JETHRO TULL: CANCIONES A LA LUZ DE LA CHIMENEA
Alguien se levanta y remueve con unas tenazas los pequeños leños que hay tostándose sobre el suelo de la chimenea con rejilla y cenicero. Hace frío, es invierno y el mejor momento para que Jethro Tull suene por los altavoces del equipo de música. Sobre toneladas de Lps de la década de los 70, por allí se encuentran, desde los mencionados, a Deep Purple, Led Zeppelin, Stones, Who, New York Dolls, Rod Stewart, Rory Gallagher, Marley, Clapton… sobre unos chupitos de wiski y tequila, transcurre la larga sobre mesa hablando de esto y de aquello, de lo divino y de lo humano, y de vez en cuando nos paramos para saborear el gusto en la garganta del licor y escuchar con deleite los versos de Ian Anderson, cual flautista de Hamelín, que acompaña con una voz aterciopelada y una flauta travesera.
Cuando aquello acaba, alguien de nuevo se
levanta del sofá y remueve los leños para que no decaiga el calor hogareño y da
vuelta al Lp, porque nosotros somos de vinilo a poder ser, y más cuando acumular
varios cientos en los estantes comprados uno a uno, a veces en dúos o triples
en función de la economía, y de todos nos acordamos en qué momento fue
adquirido. Forma parte de nuestra existencia, incluso los genuinos obtenidos
allende de nuestras fronteras patrias en algún viaje de placer, trabajo, o lo
que sea.
La última vez que vi a Jethro Tull era verano,
vaya paradoja, ellos que para mí son una banda de folk-rock de otoño/invierno,
pero la ocasión la pintaban así, en espacio abierto, fiestas patronales de una
de las ciudades que circundan a la gran metrópoli que es Madrid, y oye, no se
pierde nada por ir a escuchar unas cuantas canciones que tienes en el subconsciente
desde hace alguna década. Luego nos pusimos a deliberar algunos contertulios
cuándo habíamos visto un concierto de Jethro Tull, en sala pequeña, con un
sonido decente y no en espacio diáfano, donde salvo las primeras filas, el
resto deliberaba del olor a fritanga, de los tiovivos de las ferias con sonido
de muñecas chochonas, familias derrotadas con vástagos aún en edad de ser un apósito
de sus progenitores.
No, no era el sitio adecuado, pero tú te
arrimaste hasta el escenario y te aislaste de ecos ajenos al concierto, merecía
la pena el deambular de Anderson cuan flautista medieval y el sonido duro que
Martin Barre sacaba de su Gibson. Una banda agotada hacía años, décadas te atreverías a decir, pero
que en directo tenía la magia del buen wiski de barrica o del ron añejo. A fin
de cuentas, atesoran unas cuantas obras dignas y un puñado de buenas canciones,
melodías eternas para tu existencia.
My Sunday
Feeling
El matiz .- Me llama mucho la atención una banda como Jethro Tull, aunque
nunca le seguí la pista de inmediato, no entraban entre mis favoritos, pero
resaltaba como una flor en un basurero, pertenecían a la generación que vio
iluminarse la gris Europa de posguerra con la eclosión del rock and
roll, y lo hicieron perpetrando con
un sonido folk al margen del R&B, rock, de sus coetáneos. Ahí está el
primer matiz de estos británicos de clase acomodada y estudios varios.
Ya desde su primer Lp, This Was – 1968, se puede contemplar y escuchar, desde su estética,
que es bastante diferente al resto de lo que se podía oír en estos días de
finales de la década de los 60 en el Londres invernal. El rock británico se
hallaba en la búsqueda constante de nuevas formas de enriquecimiento musical,
por algún disco de esta época ya se podía escuchar con claridad pasajes de
música clásica, folk y jazz al margen del acelerado R&B y el rock más pastoso.
Tal vez ahí fue que encontré obstáculos para hacerme con la obra de Jethro
Tull, no es sencilla, no es fácil ni digerible a las primeras escuchas si lo
que esperas es una banda a la usanza del blues acelerado, con algún single
rompedor y la canción se te queda en la cabeza durante días. Nada de eso.
La banda es una ecléctica vía de escape del
formato estándar de la melodía cotidiana. Hay una colección de fragmentos
libres, unidos en general por una metáfora lírica común. Jethro Tull adaptará
efectos ya experimentados en el jazz por gente como Coltrane o Coleman, ese
free-jazz, en algo más espontáneo mezclado con dosis
potentes de folk, temas ancestrales en la voz de Ian Anderson que siempre juega
con una alta tensión instrumental de su flauta, y ya entrado en discos
posteriores, la maciza y consistente guitarra de Martin Barre.
Otro matiz interesante de Jethro Tull, será el
unir el teatro con el rock, no en vano Ian Anderson venía de la muy exquisita
escuela de Blackpool, un consumado bailarín desde los 12 años que estudiaba
ballet, así pues cuando decide formar un combo y adentrarse en el Londres más cosmopolita
de finales de los 60, con apenas 20 años, buscase otros compañeros de viaje
para darle otra vuelta de tuerca a todo aquello que se escuchaba en la capital
británica.
Lo que bullía en su cabeza explotará en su
disco de debut, This Was, una heterogénea
forma de jazz, folk, rock, pero con un cantante que tocaba la flauta y parecía
un pelícano con una pierna levantada mientras soplaba y danzaba por el
escenario. Además, ni tenían un nombre claro cuando empezaron, en los pocos
sitios que tocaban cada noche, salían con un nombre diferente. No era extraño
que aquel chaval histriónico que salía al escenario con ropajes medievales
mientras el resto del grupo le seguía con coordenadas concretas para no
perderse lo que tocaban, acabasen tomando el nombre de un agricultor del siglo
XVIII; al margen de indumentarias y espectáculos escénicos, Jethro Tull será el
vehículo ideal para la música que propone Ian Anderson, todo su recorrido será
una larga y celebre suite a medio camino entre el rock y el folk.
Some Day The Sun Won´t Shine For You
THIS WAS.- Octubre de 1968.-
Pese a sus actuaciones en directo y
las diferencias claras con sus coetáneos, el primer Lp de Jethro Tull bebe de
las influencias del blues a boca abierta, alumnos aventajados del jazz y los
tintes de folk que inundan este This Was. Por otra parte muy buen trabajo para
un debut, no es sencillo plasmar tantas ideas en un trabajo iniciático.
La flauta travesera hace diabluras ya desde el
inicial My Sunday Feeling, para
seguir en la senda del blues con el espléndido Some Day The Sun Won´t Shine For You, por cierto si la armónica y
la voz que lógicamente es de Ian Anderson, les dicen que es John Mayall,
tampoco pasa nada. Sonidos envolventes y mágicos en Beggar ´s Farm; cuentos medievales, hadas madrinas, hechiceros,
bosques encantados a través de los versos de Anderson y de su flauta que te
lleva a dejarte caer en el sillón y envolverte en sus melodías ancestrales, a
escuchar a la luz de la chimenea su canciones, sus escarceos sonoros, la
envolvente Serenade To A Cuckoo o A
Song For Jeffrey.
Dharma For One que abre la cara B, prosigue las
largas cabalgadas instrumentales con un desarrollo claro en el jazz, hasta se
permiten un solo de batería, muy de la época. El blues es el centro de todo el
álbum, referencias claras en varios temas, destacar el soberbio I´ts Breaking Me Up. Fiel a ese eclecticismo
que envuelve todo este This Was, es el rock conciso, casi “deeppurpleniano” que
es Cat´s Squirriel, un instrumental
de tomo y lomo a caballo entre guitarras y batería enloquecida.
- Ian Anderson: Voz - Flauta - Armónica
- Mick Abrahams : Guitarra eléctrica
- Glenn Cornick : Bajo
- Clive Bunker: Batería
I´ts Breaking
Me Up
Presentados en sociedad.- Si uno pone atención a los 2 primeros
álbumes de la banda, no sucede nada anormal, están metidos en el saco del blues
en que se movían muchas bandas británicas coetáneas, lo que les hacía especiales
era esa flauta del cantante y unos textos esotéricos. Ya desde el comienzo
Jethro Tull eran un anacronismo, un recuerdo del pasado con esos pasajes folk
que ayudaban a envolver sus canciones en temas nublosos, ambiguos, y es ahí
donde radica, para mí, su excepcionalidad, consiguen amasar un sonido propio y
original para esto que se ha dado en llamar rock&roll.
Su siguiente paso discográfico, Stan Up, presentará los pasos primerizos
del blues – rock en el que se desenvuelven y lo dotan de sonidos campestres.
Antes presentaran durante los primeros meses de 1969 en Inglaterra y Estados
Unidos su flamante This Was, poco a
poco son más conocidos y todo el año están en la carretera, saltando a un lado
y otro del Atlántico, apenas dan unos shows en Holanda, Bélgica, Francia e
Irlanda. No será hasta la incorporación definitiva de Martin Barre a la
guitarra al año siguiente, que extenderán sus tours por otras partes europeas,
los países escandinavos y Alemania. Como curiosidad destacaría que pasan más
tiempo en Estados Unidos en 1970 que en Inglaterra, donde ya sólo a finales del
verano y comienzo del otoño presentan Stand
Up.
Fat Man
STAND UP .- Septiembre de 1969.-
Antes de la grabación del mismo, el guitarrista Mick
Abrahams había abandonado la banda, y fue reemplazado por Martin Barre. Digo
esto porque tendrá su importancia a lo largo de la historia de la banda, aun
así la mezcla de rock progresivo, de folk-rock y blues sigue ahí, y en esos
sonidos primerizos cabe destacar a temas como New Day Yesterday o Nothing
Is Easy, recalcar en esta amalgama de sonidos donde la flauta travesera
hace de las suyas para encantamientos de los versos que recita y canta Ian
Anderson, los claros sonidos campestres en una mayoría de canciones; melancólicas
como Reasons For Waiting o más claras
como Fat Man.
No hay cortes que desmerezcan ni parezcan que están de
relleno, cosa harto difícil en el mundo de la música, decir que Stan Up añade un sonido claro a lo que
ya es una formación en plena efervescencia como es Jethro Tull, habrá que
esperar a su siguiente entrega, Benefic, para
saber hasta dónde llega la influencia de Martin Barre con sus guitarras
eléctricas y dar un paso más.
Bouree
Aqualung
Algo más que una flauta.- A comienzos de los 70, Jethro Tull
era como el primo carnal que todas las familias tienen, no estorba, pero no
entusiasma, nunca está de los primeros de la lista en las invitaciones de
cualquier ceremonial familiar, pero no se le escatiman esfuerzos para que acabe
estando presente, algo semejante al perejil, que está en todas las salsas.
Sin lugar a duda Jethro Tull tiene una correa transmisora, un arquitecto estructural del sonido, espacio, tempo y lugar, esa idiosincrasia se la da Ian Anderson, un showman atípico de soberbia sobreactuación, carisma excesivo y compositor de toda la obra de los británicos, ayudado a lo largo de las décadas, pero sobre todo en las más gloriosas en cuanto a calidad se refiere, que van desde finales de la década de los 60 y puede abarcar, siendo benévolos, la de los 70. Adláteres como Martin Barre, David Palmer o John Evan, a fin de cuentas ayudan al cantante, flautista, a consolidar unos discos magníficos en ocasiones y soporíferos cuando perdieron definitivamente el rumbo a partir de la década de los 80.
Sin lugar a duda Jethro Tull tiene una correa transmisora, un arquitecto estructural del sonido, espacio, tempo y lugar, esa idiosincrasia se la da Ian Anderson, un showman atípico de soberbia sobreactuación, carisma excesivo y compositor de toda la obra de los británicos, ayudado a lo largo de las décadas, pero sobre todo en las más gloriosas en cuanto a calidad se refiere, que van desde finales de la década de los 60 y puede abarcar, siendo benévolos, la de los 70. Adláteres como Martin Barre, David Palmer o John Evan, a fin de cuentas ayudan al cantante, flautista, a consolidar unos discos magníficos en ocasiones y soporíferos cuando perdieron definitivamente el rumbo a partir de la década de los 80.
Los distintos tours de 1970 en adelante, sobre
todo en Estados Unidos, les consolidaron como un grupo a tener en cuenta,
metidos en el mismo saco de los grandes: Led Zeppelin, Deep Purple o Black
Sabbath, por hablar sólo de grupos ingleses, los Jethro Tull eran acogidos con
más entusiasmo en la tierra de Toro Sentado que en el glorioso terruño de la reina madre. En Europa rozaban el
entusiasmo y el esperpento, yo durante mucho tiempo me encontré más en el 2º
grupo que en el 1º; tenía a tanta gente por descubrir que les fui dejando pasar
el tiempo. Pero como el primo del que hablé, siempre aparecían sin entusiasmar,
pero sin molestar, tal vez porque al final de la fiesta, te ayudaba a recoger
los vasos y botellas esparcidos por cualquier lugar.
Jethro Tull puede parecer una banda
trasnochada y hasta retrograda, con unas letras donde el cinismo y la ironía se
juntan a partes iguales, que creo que no se toman en serio, que les gusta más
los dobles sentidos, que tras la silueta de arlequín con la pierna levantada y
como arma la flauta de Ian Anderson, le sirve para transitar caminos no
trillados, lo cual le acarrea miradas causticas y comentarios sardónicos.
Son
Grabado con los fríos invernales de
finales de 1969, comienzos de 1970, vería la luz en la primavera del mismo año.
Las claras influencias del rock más mesiánico se conjuran en este Lp para dar
un sonido más duro a la banda. Con las reminiscencias del blues que le habían
acompañado en sus 2 anteriores álbumes, Benefit
es más enrevesado, más elaborado en sus canciones, menos directas, el
barroquismo aparece en varias, baste citar a Whit You There To Help Me, Nothing
To Say. La aparición en forma de arreglista de John Evan, el dan un tinte
R&B simpático en algunos cortes, Alive
And Well And Living In. También hayamos cositas que no nos sobresaltan y
son claramente reconocibles: Son; For
Michael Collins, Jeffrey And Me; To Cry You A Son o Inside, pueden entrar en este bloque.
Benefit marca le
entrada del rock con mayúsculas de Jethro Tull, un trabajo mordaz, audaz diría,
porque cambia los pasos de sus anteriores entregas, y esa innovación les lleva
a dejar perplejos a unos y a adentrarse en los oídos de otros que no les escuchaban,
en cualquier caso no deja de ser un Lp trabajado, donde Martin Barre tiene
protagonismo con su guitarra eléctrica, sin perder un ápice de los que han sido
hasta ahora: satíricos, cínicos, críticos y complejos.
Curiosamente, con
Benefit, entraron de lleno en el complejo mercado norteamericano, también ayudó
sus muchas giras por USA, en cualquier caso, para mí, es un disco inferior a
sus hermanos precedentes.
Ian Anderson - Voz, guitarra, flauta,
teclados.
Martin Barre - Guitarra
eléctrica. Glenn Cornick – Bajo. Clive Bunker – Batería.Aqualung
Hablamos de dinero.- No me deja de resultar curioso que un
día la Cía discográfica Chrysalis debe su existencia a una cláusula que unos
agentes, entonces noveles, Chris Wrigth y Terry Ellis, dicha cuestión radicaba
en que si alguno de los grupos que representaban tenían un éxito masivo,
podrían crear un sello alternativo o independiente. Mira tú por donde, Jethro
Tull hizo efectiva aquella poco probable prebenda y así, en 1969, nacía la 2ª
Cía independiente inglesa.
Ya tenían en cartera a Ten Years After, Procol
Harum, pero cayeron joyas como Aqualung
de los jethrotulianos o el All Around My Hat de Steeleye Span, dos álbumes que ilustran a la perfección la
tradicional deuda del folk de un cierto
rock inglés de la década de los 70. En la misma estela y entrados en años,
aparecerían The Waterboys con su This Is
The Sea, Robin Trower con Bridge Of
Sights, Ufo con un doble en directo Strangers
In The Night, los mismísimos Ten Years After con SSS, o el paradigma de la sofisticación y ventas masivas a finales de dicha época de los Blondie con sus Parallel Lines, recogiendo la nueva ola de finiquito de
los 70 con el punk y otras sustancias, hasta Specials con su disco homónimo.
En lo meramente artístico, Aqualung, como canción será el tema fundamental
de la discografía de Jethro Tull. Escrita en 1971, llegará al punto álgido de
la producción del grupo, lo más representativo de lo que son o querían ser;
tema que vive de tensiones y claroscuros, las imágenes subyacentes de un
mendigo enrabietado con las injusticias sociales, los pasos de rock&roll al
folk más sofisticado, las subyacentes guitarras eléctricas con las acústicas
subrayan los distintos momentos emotivos, convirtiéndose en notas al margen
para la formulación de una crítica social por parte del oyente.
Cross Eved
Marp
AQUALUNG .- Marzo de 1971 .-
Malandrines, mendigos, pordioseros, tragasables
y echa fuegos, bebedores, perdedores y marginados como perros callejeros, a la
espera de que caiga algún doblón, o desaparezca con meticulosidad de los
bolsillos propios, el medievo en toda su extensión en un soberbio trabajo de
Jethro Tull, como bandera, la canción que inicia con trote folk y rock conciso
el álbum, Aqualung, y dará título al
Lp. Los aires envolventes están presentes a lo largo de todo el trabajo, si a
la inicial Martin Barre hace maravillas con su Gibson, la flauta travesera de
Ian Anderson no le andará a la zaga en posteriores canciones: Cross Eved Mary, Up To Me.
Las brumas se tiñen de rocío, las guitarras
acústicas envuelven el paisaje brumoso de canciones como Cheap Day Return, Mother Boose, My God. Un material soberbio aunque
parece que no temático, no se trata de una trama conceptual, pero desde el
inicio, qué duda cabe, hay un entramado espiritual que va a lo largo de todo el
álbum desde la inicial Aqualung hasta
Wind Up con la que cierran.
Glory Row
Tours.- Durante gran parte de la década de los 70, Jethro Tull no dejó de girar y encerrarse en los estudios para la grabación de nuevos trabajos, de nuevo la carretera para promocionar el último álbum, eso sí, a estas alturas con un buen puñado de temas que desarrollar en el escenario de anteriores Lps que demandaban sus feligreses.
Cuanto más espeso es el bosque, más
claro es el camino.- Desde luego Jethro Tull no entraba en el entramado de single para abrir
el boquete del Lp, nada de eso, la aparición de Aqualung como casi conceptual
les aleja del sendero sencillo y diáfano. Ayudan las ventas sobresalientes de
sus trabajos, siempre más consistentes en USA que en Inglaterra, pese a tener
un sonido tan aguerrido a su porción de tierra; la entrada en el cuarteto de
John Evans, teclista, le da un aire más espeso a las letras de Ian Anderson,
cada vez menos preocupado por entrar en los cánones estándar de los temas de ¾ minutos,
empiezan a desarrollar álbumes conceptuales, a comienzos de la década de los 70
poseen un sonido único y fresco, original y claramente diferenciado de sus
coetáneos a un lado y a otro del Atlántico.
Compiten en las grandes ligas con los Stones,
Led Zeppelin, Black Sabbath, Deep Purple… su sonido rustico alcanza en estos 2
próximos años el cenit de su carrera que se mantendrá bastante digna durante
toda la década. A lo largo de 1972 Jethro Tull publicará un par de trabajos,
uno con trampa, pues Living In The Past
doble Lp, es un compendio de varias canciones que quedaron fuera en anteriores
trabajos, algunas caras B o rarezas que no encontraron acomodo en su momento. Por
aquí se aprecia Sweet Dreams, Song For Jeffrey, Love Story o
Living In The Past, que da título al álbum y que podrían, muy bien estar en
anteriores Lps. Las ediciones americana y británica ( de paso para toda Europa
), difieren en algunos temas, en cualquier caso Jethro Tull alcanzó los puntos
altos de las listas, lo cual le dejó el camino despejado para continuar en el trayecto que se habían trazado, y era
hacer lo que deseaban y cuando quisieran, olvidándose de emisoras radiofónicas
y demás zarandajas, su obra empezaba a tener esplendor y brillantez.
En su afán por no perderse en el enmarañado
bosque, Anderson busca un sonido compacto y original. Concesiones de Lps como Benefit y la cara A de Aqualung a un sonido netamente rock, les
convertía en piezas del mismo encaje de monstros
como lo citados anteriormente, sin añadir a Cream, Hendrix, Taste… que tanto
Martin Barre como Clive Bunker escuchaban. El cantante y flautista se decantaba
por un sendero más liviano, la competencia en el rock-blues era una autopista
demasiado transitada, y el original se hallaba desde luego en el folk – rock que
también se les daba, eso, y el álbum – conceptual, que ahora ya sin dilación,
quería desarrollar el artífice del sonido y del proyecto que es Jethro Tull.
Thick As A
Brick
THICK AS A BRICK .- Marzo de 1972.-
Cuando en el rock se podía
experimentar sin caer en lo ridículo, en el frío calculo financiero, cuando la
música era lisérgica, mágica, un niño prodigio de 8 años llamado Gerald Bostock
nos narra una historia divertida, paradójica, excesiva. Las nuevas formas de
enriquecimiento musical elaborado de formas clásicas para mezclarlo con ideas
frescas del folklore y de la canción popular británica con el rock, con una base
en el blues, esa raíz anclada en la tierra que lleva a propuestas como Thick As A Brick, evolucionadas e innovadoras
que se extienden por más de 20 minutos por cada cara.
Una portada de periódico, unas noticias sin
ton si non en su interior y contraportada para desarrollar en su interior un
concepto del rock en forma de obra compacta, única, una ecléctica vía de escape
del formato estándar de canción. No hay corte, ni single, ni canciones sueltas,
todo es un mazacote de rock al servicio del caudal interpretativo de Ian
Anderson; fragmentos libres unidos por una metáfora común.
Tensión instrumental, juego de voces, flauta y
guitarras eléctricas, música progresiva para las dos caras. Todo un documento
donde explorar los muchos caminos que el rock tiene, si se tiene el talento y
las ganas necesarias para llevarlo a cabo, claro; Jethro Tull abre nuevas galerias
en el sendero del bosque.
Ian Anderson - Flauta, Guitarra acústica,
Vocalista, Violín, Saxofón, Trompeta.
Martin Barre - Guitarra eléctrica, Laúd.
Barriemore Barlow – Batería.
John Evan - Piano, Órgano Hammond.
Jeffrey Hammond - Bajo, Voces.
Martin Barre - Guitarra eléctrica, Laúd.
Barriemore Barlow – Batería.
John Evan - Piano, Órgano Hammond.
Jeffrey Hammond - Bajo, Voces.
Estabilidad.- Con la entrada de Barlow en la
batería, Jethro Tull se mantendrá durante 3 añitos sin cambios reseñables en su
formación, girando indistintamente durante el inicio de la década de los 70 por
Europa y Estados Unidos. Como su éxito era interesante, también Australia y Nueva Zelanda ven a los británicos
en sus tierras. Aquí en España habría que esperar todavía un poquito, pese a
que en el viejo continente ya recorrían Italia, Alemania, los Países Bajos, los
nórdicos…
Debido, o quizás porque quisieron, se me
escapa la cuestión, al buen recibimiento de Thick
As A Brick, quisieron proseguir por el mismo camino de obra-conceptual y un
año después sacan A Passion Play – 1973,
remachando los esquemas anteriores y con una voz en off en algunos pasajes del
álbum como si fuese un serial radiofónico, un pelín deslizante. Tampoco aclaran
el asunto con los 10 temas que se incluyen en War Child – 1973 , trabajo que iba para doble y se quedó en
sencillo.
Jethro Tull a estas alturas tiene un sonido diferenciado, con temas cada vez más
elaborados en una clara ambición artística, canciones mucho más sofisticadas de
lo habitual. Eran de esos grupos “especiales” a los cuales se les quiere o no,
el cajón podría llenarse con reliquias varias en cuanto a elaboración
dificultosa de su rock, King Crimson por ejemplo, sin tocar palos como la
música sinfónica de Yes o Génesis. Tampoco es que las portadas de Jethro Tull
enamoren, no son nada sofisticadas, aunque apabullante la originalidad de Thick As A Brick, nada que ver con las
hermosas mujeres que aparecen por esta época en la de Roxi Music.
Para mí, uno de las razones del éxito de
Jetrho Tull son sus directos, espectaculares representaciones de rock con
teatro, mesiánicos en su música, en su puesta en escena como si de una banda de
juglares electrificados se tratara. Con la llegada de John Evans a los
teclados, aquello se engrandeció. Ni siquiera el bajón de calidad de sus 2
últimos trabajos les apartó de las listas en los puestos altos, vendían, y muy
bien.
1974 nos dejará otros gran Lp de la banda,
Minstrel In The Galery, con lo cual los Jethro mantienen el nivel y la
competencia, sana entiendo, con los otros mastondontes de grupos coetáneos, todo
a un paso de la patada transversal que supuso el punk con la llegada de un
montón de gente nueva y joven.
Backer St.
Muse
MINSTREL IN
THE GALLERY .- Septiembre de 1975 .-
Con una formación reconocible, con muchos kilómetros a
sus espaldas de tours, Jethro Tull es la correa transmisora para que Ian
Anderson, líder absoluto del grupo británico, exponga sus pensamientos estilísticos
a través de la banda.
Minstrel
In The Gallery le emparenta sin lugar a discusión con Aqualung, lo acústico se funde perfectamente con el rock más contundente,
la canción que da título al álbum es muestra sincera de por dónde caminan en su
envoltorio musical. Si los textos suelen ser ácidos, satíricos y teñidos de una
fina ironía, la peculiar relación que vive el líder del combo ( divorcio de por
medio, que manía tiene la gente con casarse ), le hacen si quieren más especial
en este trabajo. La expansión de la guitarra de Martin Barre pone las cosas en
su sitio para crear una gran canción aderezada con órgano Hammond de John Evan.
El sonido folk de Jethro Tull dejará rastros
inequívocos en varios temas, evocaciones mitológicas, Cold Wind To Valhalla, arreglos de cuerda y de piano para una
canción lenta, de lo más tranquilo del Lp,
Black Satin Dancer. El aroma campestre y las armonías vocales con el
acompañamiento de guitarras acústicas se darán en todo su esplendor en Requiem, encuentro este tema una
auténtica rareza en toda la discografía de Jethro Tull, balada envuelta en un
aroma de nostalgia peculiar. Desde luego, si apuntaba aquello de “canciones
para escuchar a la luz de la chimenea”, ni pintado.
Con la ausencia de batería y de guitarras
eléctricas se inicia la cara B; la voz susurrante de Anderson acompañado de
cellos, acústicas y violines, One White
Duck/ O10=Nothing At All; para a continuación meternos en un embolado de
tema de larguísima duración, de más de 16 minutos, divida en 4 partes, un rock
progresivo con la marca de la banda. Backer
St. Muse es una apreciación más corta de lo que supuso Thick As A Brick, allí necesitaron todo un álbum para cubrir sus
necesidades, “aquí se cortaron un poco”.
Grace,
con unos segundos, es esa fina ironía tan británica de los Jethro Tull.
Minstrel
In The Gallery es su aportación al rock con las confluencias en manantiales
del folk, afín de cuentas sus facetas más conocidas ya estaban expuestas en
anteriores trabajos.
Taxi Grab
Tours.- Durante gran parte de la década de los 70, Jethro Tull no dejó de girar y encerrarse en los estudios para la grabación de nuevos trabajos, de nuevo la carretera para promocionar el último álbum, eso sí, a estas alturas con un buen puñado de temas que desarrollar en el escenario de anteriores Lps que demandaban sus feligreses.
Gran parte del verano de 1974 se lo tiran en
las Antípodas, Nueva Zelanda y Japón y el otoño lo reservan para presentar War Child, en Europa y aparecer por 1ª
vez en Madrid, en el Pabellón de Deportes, octubre de dicho año verá las
huestes de los británicos encima de un escenario. De nuestro país partirán en
un largo tour por Inglaterra que les mantendrá en activo hasta finales de año.
El 1º trimestre de 1975 se pateará Estados Unidos y con apenas unos días de
descanso saldrán a calentar escenarios por Alemania y el centro de Europa.
Cuando publican en septiembre, Minstrel In The Gallery, de nuevo estarán de tour por USA.
Después de un descanso, se meterán en los
estudios para la grabación de su posterior Lp, Too Old Rock And Roll: Too Young To Die! – 1976 y los más veteranos
podían verlos de nuevo en España, esta vez en el Pabellón de baloncesto del
Juventud, en Badalona, y de nuevo en Madrid.
Corto tour europeo, pues Estados Unidos les tendría ocupados hasta el estío.
Como todos los grandes grupos de esta época,
Jethro Tull era requerido en todos los sitios para la presentación de sus
nuevos trabajos, competían con el incipiente punk británico y la new wave que
tanto les denostaba, de hecho su último Lp era una clara referencia a lo que
sucedía en Inglaterra entre “viejos/nuevos”. A mí, que tardé tiempo en
asimilarles, me parecían insufribles tales afirmaciones de unos y de otros,
éramos tan pocos los que nos gustaba la música de calidad, tan difícil de
verlos en directo, no sólo cuestiones económicas, sino de calendario y de
ubicación territorial, que se me hacía cuesta arriba tanta demagogia de barra
de bar. Jethro Tull estaba en la ubicación de grupos a los que escuchar, sino
seguir, y con el tiempo irte haciendo con un buen puñado de discos que
engrandecer tus experiencias rockeras, tus tardes al sol y los inviernos a la
luz de la chimenea, sí la había, y escuchar música en buena compañía, que los
británicos estaban en las estanterías de vinilos, era una opción clara, entre
otras muchas, claro.
Salamander
TOO OLD TO ROCK ´N ´ROLL: TOO YOUNG TO DIE! .- Abril de 1976 .-
La ironía elevada a la intelectualidad, la sátira reflejada
en textos ácidos, más en la línea de Monty Python, que en lo que se supone una
banda de rock. En cualquier caso, las huestes de Ian Anderson navegan por aguas
excelsas y al margen de las maquinaciones del resto; su música se nutre de
demasiados artilugios y ninguno es superfluo. A fin de cuentas el Lp hace más
referencia a las duras excrecencias que se vertieron sobre ellos por A Passion Play, que por las críticas que
recibían, no ellos en particular, sino en general sus coetáneos, por el mundo
punky, que los consideraba demasiado viejos. Apenas tienen la treintena Anderson
y Cía cuando sacan el álbum, pero esa es otra cuestión.
Too Old To Rock ´n ´roll:
Too Young To Die!; mantiene el tipo sin fisuras, entra en el entramado del
rock que ellos practican, siguen con la denominación de una idea, un concepto,
y de ahí todo el desarrollo posterior de la obra. Un joven rockero que ve como
la vida transcurre y se siente viejo. Esa es la cuestión, adornado con
guitarras eléctricas poderosas de Martin Barre en Quizz Kid o Taxi Grab; joyitas con las guitarras acústicas como Salamander;
y hasta lo que ellos pueden entender por una balada clásica: From A Dead Beat To And Old Greaser.
Destacaría canciones como Big Dipper, tiene lo más característico de Jethro Tull, fuerte
combinación rítmica y la flauta de Anderson y la eléctrica de Barre.
Para quien tenga interés especial, la historia del disco
viene contada en forma de comic en el interior de las carpetas. Un tal Ray
Lomas gana un concurso televisivo, pero no entiende muy bien la sociedad en la
que vive. Así pues decide quitarse del medio a través de una motocicleta con la
que se estrella. El resultado, que no es Quadrophenia
(The Who), es que acaba en el hospital, pasado un tiempo y con la cara 20 años
más rejuvenecida, la sociedad que antes no entendía, todavía ha evolucionado o
cambiado, más que antes del accidente.
No es un disco a la vieja usanza, los textos
son tan importantes como la música, se pueden escapar los muchos matices de
sorna de Jethro Tull, aun así buen trabajo aunque menor de lo que nos tenían
acostumbrados.
Ian Anderson: Voz – Guitarras acústicas – Flauta –
Armónica
Martin Barre: Guitarra eléctrica
John Glascock: Bajo
Barriemore Barlow: Batería
John Evan : Piano
The Whistler
Universo
propio.- Creado su propio mundo, con la misma formación
en sus siguientes trabajos, Jethro Tull dará una vuelta de tuerca y se sumergirá
en ambientes campestres salpicados de ese folk inglés que también se les da.
Todavía tendrán cuerda para rato, se estirará hasta finales de la década de los
70.
Su siguiente Lp, Songs From The Wood – 1977, está
compuesto con una amplia amalgama de sonidos brillantes, con una portada que lo
dice todo, Ian Anderson en el bosque cual campesino con sus leños y lumbre, en
un tupido bosque, y todo cuando el punk arrecia en Inglaterra, Jethro Tull
armoniza de manera ejemplar la ecuación perfecta entre electricidad y cantos de
pájaros.
Publicado en
febrero de 1977, su 10 º álbum les muestra serenos y arraigando en esas raíces
que tanto les son familiares y de sonido reconocible, enlaza perfectamente con This Was y Stand Up, consigue poner de acuerdo a seguidores y críticas en su
nuevo trabajo que es bueno y les dará la cuerda suficiente para mantener el
nivel que tienen. La evocación juglaresca en plena naturaleza transitada por
una flauta que nos transporta por valles verdes, ríos caudalosos y una guitarra
eléctrica que dará el contrapunto exacto a tanta melancolía.
Songs From The Wood, la canción con la
que abren y da título al Lp, sazona todo lo que vendrá después. Amalgama del
medievo inglés, Cup Of Wonder. Órgano
y flauta se darán la mano en Hunting Girl;
el corazón alegre y la vista entusiasta, la fiesta pagana: doncellas y
druidas en Ring Out, Solstice Bells y
casi hasta temas pegadizos, The Whistler,
para textos oscuros con guitarras acústicas brillantes.
Un disco podría
calificarlo de “hermoso”, con grandes dosis de belleza. Perpetúa el entramado
de Jethro Tull que continuará con su siguiente gran obra: Heavy Horses en abril de 1978, como si de una continuación de Songs From The Wood se tratara, con la
novedad que hasta sacaron un video promocional con la canción que daba título
al álbum. Con la banda al completo cantando en un pajar, tienen que actualizarse
en cuanto a promoción, pero ellos añaden más arreglos a los temas, muchos
elementos acústicos y otros eléctricos. Cosas que ya habíamos oído antes, que
nos suenan a Jethro Tull, Journeyman,
Rover o Heavy Horses, éste último
el corte más largo, con demasiada nostalgia, envuelto en el orgullo que sienten
de su propio combo, tal vez intuyendo que aquello no podrá durar mucho más, que
los tiempos cambian a velocidad de vértigo, como los gustos ramplantes de las
gentes.
Un disco sin duda reivindicable
en el universo que es Jethro Tull que dará paso a un doble en directo, aquel
que refleja el momento excelso del grupo, que resume su pasado y que dará
portazo definitivo a su obra, Bursting
Out – 1978, una grabación de dos años antes, lo suficiente para
que con estos 3 últimos Lps les mantendrán en la liga de los grandes, captan el
sonido cercano, natural, y aunque el repertorio es previsible, no deja de
hacerse la comida a fuego lento pero rica. Les muestra con la mejor formación
que Ian Anderson podría montar nunca para dar rienda suelta a su desarrollo
musical.
Su universo se desmoronará con el final de la década de los 70. Todavía lograron un cierto reconocimiento y dejar un disco más, notable, en un paraíso que ya no era el suyo. Broadsword And The Beats – 1982 será el definitivo canto del cisne, el trabajo final que defender. Del resto mejor no hablar, queda un mundo de Ian Anderson y Martin Barre durante las décadas siguientes, pero Jethro Tull ya forman parte del legado de una época y un mundo que jamás volverá. Las hadas y madrinas ya no necesitan a caballeros que las rescaten de los monstruos y malvados, al parecer ellas solas ya tienen sus armas y sus castillos a buen recaudo.
Su universo se desmoronará con el final de la década de los 70. Todavía lograron un cierto reconocimiento y dejar un disco más, notable, en un paraíso que ya no era el suyo. Broadsword And The Beats – 1982 será el definitivo canto del cisne, el trabajo final que defender. Del resto mejor no hablar, queda un mundo de Ian Anderson y Martin Barre durante las décadas siguientes, pero Jethro Tull ya forman parte del legado de una época y un mundo que jamás volverá. Las hadas y madrinas ya no necesitan a caballeros que las rescaten de los monstruos y malvados, al parecer ellas solas ya tienen sus armas y sus castillos a buen recaudo.
Fallen On
Hard Times
BROADSWORD AND THE BEAST.-Abril de 1982.-
Lejos
de tiempos pasados, que aquí en concreto fueron mejores, Jethro Tull, o lo que
queda de dicha banda, es decir: Ian Anderson y Martin Barre como estandartes de
mantener la bandera del castillo, la espada y la lucha contra la bestia, con
una banda totalmente remodelada después de la última gira donde la formación
era la de más calidad, darán el do de pecho en este Lp, Broadsword And The Beats, emparentado con Benefit, ese 3º trabajo más metálico y duro que sus 2 hermanos
precedentes, combina como ellos saben el rock con el mesianismo eclecticismo de
los sonidos folks y nos deja un álbum divido en una dicotomía, como si de un
cuento de Tolkien se tratara, aunque aquí más cercanos a la universalmente conocida: La Bella y La Bestia,
ésta última sustituida por la espada, que para el caso casi es igual.
La portada
medieval, realizada por Ian McGraig, un conocido artista, es absoluta con los
convencionalismos que lleva al reconocimiento de Jethro Tull en todo el mundo. De
hecho, el tour posterior sirvió para teatralizar lo que los surcos sostienen
en sus canciones, una ambición amplia que les lleva a utilizar sintetizadores
en un rock progresivo algo inflado, pero mantiene el nivel con su mezcla
campestre. Beastie abre el trabajo
como si de una bestia encerrada en una cueva se tratara, las guitarras
eléctricas fluyen en un intento de abrir alguna brecha por la que escapar. Clasp se abre a la electrónica, aunque para no asustar
demasiado, la flauta de Anderson aparece enseguida como el arlequín que es para
seguirle, efectos vocales muy de los 80 y larga transmisión instrumental para
llevarnos a Fallen On Hard Times, más reconocible en el
espectro de lo que son los Tull: flautas y guitarras acústicas para acompañar
la voz de Anderson, con toques sutiles de sintetizadores. Los pianos tomaran la
iniciativa en las 2 siguientes canciones, melodías tiernas con cambios de
ritmo: Flying Colours que parece destinado a las pistas de baile ¿?, tan moda
en la década de “colorines” como son los 80; y Slow Marching Band es mucho mejor, flauta y cuerdas para aderezar
una balada triste.
Las evanescencias,
atmosferas invernales que sirvan para evaporarse, diluirse en un entorno que no
les gusta, pese a todo mejor ir armado por las brumas del destino, Broadsword. Los tintes trágicos y las
melodías para el mejor tema del álbum: Pussy
Willlow. Temas prescindibles y soporíferos también hay, Watching Me Watching You y Seal Driver son para hacérselo mirar en
un grupo como Jethro Tull. Sólo el desgarro final de la Gibson de Martin Barre,
en ésta última, salva la canasta en el último segundo. Terminan el Lp
envolviéndote en sus brazos, la corta y sutil Cheerio.
Ian Anderson : Voz – Flauta y Guitarra
acústica.
Martin Barre: Guitarra eléctrica y
acústica.
Dave Pegg: Bajo – Mandolina – Voz.
Gerry Conway: Batería.
Peter John
Vettesse : Piano
Pussy Willow
Camináis por un bosque tupido, llenos de árboles y hojarasca
múltiple que tapa los caminos. Los follajes de las arboledas son densos,
coloristas, como si transitáramos por un cuadro impresionista que te lleva en
volandas por montañas, ríos. La bruma del atardecer lo va dejando todo oscuro,
difuso, en apenas unos minutos la vereda se convertirá en una boca de lobo.
Estiráis las piernas, bajáis la comida alargada en una larga sobremesa y se agradece
el tierno viento que se le levanta a vuestro alrededor, invisible pero certero
en vuestros rostros.
Apenas una hora
más tarde, anochece. La sierra madrileña se tiñe de una niebla densa, fríos que
se meten en los huesos y se agradece que en cuanto entráis en la casa, alguien
remueve con ligereza los leños que están lánguidos en el cenicero de la
chimenea. Varias manos en el culo al lado del hogar para ir tomando temperatura.
Unos minutos más tarde tú te quedas con la pareja anfitriona, los demás se van
a sus casas, cercanas, pero a unos kilómetros de donde habéis pasado una velada
curiosa, amena.
Cebrián te llevará
a la buhardilla donde guarda su colección de discos y mientras echáis una
ojeada a los Lps, cuidadosamente ordenados por orden alfabético, te comenta que
le digas qué álbumes le faltan de Jethro Tull, que según tú criterio, debería
tener y aún no posee. En una cuartilla pequeña, con lápiz, le pones algunos nombres:
Stand Up, Living In The Past y Heavy
Horses. Cebrián acumula una docena de los británicos, con lo cual crees que
con esos 3 tiene todo lo que un buen oyente de rock de hace 4 décadas, debe
escuchar y saborear como el buen vino en su colección. Sabes que esa misma
semana se acercará por el Fnac, aunque tú le recomiendas que vaya directamente
a La Metralleta, a los cajones de vinilos y que si alguno no lo encuentre,
entonces sí, lo intente en cd en el gran almacén, que seguro que ahí lo tienen
o te lo piden. Lo hará, apenas unos días más tarde te llama y ha conseguido 2
en Lps. Mientras tanto echáis unas partidas en la mesa de billar que tiene en
la buhardilla y por el equipo estereofónico suena Aqualung.
Pasa una hora
larga hasta que una voz femenina os llama y en la cocina dais rienda suelta a
diversos fiambres que en distintos platos están servidas. Te moderas con la
bebida, apenas un ron con naranja pues en un rato bajarás a Madrid. Las 2 de la
madrugada de un sábado invernal, de comienzos de año, cuando te despides de tus
anfitriones y desciendes por la carretera de La Coruña en dirección a tu casa.
No es mucho tiempo, apenas 30 minutos cuando asciendes desde tu garaje en el
ascensor en dirección a tu vivienda. Aún resuenan en tus oídos el doble cd Bursting Out y la canción One Brow Mouse con la que llegaste a tu
aposento. Ha sido una velada entrañable, como aquellas que de jóvenes hacías a
la luz de la chimenea en el chalet de algún amigo de familia pudiente. Eran
otros tiempos, eráis otros amigos, pero el espíritu sigue vigente igual que
antaño.
DISCOGRAFIA SELECCIONADA
THIS WAS .- 1968
STAND UP .- 1969
BENEFIT .- 1970
AQUALUNG .- 1971
THICK AS A BRICK .- 1972
LIVING IN THE PAST .- DOBLE -
1972
MINSTREL IN THE GALERRY .- 1975
TOO OLD TO ROCK ´N´ROLL,
TOO YOUNG TO DIE! .-1976
SONGS FROM THE WOOD .- 1977
HEAVY HORSES .- 1978
1978
THE BROADSWORD AND THE BEATS
1982
Ian Anderson: 10 de Agosto de 1947 .- Edimburgo (Inglaterra).
Martin Barre : 17 de Noviembre de 1946.- Birminghan (Inglaterra).
John Glascock : 2 de Mayo de 1951.- Islington (Inglaterra ) - 17 de Noviembre de 1979 - Londres (Inglaterra).
Barriemore Barlow : 10 de Septiembre de 1949.- Birminghan (Inglaterra ).
John Evan : 28 de Marzo de 1948 .- Blackpool (Inglaterra ).
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