorquinas, diversas criaturas y criaturillas varias en
forma de homínidos forman y deforman bandas que alguna vez serán algo, o nada,
o gloriosos o fracasos, ¡vamos, como la vida misma a ritmo de rock and roll!
Willy Deville formaría a comienzos de los 70 Mink Deville y tendría que ir hasta el Londres más cosmopolita para aprender, vería el renacimiento de eso que se llamó punk y hasta las hordas de new wave.
Luego su música se arraigaría en un eclecticismo interesante, amplio, diáfano,
dentro de esta “quinta del 77” se extendería por los barrios neoyorquinos hasta
parar en París y despejar la margarita en Nueva Orleans. De ahí saldrían 3 Lps
interesantes, los que forman el triángulo que va desde 1977-1980, o sea, Cabretta, Return To Magenta y Le Chat Bleu.
Ya los títulos dan
que pensar, todo esto claro, antes de sumergirse en las ciénagas pantanosas del
sur americano, de este coctel de músicas populares en las que nos emplazó su
rock particular y exquisito, a modo de nuevo Quijote de figura esbelta, sin
caballo todavía que asomase por sus venas; el soul, el rock and roll más
primitivo, la chanson…era dueño de un limbo inventado por él y que nos dejaba
escuchar hermosas canciones, una veces acompañado de sus terciopelo de garganta,
con sutiles aderezos de saxos, vientos tranquilos que te arrullan. Este gato
callejero deja un reguero de buenas sensaciones para corazones solitarios, su
sinceridad desarma, todavía no deslumbra con sus camisas magenta, pero el
estilo de chulo androide debuta con paso firme y, es que estuvo a punto de
reinar, pero se quedó en príncipe de las tinieblas.
Little Girl
CABRETTA
.- Marzo de 1977.-
El nombre del disco viene de una prenda,
una cabretta, la típica chaqueta de cuero que se ven en las series de los 70’s. En el envoltorio una amalgama
de preciosas canciones con toques callejeros de Lou Reed: Venus Of Avenue D; ya desde el comienzo varias vías a las que
dirigir la música, saltos de baladas tiernas: Little Girl; Mixed Up, Shoop Up Girl o Party Girls;certeros disparos al corazón del rock: One Way Street, Gunslinger, Cadillac Walk; elegancia soulera: Can´t Do Without It; ritmos latinos: Spanish Stroll; coros stonianos y una voz de terciopelo, la de
Willy Deville envolviendo el suculento caramelo.
Para ser un grupo
de la nada, se sacan un excelente producto y Jack Nitzsche está a los controles.
Su rock es atemporal, como una crónica en b/n cinematográfico, en cada verso
vierte sus experiencias, el paso del tiempo sólo hará que confirmar lo que
digo, cada Lp es una novela para recrear
nuestro imaginario. Cabretta se cuela
en medio de la nada, en una vorágine de producciones inmensa, y logra
sobrevivir a base de buenas canciones, la voz de Willy Deville se colará por
las rendijas como una lagartija hasta dar con el habitáculo correcto, la línea
exacta de entonación en la interpretación sin manierismo alguno.
Soul Twist
Algunos
ajustes.- Cabretta
se publica por Capitol Records con dicho título para
Europa ( copia que tengo) ,y como Mink
Deville para Estados Unidos. Este excelente combo de canciones, en su
mayoría compuestas por Willy, se vería rodeado del batería TR Allen, el bajista
Ruben Siguenza, al piano de Bobby Leonards y a la guitarra de Louie Erlanguer.
Sus muchos matices hacen que ese rock neoyorquino se vea edulcorado, amarrado a
canciones eternas dotándolo de una solidez y autenticidad interesante.
Siempre hablaré de
Willy Deville en 1ª persona, al margen del grupo que le acompañe a lo largo de
toda su carrera, pues es él el intérprete, adueñándose de sus composiciones,
gloriosas en su mayoría a lo largo de todos estos años de finales de la década
de los 70 y comienzos de los 90; ahí donde labrará sus mejores obras, sin
duda.
Era complicado
colocar a Deville en un cajón especial, único, su capacidad para asimilar
influencias que iban desde el jazz, el blues, y saber mezclar el rock con
sonidos latinos hasta lograr elaborar hermosas composiciones, canciones que
perduran más allá del tiempo en las que las escuchas. Siempre me llamó la
atención esas melodías, ese “detalle” único con lo que elaboraba este hombre
cada Lp. Siempre sería un alma inquieta, sus viajes anteriores a la grabación y
formación de Mink Deville le llevaría a pasar por Londres donde vive varios
meses, para volar a San Francisco y montar una especie de banda de las que carezco
de noticias, se llamban Billy Desade And The Marquis, donde Ruben Siquenza ya
aparece en la vida y obra de Willy.
Claro que todo se acabará fraguando en el Nueva York de medidos de los
70 y alrededor de esa telaraña de solistas, grupos, artistas, que significó el
CBGB.
Sin perder para
nada la capacidad de aprender y asimilar sonidos diferentes, Cabretta, les abre los caminos por los
que transitar sin perder un ápice de personalidad rockera, incluso de colocar a
un grupo jamaicano haciendo coros, The Inmortals
o vientos a cargo de Steve Douglas. Algunas comparaciones surgieron a raíz del
1º álbum, quizás para intentar situar la música de Willy Deville en el
contexto, me refiero con Lou Reed,
quizás por neoyorkinos, dejes de voz, entonación, pasajes urbanitas, pero como
se verá a lo largo de la carrera de “el príncipe
de las tinieblas”, cada carril era único y las autopistas a veces se
cruzan, pero no conviene hacerlo a menudo, se corre el riesgo de que te
volaticen.
Desperate
Days
RETURN
TO MAGENTA.- Marzo de 1978.-
Sin estridencias, agarrado a
una balaustrada observando de soslayo al fotógrafo y a las colindantes azoteas
de los edificios cercanos. Contemplar el espectáculo de lo que es la vida,
Willy Deville con su grupo se enfrenta al difícil dilema de su 2º álbum, ése
que decidirá por dónde caminarás el resto de tu obra, después de Cabretta las expectativas con buenas,
pero los fríos inviernos neoyorquinos pueden haber dejado las neuronas secas.
Nada de eso, Return To Magenta, refresca las buenas
sensaciones que teníamos desde su debut. Versos envolventes, canciones atmosféricas,
poesía urbana con clase y mucha, mucha pasión. Como si transitáramos un
callejón en horas noctívagas o el envolvente manto del amanecer, Guardian Ángel nos protege con expresión
dulce, para anunciarnos que aquí tenemos una excelente canción, a golpe de bajo
(Ruben Siguenza) que nos irá arrullando con la voz de Willy mientras nos canta recogiéndonos
en sus brazos.
Claro que no hace
falta que nos quedemos dormidos con Morfeo, un R&B pondrá las cosas en su
sitio: Soul Twist, para tejer una
tela de araña en la preciosa “A” Train
Lady, ese doop-woop de soul elegante, hay que destilar muchas horas de
partidas de billar, pitillos en las comisuras de los labios, luces de neón…
Pese a que 7 canciones llevan la firma de Willy Deville, alguna concesión
existe en meter temas ajenos, el pequeño Moon Martin será adaptado en su tema Rolene, un rock and roll clásico con
toda la épica callejera que debe de tener el asunto. Como gran asimilador de
influencias, esa amalgama que es su rock, la cara A la cierra con un ska, ese
saxo trotón de Steve Douglas para el
calor humeante de las calles neoyorkinas: Desparate
Days.
Nada desmerecerá en la cara
B. La envolvente y mágica Just Yor
Friends abre el asunto, guitarras cristalinas, armónica precisa, de nuevo
atmosferas envolventes. La guitarra de Louie Erlanger abre el que quizás sea el
tema más coetáneo dentro del entorno en que se desenvuelve la banda, Steady Drivin´ Man, compuesto por Willy
Deville, este rock and roll socarrón, es tan de finales de los 70, que podría
definir toda una época, un entorno, un espacio concreto. Canciones gamberras,
dinámicas, continua con Easy Slider
con claro protagonismo para el piano Bobby Leonards, como si quisiese dar un
toque especial a cada músico que forma su banda, algo parecido a lo que venía haciendo
Bob Seger con su Silver Bullet Band, espacio individual.
La tierna balada
con toque bohemio, I Broke That Promise, con
versos cantados en castellano, pasajes fáciles de asimilar, emoción profunda
lista para enamorar. No dejará de trotar en un excelente r&r, Confidence To Kill, algo tan complicado de
ejecutar y sencillo de razonar para
cerrar un Lp donde no sobra ningún tema.
Return To Magenta es un puro estilismo,
una depuración correcta del mejor licor, un caldo que irá mejorando con las
escuchas, con el tiempo, hasta convertirlo en un gran disco, rock emocional
cruzado con sentimientos a flor de piel
Steady
Drivin´
No
es como lo demás.- Con 2 discos en el mercado, una larga
gira por Estados Unidos y el primer aterrizaje en Europa en el verano de 1978,
Willy Deville mira más allá. Es cierto que ha abandonado los guetos en los que
tocaba apenas 20 meses antes, que el grupo es sólido, que su casa de discos,
Capitol, le respeta, aunque no le comprende, suele pasar siempre con artistas
distintos y con ideas propias. Una cosa es el negocio, otra el arte.
Con mi música quiero inyectar sangre latina
al rock y de paso un poco de romanticismo del tipo “West Side Story”. Esa era su idea, y la navegar por el Sena parisense,
instalarse en la ciudad de la luz que siempre le había fascinado. No, nunca
Willy Deville era como los demás, y le debía de salir de manera natural,
fresca. Culo inquieto, mente poderosa, ahora reflejará en sus letras las
pasiones bohemias que dilataban sus venas, sus versos poderosos se convertirán
en carreteras por las que navegará su imaginación. No era un rocker a la vieja usanza,
cuando escucho sus 2 primeros trabajos ya me doy cuenta de que es otra cosa. Un
personaje envuelto en las telarañas de un vintage de los años 50, su rock and
roll bebe más de The Driftres, Chuck Berry o Chubby Checker que de sus coetáneos
con los que empezó en el CBGB neoyorkino.
Poco tenía que ver
con las guitarras electrificadas de Televisión
que elevaban la poesía a su límite, ni los cañonazos sonoros The Ramones, ni el pop telegráfico de Blondie; alejado de los territorios hostiles
de una degradante Velvet Underground –
que jamás he entendido – ni de los parámetros rockeros callejeros de los fenomenales
New York Dolls, Cabretta se convirtió
para mí en uno de los Lps imprescindibles de finales de la década de los 70,
cuestión que Return A Magenta corroboró.
¿Y qué hace Willy Deville? Desaparecer
durante 1979 y recorrer el sueño que tenía en su mente, callejear y vivir la
vida bohemia de París mientras encuentra inspiración para sus próximos trabajos.
Por eso digo, no es igual que los demás.
Sus 2 Lps son
compactos, no buscar singles o avanzadillas, el mundo de Willy Deville impregna
todos los temas de un universo nocturno regado de romanticismo y mala vida,
cosechará una hemorragia de creatividad en su estancia parisina, se empapará
del fantasma de Edith Piaff, no tendrá banda que le respalde, Capitol Records
le deja medio tirado y se lo piensa, aunque acabará publicando el nuevo
trabajo; buscará nuevas vías de
financiación y producción, pero Deville permanecerá en la capital gala y nos
deslumbrará con nuevos álbumes.
This Must Be The Night
LE CHAT BLEU .- Abril de 1980.-
Como si estuviese metido dentro de un
juke box americano de los 60, el destierro parisino trajo un álbum delicioso,
sereno, lleno de nostalgia, de hermosura compuesta a las orillas del río Sena,
de paseos callejeros, de atmosferas costumbristas errantes, This Must Be The Night, de sonidos
añejos clásicos, rock de los de siempre: Savoir
Faire.
A fin de cuentas Willy Deville cambia varias
cosas, la producción a cargo de Steve Douglas, que también está en los vientos,
faltaría; mantiene a su mano derecha en
las guitarras, imprescindible Louis Erlanger y todo para dejarnos un Lp
trabajado, elaborado, mimado, desde las baladas de cálidos tonos rosas, That World Outside, You Just Keep Holding On, Just To Walk That Little Girl Home; sonidos calientes, caribeños : Slow Drain; rocks contundentes : Lipstick Traces, arquitecturas vocales a imagen y semejanza de
los Coasters, Bad Boy, y hasta una
joya interesante que llena el Lp de eclecticismo, Mazurka.
Pese a las muchas adversidades que tuvo la producción y
distribución del disco, de hecho se publica en Europa, en Estados Unidos
tardaría y sólo por la vía de las buenas críticas y aceptables ventas en el
viejo continente vería la luz pero como álbum importado. Willy Deville refleja
madurez, saca la vena creativa onírica que lleva dentro en este Le Chat Bleu y desde luego destaco su
ductilidad. Sin dejar nunca el pulso latino ni las viejas historias de
Brooklyn, nos hace un autorretrato en b/n de lo que es su existencia terrenal
ahora, elaborado con dosis de imaginación y maestría.
Mazurka
De
entre las vaporosas brumas de la leyenda.- Ese
es el camino que parece llevar a Willy Deville, a una especie de tierra de
nadie. Un músico excepcional, un intérprete solemne que hace suyas cualquier
adaptación y acopiar grandes temas propios, pero que pasados los lustros, eso
lo sé ahora, se haya en el cajón de los rockeros “tuyos”, es decir, aquellos
que sólo entusiasma a una minoría, puede que ancha, pero en el cajón de
ilustres, la lista sería muy larga, pero basta decir que con 3 Lps publicados
y un cierto paralelismo con su paisano
Bruce Springsteen, a diferencia de éste, jamás encontrará el Bort To Run ni The River.
Más bien Willy
Deville seguirá pasos de gente como Joe Grushecky, Wille Nile, Elliott Murphy…
buenos discos, actuaciones en salas medias y, para mí es importante, artista
europeo que con los años irá consolidando su carrera por las viejas tierras.
Con su siguiente álbum, Coup De Grace –
1981, intenta el salto a la 1ª división, esa que en la década de los 80 eligió
a un buen puñado de artistas y grupos a llenar estadios, estar en las radio
fórmulas, y por qué no, grandes trabajos. Pero ese cruce de caminos que
significó el disco lo dejó en ningún sitio, enredado en la tela de araña que ni
te deja absorber hacia arriba ni te desciende lo suficiente para que toques el
suelo y eches a caminar.
Por entre medias
Capitol Recods saca Savoir Faire- 1981
con lo más granado de Deville, 14 temas incluidos en anteriores álbumes pero
muy recomendable caso de no tener ninguno. No faltaran joyas del calibre de Spanish Stroll, Cadillac Walk, Soul Twist,
Guardian Ángel… una especie de sacar rédito a un artista inclasificable y
que ya se veía que iba para paladares exquisitos, oídos agudos y cerebros
atentos.
Antes de que Willy
Deville se nos perdiera por una larga temporada en las humaredas vaporosas, de
que el tipo de corazón sensible se háyase en sus terraplenes privados de la heroína
y se le marchitaran de las manos las rosas rojas, aún después de que Rosita nos
robase el televisor, Willy Deville nos deleitará con obras interesantes, su nuevo
Lp está a la altura de los mejores, y todavía conserva la gracia de hacer
excelentes trabajos, nada sencillo encadenar varias obras magnificas y
consecutivamente.
Demasiado Corazón
WHERE ANGELS FEAR TO TREAD.- Diciembre de 1983.-
Con una banda semejante a su anterior trabajo, salvo la
percusión a cargo de Joe Galdo, Willy
Deville persiste en su intento de intentar comerse el pastel. Quizás ceda en
algunas cosas, el laberinto comercial es implacable y hasta los ángeles
necesitan comer aunque sea algo etéreo para creerse a salvo de la divinidad,
alguna concesión en busca de entrar en radios, venga, aunque sean comerciales,
sino, no sé a qué se debe la canción que abre el trabajo, Each Word´s A Beat Of My Heart, claro que la forma de abordarla en
la voz de Deville ya deja las cosas claras, además observo un toque a The Police que no me desagrada.
The Moonlight Let Me Down
Pero Willy, ¿ tú eres punk? .- En el libro Escritos Poco Fiables - 2014 de Oriol Llopis, se cuenta una anécdota curiosa. Después de terminar un concierto de Willy Deville con su banda, la prensa es invitada al Hotel Montcalm (Londres ), allí, en un extremo, tímido, Mick Jones (The Clash) espera la llegada del neoyorkino. Al parecer quería regalarle el primer Lp de la banda británica de la que tan orgulloso se encontraba.
Maybe
Tomorrow
COUP
DE GRACE.- Mayo de 1981 .-
Con portada elegante, una
vez más, con músicos veteranos como el acordeonista Kenny Margolis, el resto en
el combo es nuevo, desde Cortelezzi en los vientos y guitarra para Ricky Borgia
así como la sección rítmica: Tommy Price (batería) y Joey Vasta (bajo). Regresa
Jack Nitzsche a la producción conjunta con Willy, y el cambio de casa de
discos, ahora en Atlantic.
Eso serían datos
técnicos que vienen en la capeta del Lp. Emparentado con Cabretta, desde mi punto de vista, álbum más eléctrico y con un
sonido poderoso, encierra triunfos tradicionalistas en cortes como Just Give Me One Good Reason, y si
cierras los ojos, salvo la voz, todo te parece que estás escuchando a The E Street
Band y el saxofón de Clarence Clemons sopla a todo trapo, pero no, es Louis
Cortelezzi el amo del asunto. Rodajas de
entusiasmo, clase, romanticismo, recorridos por las calles de Montmartre con mesas a sabor de café y copa: Help Me To Make It. Curiosamente una de
las pocas canciones que no están compuestas por Willy Deville. Pero donde te
atrapa este lagarto urbano es en canciones extremas, Maybe
Tomorrow encierra las esencias de rock urbanita chulesco y esquivo, con mirada torva como
gato al acecho.
Tampoco descuida
las baladas, esas de las que Willy encierra en su voz como si de un puñado de
rosas sostuviese en su mano derecha, con la intención de traspasarte el
corazón: Teardrops Must Fall, You Better
Move On, So In Love We.
Ni medios tempos arrabaleros, Love & Emotion, ni rocks concisos, Love Me Like You Did Beffore.
Aquí no hay sueño americano,
redención, calle al final del camino ni callejón que ilumine el devenir diario
de los humanos, tampoco todo es desolación, pero me da que Willy Deville, algo
en lo que estoy de acuerdo, afirma: no hay ni premio ni castigo al final del
trayecto, sólo lo que tú te hayas labrado. Este gato callejero neoyorkino nos
deja en Coup De Grace el cielo por
montera y el asfalto por calzado.
Love &
Emotion
El
lagarto toma el sol.- Costaba seguir la pista de Willy Deville, tras
el magnífico Coup De Grace desaparece
como el Guadiana, está vez el romanticismo se esconde en habitaciones pálidas
donde la heroína empieza a formar parte de su devenir diario. Gastos, empeños
con camellos desalmados, no hay nada más eficiente que alguien dependa de un
vicio para que se acerquen moscones varios a la carroña para intentar salvarte
y proveerte de manjares prohibidos.
Literalmente los
siguientes meses es engullido en el sopor de las brumas, sin encallarse en esa
new wae ni ascender a los cielos de grandes conciertos para estadios, sus
álbumes son para minorías de paladar tranquilo, de saborear a la luz de las
velas y rockanrolear solitario, el príncipe de las tinieblas era ahora más que
nunca un rey sin ejército, un músico de prestigio con una presencia interesante
en Europa, de hecho siguió viviendo de los réditos de sus conciertos en países
como Alemania, Benelux, Italia, Francia y España. Sus shows americanos eran de
menor enjundia, y debió de pesar en su ánimo, él que quería ser una estrella
tipo Bruce Springsteen. Su bagaje es bueno, canciones certeras, disparos
concretos, pero no llegaba al mainsrtream más amplio.
Seguirá en la
sombra mediática largo tiempo, pero elaborará temas de romances callejeros con
ritmos salseros, intentará salir del ghetto neoyorkino, tiene ideas más amplias
que un simple espectro, sigue siendo un gato de callejón amplio y esa chulería
no la pierde pese a que sus finanzas sean un fracaso. Sigue con su elegancia,
su perseverancia, buscando una madurez personal y creativa ancha que le llevará
a entrar en el estudio con un Lp interesante, con portada en b/n a lo Edith
Piaf, y un título curioso: Ese Lugar Que
Hasta Los Ángeles Temen Pisar. Es posible que Willy Deville ya los hubiese
visto envuelto en sábanas blancas que transcurrían por sus venas transitando de
su cabeza a su corazón, pero lo curioso es que todavía estaba vivo para alegría
de unos pocos, entre los que me encuentro, y sacando álbumes que llevarme al
oído y dejándome seco el bolsillo.
Demasiado Corazón
WHERE ANGELS FEAR TO TREAD.- Diciembre de 1983.-
Pero todo el
trabajo es elegante, música apasionada: Demasiado
Corazón, Keep Your Monkey Away From My Door; hermosa, hasta el título del Lp, con estupendas
fotografías a cargo de Jay Berman. Willy Deville tiene la gracia de agarrar su
genio y transmitir a través de su garganta esos bellos versos que transitan por
su cabeza, sabe extraer todo el sabor, el color, Lilly´s Daddy´s Cadillac, Are You Lonely Tonight. Sencillamente él
es uno de los mayores exponentes que andan por la tibia franja de eso que se
denomina rock fronterizo, romántico por qué no, canciones con toque especial: Lovés Got A Hold On Me o The Moonlight Let Me Down. Más sosegado
que Coup De Grace pero más sutil, tal
vez porque el proceso de Willy Deville era más oscuro y las brumas otoñales le
susurraban al oído.
The Moonlight Let Me Down
No pudo ser. Hay que tener claro
que Willy Deville era ya un artista de culto, con 5 buenas obras en el mercado
para quien desee escuchar y poseerlas como los buenos coleccionistas pero que
jamás será leyenda ni llenará estadios. No pasa nada, a veces la esencia está
en el frasco pequeño.
Tiene una
discográfica que le respalda para los directos y buena selección de seguidores,
aquellos que saben descifrar la calidad de la comercialidad. También el poco ojo
de la discográfica empeñada en sacar singles que poco ayudaron a Deville,
claro, sí, Demasiado Corazón fue un
éxito, pero en 1994. Willy ya era otro que a comienzos de la década de los 80.
Bueno, me viene a la cabeza la frase de Lennon, aquello de que la vida
transcurre mientras tú haces otros planes.
Los siguientes
álbumes tienen demasiados altibajos para considerarlos al nivel de “la manita”
de los inicios. Flojo Sportin´Life – 1985
y el último cartucho para entrar en la 1ª división, Miracle -1987 donde Mark Knopfler y el teclista de Dire Straits,
Guy Fletcher, ponen la carne en el asador con Willy Deville. Y no son malos
discos, todos contienen de 2 a 4 temas interesantes, pero no la obra compacta
de sus hermanos mayores, se busca de manera deliberada dar con la tecla idónea,
el single rompedor, ni siquiera la nominación al Óscar al mejor tema de la
película La Princesa Prometida que
incluía la canción Storybook Love,
que cerraba Miracle.
Could You
Would You?
MIRACLE
.- Octubre de 1987.-
El álbum se abre con (Duo To) Gun Control. Y esto, ¿qué es,
David Bowie? Porque sí, mucha guitarra cortante de Mark Knopler y el envoltorio
de Guy Fletcher, con coritos y todo, pero tienes que volver a la capeta del
vinilo porque crees que el disco es otro, no sería la 1ª vez que funda y
contenido no coinciden. Pero no, Willy Deville se desgañita entre turbulencias
eléctricas.
Claro que el
asunto toma vuelo en la magnífica versión de Van Morrison, la excelsa Could You Would You? Y hace suya la
adaptación en un arranque de honradez, éste es el gato callejero maullando en
las esquinas por un trocito de amor. La cosa sigue con un talente más de
acuerdo con lo que es y representa este artista, Heart And Soul, aparte de ser escrita por Deville, cuenta con el arrullo del maestro Chet Atkins
a las 6 cuerdas y eso le da empaque, imposible realizar una mala canción con
este personal. Los medios tempos siguen, aunque el asunto está compuesto por
Willy, si te dicen que Dire Straits está al completo en Assassin Of Love, te lo crees.
De hecho, salvo en contadas ocasiones el Lp parece más de Mark Knopler que
otra cosa. ¿Es eso, malo?, en fin, diría que ni bueno. Spanish Jack, un susurro de la Fender Stratocaster del escocés para
cerrar la cara A.
Casi todo Miracle, incluyendo la canción que abre
la cara B y da título al Lp, está inmiscuido en el sonido que Dire Straits tenía
en su final, sobre todo la época que va de Brothers
In Arms – 1985 y On Every Street
-1991. Claro que Willy Deville tiene arranques “latinos”, y el casi reggae Angel Eyes rompe los esquemas, en el que hasta
ahora se había desenvuelto en todo el trabajo.
Con tupé y pelo
corto, camiseta de tirantes blanca y bigotito latino, Willy Deville parece un
personaje sacado de cualquier cinematografía del neorrealismo italiano de
finales de la década de los 50 y comienzos de los 60, por mucho que todo se
grabara en Londres. Es un individuo, que su atuendo actual y actitud, semeja a
un ser imaginario sacado de la cabeza de Fellini.
Hello My Lover
Pero Willy, ¿ tú eres punk? .- En el libro Escritos Poco Fiables - 2014 de Oriol Llopis, se cuenta una anécdota curiosa. Después de terminar un concierto de Willy Deville con su banda, la prensa es invitada al Hotel Montcalm (Londres ), allí, en un extremo, tímido, Mick Jones (The Clash) espera la llegada del neoyorkino. Al parecer quería regalarle el primer Lp de la banda británica de la que tan orgulloso se encontraba.
Una vez sentado a
la mesa Willy Deville se apelotona la prensa alemana, luego la francesa y por
último la española. De ésta última sale la anécdota, apenas 3 periodistas
hispanos y uno de ellos, becario, según Llopis, del Popular 1 le suelta aquello
de que si eres un punk al músico americano. Tal fue su desconcierto que pidió la
traducción dos veces, no daba crédito. Como era posible que él, un amante de
los Coastres, los Driffers, de películas como West Side Story, que escoge
cuidadosamente los gemelos que llevarán los puños de su camisa magenta esa
noche puede ser un punk. Bueno, sin remilgos pero educadamente dice que no y se
levanta y todo y le suelta a la oreja del reportero hispano aquello de No, Yo no soy Punk. Yo soy el tipo de
hombre que, si no puede hacerlo en persona, envía ramos de rosas rojas a su
mujer.
Este jukebox humano poseedor de una garganta que tanto
podía ser guante como estilete, que es capaz de maullar y escupir en el mismo
tema; amenazar, vacilar, que pierde el tiempo en un esquina viendo pasar el
asunto de la vida mientras se echa un pitillo entre pecho y espalda, esperando
que le llegue la inspiración para un nuevo tema, se larga a Nueva Orleans en
busca de aires nuevos. Se instala allí, necesita del color de la existencia en
el sur americano, dejar atrás las calles de Nueva York que ya no le inspiran
tanto.
En sus muchos discos y giras acumuladas, posee suficientes
experiencias almacenadas, canciones talladas de talento y orfebrería. Puede que
cuando Willy Deville apareció en 1990 por los estudios de grabación sureños
Sea-Saint, a gente curtida en el negocio, con pelos en la nariz de décadas de
vivir, tipo Dr. John, Allen Toussain… arrugaran el entrecejo. ¿Busca
autenticidad? No, está en la luz que ilumine lo poco que le queda de
inspiración. Acostarse escuchando blues y despertarse oyendo trompetas callejeras
es lo que buscaba y haya, por si existía alguna duda, logra un hito en su
carrera, otra obra interesante, magna,
Victory Mixture – 1990.
Encontrado en las ciénagas pantanosas de Nueva Orleans, tallará perlas perdidas de blues, esas que sólo se encuentran si estás atento y buscas con cuidado los márgenes del Delta. Si todo se hace con respeto, ahínco, ganas, y se pone corazón a los textos y músicas a quienes compusieron semejantes obras, tenemos un disco excelente de Willy Deville.
VICTORY MIXTURE .- Enero de 1990.-
Con un sonido cuidado, matizado hasta en los bordes como si estuviese pintando zócalos, recoge un elenco de temas clásicos y los adapta a sus principios de crooner en lo que se convirtió Willy.
Maestros de la talla de Toussaint, Hello My Lover; It Do Me Good de Huey Smith, Key To My Heart de Edwing Bocage ... y así hasta lograr 10 hermosas versiones con el sonido pantanoso de Nueva Orleáns.
Ese caudal profundo que es en el que se mueve Willy no lo desaprovecha en absoluto, los maestros de los que se rodea y su propia intuición de rata callejera le hacen olfatear en las alcantarillas del blues, en la raíz mismo del asunto y desbordar con un magnífico trabajo. Imprescindible en la discografía del neoyorkino.
BACKSTREETS OF DESIRE .- Octubre de 1992.-
Es el disco definitivo
que necesitaba Willy Deville, y mira que lo había buscado durante década y
media. Pero ahora lo consigue, los aires de Nueva Orleans le han sentado bien,
y sobre todo, el elenco de grandes colaboradores que le ayudan a catapultar su
carrera como jamás lo volverá a estar. Pero vaya, por una vez, lo consigue:
crítica, público y ventas con este magnífico Backstreets Of Desire.
MIRACLE .- 1987
Encontrado en las ciénagas pantanosas de Nueva Orleans, tallará perlas perdidas de blues, esas que sólo se encuentran si estás atento y buscas con cuidado los márgenes del Delta. Si todo se hace con respeto, ahínco, ganas, y se pone corazón a los textos y músicas a quienes compusieron semejantes obras, tenemos un disco excelente de Willy Deville.
VICTORY MIXTURE .- Enero de 1990.-
Con un sonido cuidado, matizado hasta en los bordes como si estuviese pintando zócalos, recoge un elenco de temas clásicos y los adapta a sus principios de crooner en lo que se convirtió Willy.
Maestros de la talla de Toussaint, Hello My Lover; It Do Me Good de Huey Smith, Key To My Heart de Edwing Bocage ... y así hasta lograr 10 hermosas versiones con el sonido pantanoso de Nueva Orleáns.
Ese caudal profundo que es en el que se mueve Willy no lo desaprovecha en absoluto, los maestros de los que se rodea y su propia intuición de rata callejera le hacen olfatear en las alcantarillas del blues, en la raíz mismo del asunto y desbordar con un magnífico trabajo. Imprescindible en la discografía del neoyorkino.
Hey ¡ Joe
El cruce fronterizo.- Lo que son las cosas, instalado en Nueva
Orleans, tendría el paraíso abierto a nuevas influencias “cajún”, de hecho las
buenas críticas y hasta ventas, más de 100.000 ejemplares despachos en Europa de
Victory Mixture, le auparon a seguir
trabajando con músicos de sonidos sureños, ancestrales diría.
Llegado el verano de 1992 se enrola en el
tour Nueva
Orleans Revue con Dr. John, Johnny Adams, Zachary Richars y los Wild Magnolias por Europa, Willy Deville vive uno de los mejores momentos de su
carrera, hasta el punto que se edita un disco en directo de la época de Mink Deville, Live de 1982. Varios de
los componentes de la gira estival colaborarán en su siguiente y gran álbum, el
último al que merece la pena hincarle el diente y prestar los oídos, me refiero
a Backstreets Of Desire, en dicho
trabajo se puede palpar con facilidad todo el ambiente, las músicas, los
fantasmas de un sito único e irrepetible en este Planeta, la zona de Nueva
Orleans. Emergen canciones notables, versiones “pachuco” que lo elevan a
superventas, a él, a Willy Deville, porque tiene el aroma de adaptar, mejorar y
darle la vuelta a un tema de Jimi Hendrix de 1966, el Hey!Joe, como si lo estuviese tocando un sábado a la noche en una
cantina fronterizo del El Paso, con mariachis y unos arreglos
imparables de percusiones cubanas.
Todo esto no hace sino, que el tema es más
suyo que de “ el gitano zurdo”, quizás junto a Demasiado Corazón y Spanish Stroll cierra la Santisíma
Trinidad Latina. Bien, todo lo que vendrá luego carecerá de la fuerza creativa
a la que nos había acostumbrado Willy Deville, sus obras posteriores, alejado
de las calles que tanto le inspiraron, su salud no era buena, de hecho vivía en
una granja donde tenía incluso caballos, con Lisa Legget, su esposa, le dio
tranquilidad, pero sus muchos años de dependencia de la heroína, hasta el punto
de que hasta el 2000 no consiguió desembarazarse del todo de la lacra de la
droga dura, bueno, pues sus discos de los 90 como Loup Garou - 1995 o el canto del cisne con Pistola -2008, estaban ya muy alejados de los parámetros de calidad
a la que nos acostumbró.
Tal vez cuando era más necesario un nuevo zarpazo en forma de
canción, pero la inspiración ya se esfumó, no era el duende callejero de
antaño, sabía cantar como nadie una tonada, adueñarse de una adaptación, pero
el tema compositivo voló, eso sí, cada disco posterior al magnifico Backstreets Of Desire, no son obras de
trabajos alimenticios, mantiene un cierto nivel, aunque no lleguen a la calidad
de sus mayoría de obra anterior, eso sí, su personalidad y entidad diferenciada
del resto del combo que le acompañó en el cajón de salida, allá por el lejano
1977, seguía intacta, nada más que asistir a cualquier concierto que tuve la
suerte de presenciar aún en su última gira española. Clase y elegancia, le
desbordaban con una personalidad arrolladora. Todo un profesional defiendo sus trabajos, sus
canciones a pie de escenario hasta el último silbido.
Bamboo Road
BACKSTREETS OF DESIRE .- Octubre de 1992.-
Tener la chulería de adaptar la canción
celebérrima de Billy Roberts que en 1966 publicó un icono de la cultura pop,
Jimi Hendrix, y darle no una vuelta, dos y media para convertir Hey! Joe en un mariachi, un tex-mex
fronterizo, r&b y cajún con percusión cubana y contar con Los Camperos de
Nati Cano, es una alegría para los oídos, ese eclecticismo del que hace gala
Deville. Será una concesión, porque el resto del Lp lo compone él, adueñándose
de los tempos, de la arquitectura de todo el trabajo. Bamboo Road es la fabulosa continuación con otra mezcla imposible,
la de la música criolla de Nueva Orleans y la música africana, y la voz en un
murmullo mientras el acordeón de Zachary Ridchard regala maravillas.
Siempre vi conexiones inequívocas entre este
hombre y Los Lobos, nada mejor que
parte del protagonismo de Even While I
Sleep corra a cargo de David Hidalgo, quien en esta ocasión se encarga de
el acordeón. Romper un poco el ritmo con la balada I Call Your Name, tema que se descolgó de las sesiones londinenses
de Miracle. Tal vez mejor, la
guitarra acústica de Freddy Koella suena al ritmo de todo el Lp, si es Knopler
con su maestría, pero cierto empalagamiento, no sonaría a Deville. La cuestión de la 1ª parte se cierra
con el ambiente criollo de Jump City, el
piano de Dr. John coloca las cosas en su sitio exacto, claro que las partes
vocales y los vientos tienen su protagonismo.
Empaty
Heart es lo más discreto del álbum dentro del sobresaliente general, una
balada adornada con sintetizadores y teclados a cargo de John Philip Shenale. Para
corte seco y rugoso: All In The Name Of
Love con un cierto aire a Dire Straits. La mandolina de Freddy Koella hace
estragos en la hermosa Lonely Hunter
y el ambiente criollo regresa, si es que se había diluido en alguna canción; en
Voodoo Charm, de nuevo vientos
admirables y el piano del maestro Dr. John para colocar las cosas en su sitio.
Podría resultar ventajista de mi parte a estas
alturas del relato, pero siempre vi conexiones inequívocas entre la vida y obra
de Willy Deville y Johnny Thunders, nada extraño cuando cierra el magnífico
trabajo con una canción dedicada al Nueva
York Dolls, Chemical Warfare.
Woodo Charm
Omnia
post obitum fingit mejora vetustas.- Lo que vendría luego
carece de interés para este escriba. Habrá más discos, giras, con grupo,
acústicas, recaídas, levantadas y el final anunciado para todos, quizás muy pronto para una criatura como Willy Deville, pero como su “hermano” Johnny
Thunders, anunciada, el príncipe de la tinieblas no es Keith Richards, único
sobreviviente a todos los males y presagios, éste sí que ha hecho un pacto con
el destino en forma de diablo. Los que somos mortales nos vamos sin nada en el
equipaje.
Fue una fama
efímera, pero fama a fin de cuentas, de la que tanto deseaba y hallar por fin el
neoyorkino. Grabaría un Lp en su querido París, en el Olympia, y hasta por fin
sacaría en single, el Demasiado Corazón,
que le mantuvo en las listas largo tiempo, pero jamás volvió a tener el
talento, el espacio, los colaboradores que sembraron maravillas “sureñas” como Victore Mixture – 1990 y Backstreets Of Desire – 1992.
Curado o no del todo de su
adicción a la heroína, límites que llevó a su esqueleto desde los inicios hasta
el año 2000 cuando una definitiva cura de desintoxicación lo deja limpio, tan
limpio que abandona las calles, esas que tanto le inspiraron en sus trabajos y
luego ya no pudo, la inspiración se le fue cuando los callejones oscuros a los
que nos tenía acostumbrados desaparecieron de su cotidianidad. Quizás cuando
más necesitase canciones, éstas no llegaron, porque a las musas hay que
invocarlas, estar en el sitio exacto, y Willy Deville ya no se encontraba en
las esquinas con su bigote finito, su envergadura esquelética, su pitillo en
las comisuras de los labios, sus botas camperas y las camisas magenta con sus envidiables gemelos. Eso sí, nos deja un puñado de Lps sobresalientes y entre
ellos siempre un buen bocado de clase, estilo, canciones tan eternas como
nuestros oídos permanezcan atentos para deleitarnos en ellas.
CABRETTA .- 1977
RETURN TO MAGENTA .- 1978
LE CHAT BLUE - 1980
COUP DE GRACE .- 1981
MIRACLE .- 1987
VICTORY MIXTURE .- 1990
BACKSTREETS OF DESIRE .- 1992
Recopiltorio : 1977 - 1979 - SAVOIR FAIRE .- 1981
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