DIRE STRAITS: EL SONIDO CRISTALINO
Una cadencia
de voz, a veces sólo un murmullo que te acaricia el tímpano mientras las
cuerdas de una Stratocaster te araña las entrañas de manera suave,
aterciopelada, en ocasiones hay un salto al vacío, un rasguño más profundo que
te hiere la piel, pero sólo es un instante, un órgano te arrastra al sopor
tranquilo, como una droga dulce recorriendo tus venas. Te adormeces en esa cadencia
como si tu cuerpo se balancease en una hamaca hasta quedarte plácidamente
dormido, cuando te das cuenta, el disco ha acabado y ya en la penumbra de la
tarde lo colocas en su funda y te lo llevas a la estantería.
Una noche de solsticio entre las murallas de
una vieja ciudad de origen vetón y por encima del murmullo de las gentes que se
dirigían a un lugar muy concreto, bien, pues por elevación de toda esa marabunta,
los ecos de una guitarra eléctrica se asomaban a tus oídos con un tema que
consciente o inconscientemente todos hemos conectado alguna vez, Sultans Of Swing. El responsable de
dicho artefacto y del sonido cristalino, casi puro, indoloro, es un muchacho
flaco con escasas carnes y varias neuronas que va a dar un vuelco al sonido de
su Stratoscaster, Mark Knopfler, junto a él su hermano David y otros 2 miembros:
John Illsley y Pick Withers que hacen las labores de bajo y batería
respectivamente.
Planos, unidimensionales, los Dire Straits que así se hacen llamar,
osan colocarse en medio de la nueva ola en la primavera de 1977, ellos que no
son nada de lo que les rodea, y quizás ahí radique su belleza, en esa flor que
nace y crece en medio del basurero, sitiada de escombros y cambios. Sus
vestimentas, su concepto del rock insuflándole aliento vital, encerrados en sus
canciones, sin grandes artificios, en la simpleza de sacar unas notas que den
color, sonido, a unos temas que suenan a clásicos desde el mismo instante que
los escuchas.
Sultans Of
Swing
Pasando penurias .- No hace falta ser un lince. Montar
una banda de rock es difícil, discutible, sea en Inglaterra o en España. A
mediados de la década de los 70 llegar a formar un combo con un sonido puro,
con un guitarrista que toca como un flamenco, con el dedo pulgar de su mano,
sin púa, y que remata con el medio, la verdad, es raro y más cuando se
compromete a sonar bien, incluso excelso.
Londres no era una ciudad demasiado acogedora
para 4 paletos con pinta de recoger los excrementos de caballo en las
caballerías de ilustres Lores… intentar sacar al rock del medio en el que se
encontraba, la encrucijada de los viejos dinosaurios con un elenco de sonidos estratosféricos,
discos insulsos en su mayoría, y el pataleo por mandarlo todo a la alcantarilla
a ritmo de punk. Devolver todo eso a su originalidad, sin perder autenticidad
en lo que hacen, y tal vez, sólo intuyo que tal vez, acercarse al ritmo del
okie de J.J.Cale y realizar buenas canciones, sin más, con pausa, cierta dejadez, así como que no quiere la cosa,
ir poco a poco puliendo un sonido y entrar en el negocio discográfico como unos
ángeles de la guardia de la pureza. Sacar temas para escuchar en cualquier lugar,
desde la autopista a la carretera comarcal más tranquila, manipular la
espiritualidad del rock.
Los hermanos Knopfler compartían un cuarto
pequeño con John Illsley en el sur de Londres, allá por Deptford. Apiñados pues,
su economía no daba para más, contando cada centavo y componiendo canciones
mientras trabajaban en lo que podían para sobrevivir. Nada extraño que le
colocasen al grupo el nombre, puede traducirse como Situación Extrema, no es muy comercial, pero es lo que hay y con ella
serán mundialmente famosos. Dire Straits salió a flote, sólo conocemos a
aquellos que llegan a grabar, girar… no a los que las fauces del cocodrilo se los
llevaron por delante, como algunos Ñus; al menos éstos cruzaron al otro lado del río con vida y
pudieron contarlo.
Setting Me Up
120 libras.- Más o menos eso les costó grabar una maqueta y
moverla por las distintas emisoras. Ya tenían a otro incauto, Pick Withers, que
se encargaba de la batería. El aburrimiento, las necesidades, hace que entre
todos puedan recaudar 120 libras y grabar en ella Sultans Of Swing, Wild West End, Water Of Love y Sacred Loving, ésta última permanece
inédita, las otras 3 acabarían en su primer Lp.
Una emisora de radio con el programa Honky
Tonk, algo así como Radio-3, programa a grupos noveles. El asunto gusta, y
varias orejas de coyote están atentas a ese sonido cristalino y limpio que estos
palurdos del sur de Londres llegan a transmitir. Cuidados, lineales, florecen
entre los exabrutos del punk y new wae reinante.
Un tipo que responde al nombre de Ed Bicknell
se hace cargo del grupo a modo de manager y les monta una gira de teloneros de
Talking Heads a finales de 1977 por Inglaterra. Apenas son 16 conciertos, pero
los Dire Straits obtienen el beneplácito de la prensa y de los asistentes, de
ahí a poder grabar su 1º álbum sólo hay un paso.
Six Blade
Knife
DIRE STRAITS .- Octubre de 1978 .-
Planos y unidimensionales pero certeros a la
hora de encajar un buen puñado de canciones, como paletas de colores de
cualquier pintor. Se marcan un Lp desgajado de las maquetas que durante meses
pasearon por las emisoras a los disjockeys londinenses y ellos por cuanto
escenarios les acogió. Dire Straits, el grupo, no el álbum en sí, tiene alguna característica
sorprendente, me explico. Gusta por igual a mayores y jóvenes, éstos últimos
entre lo que me incluyo cuando allá por 1978 sacaron dicho artefacto; en el 2º
grupo ahora, pasadas varias décadas. Pero es lo mismo, no estorba, se agradece
la Fender Stratoscaster de Mark Knopfler, su voz aterciopelada, sus suaves
rasgueos de guitarra, sonidos dulces, contagiosos, también en gran parte por la
sección rítmica : Wihters/Illsley. A fin de cuentas las canciones entran por
los poros de la piel, explotan en el cerebro y a veces te da para mover los
pies, nada de desarmarse, tampoco hay que abusar, pero es una droga fácil, te
adormece y sosiega, y el tránsito hacia la eternidad está servido, lástima que
éste último sea mentira.
Todas las canciones – 9 –, escritas por Mark
Knopfler, grabado en Londres, en los Studios Basing St. a comienzos de 1978; se
pulen las esmeraldas a ritmos de Stratoscaster aterciopeladas en Down To The Waterline, Water Of Love o Wild West End. Cadencias
de voz, ecos coloquiales sacados de la maravilla que es J.J.Cale, la genial Six Blade Knife, música con resonancias
americanas, sabor a rock y blues, muy, pero que muy alejados de la coordenadas
que publicaban sus coetáneos en las
Islas Británicas, tal es la dicotomía que suenan a auténticos y ¡ay! Diferentes.
Estribillos graciosos y resultones : In The Gallery, visión crítica de la
mafia que se mueve en las galerías de arte; rock espabilado en Stting Me Up ( Eric Claptón lo meterá en
su monumental doble Lp Just One Night -
1980); o Southbound Again. Claro,
falta la joya de la corona por la que mundialmente son famosos: Sultans Of Swing para redondear su mejor
disco.
- Mark Knopfler: guitarras y voz
- John Illsley: bajo y coros
- David Knopfler: guitarra y coros
- Pick Withers: batería
Communiqué
No
tan deprisa .- Dire Straits – 1978, el primer disco homónimo
del grupo, no se publicó en todo el mundo al mismo tiempo, ni mucho menos. Probablemente
porque en su país de origen pese a ser bien recibido, no pasó gran cosa con él.
Fue cuando editado en Estados Unidos aquello se potenció, en el otoño del 78
era un Lp más de escaso recorrido en las listas aunque de excelentes críticas.
A fin de cuentas
Dire Straist ahora como figura principal, inicia un tour inglés por dicho
verano en universidades y colegios mayores, clubs de medio pelo y eso sí, un
par de shows en el Marquee de Londres. Una mejor distribución de su álbum
primigenio en USA, con la todo poderosa Warner les da el contrapeso al escaso y
austero impacto que tienen en las Islas Británicas, y de la otra parte del
Atlántico la cosa emerge al resto de Europa. Ya a finales de 1978 se atreven en
su nueva gira británica a presentar material de lo que será su 2º Lp, Communiqué. Como la cosa empieza a funcionar en forma de ventas masivas en Estados Unidos, hasta el punto de
alcanzar discos de oro, ahora ya en medio Planeta, en diciembre se largan a grabar
su nuevo álbum en el exquisito Compas Point de las Bahamas, no sería hasta el
siguiente verano que entre murallas romanas y noches de solsticio les escuche
por 1ª vez, y ese sonido puro y cristalino vaya cristalizando entre mis neuronas
arrullándome entre las carias de la Luna.
Were Do You Think You´re Going
COMMUNIQUÉ
.- Junio de 1979 .-
Sin novedades, cogido y aprendido el
estribillo del “estilo” Knopfler y Cía siguen el camino marcado sin
sobresaltos, la misma estructura, si acaso intentar repetir la jugada jugosa de
unos meses antes sin caer en demasiados tópicos. La presión y las giras que
seguirán marcan en gran medida este Communiqué.
Se acabó la sorpresa, el impacto inicial, es lo que tiene la fama, colmillos
afilados esperando la 2ª entrega, Dire Straits consiguen salir del enredo,
creo, que bien parados.
Con un sonido
claramente americano, hasta Jerry Wexler les produce, prosigue en el lucimiento
puro del sonido de las guitarras, los recitados perezosos. No existen dudas, al
menos yo no las tengo, el caramelo inicial de Once Upon A Time In The West alberga las mismas sensaciones que
hicieron que te comprases su primer álbum y lo convirtieras en especial.
Arranques eléctricos tibios en la bonita Were
Do You Think You´re Going y Communiqué.
Remarques o intentos de ello de Sultans
Of Swing a la vuelta de la esquina: Lady
Writer, toques folklóricos con tintes urbanitas : Angels Of Mercy o insinuantes en Follow Me Home o lirismo penetrante en Portobello Belle.
Mark Knopfler mueve sus dedos como un genio
invisible, un bluesman en toda regla, mientras te acaricia la piel suavemente
con esa vocecita que te mata de a poquitos. Dire Straits mantiene la imagen
pulcra y normal de gente de la calle, alejados de los parámetros del punk que
les rodea y muy separados de las rock-stars al uso.
Tunnel Of
Love
Tour USA 1979.- Asentados en su “sonido”, con percepción
absoluta de lo que eran, con Communiqué sin el nivel comercial del 1º Lp, pero
ascendiendo en las listas, a principios de año son requeridos para realizar la
gira por Estados Unidos. Constará de 51 conciertos, multitud de entrevistas,
entrega de discos de oro en Nueva York y de platino en Los Ángeles. A tenor de
lo que tengo recopilado, las cosas fueron tan bien que hasta el tótem de Bob
Dylan requiere los servicios de Mark Knopfler y Pick Winters para su próximo
proyecto: Slow Train Coming – 1979.
No sería el único en que algún miembro de Dire Straits colabore con músicos
ajenos a sus trabajos.
Como suele ocurrir tras un tour exitoso, ahora
el 2º Lp también se vende muy bien. A fin de cuentas se pasan casi todo el año
de gira permanente, han conseguido penetrar en el cenáculo de las estrellas,
aunque ellos parecen algo alejados de las lentejuelas. Eso sí, al menos para su
siguiente álbum tendrán ayuda extra, Jimmy Lovine será su productor y el
teclista de la E. Street Band, Roy Bittan, se aposentan en el sonido de Dire
Straits dándoles una dimensión hasta entonces desconocida.
Raro es que un combo sorprenda tan gratamente
en su 3º Lp, pero Making Movies – 1980 , es innovador y su éxito es inmediato, quizás
por la sorpresa del guiso. También te das cuenta enseguida al tener el álbum
que hay decesos musicales, David Knopfler, el guitarra rítmica abandona el
barco, al parecer no da la talla de calidad necesaria para este nuevo salto,
por ahora Dire Straits se convierte en “trío”.
Skateaway
MAKING MOVIES .- Octubre de 1980 .-
Encerrados durante casi todo el
verano de la nueva década, como si quisieran enterrar parte del pasado pero
guardando las joyas que habían atesorado en su pasado más inmediato, el nuevo
Lp de Dire Straits obliga a escépticos y crédulos a seguir escuchando el
proyecto de los británicos. Su evolución es evidente y tratan, y a fe que lo
consiguen, sorprendernos.
Making
Movies no pierde la esencia de la Stratocaster de Mark Knopfler, pero el
envoltorio del teclado del magnánimo Roy Bittan no deja indiferente a nadie. Tunnel Of Love con el que inician el
nuevo sendero no engaña a nadie, se hace evidente que el grupo ha sabido
escapar a los límites marcados por sus 2 primeros trabajos. Es cierto, el
estilo sigue siendo inconfundible, pero los arreglos son más complejos, las
canciones más alargadas, como una sombra caprichosa, ahora son capaces de fabular
epopeyas cotidianas, retratos nocturnos, crescendos esplendorosos y rematar
mejor los detalles.
En apenas 7 temas están capacitados para
desarrollar tragedias románticas y ponerlas al día con esa vocecilla simple de
Knopfler en Romeo And Juliet. Sincera
y enérgica, al modo más personal de la narración de los grandes poetas que ha
dado el rock. Hay paseos urbanos, hilos de versos que se pulen en la canción Skateaway, larga, densa, nos deslizamos por
unos patines mientras una chica vuela sobre el asfalto cuan autista alejada de
todo y de todos, y en su recorrido noctívago y con unos cascos en sus orejas
desfila entre coches, gentes, anchas avenidas, es Nueva York.
Todo el Lp está construido de bella poesía,
eficacia instrumental, inspiración. Al modo más canalla se expresan a gusto en
el submundo gay de cualquier ciudad europea en Les Boys; la marchita de Expresso
Love y Solid Rock cimentan un
espléndido trabajo para un grupo correcto, hasta simple, quizás ahí radique su
encanto.
- Mark
Knopfler: Guitarras y voz.
- John
Illsley: Bajo y coros.
- Pick Withers: Batería y coros.
- Roy Bittan: Teclados.
Industrial Disease
En la élite.- Dire
Straits consigue algo excepcional, que su música sea perenne al paso del
tiempo, reconocible en el espectro mainstream, desde la cafetería en la que
desayunas hasta de hilo conductor en la sala de una clínica odontológica, y que
además no moleste.¿Es malo esto? Depende, despojado el rock de subterfugio
suicida de cambiar el mundo, a saber qué mundo, qué industria, qué sistema, la
banda de Mark Knopfler persigue únicamente la construcción de su propio
universo basado en canciones, algunas excelentes, en sus punteos reconocibles
en cualquier parte, esa Fender Stratocaster tocada de manera magistral por un
maestro de la sencillez, y saber componer en textos, a veces arriesgados, historias que luego relata, en ocasiones musita y otras hasta las canta.
Making
Movies refuerza el intento de salir de gira por medio mundo a lo largo de
los próximos meses. Reconocidos, será imprescindible reforzar el sonido del grupo
en directo de acuerdo con lo publicado en dicho álbum, y esa banda sonora se añadirán un teclista: Alan Clark, y un nuevo guitarra rítmica: Hal Lindes. Así
Mark Knopfler se verá más suelto en escena y podrá aguantar el tirón de la
carretera hasta entrado 1981. Puede que no todo el mundo esté de acuerdo o
aguante el tipo, pero como le pasó a David, Pick Withers acabará por salir del
grupo y las baquetas de Dire Straits serán ocupadas en adelante por Terry
Williams, batería más hábil para los tiempos que corren.
Ya no podemos hablar a partir de aquí de combo
como tal. Para qué engañarnos, Dire Straits, como tantos otros grupos de su
generación, The Pretenders, me viene a la memoria, por ejemplo, es a partir de
ahora Mark Knopfler, y Love Over Gold,
su 4º Lp así lo atestiguará. Antes, un largo descanso hasta mediados de junio
de 1982 en la que se volverán a meter en los estudios Power Station de Nueva
York para intentar mantener la llama viva en cuanto a calidad de lo que
publican. Entre medias, el genio de la guitarra escribirá la banda sonora de Local Hero.
Telegraph Road
LOVER OVER GOLD .- Septiembre de 1982.-
Siempre me han llamado la atención las
portadas de esta gente. ¡Curiosas! Al margen de cuestiones estéticas, este nuevo
álbum retoma la sonoridad y cierta majestuosidad de su predecesor: Making Movies. En 5 canciones, o temas
desarrollados, me atrevería a decir, el comienzo con Telegraph Road, casi 15 minutos, con un intenso fraseo de guitarra
con el que finiquita la cuestión, en un final abarrocado, texto y música
recreando imágenes y adulando nuestros oídos.
Poco a poco va entrando Knopfler con una
guitarra acústica en el thriller intimista que es Private Investigations, mientras Alan Clark cuida de arroparle
desde los teclados. Desde luego Lover
Over Gold es un disco para escuchar en la individualidad y sosiego que
requieren los muchos matices que de él desprenden los surcos. Para guitarrazos y salmodias de órgano la
maravillosa Industrial Disease, con
su trasfondo ecologista; el perfil lírico y romántico de los Dire Straits en It Never Rains.
Lover Over Gold es
un trabajo que puede ser cargante en las primeras escuchas debido a su mucho
abarrocamiento, transitorio con lo que todavía les queda por grabar, necesitado
de varias escuchas, pero necesario en la amalgama del rock que se gesta en
estos comienzo de la década de los 80. - Mark Knopfler: guitarra y voz
- Alan Clark: teclados
- John Illsley: bajo
- Hal Lindes: guitarra rítmica
- Pick Withers: batería
Twisting By Te Cool
Bailemos en la piscina.- Si hasta ahora teníamos la impresión de que
los Dire Straits eran unos sosainas, más que nada Mark Knopfler, mira tú por
donde en el verano de 1983 nos descoloca con un twist, mejor sería decir, con
un Maxi single de 3 cortes con la sana intención de divertir y de hacernos
pasar un ratito agradable al escuchar y mover los pies con Twisting By The Pool y Two
Young Lovers, canciones rockanroleras y festivas junto a la más sosegada y
suave caricia que es If I Had You.
En parte este trabajo venía a cambiar la cara
de la moneda con el sobrio y barroco del Lp Lover
Over Gold, alejados de los temas
épicos y grandilocuentes y refugiarnos en lo más superficial y juvenil que
todos llevamos dentro. No deja de ser una operación perfecta y bonita, a mí el
EP en cuestión me entusiasma por su frescura: corto y directo, y desde luego te
cambia el paso con todo lo anterior publicado por Dire Straits.
Como curiosidad destacar la presencia de Mel Collins en el saxo en la canción Two Young Lovers.
Muy recomendable y saludable dicho artefacto.
Money For Nothing
Cierta diversidad.- No habría nuevo trabajo bajo el
prisma de Dire Straits en 2 años largos. Un cierto descanso como banda, pero si
múltiples trabajos en producción, colaboración o en solitario de algunos de los
componentes del grupo. A saber. El multifacético Mark Knopfler producirá cosas
que desconozco, como el asunto del Lp para Aztec Camera: Knife – 1984 y compone la canción Private Dancer para una renacida Tina Turner en la década de los
80, con el álbum del mismo nombre devuelve a las listas a una excepcional
cantante en el ostracismo durante largo tiempo. Illsey y Mark colaboran en el
insuficiente disco en solitario de David Knopfler, Release – 1983; luego habría más. No los tengo, no los he
escuchado, por lo tanto carezco de opinión crítica.
Al mismo tiempo, el
bajista John, saca su artefacto en solitario con su propio nombre: Never Told A Soul – 1984, más de lo
mismo, no tengo opinión al respecto. Y para que no se nos olvide que Dire
Straits sigue ahí, el consabido doble en directo que recoge parte de la última
gira, Alchemy – 1984, recomendable
para los muy fans si quieren captar sus esencias en directo cuando se
encuentran en sus casas recogidos o de fiesta colectiva.
Poco a poco nos
acercaremos a los 2 discos del grupo que más me gustan.¡Ojo, que me
entretienen, no los mejores!, que son Dire
Straits – 1978 y Making Movies – 1980;
me estoy refiriendo a los proyectiles en forma de canciones venenosas y
comerciales integradas en Brothers In
Arms – 1985 y On Every Street – 1991.
Lo que vendría posteriormente del grupo serían nuevos
directos en forma de grabaciones: On The
Night – 1993 y una cinta en la todopoderosa BBC, bajo el título de Live Ant The BBC – 1995. Pero eso sería
avanzar el futuro, por ahora nos detendremos en su nuevo Lp.
Walk Of Life
BROTHERS IN ARMS .- Mayo de 1985.-
Con muchas ganas de
tener y escuchar el trabajo de Dire Straits. Instalados desde hacía algunos
años en el mainstream, además sin ningún rubor, con una preciosa National en la
portada del Lp, 9 temas con la firma del santo y seña de Mark Knopfler, pocas
sorpresas nos pueden aportar, pero sí al menos un puñado de excelentes canciones:
unas más rockanroleras: Money For Nothing con ese arranque
celestial y a toque de batería para por fin arrancar. Los teclados de Alan
Clark hacen gala de todo su esplendor en Walk
Of Life, sostienen el “bailarín” tema por encima de coros y la soterrada
voz principal; o la que cierra el trabajo y da título al disco: Brothers In Arms.
Otras son tempos
medios y esa voz cansina que arrastre toda la tonadilla, caso del inicial Sor Far Away y Why Worry.
Algunos registros te llevan por derroteros más
íntimos, buena sección de vientos para la nostálgica Your Latest Trick o Ride
Across The River. Luego hay cuestiones que me llegan más, la preciosa
maravilla en la que la voz de Knopfler se ve envuelta con su guitarra National
en The Man´s Too Strong, vientos
polvorientos de la América profunda y una deuda impagable con Ry Cooder.
Lp millonario en ventas, superando a sus
predecesores, aunque todos llegaron a discos de oro y doble platino en algunos
casos, este Brothers In Arms no tardó
en superar los 3 millones de copias despachados en poco tiempo. Como
curiosidad, fue publicado también en el nuevo formato de cd.
- Mark
Knopfler:
guitarra y voz
- John Illsley: bajo y coros
- Alan Clark: teclados
- Guy Fletcher: teclados y coros
- Terry
Williams:
batería
- Jack
Sonni:
guitarra
The Man´s Too Strong
La estrella que no
se apaga.- Consumido y disfrutado Brothers In Arms en su momento, con sus noches y días, no era
extraño que alguien en cualquier garito lo tuviese colocado en su plato como
banda sonora diaria, tenía una visión virtual de Dire Straits algo curiosa.
Sólo los había degustado en televisión, probablemente en el programa vespertino
de TVE : Aplauso, allá por los albores de finales de la década de los 70. Jamás en
directo que es cuando hay que saborear el plato, cuestión que no aconteció
hasta mediados de los 80, en un viejo campo de fútbol de barriada en Madrid, el
Ramón Valero de tan infaustos recuerdos en algunos acontecimientos precedentes.
Desempolvaron un repertorio clásico y conciso sin artilugios fatuos, directos y
concretos, con sonido a ratos desigual, sobre todo cuando Mark Knopfler se
volvía melancólico y preciso como un aguijón arañando su Stratocaster, canta con
sobriedad y puntea y acaricia sus guitarras con la sencillez de lo cotidiano.
He de comentar que asistir a cualquier evento de rock en esta época era puro
divertimiento, pero no exento de ciertas dosis de incertidumbre. Jinetes de policía, algún
atropello, palo en las costillas, malas miradas por las autoridades que se
supone están para protegerte y demás cuestiones, asistí a shows que en ocasiones
no acaban como uno deseaba. Con Dire Straits salió todo bien, pero lo de menos
era el grupo, lo peligroso era la entrada y a veces la salida.
En otro orden de
cosas, el sempiterno y austero Mark Knopfler seguía con sus colaboraciones,
quizás abrumado por el éxito masivo del grupo, lo que sabía era que aunque no
era oficial, al término del actual tour disolvió a Dire Straits y se dedicó a
hacer maravillas con sus guitarras en forma de colaboraciones.
Hay discos entrañables
que me gustaría reseñar, por ejemplo, con Notting Hillbillys se marca un
terremoto de sonidos y música de calidad en Missing…
Presumed
Having A Good Time – 1990 o con el maestro Chet Atkins: Neck And Neck – 1990. Podía permitirse esos lujos, su
estoicismo, no hay que olvidar que es hijo de un húngaro de origen judío, y
comunista claro, y de una maestra de escuela británica, y el propio Knopfler es
licenciado en Literatura inglesa, buscase en tocar algo muy simple, "el
placer de la música", y se niega en redondo a formar parte activa de un
negocio que te puede hacer olvidar lo principal, que es desde mi punto de
vista, para qué te dedicas a esto.
Cierto que los álbumes
de Dire Straits acumulan números estratosféricos en cuanto a ventas, pero
Knopfler quiere hacer buenos discos, y para ello debe de tener algo elemental:
buenas canciones. Nada mejor que desarrollarlas con gentes de su idea, los
ejemplos que he colocado líneas arriba sirven de escaparate para lo que afirmo.
No es nada extraño que con el grupo de nuevo reunido después de 6 largos años,
eche la vista atrás y recurra a sus raíces, y que el single de avanzadilla del
nuevo trabajo de Dire Straits sea Calling Elvis, tal vez por aquello de si no sabes de dónde vienes, nunca podrás
llegar a ningún sitio...
When It Comes To You
ON EVERY STREET .- Septiembre
de 1991.-
Con el sonido limpio y cristalino que nos tienen acostumbrados, los británicos se
marcan un trabajo encomiable, digno de entrar en los charts de ventas
masificados, en las emisoras de radio FM y las convencionales sin despeinarse.
No molestan, no agitan conciencias, simplemente recogen las esencias de sus
blues tranquilos, sus rocks espabilados como el inicial, Calling Elvis,
algunos más con la matraca típica del grupo, The Bug, Heavy Fuel;
los tempos medios en lo que son unos grandes maestros: On Every Street,
siguen la senda del gran JJ Cale: When It Comes To You. Otra vez el perfume
terroso de Ry Cooder, You And Your Friend. Los susurros, esa cancioncilla
que te musita a los oídos para que te sosiegues, tampoco falta, Fade To
Black o Iron Hand.
Knopfler
quiere acercarse más al lado folk o country, y por primera vez se incorpora una
steel guitar al sonido Straits , Paul Franklin, quien ya colaboró un año antes
con los Notting Hillbillies, está muy presente en este disco. On Every
Street es a lo que suena el grupo en el comienzo de la década de los 90,
este es su final del camino, no hay más nada de aquí en adelante. Aportación de
muchos músicos en apartados diversos para esta amalgama de colores, dando un
paso demasiado alejado de lo que nos tenían acostumbrados, ni siquiera la
Stratocaster de Mark Knopfler era la pieza sobre la que se angulaba este Lp.
Dire Straits se embarca en un largo tour.- Parece ser
que Mark Knopfler intuye que esto es el final del grupo como tal y decide poner
punto y final a una excelente carrera, pero agotada como banda, despidiéndose
por todo el planeta que les quisiera ver, escuchar y deleitarse con un buen
puñado de canciones atesoradas en los 6 Lp + Ep publicados.
On Every Street confirmó que es el líder de una de las bandas
más populares de las últimas dos décadas, que su rock cristalino y puro iba muy
alejado del underground, de calles estropeadas, cuerpos maltrechos y afines;
que su música era sencilla y ahí radicaba la parte del encantamiento de
serpientes que en los oyentes se producía, el ensalmo, la tonadilla, el buen
hacer, el constructor de hermosas tonadas tocadas en directo hasta el infinito,
quizás demasiado estiradas, pero para eso eran los shows, para alargar las
estrofas, los solos que se producían con su pulgar sobre las cuerdas de su
Fender Stratocaster.
Les esperaban
290 actuaciones por todo el mundo, 2 horas de música, dieciséis canciones (sólo
3 de su nuevo disco), y un sonido simplemente impecable. Esta es la actual
oferta de la banda británica, que cada vez apuesta con mayor descaro por alcanzar
el beneplácito de públicos adultos, metidos en el cesto del mainstream más
absoluto, pero de calidad. Acompañado KnopfIer sobre el escenario de 8 músicos
de auténtico lujo: John IlIsley (guitarra), Alan Clark (teclados), Guy Fletcher
(teclados), Chris White (saxo), Paul Franklin (guitarra de pedal), Phil Palmer
(guitarra), Chris Whitten (batería) y Danny Cummings (batería).
Con esta banda y en plena
fiestas de San Isidro los vi en el estadio Calderón, en la época en la que pasé
de estar en 1ª fila a ubicarme en senderos más tranquilos en la década de los
90, prismáticos en ristre para no perder detalles y estar más tranquilo. Las
masas me intranquilizan y aunque esto ya no era los finales de los 70 ni parte
de los salvajes 80, demasiados homínidos juntos y en ebullición pueden producir
una hecatombe. Mantengo un buen recuerdo de dicho concierto, aunque como suele
pasar, el 1º en el Ramón Valero del barrio proletario de Usera mantenga las
coordenadas de superior, más que nada por el olor a fritanga, policía a
caballo, menesterosos varios en busca de venderte cualquier cosa,¡ y que
quieren que les escriba!, la incertidumbre de no saber qué puede pasar 1 minuto
después, te mantenía alerta. Son sólo sensaciones.
Buen final para Dire
Straits, por eso figura en este blog, formó parte de mi epidermis durante el
periodo de rock que se propone figure en esta especie de memorias, las que
abarcan desde 1977 – 2000.
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