LA CAMPANÁ DEL POBRE







 Hace calor, y más al paso que vais. Deberíais de haber llegado ya, pero con féminas todo se retrasa. El asunto es que cuando enfiláis la calle de Las Monjas, Patrullero Mancuso abría la comitiva de un grupo heterogéneo de personal, que casi despavorido, creía que jamás llegaría a tiempo de refugiarse en las talanqueras de la Plaza de San Pedro.
 Allí, por delante y a modo de muletilla, los camilleros de La Cruz Roja abrían espacio seguidos de unas Damas de Honor, se supone que muy monas con Reina y todo, bandas en diagonal cruzando sus esbeltos esqueletos, y a su lado, como guardianes del Santo Grial, 3 beneméritos con caras arrugadas, sudorosas, no sé sabe si por el calor reinante, el uniforme o el agobio de personal que como hormigas unos van y otros vienen; el asunto es que Patrullero Mancuso se encuentra incómodo, como si esto fuese una carrera ciclista "hace la goma", ahora va delante, luego en medio y se descuelga el último.
 A tí ya no te da tiempo a seguir mirando, no hay espacio de tomarse un refresco en el Bobo, cuando llegáis a la entrada de La Plaza, todavía existe personal que espera para entrar a esa Campaná De Los Pobres a la que la autoridad pertinente deja entrar a todo el mundo, para ver un ratito al toro.
 Y mira que esto es barato, pero el incómodo de pillar asiento es evidente. O tienes los pies en vertical para no dañar al de delante o te clavan los mismos en los riñones, el escaso habitáculo es para párvulos, y esperar a que el asunto se descongestione, tampoco es menester..
 Desparramados por el recinto, véis al animal, que para sorpresa vuestra, mantiene el tipo con la boca cerrada, hasta que se produce un silencio general, en busca de algún aliciente extra, y éste se producirá en unos segundos, cuando Ripo I cita al astado como si espantase moscas de su cara, el tema es que debe de arrancar y no mirar, el toro, dices. Y lo hace a la velocidad adecuada, entonces Ripo II lo salta, tal cual, cayendo a las traseras del animal, que atónito se queda quieto, los segundos suficientes para que el mozo, todavía con el culo y sus zapatillas en la arena, mientras varios mariachis vociferan como exigiendo al astado que siga caminando hacia adelante, no sea que se dé la vuelta, sólo callan cuando el muchacho en cuestión, tras unos segundos angustiosos, se incorpora y corre hacia los barrotes. Gritos, aplausos, cientos de flashes de móviles y cámaras que ya se encontraban preparados para filmar, fotografiar... lo que fuera que hubiese sucedido.
 Cuando el astado sale por Las Cuatro Calles, aprovechas para ir al baño, donde te cruzas con Felipe Borrayo, que con cara de beodo, anda todo lo recto que puede y mueve la cabeza como las mangas del medidor de vientos de la carretera. Miccionado pues, observas dónde están las 2 féminas que te acompañan y que para más inri son familia tuya, una por elección y la otra venía incorporada con el ADN; ambas han ido juntas, en esa asociación de las damas de entrar y salir del baño en comandita.
 Esperas paciente, ahora que hace una década dejaste de correr por esas calles ¿ ibas a decir que te vieron crecer ? ¡Dejémoslo! A tu izquierda, en la barra., Felipe Borrayo coge otro botellín, arropado por sus primos Cuco y "el Morgan", que achispados, se mantienen erectos como mástiles de banderas. Llevan menos tiempo y cervezas que el primero, que entró a las 7.30 para ver el toro, y dejó a Meme Corrales, su mujer, esposa, etc;  en el tablado de la Plaza De San Pedro, que luego él iría, pero " se ha liao", y más con estos 2, que cuando vienen al pueblo lo hacen arrasando como el caballo de Atila. No termina un botellín y ya han pedido otra ronda. ¡Así no se puede!
 Ninguno de los 3 saldrá del tablado del Ayuntamiento Viejo, ¿ así se dice, no?, hasta que no se termine la lidia del toro, o sea, que lo han matado.Y llegaran a San Pedro, donde nada más verle Meme Corrales, exclama: amu amu, esti hombrí, ay como viene. No disimula Felipe Borrayo, ni el Cuco ni " el Morgan", que están tajados, pero lo terrible vendrá en el lento caminar hasta casa, bajando escaleras, cruzando la Plaza De La Paz, y lo peor no será la puñetera cuesta de los Karpint, sino, en esas noches del estío, encontrarte con tu suegra, que en comandita se hallará sentada al fresco en la puerta de su casa. Y en eso va pensando Felipe Borrayo cuando sus 2 primos se alejan por otra calle, también de Moscoso, y él se queda con Meme Corrales, que no sabe qué cara poner a sus vecinos. Y él se siente culpable en su niebla etílica, porque es consciente, de que ya no tiene edad.¡Coño, los próximos San Juanes le pillan con medio siglo cumplidos!
 Instalados en la Plaza De San Pedro casi una hora, habéis tenido la suerte de ver al astado 2 veces, y entre medias, os ha dado tiempo a ir al 27, tomar unas cervezas y sentados en unos bancos, observar las maniobras curiosas para ir al baño, sobre todo el sector femenino.
 Patrullero Mancuso ha podido por fin llegar a casa. Subir toda la Avenida, a pie, y cuando enfila por la calle Hernán Cortés, llegar a su hacienda, donde colocará los pies en una palangana con sal, mientras escucha la cantinela de Flora Castaneda, que hace las veces de esposa, mujer, compañera, etc; que le dice que debe de pedir vacaciones esta semana, que lleva muchos años en el cuerpo, a él le asalta la duda si se refiere a los 55 de su esqueleto o a los 25 del uniforme; pero a Patrullero Mancuso le da no se qué. Son pocos y aunque con refuerzos, doblan estos días. Total para qué, para ir a Punta Umbría, donde va medio pueblo en verano y el otro medio espera las fotos en el Facebook, Whatsapp o incluso Instagram, y dejar a los chicos solos. despendolados ¡Ni hablar! Calla y gesticula con su cabeza, afirma a todo que, sí.
 Recogidos en casa, os duchais y en una horita hacéis cola en un chiringuito del río, donde a la vera del Alagón, con mesa y todo, váis a pedir de cenar 6 comensales. Rato largo de charla, os ponéis al día, y luego, en la ciudad, buscareis acomodo para tomar unos copazos y hacer tiempo para el encierro.
 El Rollo, imposible, lo de quedarse en San Pedro con la contaminación acústica es un riesgo innecesario para la salud mental. Alguien propone El Norte, y aunque todo está cogido, una mesa se halla libre como una isla en el horizonte. Todo es cuestión de que las 3 féminas con sus mejores sonrisas hagan acopio de recoger sillas. ¿ Está ocupada, está ocupada? No pasan 2 minutos y una moza camarera os toma nota en un bloc de tablet de vuestro pedido, esquinados, parecéis extremos de fútbol pegados a la cal, pero oye, se está.
 Desbandada general a eso de las 3 cuando unas suben a una terraza para ver el encierro y otros 2, simplemente se diluyen en la maraña de trompetas, tambores, gentío múltiple, que acompaña a la Charanga. Tu te acomodas en el sitio habitual, metro más, metro menos, junto a la talanquera y esperas el asunto, que transcurrido todo sin percances que reseñar y previo cierto reagrupamiento, ahora sí, pararéis en el Bobo y de nuevo, seguiréis la costumbre de volver a La Campaná Del Pobre.


 Mario Rodríguez
 Rolingstonemario.com.-






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